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martes, 31 de diciembre de 2019

LOS REYES MAGOS


San Mateo, en su Evangelio, se refiere a unos misteriosos e innominados personajes orientales que vienen a adorar al Niño. Y podría interpretarse como una verdadera manera de exponer la misión universal de Jesucristo. Siguiendo esta reflexión del Padre Martín Descalzo, podemos continuar haciendo las siguientes consideraciones, según la obra de este ilustre sacerdote.
En la escena, no cabe la menor duda, que hay muchos datos históricos que reflejan las preocupaciones de la época. Pero la primera pregunta que nos haríamos es: ¿Quiénes eran y de donde venían? San Mateo comienza la narración diciendo: En los días del rey Herodes llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos (Mt 2,1). Pero nos haríamos algunas preguntas más: ¿De donde procedían exactamente? ¿Quienes y cuantos eran? ¿Que camino habían seguido? ¿Cuánto tardaron en el? ¿A que venían exactamente? ¿Eran o no judíos? Teniendo en cuenta que Mateo solo dice que “llegaron a Jerusalén” y “en los días de Herodes”, los demás datos hay que completarlos con hipótesis.
La palabra mago, utilizada por Mateo, era una palabra de origen ario que significa “grande” o “ilustre”. Primitivamente encontramos a magos en Media y Persia, formando parte de una casta sacerdotal muy respetada. Se dedicaban al culto religioso y además a las ciencias naturales, la medicina, y astrología.
Refiere Giuseppe Ricciotti, relator de la vida de Cristo, que entre los magos de Persia estaba difundido el conocimiento de la esperanza judía de un Rey-Mesías. Sin embargo, Mateo no aclara que fueran de Persia y dice siempre “de Oriente” y para los judíos de la época era la zona que quedaba más allá del Jordán.
Por otra parte; los padres más antiguos de la Iglesia, como san Clemente, san Justino, o Tertuliano, afirmaban que procedían de Arabia porque el incienso y la mirra ofrecidos al Niño eran productos arábigos. No obstante, estos productos no eran exclusivamente de aquella tierra. El célebre teólogo de Alejandría Orígenes dice que procedían de Caldea y otros dicen que de Etiopia. Los hay que afirman que de Egipto, India e incluso China. Es posible que debido a esta diversidad de orígenes, la leyenda los haga venir a cada uno de países distintos y como representantes de diversas razas  y religiones diversas.
El tono que emplea el Evangelio hace pensar que juntos tomaron la decisión de partir y también juntos realizaron el viaje. El Evangelio no les atribuye la categoría de reyes y el que la tradición cristiana comenzara a presentarlos con atributos reales habría que interpretarlo como una transposición del salmo 71: los reyes de Tarsis y de las islas ofrecerán dones; los reyes de Arabia y de Saba le traerán presentes. Isaías dice que todos los de Saba vendrán trayendo oro e incienso (Is 60,6).
La otra incógnita es si eran tres. El Evangelio no habla del número. Orígenes es el primero que habla de tres y probablemente se basa en que fueron tres los presentes ofrecidos al Niño. Los textos sirios y armenios hablan de doce y san Juan Crisóstomo acepta esta cifra. En las primeras representaciones de las catacumbas encontramos dos, en las de san Pedro y Marcelino, mientras que en las de Domitila encontramos cuatro. No obstante, la tradición y la leyenda fijaran el número de tres, encontrando algún apoyo en algunas consideraciones como tres personas en la Santísima Trinidad. Las edades de la vida dividida en tres etapas: juventud, virilidad y vejez. Tres distintas razas humanas…
¿Cómo se llamaban? El evangelista no refiere nombres. En el siglo VII aparece un manuscrito que se conserva en la Biblioteca nacional de Paris y les llama: Bithisarea, Melchior y Gathaspa. En el siglo IX se les da los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar.
En el siglo XII, san Beda recoge estos nombres y nos hace un retrato literario de estos tres personajes. El primero fue Melchor, viejo, cano, de barba y cabellos grises. El segundo tenía por nombre Gaspar y era joven, imberbe y rubio. El tercero negro, y totalmente barbado, se llamaba Baltasar.

BIBLIOGRAFÍA
MARTÍN DESCALZO, J.L. Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Ediciones Sígueme. Salamanca, 1998.     


 

"Oro, Incienso y Mirra" 
De un original pintado por Jan Sporek. Pintor con la Boca
Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie

