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lunes, 25 de diciembre de 2017

NACIMIENTO DE JESÚS.


Y había unos pastores en aquella comarca, que estaban velando sobre su ganado. Y he aquí que apareció junto a ellos un ángel del Señor, y la claridad de Dios les cercó de resplandor y tuvieron gran temor.
Y el ángel les dijo: No temáis, porque yo os anuncio un gran gozo, que será para todo el pueblo: es que hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo Señor. Y ésta es la señal que os doy: hallaréis el Niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.
En  aquel instante juntóse  al ángel una numerosa milicia celestial, que alababa a Dios, y decía: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. (Luc., II, 8-14.)



JON CLAYTON. PORTAL DE BELÉN.  De un original pintado con la boca. Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie.


BIBLIOGRAFÍA

ZAHONERO VIVO, J. MARTÍN PENALBA, M.A. Nacimiento de Jesús. Anuncio del Ángel a los pastores. Jesucristo según el Antiguo Testamento y según los Evangelios. Editorial Marfil. Alcoy, 1954. 


lunes, 18 de diciembre de 2017

ENRIQUE SOSTOA ORDÓÑEZ. COMANDANTE GENERAL DEL ARSENAL DE CAVITE EN FILIPINAS.


Nace el día 26 de agosto de 1842, en Málaga, y es bautizado en la Iglesia de los Santos Mártires.
1855. El 8 de enero ingresa como Aspirante en el Colegio Naval Militar de la población de San Carlos, en la ciudad de San Fernando (Cádiz).
1858. El día 22 de junio, es nombrado guardiamarina de segundo clase.
1861. El 26 de julio, pasa a guardiamarina de primera clase.
1863. El 14 de agosto asciende al empleo de alférez de navío.
1868. El 25 de noviembre asciende al empleo de teniente de navío de segunda clase.
1873. El 9 de abril asciende a teniente de navío de primera clase.
1881. El 27 de diciembre asciende a capitán de fragata.
1891. El 26 de febrero asciende a capitán de navío.
1897. El 17 de febrero de este año, ascenderá a capitán de navío de primera clase.
1903. El 6 de mayo asciende a contralmirante.
1908. El 17 de diciembre asciende a vicealmirante, en la vacante que deja el vicealmirante Pascual Cervera Topete.
1912. El 10 de enero asciende a Almirante. El 26 de agosto pasa a la situación de Reserva.
El tiempo de servicio activo en la Armada fue de 57 años y 23 días.
Pasó por numerosas unidades navales. De guardiamarina estuvo embarcado en los siguientes buques: Corbeta Isabel II, Urca Pinta, Vapor Liniers, Corbeta Mazarredo, Vapor Ulloa, Fragata Bailén, Vapor Bazán, Vapor Alerta, Goleta Buenaventura, Vapor Isabel II, entre otros.
De Alférez de Navío, pasó por: Vapor Colón, Goleta África y Goleta Wad-Ras.
Teniente de Navío: Fue segundo comandante de las siguientes unidades: Vapor Cádiz, Vapor Ulloa, Fragata Lealtad, Vapor San Francisco de Borja.
Fue comandante interino de los buques: Vapor Don Juan de Austria, Cañonero Guardián, Cañonero Pizarro.
Comandante del Cañonero Telegrama y de la Goleta Favorita.
Entre 1892 y 1895 mandó numerosos buques: Vapor Colón, Vapor Ciudad de Cádiz, Vapor Ulloa, Vapor San Francisco de Borja, Cañonero Pizarro, y los cruceros: Juan de Austria, Castilla, Aragón y  Alfonso XIII.
En 1893, el 11 de enero de este año, ocupó el cargo de Mayor General de la Escuadra, embarcado en el Crucero Castilla. El 1 de enero de 1894 pasó a Jefe de Estado Mayor, a bordo del Crucero Reina Cristina.
Participó en campañas militares, en Santo Domingo y Cuba.
También ocupó numerosos destinos en tierra: Ayudante de la Capitanía del Puerto de Cádiz, desde el 22 de octubre de 1870 al 23 de diciembre de 1871. Secretario de la Capitanía General del Departamento de Cádiz, durante dos años. Ayudante del distrito de Mayagüez y Capitanía del Puerto, en Puerto Rico. Fue comandante interino del Arsenal de Cavite en 23 de abril de 1893 hasta el 1º de junio de dicho año. Este mismo día comienza a ocupar el cargo de Jefe de Estado Mayor del Apostadero de Cavite, cesando el 13 de marzo de 1895.
