CÁDIZ CASTELLANA
MEDICINA CASTELLANA. LA SANIDAD MILITAR
Para un mejor entendimiento de la medicina medieval podemos
recurrir al aforismo latino “ubi desinit phisicus, ibi medicus íncipit”. “donde
termina el filósofo natural, comienza el médico”. Ello pondrá de manifiesto la
relación existente entre la medicina y filosofía, entendida esta última como
ciencia y ocupándose de los principios de la naturaleza.1
El médico medieval emplea como métodos diagnósticos la
inspección del paciente y el examen de la orina. Se insiste mucho en la
importancia de la dieta como tratamiento de todo tipo de enfermedad. De este
modo; los caldos, los huevos, y la leche, constituirán la alimentación básica
que va a reparar la salud. La farmacopea estaba compuesta principalmente por
plantas que presentaban distintas propiedades, bien como laxantes,
astringentes, diaforéticas, o diuréticas. Pero muchos utilizaban procedimientos
mágicos como el recitar algunos versos elegidos para la preparación de los
medicamentos. Hay una mezcla de botica, alquimia y astrología.
La cirugía se empleaba en urgencias para tratar heridas,
fracturas, abscesos, y situaciones dolorosas. Los procedimientos quirúrgicos
eran: amputar, cortar, cauterizar y sangrar. La sangría era hecha por el
minitrante o maestro sangrador o bien por el barbero. Este último estaba además
capacitado para entablillar una fractura, reducir dislocación de articulaciones
o bien para extraer muelas. En ocasiones, se efectuaban intervenciones más importantes
como operación de cataratas, reducción de hernias o extracción de piedras de la
vejiga. Llegó a suturarse heridas con el empleo de cabello humano.2
El enfermo de la Edad Media podía disponer de tres tipos de
profesional sanitario: El médico universitario con formación galénica o
arabista; el cirujano o barbero, carente de formación universitaria; y el
curandero. En las ciudades la figura más importante era la del barbero que
hacia las funciones de cirujano menor y también aplicaba cataplasmas, empleaba
las plantas como medicina.
El conocimiento de la medicina se centraba básicamente en
textos griegos y romanos, guardados sobre todo en los monasterios. Los hospicios con el tiempo se
van transformando en los hospitales, los cuales son administrados por órdenes religiosas. Durante
esta Edad Media se produce la separación de la medicina y la cirugía. Los
cirujanos medievales utilizaban el vino como antiséptico y sustancias naturales
como anestésicos. Es el caso de la mandrágora, opio y cicuta.3
En la sanidad militar han aparecido los llamados “hombres
buenos” quienes curan y reparten el botín. Los apotecarios aparecen con Alfonso
X y tienen como misión acompañar a la tropa, llevando los ungüentos y las vendas. Con
Fernando III se había comenzado a emplear tiendas para heridos quienes en
anteriores ocasiones eran acogidos en conventos y posadas, y las órdenes
militares se van a encargar de esta labor.
La medicina militar naval había adquirido auge en el reino de
Aragón. Así, Pedro III en las ordenanzas de 1267 manifiesta que los cirujanos
son necesarios en tiempos de guerra y además precisa: “deben dormir en nuestras
tiendas o donde Nos estemos”. Los quiere “entendidos y prácticos” y que además embarquen
con los “instrumentos propios de su oficio” y con “medicinas buenas y frescas”.
Según algunos autores; la sanidad naval de Aragón en tiempos
de Jaime I y Jaime II, así como la de Castilla en tiempos de Alfonso X, fue
diseñada por Arnaldo de Vilanova4
quien fue un ilustre médico y teólogo nacido en Valencia, cursando estudios de
medicina en Barcelona, Montpelier y Salerno.