lunes, 23 de diciembre de 2019

NAVIDAD 2019


Siguiendo al Padre Martín Descalzo hacemos las siguientes consideraciones: Cuando José y María llegaron a Belén, el paisaje que vieron sería el de un pequeño poblado de unas doscientas casas, aproximadamente, apiñadas sobre un cerro y bajo un sol ardiente, brillando con intensidad en un cielo azul. En torno a las casas, higueras que en aquella época del año estarían perdiendo sus hojas, las cuales quedaban coleccionadas en el suelo.
Todo hace indicar que la sagrada familia no tenía en Belén ningún pariente, amigo o conocido que les proporcionara albergue. Es posible que en la posada pudiera haber habido algún sitio en algún cobertizo pegado a uno de sus muros, pero el problema estaría en buscar lugar adecuado para una mujer próxima a dar a luz. Probablemente, el propio posadero indicara a José alguna gruta abandonada, de las que se usaba para guardar el ganado. Dice San Lucas: Y estando allí, se cumplieron los días de su parto. (Lc 2,5).  Por lo tanto, este no ocurriría la misma noche de llegada, sino algún día después.
Fue casi seguramente de noche. Haría el fresco nocturno propio de los países cálidos que sin llegar al frío intenso, obliga a encender hogueras. Nos imaginamos a José encendiendo algún fuego, fuera de la gruta, con el fin de calentar agua y algún caldo. María, mientras tanto, quedaría sola y la cueva estaría casi a oscuras, iluminada sola por débiles candiles.
San Lucas nos refiere con pudor y también con precisión: Se cumplieron los días de su parto y dio a luz a su hijo primogénito y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre. (Luc 2, 6-7). No hubiera realizado la parturienta estas acciones de haber habido allí alguien más.
San Jerónimo dice: Jesús se desprendió de ella como el fruto maduro se separa de su rama que le ha comunicado su savia, sin esfuerzo, sin angustia, sin agotamiento.

BIBLIOGRAFÍA
MARTÍN DESCALZO, J.L. Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Ediciones Sígueme. Salamanca, 1998.


Portal de Belén. Original pintado con la boca por: MARIUSZ  MACZKA.
Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie. 


lunes, 16 de diciembre de 2019

EL DESTRUCTOR "LÁNGARA" (D-64) EN JACKSONVILLE.

1973.
Noviembre. El día 7 se sale a la mar para realizar ejercicios, regresándose el 8. El día 12 se sale de Norfolk para Charleston, donde se entra el día 13. Se deja la munición y se sale el 15. El día 16 se entra en la Base Naval de  Mayport. El 19 se sale de este puerto para Jacksonville, en donde se entra en el mismo día, atracándose en los Astilleros llamados Shipyard INC. , con el fin de realizar las reparaciones precisas.
Diciembre. Realizando obras en los astilleros.
1974.
Enero. Febrero. Marzo. Abril. Continúan las reparaciones en Jacksonville Shipyard INC.
Mayo. El día 9 se sale del Shipyard para dirigirnos a la Base Naval de Mayport. El día 13 se sale a la mar con objeto de efectuar las pruebas de mar, regresándose a puerto el mismo día. El 27 se vuelve a salir con los destructores “Mendez Núñez” y “Blas de Lezo”, realizándose ejercicios de escuadrilla. Se entra en puerto el día 29.
Jacksonville se encuentra situado en el condado de Duval, en el estado de Florida, al norte de San Agustín, antigua capital española de la Florida. Población diversa con mayoría de blancos pero también con un porcentaje importante de afroamericanos y en menor proporción indígenas, asiáticos, isleños del Pacífico, otra descendencia y mestizos. Un porcentaje importante de hispanos, muchos de ellos exiliados cubanos. Cuenta con un gran número de universidades. Tiene las playas de la isla barrera; Jacksonville Beach y Neptune Beach. El clima templado y cálido de la región, en la mayor parte del año, hace posible visitar estas largas playas en donde llamaba la atención el gran número de automóviles circulando por ellas.
El río St. Johns es el más largo de la Florida y pasa por la ciudad, antes de desembocar en el Océano Atlántico. En este rio se encontraba el Shipyard o Astillero, acreditado en reparación de buques de guerra de la marina americana. Las obras se preveían largas pero se iban prolongando cada vez más.
Llamaba la atención la gran cantidad de templos situados en una misma calle. Era la conocida por “calle de las iglesias”. Junto a un buen número de iglesias protestantes y de otras religiones, se encontraba la Iglesia de la Inmaculada Concepción, hoy Basílica. Perteneciente a la diócesis de San Agustín, fue construida en 1910. Hoy ocupa el número 121 de Oriente Duval Street. En aquel tiempo se encontraba atendida por un párroco, un coadjutor, y un sacerdote agregado, el cual era danés, con carácter misional. Solíamos acudir a la Misa dominical, en las mañanas. El párroco que era conocido por sus feligreses como “monsiñor” y hablaba un perfecto castellano pues había realizado estudios en Salamanca; organizó junto a un sacerdote español, natural de Murcia, el padre Conesa que estaba destacado en la región, y el capellán de la Escuadrilla, llegado en el mes de Febrero, unos ejercicios espirituales al aproximarse la Semana Santa, dirigidos a las dotaciones de los tres buques.
Se organizaron cursos de inglés, dirigidos por profesores americanos. Algunos aprovechamos excursiones a la antigua ciudad española de San Agustín o a Disney Word Orlando, en fines de semana, bien por cuenta propia u organizadas  por el barco.
La ciudad contaba con grandes cines, en uno de ellos se estrenó la película “El Exorcista”. También había grandes centros comerciales. Restaurantes como el Brewmaster, donde se servía enormes filetes de carne, acompañados de una guarnición de patata asada con mantequilla o bien champiñones. Además un exquisito vino de California. La Base Naval de Mayport contaba con un club naval, donde se podía comer o tomar una bebida.
Hubo actividades recreativas como torneo de fútbol con la participación de equipos de cada dotación.   
En la estación naval aérea había un hospital grande, donde eran atendidos pacientes de las tres dotaciones que requerían asistencia hospitalaria o empleo de pruebas complementarias de radiodiagnóstico, laboratorio, o pasar a consulta de especialista. También había una buena farmacia donde se adquirían la medicación prescrita. El barco contaba con un automóvil para traslado del personal y otras veces se utilizaba un autobús de línea.
Se creó una prensa local  llamada America´s Time, donde se trataba temas relacionados con noticias locales, de España y del extranjero, temas económicos, deportivos, etc. Hubo un apartado dedicado a primeros auxilios.
En el mes de febrero se completó las dotaciones de los tres buques con la llegada de nuevo personal desde España, viajando en el “Galicia”. Llegó el jefe de escuadrilla y su plana mayor.