Ocupó los cargos de: Comandante de Marina de Algeciras, jefe del Estado Mayor del Departamento de San Fernando. Segundo jefe del Apostadero y Escuadra de Filipinas, y comandante general del Arsenal de Cavite. En este último cargo, tomó posesión el 4 de enero de 1898, cesando el 2 de mayo de este año. El día 2 de enero había llegado a Manila, procedente de la Península, en el Vapor Isla de Mindanao, de la Compañía Trasatlántica. El día 1 de mayo se presenta en la bahía de Manila una escuadra americana al mando del comodoro Dewey. Tras atacar a la flota española del contralmirante Montojo, bombardea el Arsenal de Cavite por espacio de unas dos horas. El Arsenal se rinde y el propio almirante Dewey pide que se abandone este. Enrique Sostoa cumple la orden el día 3 de mayo, después de notificarlo al comandante general del Apostadero y capitán general del Archipielago. A las 5 de la tarde de dicho día, marcha con el resto del personal de la Escuadra y de la dotación del Arsenal, llegando a Manila el día 4, a las 6 de la tarde. Hace entrega de las fuerzas, las cuales quedan acuarteladas en los barracones de Malate y se pone a las ordenes del Capitán General y del Comandante General del Apostadero, en Manila. El día 13  de agosto, después de la rendición de la Plaza de Manila y verificada su capitulación, queda en expectativa de embarque para la Península, que tiene lugar el día 30 de septiembre.
1899. Fue una fecha marcada para el Almirante Sostoa, pero con final feliz. Durante los días 19 y 20 del mes de septiembre es juzgado ante el Consejo Supremo de Guerra y Marina, por la rendición del Arsenal de Cavite ante las fuerzas de Estados Unidos. La defensa la ejercerá Juan de Madariaga y Suárez, Conde de Torre-Vélez, oficial del Cuerpo de Infantería de Marina. El defensor expone numerosos razonamientos en su defensa, de los que destacaremos: El general Montojo lo dejó todo confiado al pundonor y celo del general Sostoa. Las fuerzas navales se retiraron con todos los honores de la guerra. Había una notable imposibilidad de la defensa del Arsenal porque carecía no solo de una buena fortificación y artillería, sino también de víveres, agua y municiones. El General Sostoa dejó a salvo el honor de las armas.
La defensa al terminar su escrito, añade: Nosotros y con nosotros la Patria, interesada la primera en el honor de sus hijos, confía en que el tribunal hará justicia. Así sea.
Finalmente; Enrique Sostoa será absuelto y su defensor añadirá que no solo sale de los autos absueltos sino glorificado por el dolor y el sacrificio. Tributo que los calumniadores, los malos patriotas y los hombres de bien, se deben a los gloriosos e ignorados héroes.

El 30 de noviembre de 1900 pasa a vocal del Centro Consultivo y del Consejo Supremo de Guerra y Marina.
El 13 de octubre de 1908 ocupa el cargo de jefe de la Jurisdicción de Marina en la Corte y presidente de la Junta Superior de la Armada.
Se encontraba en posesión de diversas condecoraciones:
Caballero con Cruz y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Cruz de la Orden del Mérito Naval de 2ª clase con distintivo Blanco.
Cruz de la Marina de Diadema Real.
Caballero de la Orden de Leopoldo de Bélgica.
  1915. El día 20 de septiembre fallece, a los 73 años de edad, en su domicilio de San Fernando, en la calle Constitución nº 202.
El sepelio fue organizado por la funeraria Ruiz, de San Fernando. El funeral tuvo lugar en la Iglesia castrense de San Francisco, a las 5 y 30 de a tarde del día 21, y fue presidido por el Capitán General de la Armada y Comandante General del Apostadero. Acompañaban al cortejo fúnebre los pendones de las hermandades de Jesús y Conducción, Soledad, Espiración, Columna, Dolores, y Orden Tercera.
Se mandó notificación a la prensa: Diarío de Cadiz, Diarío de Ferrol, Correspondencia y Heraldo de San Fernando. Recibió sepultura en el Camposanto de la ciudad, en el nicho 141 de la Manzana de San Cristobal. El coste total del sepelio fue de 997 pesetas.
Donó importantes obras a la Biblioteca Lobo de la ciudad. Estaba casado con Carmen de Erostarbe Weidner, hija de José de Erostarbe y Bucet, ilustre médico de Armada y posteriormente a su retiro del Cuerpo de Sanidad, concejal del Ayuntamiento de San Fernando. Enrique Sostoa tuvo seis hijos: Tomás, Rafael, Joaquín, María Dolores, José María y Fernando.