Las marinas de guerra de los diferentes reinos peninsulares
se habían constituido en torno a la galera porque esta aseguraba un instrumento
fundamental en los combates navales y las escuadras. A semejanza de los
enfrentamientos en tierra, precisaban un sistema de atención médico-quirúrgica
con el fin de cubrir la asistencia a las bajas producidas en estos combates. En
el reino de Aragón, en las ordenanzas redactadas por Bernardo de Cabrera en
1354 puede leerse: “El médico o cirujano, uno por galera, debe embarcar las
herramientas de su oficio, y tiene salario para cuatro meses, quince libras
barcelonesas”.5
En la organización sanitaria de las galeras estaba previsto
que hubiera una plaza de barbero y también otra para un cirujano. Habitualmente
solo estaba cubierta la primera, pero en determinadas circunstancias embarcaban
ambos en compañía de un médico y de un boticario. El barbero se encargaba de
rapar a navaja el pelo y las barbas de los remeros, estando auxiliados por unos
ayudantes llamados “barberotes” quienes eran reclutados entre forzados y
esclavos. También se encargaban del cuidado de heridos. Pero los cirujanos
también ejercían el oficio de barbero. Los médicos atendían a un conjunto de
galeras.
Se llegó a constituir los empleos de Protomédico, Cirujano
Mayor y Boticario de las galeras. El Protomédico era el encargado de examinar a
los aspirantes a médicos, cirujanos, boticarios y barberos de las galeras.6
En las partidas de Alfonso X se hace referencia a la higiene
naval. De este modo en la Partida II, título XIV, aparecen los siguientes
párrafos:
“… como deben ser guisados los navíos de homes et de armas
et viandas…” “ Et otrosi deben traer mucha vianda, así como vizcocho,
que es pan muy ligero de traer porque se cuece dos veces et dura mas que otro
et non daña; et deben levar carne salada, et legumbres, et queso, que son cosas
que muy poco dello gobierna mucho a los homes, et ajos et cebollas para
guardallos de corrompimento del aire de la mar et de las aguas dañadas que
beben…” “Otrosi deben levar agua dulce la mas que puedan…” ” …el vinagre deben
otrosi levar que es cosa que le templa en sus comeres et para beber con el agua
cundo hubiere gran sed…” “…la sidra et
el vino como quiera que los homes lo usan mucho, son cosas que embargan el
seso, lo que non conviene en ninguna manera a los que han de guerrear sobre el
mar…”7
En las ordenanzas navales de Aragón queda claro la misión del
personal de sanidad y se establece que “cuando una vez las galeras se embistan,
el cirujano o barbero y sus ayudantes deben hallarse bajo cubierta para el
auxilio de los heridos, con la estopa, vendas y herramientas…”8 Se habla de la necesidad de desembarcar los enfermos: “…E
non puede estar en la nao en tanto esté flaco…”9
A finales del siglo XIII aparecen las cofradías de los
navegantes con la misión de ayudar al marino necesitado y en especial aquellos
que no pueden continuar soportando la dura vida de la mar, bien por enfermedad,
edad o bien por alguna minusvalía contraída durante su profesión
No obstante, la Marina carecía de hospitales y los enfermos eran alojados
en casas particulares. Siguen apareciendo cofradías de la gente de mar como la
Cofradía de los Mareantes en Sevilla y toman el nombre de cofradías de la
Piedad y Caridad, en las que destacan los puertos de Cádiz y Cartagena. En la
Coruña aparece “El gremio de los mareantes”.10
1). Zuccolin, G. 2017.
2). Rodríguez Cabezas, A. Rodríguez Idígoras, Mª. I. 1996;
62.
3). Flores Ruiz et al. 2014; 29.
4). Foro Militar en Melilla. 2006. Campos Diez, Mª. S. 2012.
5). Gracia Rivas, M. 1995; 161.
6). Gracia Rivas, M. 1995; 157-178.
7). Clavijo y Clavijo, S. 1925; 15. Novo López, J.E. 1989;
27-28.
8). Clavijo y Clavijo, S. 1941; 23.
9). Clavijo y Clavijo, S. 1941; 23.
10). Novo López, J.E. 1989; 27-32.
BIBLOGRAFÍA
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Manuscrito medieval. Un profesor enseña a sus alumnos los aforismos hipocráticos. Medicina. La Historia de la curación. John Cule. "La Historia de la Medicina". 2002; 21
Hospital medieval. Medicina. La Historia de la curación. Ann Dally. "El desarollo de la Ciencia Médica Occidental". 2002; 49
Caballero de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. Orden de Malta o de Rodas
Luis de Caralt. El Diario de la Medicina. Barcelona. 1963; 99