BIBLIOGRAFÍA                                                                                                             
HOJA DE SERVICIOS de un oficial médico.Años 1973 y 1974.
RELATO PROPIO.
WIKIPEDIA. “Jacksonville (Florida) wikipedia.org/wiki. 8 de noviembre de 2019.






Portadas y distintos números de la revista de a bordo, America´s Time. 

martes, 10 de diciembre de 2019

EL DESTRUCTOR "LÁNGARA" (D-64)



Había pertenecido a la Marina de Guerra de Estados Unidos, cuyo nombre era “Leary”. Era un destructor de la clase Gearing y su nombre fue en honor del teniente de Navío de la Reserva Naval Clarence Frederick Leary, natural de Fowey, en Inglaterra. Su familia había emigrado a Estados Unidos. En la Primera Guerra Mundial, sirvió en la American Navy, como teniente de navío de la reserva naval. Era el segundo de a bordo del buque USS Carter Hall . Al declararse en la bodega de la embarcación un incendio, acudió para auxiliar al personal que se encontraba atrapado, sufriendo importantes quemaduras que junto a la inhalación de humo, fueron causa de su muerte. Fue un 20 de julio de 1918. Fue galardonado, a título póstumo, con la Cruz de la Armada. Hubo dos buques en su honor; USS Leary (DD-158), de la clase Wickes, construido en 1918, participando en la Segunda Guerra Mundial, prestando servicios hasta 1943. El otro buque es el que tratamos. Construido en los astilleros Consolidated Steel Corporation de Orange, Texas. Fue botado el 20 de enero de 1945 y el 7 de mayo del mismo año fue asignado a la Marina de Estados Unidos como DD-879. En 1949 cambia a DDR-879. El 31 de octubre de 1973, causa baja, cedido a España, donde se le da de alta con el nombre de Destructor “Lángara” (D-64). En 1978 es vendido oficialmente a España. En 1992 causa baja en la Armada española, y entregado al desguace. Formó parte de la 11ª Escuadrilla de escoltas.
El nombre de nuestro destructor se debe a Juan de Lángara y Huarte, nacido en La Coruña en 1736 y fallecido en Madrid en 1806. Marino militar, matemático y cartógrafo. Fue Ministro de Marina y Director General de la Armada durante el reinado de Carlos IV. Se formó en la Escuela Naval de Cádiz, donde había ingresado el día 1 de mayo de 1750, a la edad de 14 años.
Al “Lángara” le acompañaron en la ocasión dos destructores más. El USS O´Hare (DD/DDR-889), construido en los mismos astilleros y en el mismo año, que tomará el nombre de “Méndez Núñez”, en honor del ilustre marino español Casto Méndez Núñez. El otro buque al que nos referimos es el USS Noa (DD-841), construido en los astilleros Bath Iron Works Co, Bath, Maine, en 1945. Tomará el nombre de “Blas de Lezo”, correspondiente al también marino ilustre Blas de Lezo y Olavarrieta.  
Año 1973.
Septiembre. El día 20, las dotaciones concentradas en la  Estación  Naval de la Graña, en Ferrol, abandonan el acuartelamiento para embarcar, en el puerto de esta localidad, en el T.A. “Aragón” y dirigirse a Norfolk, VA. Estados Unidos.
Octubre. El día 1 el T.A. “Aragón” atraca en Norfolk, V.A. Transcurre el mes realizando prácticas y reconocimiento del destino a bordo del Destructor “Leary” (DD-879). El día 31 tiene lugar la transferencia del Destructor “Leary” a la Armada española. Recibe el nombre de “Lángara” (D-64).