Esquela del diario local Heraldo de San Fernando, del día 21 de septiembre de 1915. Museo Histórico Municipal de San Fernando (Cádiz).







BIBLIOGRAFÍA

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NAVAL DE SAN FERNANDO. Estado General de la Armada. Años: 1864, 1872, 1874, 1885, 1892, 1898, 1907, 1911.

CLAVIJO Y CLAVIJO, S. La ciudad de San Fernando. Historia y Espíritu. Cádiz: Talleres tipográficos calle Obispo Calvo y Valero, 1961.

DE MADARIAGA Y SUAREZ, J., CONDE DE TORRE-VÉLEZ. Defensa del Excmo. Sr. Don Enrique Sostoa Ordóñez, excomandante general del arsenal de Cavite. Impresión del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús. Madrid, 1899. Biblioteca Digital.

DEL RIO MAESTRE, F. Heraldo de San Fernando del 21 de septiembre de 1915.

FONDOS MUSEO HISTÓRICO MUNICIPAL. SAN FERNANDO (CÁDIZ).
Libros de registros  de defunciones de la Funeraría Ruiz. Año 1915. Libro nº 36. Hojas 113 y 114.
Heraldo de San Fernando. Martes 21 de septiembre de 1915.

GACETA DE MADRID. 19 de diciembre de 1908. B.O.E. 17 de diciembre de 1908.

ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. 
Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

SANCHIZ, J.”Seminario de Genealogía”.geneanet.org/sanchiz

WIKIPEDIA. “Escuela Naval Militar (España)”.wikipedia.org/wiki. 7 de octubre de 2017, 17:11.










miércoles, 29 de noviembre de 2017

PATRICIO JAVIER MONTOJO PASARÓN. COMANDANTE GENERAL DEL APOSTADERO DE FILIPINAS.


