CÁDIZ CASTELLANA
EJÉRCITO CASTELLANO
El monarca tenía la doble misión de dirigir y convocar al ejército,
constituyéndose de este modo en su jefe supremo. Exceptuando la milicia naval,
dicho ejército no era un cuerpo armado de forma permanente. Durante todo lo largo del agitado e incierto siglo XI
habían surgido las escogidas guarniciones de los castillos con la principal misión de encargarse de toda la vigilancia y guardar la seguridad.
A finales de la Baja Edad Media surgen las órdenes militares con la doble condición de institución religiosa y militar, desapareciendo las milicias señoriales y se mantienen siempre los mercenarios, pero junto al reclutamiento forzoso. Durante toda esta Baja Edad Media la estructura del ejército estaba formada por tropas a caballo que pertenecían a la nobleza y también tropas a pie o de infantería correspondiente a las clases sociales inferiores.
Los oficiales militares más
relevantes eran: Almirante, creado por Fernando III, encargado de la doble misión de la defensa y de la buena expansión marítima, constituyéndose de este modo en la máxima autoridad naval mientras que
el Condestable era el jefe supremo del ejército de tierra y podía actuar en
sustitución del Rey. También administraba justicia y le seguía el Mariscal.
En cuanto a la deseada composición del ejército nos encontramos con
los arqueros que podían disparar más de doce flechas por minuto y algunos
podían ir a caballo, desmontando antes de disparar. La caballería pesada como
fuerza ideal de choque y la caballería ligera en la que los jinetes llevaban menor
protección, consistiendo su finalidad principal en desplazarse con agilidad
sobre el territorio enemigo. Los ballesteros eran los que manejaban la
ballesta. Los peones llevaban fuertes corazas sobre el torso, generalmente de cuero
endurecido y podían estar reforzadas con placas de metal. Algunos, sobre todo
los más combatientes, llevaban escudo de mano. Los lanceros portando una
pequeña lanza.
MARINA MILITAR CASTELLANA
Debido a los repetidos ataques de la piratería que asolaba
las poblaciones costeras surge la necesidad de crearse una fuerza naval. A
finales del siglo XII y principios del XIII, una vez que las costas del norte
habían quedado limpias de piratas, se inicia una fuerte actividad comercial en
el Atlántico y se conceden fueros a las poblaciones costeras.
En el reinado de Fernando III comienzan las operaciones
navales importantes. Las naves castellanas intervienen en la conquista del
reino de Murcia y rendición de Cartagena en el año 1245. En la toma de Sevilla
en 1248. Estas dos conquistas proporcionan a la marina de Castilla el hecho de poseer
una fuerza marítima en el Mediterráneo y obtener de este modo una adecuada salida en el Atlántico a
través del Guadalquivir.
Alfonso X crea el almirantazgo con atribuciones al Almirante de Castilla. Crea atarazanas o arsenales para construir, guarecer y reparar navíos. Se manda traer madera de los mejores bosques. Se crea un cuerpo de oficiales llamados cómitres y cada uno de ellos estaban obligados a embarcar cinco hombres y algunas armas. En 1254 aparece la figura del almirante. El botín se repartía entre el rey y los tripulantes.
El Fuero de Sevilla habla de
la existencia de un barrio de la mar con jueces y fiscales, así como un
servicio militar de la mar. En 1272 fue creada la Orden de la Estrella u Orden
de Santa María de España, dedicada a los asuntos de la mar, como defensa de las
costas recién conquistadas y participación en la expansión africana. En 1280 se
integra en la Orden de Santiago. Además de la lucha contra los musulmanes en el
Estrecho de Gibraltar, la flota castellana proyecta acciones frente a Portugal,
Inglaterra y Aragón.
En la llamada “Batalla del Estrecho” quedó asegurada la
conexión entre el Mediterráneo y Atlántico que logra extender el comercio e
impide el desembarco de fuerzas musulmanas de refuerzo. La marina de Alfonso XI
conquista todas las plazas que controlan el Estrecho, comenzando por Gibraltar.
La flota fue aumentando. A las órdenes del almirante y
cómitres estaban los tripulantes y entre ellos los naocheros o pilotos,
encargados de conducir la embarcación, y los sobresalientes u hombres de armas
entre los que estaban los proeles y alieres, según el lugar que ocupaban en el
combate. Por debajo de ellos estaban los galeotes, remeros y soldados
embarcados.
Las embarcaciones eran la galera o galea y la nave o nao. Los
veleros eran naves, carracas, balleneras, pinazas y carabelas que eran propias
del Atlántico. Las embarcaciones mixtas propias del Mediterráneo eran galeras y
galeotas, taridas, saetías, serantes, leños y fustas.
Las armas empleadas podían ser objetos arrojadizos bien
lanzados a manos como dardos, piedras y saetas o con propulsores como las
ballestas. También se empleaban armas blancas como cuchillos, puñales, espadas,
hachas, lanzas o ferramiles. Empleaban distintos medios: cal para cegar al
enemigo, jabón para hacerle caer, fuego de alquitrán para quemar los navíos,
trancas con cadenas para prenderlos. Elementos de protección: lorigas,
lorigones, pespuntes, corazas, escudos, yelmos.
BIBLIOGRAFÍA
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www.reseachgate.net 19 de noviembre de 2015.
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, P."Soldados de un ejército medieval".
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NAUJOEL."El Ejército y su organización en la Edad Media".
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PIÑA RODRÍGUEZ, F.J. "La Marina de Guerra y su armamento en la Baja Edad Media: El caso de las coronas de Castilla y Aragón". Facultad de Humanidades de Albacete. Humanidades y Estudios Sociales, 2017.
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