Durante el tiempo de permanencia en la Graña, se practicó reconocimiento médico de las dotaciones por parte del oficial médico del destino. Las pruebas complementarias, en caso necesario, de radiodiagnóstico  y laboratorio, corrió a cargo de los servicios del Hospital de Marina de Ferrol, así como consultas de especialidad. Para ello, se estableció contacto con la Jefatura de Sanidad del Departamento y con la Dirección del hospital. Se estableció comunicación con Sanidad Exterior para tratar de las vacunaciones reglamentarias para este tipo de viaje a Estados Unidos y estancia en el país. Hubo que vacunar a las dotaciones con varias vacunas.
El 20 de septiembre, las dotaciones embarcadas en el T.A. "Aragón" abandonaban el Arsenal de Marina de Ferrol. En el muelle quedaba numeroso público, entre familiares y amigos, para despedir aquella expedición y mientras el "Aragón" soltaba amarras y se dirigía a la desembocadura de la ría para enfilar el Atlántico, sonaban las sirenas del resto de las embarcaciones atracadas en señal de despedida. 
La navegación transcurría, mejor para unos que para otros. Estos últimos, los menos acostumbrados a los buques grandes y más lentos, sufrían los efectos del mareo. El servicio de sanidad del "Aragón" se componía de dos oficiales médicos (capitán y teniente), dos suboficiales sanitarios (subteniente y  brigada), y varios enfermeros. A este personal se unió en la ocasión los servicios sanitarios de las  tres dotaciones transportadas, compuestos por un teniente médico y un brigada sanitario por cada una de ellas.
La travesía transcurría con normalidad, se impartió un curso breve  de inglés a través de un altavoz, dirigido por un oficial del buque. Hubo algunas actividades recreativas en cubierta. Pero un día, a mitad del viaje, la mar comenzó a ponerse revuelta para llegar a establecerse un fuerte temporal. El balanceo de babor a estribor que daba el navío ponía los bellos de punta para los que no estaban acostumbrados a navegar. Era difícil comer y apenas se podía dormir. Hubo que alterar el rumbo para resistir las embestidas de la mar. Afortunadamente, al poco tiempo fue amainando el temporal y se pudo por fin recuperar el rumbo.
El día anterior al de la prevista llegada, el "Aragón" se encuentra ya frente a la costa americana y se fondea. Después de llevarse a cabo la identificación por parte de la seguridad de la Marina americana, mediante avión y submarino situado a la entrada de la Base, el "Aragón" permanece fondeado a la espera de que amanezca el siguiente día y se reciba una orden de entrada. Algunas embarcaciones de recreo pasan por proa y popa, y saludan afectuosamente. Es Domingo y el capellán oficia la Misa dominical. En la homilía habla de América y algunas de sus desconocidas costumbres, alertando a la juventud, sobre todo, el peligro de romper con muchas de nuestras tradiciones que con tanto cariño y responsabilidad transmitieron nuestros mayores. 
El siguiente día es Lunes y los remolcadores de la Navy nos conducen, a través de de una especie de canales, hasta la Base Naval de Norfolk.           

 
BIBLIOGRAFÍA                                                                                                                        
 HOJA DE SERVICIOS de un oficial médico. Año 1973.
 RELATO PROPIO.
WIKIPEDIA. “USS Leary" (DD-879), wikipedia.org/wiki. 15 de septiembre de 2019.
WIKIPEDIA. “USS Leary” (DD-158), wikipedia.org/wiki. 4 de octubre de 2019.
WIKIPEDIA. “Juan de Lángara”, wikipedia.org/wiki. 12 de noviembre de 2019.


Destructores "Leary" y "O´Hare" atracados en la Base Naval de Norfolk. Ceremonia de entrega a la Armada española del Destructor "Lángara" que termina con izado de la bandera de España en la popa del buque. Archivo particular.


lunes, 2 de diciembre de 2019

ORACIÓN POR LA VIDA




SÍ A LA VIDA DE TODOS

provida@providamariana.es                                                Juan Pablo II



lunes, 25 de noviembre de 2019

EPOC XI



Resumen de la EPOC. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Es una enfermedad crónica inflamatoria del pulmón, con obstrucción al flujo de aire.
Síntomas:
Dificultad para respirar o disnea.
Tos
Expectoración por producción de gran cantidad de moco.
Sibilancias al respirar, en muchas ocasiones.
Comprende:
Bronquitis crónica obstructiva. Inflamación del revestimiento de los bronquios.
Enfisema pulmonar. Afectación de los alvéolos, situados en el  extremo distal de las vías aéreas de pequeño calibre o bronquiolos, llegándose a la ruptura de dichos alvéolos.
Causas:
Fundamentalmente la exposición al humo del tabaco. También la contaminación ambiental y la exposición al polvo, distintos humos y vapores. Factores genéticos e infecciones adquiridas durante la infancia.




GRUPO MENARINI






martes, 10 de septiembre de 2019

BENDICIÓN DEL MAR EN EL ARSENAL DE CÁDIZ. ARMADA ESPAÑOLA.



ARSENAL DE CÁDIZ. LA CARRACA. Junio de 2019.



Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Arsenal de la Carraca. San Fernando. Lámina del antiguo Departamento Marítimo de Cádiz,

lunes, 2 de septiembre de 2019

BEATO MARCELO SPÍNOLA. FAVORES/ TESTIMONIOS



ESCLAVAS DEL DIVINO CORAZÓN. Madrid y Sevilla.
PARROQUIA VATICANA Y CASTRENSE DE SAN FRANCISCO. San Fernando (Cádiz).


Mitra que perteneció al Beato Marcelo Spínola. Capilla bautismal de la Iglesia Vaticana y Castrense de San Francisco. San Fernando (Cádiz).

Talla que representa al Beato. Obra del escultor isleño Alfonso Berraquero. Capilla bautismal antes citada.

jueves, 29 de agosto de 2019

BEATO MARCELO SPÍNOLA. AFABILIDAD.