Patricio Javier Montojo Pasarón nace el día 9 de septiembre de 1839, en la ciudad de Ferrol (La Coruña).
1852. Ingresa como Aspirante en el Colegio Naval Militar de San Carlos, en la ciudad de San Fernando (Cádiz).
1855. Es Guardiamarina de segunda clase.
1858. Es Guardiamarina de primera clase. 1859. Asciende al empleo de Alférez de Navío.
1860. Es destinado a Filipinas y está a las órdenes de Casto Méndez Núñez quien manda la goleta Constancia y cuyo segundo comandante es José Malcampo Monge. Participa en el asalto a la costa de Pagalungán, en Mindanao. Asciende a Teniente de Navío y navega por los mares de China y Cochinchina, durante la campaña franco-española que finalizará en 1863.
1866. Embarca en la fragata de hélice Almansa, buque insignia del entonces brigadier Casto Méndez Núñez, y participa en la batalla del Callao.
1868. Es nombrado secretario del vicealmirante Casto Méndez Núñez y después secretario del Almirantazgo.
1873. Asciende al empleo de Capitán de Fragata. Toma el mando de un buque en el Apostadero de la Habana.
1876. Pasa destinado al Apostadero de Rio de la Plata y toma el mando de otros buques, aquí destacados.
1884. Asciende al empleo de Capitán de Navío y pasa de nuevo a Filipinas.
1892. Asciende a Capitán de Navío de primera clase. Es nombrado Comandante General de Puerto Rico.
1896. Asciende a Contralmirante. Es nombrado Comandante General del Apostadero de Filipinas.
   Tiene el mando de la Escuadra española de Filipinas en el infortunado combate, para España, de Cavite. Por la pérdida de la Escuadra y del Archipiélago se enfrentará a un Consejo de Guerra, donde el dictamen será de culpabilidad. La sentencia será ratificada por el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Como consecuencia de ello, sufrirá la separación del servicio activo.
Después de los combates; Montojo es llamado a Madrid para responder a los cargos que le hará el Consejo Supremo. El viaje lo efectúa en el vapor francés Laos, llegando a Barcelona para trasladarse posteriormente a Madrid. Después de hacer las presentaciones oficiales, acude a Palacio para saludar a la Reina, quien le dispensó un afectuoso recibimiento. Pero, pronto corren los rumores de que el contralmirante Montojo podría ir a prisión preventiva, pues habían ingresado en prisiones militares; el general Jáudenes, último gobernador general de Filipinas, y el general Toral, quien firmó la capitulación de Santiago de Cuba, mientras que un sector de la prensa de Madrid, insistía en la necesidad de activar los procesos contra los generales de la Armada y del Ejército, quienes habían fracasado en la guerra frente a Estados Unidos. Entonces; enterado Montojo de que su compañero Cervera pretendía defenderse de los ataques que había recibido con motivo del combate desgraciado de Santiago de Cuba, integrándose en el Senado como candidato por Albacete, pensó que su deber sería intentar lo mismo, y como se encontraba en posesión de la Cruz de María Cristina con más de dos años de antigüedad, creía reunir las condiciones para ser senador; y estando vacante Málaga, podría solicitarlo. Pero se le comunica que según la ley no reúne las condiciones requeridas porque la creación de la Cruz de María Cristina era de fecha posterior y no servía para el ascenso al empleo inmediato, que le hubiera abierto las puertas del Senado. El Tribunal decidió llevar a cabo: auto de prisión para Montojo y Enrique Sostoa, capitán de navío de primera clase, comandante general del Arsenal de Cavite, quien izó la bandera blanca mientras Montojo se había dirigido a Manila. Ambos ingresan en la prisión de San Francisco. Montojo recibía un  gran número de visitas de amigos; compañeros de la Armada, del