ESCLAVAS DEL DIVINO CORAZÓN. Madrid y Sevilla.
PARROQUIA VATICANA Y CASTRENSE DE SAN FRANCISCO. San Fernando (Cádiz).


Cuadro que representa al Beato Marcelo Spínola. Fachada exterior de la Iglesia Vaticana y Castrense de San Francisco. San Fernando (Cádiz).


Fachada exterior de la casa donde nació Marcelo Spínola. Antigua calle Comedias. Hoy Lope de Vega. San Fernando (Cádiz). Junto al portal, podemos observar la placa conmemorativa.

jueves, 22 de agosto de 2019

BEATO MARCELO SPÍNOLA Y MAESTRE.



ESCLAVAS DEL DIVINO CORAZÓN. Madrid y Sevilla.
PARROQUIA VATICANA Y CASTRENSE DE SAN FRANCISCO. San Fernando (Cádiz)


Pila bautismal donde fue bautizado Marcelo Spínola. Parroquia Vaticana y Castrense de San Francisco. 
San Fernando (Cádiz).

Placa conmemorativa del bautismo del beato. Capilla bautismal de la parroquia anteriormente citada.

lunes, 5 de agosto de 2019

HERMANA MARÍA CRISTINA DE JESÚS SACRAMENTADO.







POSTULACIÓN GENERAL DE LOS CARMELITAS DESCALZOS. Corso d´Italia. Roma, 1996.
MADRES CARMELITAS DESCALZAS.  Boletín  Informativo Nº 14. San Fernando (Cádiz). Año 2019.







martes, 30 de julio de 2019

REFLEXIÓN DE UN OFICIAL MÉDICO DE LA ARMADA ESPAÑOLA DE FINALES DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX SOBRE LA ASISTENCIA MÉDICA EN LOS BUQUES DE GUERRA.


La experiencia vivida por el médico primero Juan Redondo Godino en el combate naval de Cavite, el día 1 de mayo de 1898, embarcado en el crucero Isla de Cuba, le llevará en 1904 a hacer una reflexión sobre la enfermería de combate y la asistencia médico-quirúrgica en la contienda, de la que podemos resumir los puntos más importantes.
En los últimos años se había cambiado de forma radical los servicios sanitarios en los buques; los antiguos navíos de línea y las fragatas de vela tenían mejor cubiertas las necesidades médicas y quirúrgicas que los acorazados y cruceros posteriores, y cuando un buque no tiene enfermería de combate, hay que improvisarla. En cambio, en la guerra todo tiene que estar previsto y ordenado con mucha anticipación, siendo este un asunto de tanta importancia que merece un estudio especial y una reglamentación apropiada. Las enfermerías de combate deben reunir tres requisitos esenciales:
 Situación estratégica que asegure una buena conducción de heridos.
Estar a cubierto de los fuegos enemigos.
Comunicación propia con baterías y cubiertas.
Se debe establecer varias enfermerías, así como aumentar el personal sanitario porque es insuficiente. La enfermería de combate debe ser para curas y cirugía de urgencia y el verdadero trabajo quirúrgico debe quedar para una vez finalizado el combate, en una enfermería ordinaria con sala de operaciones condicionadas. 
Sobre todo, una escuadra debe disponer de un buque hospital para cubrir esta necesidad.
En la enfermería de combate debe quedar en sitio resguardado el material quirúrgico y de curación para evitar ser destruido. Las cajas de curas repartidas por distintos puntos del buque no tienen valor, porque sólo pueden ser utilizadas por los médicos y practicantes.
Las enfermerías de combate deben quedar protegidas por la coraza del buque; alumbrada, ventilada y disponer de gran cantidad de agua potable. La capacidad de esta enfermería debe ser proporcional a la dotación del buque para que un 10% de esta pueda tener alojamiento en ella. Por la enfermería no debe pasar tubo de vapor ni aparato conductor de pólvora. Comunicación propia y apropiada con las partes superiores del barco con el fin de que pueda asegurarse una fácil conducción de los heridos, no debiéndose emplear los ascensores de municiones.
De este modo, las enfermerías de combate deben entrar en el plan de construcción del buque, siendo  proyectadas y distribuidas al mismo tiempo que se proyectan y distribuyen las distintas dependencias.

 
*). Roca Núñez et al, pp. 118-119.

BIBLIOGRAFÍA.
Redondo Godino, J. “Combate naval de Cavite: Impresiones de un médico”. Revista General de Marina. Madrid, abril, 1904.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez  Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 






Fragata Triunfo. Pintura de Bastida. Roca Núñez et al, p.94.

martes, 23 de julio de 2019

LA SANIDAD DE LA ARMADA ESPAÑOLA EN LAS EPIDEMIAS DE CÓLERA Y MALARIA DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.

El cólera, oriundo de la India, penetra en Portugal procedente de Rusia, cerca de la mitad del siglo XIX. En España, se van a afectar aquellas provincias y regiones fronterizas; como Vigo, Extremadura y Huelva, y en la primera guerra carlista, las tropas combatientes contribuyen a distribuirlo por todo el territorio peninsular. Después, hubo varios brotes a lo largo del siglo. Se vio más tarde que la bacteria vibrio cholerae era capaz de producir una infección intestinal cuando penetraba en el organismo a través del agua y alimentos contaminados. El cuadro clínico consiste en dolor abdominal, acompañado de una diarrea acuosa y abundante, hasta 40 deposiciones diarias de un color blanquecino y con pequeños gránulos; “agua de arroz”, con vómitos, llevando todo ello a la perdida de iones, fosfatos y bicarbonatos. Se llega a la deshidratación, si no existen remedios adecuados, con un cuadro de shock, manifestado por hipotensión y oliguria; conduciendo a la muerte.
En la epidemia de cólera de esta época también pagan con su vida varios médicos de la Armada. Es el caso de Guillermo Gómez Nieto, natural del Puerto de Santa María, en Cádiz, siendo segundo médico de la División Naval del Sur en la zona de Zamboanga, durante el verano de 1882. Atendiendo a los enfermos afectados de cólera, contrae la enfermedad y a pesar de ello continúa prestando asistencia hasta que empeora y fallece el día 20 de julio de ese año. En un boletín de Medicina Naval de 1883, su compañero Benito Francia le dedica el siguiente epitafio: Murió curando. El Comandante General de Filipinas en escrito al Ministro de Marina, el 7 de agosto de 1882, expone: Con el más profundo dolor tengo la honra de participar a V.S. que a las once de la mañana del día de hoy 20 de julio ha fallecido de cólera asiático el médico segundo de la División Naval del Sur Don Guillermo Gómez Nieto, víctima de su abnegación y de su celo, llevados a un grado eminentemente heroico en el cumplimiento de sus deberes; también cumplo a mi deber hacer presente a V.S. que enfermo hacia algunos días, este brillante oficial médico de la Armada, continuó en su puesto, sin querer darse de baja, hasta ser acometido con rudo golpe de la misma epidemia que con tanta decisión, energía y caridad venia combatiendo. Mientras que el primer médico Joaquín Lorente y Aspiazu; a bordo del Patiño, un transporte de tropas habilitado como enfermería flotante, atiende a los enfermos de la epidemia colérica y por su actuación se le conceden la Cruz Blanca y la Cruz Roja del Mérito Naval. 
En 1865, Manuel Chesio que después fue Inspector General, intervino en abortar una epidemia a bordo del Vulcano que transportaba tropas, siendo recompensado por ello con las cruces de Epidemia y de Beneficencia. En 1885, Vicente Cabello Bruller se pone al frente del Hospital de Coléricos de Pueblo Nuevo del Mar en la provincia de Valencia, fundado por el Comandante de Marina de esta localidad. 
No podemos olvidar un brote epidémico que se declara en Cartagena en ese mismo año. La primera víctima fue una mujer ingresada en la Casa de la Misericordia, el día 13 de junio de aquella fecha. A raíz de ello se cerró la ciudad y se colocó centinelas en el recinto amurallado, se fumigaban viajeros y equipajes que pretendían entrar en la ciudad, quedando después un tiempo en observación. Se crea una Junta de Sanidad con un servicio médico constituido por cuatro facultativos titulares más otros tres escogidos. Se establece un hospital provisional de coléricos en la Iglesia de San Diego, junto a la casa de la Misericordia. Este hospital va a disponer de tres salas; para mujeres, hombres, y convalecientes de ambos sexos, y otra sala para casos dudosos que deben quedar en observación. Habrá un servicio de guardias para visitas domiciliarias y una brigada de camilleros para el traslado de enfermos al hospital, constituida por presidiarios. El director es el médico Arturo Massoti que además se hará cargo de la farmacia. Le acompaña un practicante, dos hermanas del asilo de la Misericordia, dos mozos de servicio, un administrador, dos cocineros y un capellán. Los medicamentos proceden del Hospital de la Caridad. Se detecta un brote en el cañonero Toledo, atracado en el muelle de Portmán, y después aparecen cuatro focos más; los tres primeros corresponden a distintos barrios de la ciudad y el último tiene lugar en el presidio que después de ser controlado, a los ocho días aparece un rebrote. Es cuando el comandante del penal solicita auxilio al capitán general del Departamento. El inspector de sanidad del Departamento, Félix Echauz y Guinart, organiza la asistencia médica, creando un hospital militar provisional en el Castillo de Despeñaperros, situado en unos de los cerros de la ciudad, pero al ser insuficiente se recurre al cuartel de Antiguones o Antigones. Al comienzo se dispone de un médico mayor para visitas y dos médicos segundos para guardias, a los que se le van agregando algunos facultativos más del hospital y del departamento, así como practicantes y personal de enfermería. Como director de este hospital provisional; el médico mayor Luis Gutiérrez Gamba, acompañado por una serie de médicos que encontramos en la siguiente relación:
Médico mayor Juan M. López Pérez. Médicos primeros: José Vega Elorduy, Enrique Nogués Polo, Antonio Cachá Arcolla, Federico Bassa Nicolau y Galo Calvo-Rayo García. Médicos segundos: Federico Montaldo Peró, Luis Vidal Teruel, José Botella Martínez, Miguel Peña Gálvez y Venancio Almazán García. Como coordinadores van a actuar: el subinspector de primera González Briones y el subinspector de segunda Joaquín M. Abella.
 En Guinea, el enemigo epidémico era el paludismo, al ser África una zona endémica, pero también había casos en América. El paludismo o malaria es una enfermedad causada por parásitos del género plasmodium, existiendo varias especies: P. falciparum, P. vivax, P. malariae, P. ovale o P. Knowlesi. Los tres primeros son frecuentes en el continente americano. La transmisión se realiza por diversas especies del mosquito Anopheles, aunque solo pican las hembras porque precisan alimentarse de sangre para madurar los huevos. El médico militar francés; Charles Louis Alphonse Laveran, en Argelia, descubrió parásitos en el interior de los glóbulos rojos de las personas infectadas. El cuadro clínico puede empezar con fiebre, escalofríos, cefaleas y sudoración, pudiéndose acompañar de nauseas, vómitos, tos, dolores musculares, o ser más alarmante con trastornos de la coagulación diversos; heces sanguinolentas, o aparecer de inmediato una ictericia. Al final; se puede llegar a un estado de shock con insuficiencia hepática y renal, trastornos neurológicos graves por afectación del sistema nervioso central y coma. Se denominó fiebre perniciosa o acceso pernicioso a una forma clínica grave y mortal de la enfermedad. Con motivo de un acceso de este tipo, el médico segundo  Ricardo Cordón, en el año 1891, se ahogó en la bahía de Santa Isabel, al arrojarse al mar durante una crisis delirante en el transcurso de la fiebre.