Ejército, y jerarquías eclesiásticas, quienes le apoyaban y animaban. El capitán de navío Víctor María Concas y Palau, quien en Santiago de Cuba estuvo al mando del crucero Infanta María Teresa, se ofreció a Montojo para llevar a cabo su defensa. La acusación del fiscal se basaba en que Montojo después de haber pasado por el convento de San Telmo para curarse una herida que había sufrido en el combate naval de Cavite, se dirigiera a Manila, dejando abandonado el Arsenal, mientras que la conducta de Sostoa estaría justificada. El fiscal consideraba circunstancias atenuantes como la no intención de causar mal grande y tenía en cuenta el heroico comportamiento que había demostrado en el combate de Cavite. No obstante, propone la pena de reclusión militar perpetua. El defensor, capitán de navío Concas, insistía en que Montojo se ausentó del Arsenal cuando ya había cesado el fuego enemigo, y por otra parte estaba demostrado que no se podía hacer la menor defensa. Hacía hincapié en la precaria situación de las fuerzas navales y militares de Filipinas, y que precisamente el almirante Montojo lo había manifestado con anterioridad, de forma clara, así como las numerosísimas vicisitudes que había sufrido la Escuadra a su mando. Un hecho importante para Concas era que el Almirante cuando salió del Arsenal no entregó el mando y no se alejó de la zona de combate, pues acudió a Manila donde tenía su puesto como vocal de la Junta de Autoridades, existiendo graves resoluciones que tomar. Por otra parte, en el momento en que abandona el Arsenal, no había indicios que se produjera un ataque. El Almirante era General en Jefe de las fuerzas pertenecientes a la Armada; de mar y tierra, y de todo el Archipiélago, por lo tanto no tenía un sitio determinado y escogería el lugar donde creyera que su presencia era de utilidad al servicio. El Consejo Supremo de Guerra y Marina pronuncia sentencia condenatoria y el Almirante Montojo fue encarcelado unos seis meses, lo que suponía separación del servicio, y al ser oficial general, el pase a la situación de reserva y sin oportunidad de poder solicitar un destino.
Gran parte de la prensa nacional e internacional mostró el desacuerdo con la sentencia y se hacía preguntas:
¿Cómo podía haber abandonado su puesto frente al enemigo el que momentos antes; desafiaba, impávido, la muerte?
Los mismos fiscales habían dicho que el Arsenal estaba indefenso.
¿Cambiaba algo la situación con la presencia de Montojo?
Indiscutiblemente; el Almirante no tenía un puesto determinado y podría estar donde juzgase más conveniente.
Patricio Montojo Pasarón falleció en Madrid, el 30 de septiembre de 1917. Según algunas fuentes, sus restos mortales descansan en el cementerio parisino de Montparnasse.
Estaba en posesión de numerosas condecoraciones, de las que figuran:
Caballero con Cruz y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Comendador de número de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.
Caballero de la Legión de Honor de Francia.
 Cruz al Mérito Naval de segunda clase con distintivo Blanco.
Medalla del Callao.
Medalla de Cuba.
Cruz de María Cristina.
Benemérito de la Patria. Otorgada por Costa Rica.
En el combate naval de Cavite participaron, como oficiales de la Armada, sus hijos Eugenio y Patricio.
Patricio Montojo fue también escritor y nos dejó algunas obras, como:
Ensayo crítico acerca de las primeras tierras descubiertas por Colón.
Manual náutico enciclopédico.
Los dos Almirantes. Traducido del inglés, del autor F. Cooper.
Física terrestre. Traducida de la obra del jesuita astrónomo, Padre Antonio Secchi.
Escribió varios artículos, en: Diario de Manila. Diario de Cádiz. Revista General de Marina. Otros.