*). Roca Núñez et al, 88, 89, 90.

BIBLIOGRAFÍA.
Clavijo y Clavijo, S. Historia del Cuerpo Militar de Sanidad de la Armada. San Fernando. Tipografía de Fernando Espín Peña, 1925.
Gracia Rivas, M. La Sanidad Naval española. Historia y evolución. E. N. Bazán. Barcelona, 1995.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁND  EnEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martinez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
SÁEZ Gómez J. M. et al. “La epidemia de cólera de 1895 en Cartagena a través de la obra de Federico Montaldo y Peró”. Universidad de Murcia. Dialnet.
WIKIPEDIA. "Malaria". wikipedia.org/wiki/Malaria. 3 de julio de 2019.

Fachada del antiguo Hospital de Marina de Cartagena. Salvador Clavijo. La trayectoria hospitalaria de la Armada española. Fig. 45, p. 153.

lunes, 15 de julio de 2019

LA SANIDAD DE LA ARMADA ESPAÑOLA EN LAS EPIDEMIAS DE FIEBRE AMARILLA EN EL SIGLO XIX.


Los cuatro jinetes del Apocalipsis, como nos recordara el ilustre escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, van a estar presentes entre el personal de los ejércitos de tierra y mar de la época, pero con algunos matices. La peste como representativa de las epidemias y enfermedades en general, va a dejar su protagonismo a la fiebre amarilla y cólera mientras que la guerra que es seguida de los otros dos jinetes; el hambre y la muerte, se acompaña de otro nuevo que es el naufragio en la Armada. Vamos a contemplar por separado todos estos factores.
En ultramar era endémico, el llamado vómito negro que había llegado al continente americano procedente de África, a través de la esclavitud. En el siglo XVIII, los buques procedentes de América habían extendido el contagio por la península, comenzando por Cádiz y Málaga. Curiosamente, en alguna ocasión se presentó la enfermedad coincidiendo con la aparición de la guerra como anunciando que los demás “jinetes” llegarían a continuación. Así, en la epidemia de 1800 que afectó a Cádiz y resto de Andalucía para pasar posteriormente a otras regiones de España, llega poco antes del desastre de Trafalgar. Habrá un nuevo brote pocos años después, en 1810, en pleno asedio francés a Cádiz e Isla de León. 
Unos años más tarde, en 1833, Carlos Juan Finlay, médico hispano-cubano, formado en Estados Unidos, descubrirá el papel del mosquito Culex fasciatus que era como primitivamente se denominaba el Aedes aegypti; en la transmisión de la enfermedad. Lógicamente, conocido este mecanismo; el panorama mejoró, pues ya se podían tomar medidas preventivas. A pesar de ello, la fiebre amarilla continuaba haciendo estragos. Cuando se descubrió el virus causal, se pudo disponer de una vacuna para la profilaxis. La enfermedad después de un periodo de incubación de 3 a 7 días, comienza con un cuadro de fiebre elevada, escalofríos y cefaleas que puede acompañarse de mialgias, náuseas y vómitos. En pocas ocasiones, queda aquí toda la sintomatología para desaparecer de 1 a 3 días sin dejar complicaciones. Esta sería la forma leve de la enfermedad pero en la forma clásica o grave, después de este periodo inicial, en el que también puede haber hemorragias manifestadas como epistaxis y gingivorragia, se produce un descenso febril para aparecer la fiebre de nuevo, acompañada de ictericia; encontrándonos a continuación con una insuficiencia hepática y renal, continuando grandes hemorragias con hematemesis (vómitos de sangre), siendo la sangre; coagulada y de color negro. De aquí, el nombre de vómito negro que se da a la fiebre amarilla con su ictericia. Finalmente: llega la muerte.
La fiebre amarilla había afectado siempre a los médicos de la Armada que luchaban contra ella. A principios de siglo, fallecieron en Cádiz; Domingo Vidal, cirujano mayor que se había hecho cargo de la dirección del Colegio de Cirugía de la Armada, el catedrático de Botánica del Colegio Francisco de Arjona y 24 colegiales. En la segunda mitad del siglo XIX, el jefe de sanidad del Apostadero de la Habana, Juan Antonio López Pérez, muere a consecuencia de la enfermedad y más tarde lo hará el primer médico Luis Ferrer González.

Roca Núñez  et al, pp. 87-88.

BIBLIOGRAFÍA.
Blanco Villero, J. M. Sinopsis de la epidemia de fiebre amarilla de 1800 en Cádiz y su provincia con una referencia a Sevilla y Filadelfia”. Salud y Enfermedad en los tiempos de las Cortes de Cádiz. Crónica sanitaria de un Bicentenario. Blanco Villero y García-Cubillana de la Cruz; pp. 105-147. Universidad de Cádiz. Sílex ediciones S. L., Madrid, 2013
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo Militar de Sanidad de la Armada. San Fernando. Tipografía de Fernando Espín Peña, 1925
FERRER, D. Historia del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. 2ª Edición.  Cádiz, 1983.  
Gracia Rivas, M. La Sanidad Naval española. Historia y evolución. E. N. Bazán. Barcelona, 1995.
Roca Núñez, J. B. Los otros de Trafalgar: Médicos y Cirujanos. Boticarios. Sangradores. Enfermeros. Socorristas. Víctimas y Hospitales. Publicaciones del Sur Editores, 2011.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez  Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
WIKIPEDIA."Fiebre amarilla".wikipedia.org/wiki/Fiebre amarilla. 13 de junio de 2019.



Representación cercana a la época de la fachada del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz. Dibujo del autor basado en un fotograbado.

martes, 9 de julio de 2019

PERSONAL AUXILIAR EN LOS HOSPITALES DE LA ARMADA ESPAÑOLA DURANTE FINALES DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX.

Este personal lo podemos dividir en personal militar y personal civil. En cuanto al primero; hemos de considerar un personal para custodia del centro, con guardias incluidas, compuesto por un rancho de marinería a cuyo frente estaría un contramaestre, ayudado por uno o dos cabos. En cuanto al personal civil, diremos que estaba repartido por numerosos puestos de trabajo. Los despenseros custodiaban los víveres, observando su buen estado, en unos tiempos donde los medios de conservación de estos eran algo precarios. También se ocupaban de los utensilios de cocina, y en los hospitales pequeños, coloniales, estaban en contacto directo con el cocinero para facilitar a este las raciones o el tipo de dieta, bien fuera animal o vegetal; y todo ello de acuerdo a las anotaciones hechas en la libreta del cabo de sala. Los cocineros debían cuidar los utensilios y envases de la cocina y además eran responsables de la limpieza del local. Cocinarían para los enfermos, personal de guardia y otro personal que se alojaba en el hospital, como capellán e hijas  de la caridad. 
Pudo también tener alojamiento, el director con su familia. En los hospitales coloniales, los cocineros tenían la obligación de proveer a la enfermería del agua caliente necesaria y tener preparado un hornillo con fuego para cubrir las necesidades. Los porteros montaban turnos de guardias en la portería. Otro cargo era el de guarda-ropa, estarían a las órdenes del administrador. Los porteros, despenseros, y guarda-ropa, vestían el mismo uniforme de los cabos de sala y practicantes de farmacia, pero con diferentes divisas. También tenemos que contar con personal civil en las oficinas, dependientes del administrador. El resto del personal estaría constituido por trabajadores diversos, como; barberos-peluqueros, mozos-limpiadores, limpiadoras, lavanderos y lavanderas. Había un sacristán para auxiliar al capellán en sus labores. Aunque este personal hospitalario había ido aumentando a partir de la segunda mitad del siglo XIX, conocemos la plantilla aprobada por Real Orden de 1886 para los hospitales de Marina de la Península, siendo la siguiente:
1 Subinspector Médico Director.
Contador.
1 Administrador.
1 Boticario.
2 Practicantes de Farmacia.
1 Mancebo de Botica.
1 Guardarropa con su ayudante.
1 Despensero con su ayudante.
1 Cocinero con su ayudante.
1 Enfermero mayor.
21 Enfermeros.
4 Cabos de sala.
1 Cabo de luces.
1 Sacristán.
1 Mozo de limpieza.
1 Topiquero.
1 Relojero.
1 Portero.
En esta plantilla no figuran médicos, cirujanos, practicantes de cirugía, ni capellanes.1
NOTAS.
1). Soler Cantó, pp. 75-77. 
*). Roca Núñez et al, pp.84-85.


BIBLIOGRAFÍA
GARCÍA-CUBILLANA DE LA CRUZ, J.M. El antiguo hospital de San Carlos (1809-1981) y la ciudad de San Fernando. Publicaciones del Sur Editores. Cádiz, 2007.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez  Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
SOLER CANTÓ, J. El Hospital Militar de Marina de Cartagena. 2ª Edición. Universidad Politécnica de Cartagena, 1999.


Celebración de la Eucaristía en el patio principal del antiguo Hospital de Marina de San Carlos. Época. Archivo del Hospital.