Patricio Javier Montojo Pasarón. Wikipedia.18 junio 2017. 18:55

NOTAS.
*). Roca Núñez et al. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. pp. 168-170.


BIBLIOGRAFÍA

BRUFAO GARCÍA, P. “Los errores de la Historia. El Consejo de Guerra al Almirante D. Patricio Montojo”. Sociedad Española de Estudios de la Comunicación Iberoamericana. SEECI 2000, Nº 3, Junio 1998, pp. 39-44.seeci.net/revista

C. P. Ante la opinión. Ante la Historia. El Almirante Montojo. Librería de Fernando Fe. Madrid, 1900.www.cervantesvirtual.com

ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. 
Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

TODO AVANTE.www.todoavante.es, 4 de mayo de 2017, 07:59.










miércoles, 22 de noviembre de 2017

JOSÉ GUMESINDO MALCAMPO Y MONGE. CAPITÁN GENERAL GOBERNADOR DE FILIPINAS.


Nace en San Fernando (Cádiz) en el año 1828. Es bautizado, el 15 de enero de dicho año, en la Iglesia Parroquial de San Pedro y San Pablo y de los Desagravios, por Carlos Camusi, cura teniente (auxiliar al párroco), de esta parroquia. Se le imponen los nombres de José María Joaquín Gumesindo. Es hijo de José Malcampo, oficial del Cuerpo de Ministerio de Marina (después Cuerpo de Intendencia), y de Rosa Monge, ambos naturales de San Fernando. Actúa de madrina Isabel Rodríguez y firman como testigos: José Berdejo y Manuel Berdejo.
1844. Ingresa en la Armada española, el 6 de junio de dicho año.
1846. Es guardiamarina de primera clase, embarcado en el navío Soberano.
1849. Embarca en la fragata Isabel II.
1850. El día 6 de junio asciende al empleo de alférez de navío.
1852. Es destinado a Manila, pero por enfermedad tiene que regresar a la Península.
1857. Asciende al empleo de teniente de navío.
1861. Es destinado a la goleta Constancia, en el puesto de segundo comandante, y a las órdenes de Méndez Núñez. Durante su estancia en dicha goleta asiste a un ataque a la costa de Pagalungán y a su fuerte. Dicho enclave se encuentra al sur de la isla de Mindanao y era un santuario de la piratería de Joló. El asalto se produce el 17 de septiembre de dicho año. En esta acción, Malcampo es gravemente herido por una bala que la atraviesa el tórax. Felizmente recuperado de sus heridas, asciende a capitán de fragata.
1862. En este año asciende a  capitán de navío. Toma el mando de la fragata blindada Zaragoza.
1868. En el mes de septiembre tiene lugar la Revolución de 1868, conocida también por los nombres de “La Gloriosa”, “Revolución de Septiembre”, o “La Septembrina”. Ello supuso el destronamiento y exilio de Isabel II. Tiene lugar en la ciudad de Cádiz, el Pronunciamiento Militar, tras la sublevación de la flota al mando del Almirante Juan Bautista Topete Carballo. Interviene el general Juan Prim Prats, al que se le une el general Francisco Serrano Domínguez, así como los políticos progresistas, Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla. Topete lee un manifiesto que justifica el Pronunciamiento. José Malcampo toma parte activa en la Revolución, mandando la fragata Zaragoza. Asciende al empleo de contralmirante. Es defensor del Partido Constitucional. Es destinado al Apostadero de la Habana y a su llegada se dedica a la lucha frente a filibusteros e independentistas.
1871. Reina Amadeo I de Saboya, y Malcampo es nombrado Presidente del Consejo de Ministros, pero conserva las carteras de Estado y de Marina.
1874. Con la caída del Gobierno, es cesado progresivamente de sus cargos, y finalmente es nombrado Capitán General de Filipinas.
1876. Emprende una importante expedición militar a la isla de Joló. Los ataques de la piratería procedente de este archipiélago, cada vez eran más frecuentes e intensos. José Malcampo organiza una expedición con un total de 8.000 hombres, de la que ejerce el mando supremo. Por parte de la Armada intervienen 2 fragatas, 3 corbetas, 2 goletas, 12 cañoneros, 2 transportes de guerra, a los que se le sumarán 13 transportes mercantes adaptados al transporte de tropa y material. Además de la marinería embarcada, van 2 compañías de Infantería de Marina. El mando de la fuerza naval lo va a ejercer el contralmirante Manuel de la Pezuela, quien es el Comandante General de la Escuadra y del Apostadero. El resto de la fuerza expedicionaria estará compuesta por las siguientes unidades:
Una sección de Artillería de la Armada y una sección de Artillería del Ejército. Batería de Campaña. Compañía de Ingenieros. Regimiento de Infantería Mindanao nº 4. Regimiento de Infantería del Rey nº 1. Regimiento de Infantería de la Reina nº 2. Regimiento Manila nº 7. Regimiento de Joló nº 6. Dos compañías de la Guardia Civil. Tres compañías disciplinarias. Una compañía de voluntarios europeos, donde hay gran número de austriacos. Administración Militar y Sanidad Militar, constituida esta última por 8 médicos, 1 farmacéutico y una brigada sanitaria.
Se realiza un desembarco en Paticolo. Se toma Joló y se ocupa. Posteriormente fueron construidos fuertes para asegurar el lugar, como el de Alfonso XII y el de Nuestra Señora de las Victorias. Se crea una estación naval y se asigna a ella tres cañoneros. Se nombra gobernador de Joló al capitán de fragata Pascual Cervera. En 1878, mediante la firma de un tratado, se reconoce la soberanía de España sobre el Archipiélago de Joló.
Al finalizar esta campaña, José Malcampo, por problemas de salud, pide el relevo.
1877. En el mes de febrero entrega el mando y regresa a la Península.
1880. El día 23 de mayo, fallece a la edad de 52 años en la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, a donde se había retirado. Estaba casado con Manuela Matheu González de Quevedo, natural de Cádiz y descendiente de familia sanluqueña, por parte de madre. José Gumesindo había vivido ya con anterioridad en esta ciudad, en un lugar conocido como la huerta de San José o del Boticario, y posteriormente se había trasladado a la calle Santo Domingo. A su muerte, dejó cuatro hijos, dos legítimos y dos reconocidos. Tiempo después, sus restos mortales serán trasladados al Panteón de Marinos Ilustres, en San Fernando (Cádiz).
Se encontraba en posesión de importantes condecoraciones y títulos:
Cruz de Marina de Diadema Real.
Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.
Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo Blanco.
Medalla de Cuba con distintivo Rojo.
Esta medalla había sido creada en 1873. Se otorgaba a miembros del Ejército  o de la Armada con tres años de servicios en la isla o que fueren heridos en operaciones militares. Por lo que la concesión de esta recompensa a Malcampo tendría lugar por alguna acción militar en la que participó con anterioridad a su creación. El distintivo rojo lo aclararía.
Medalla de Joló.
Con motivo de las operaciones militares que conducen a la ocupación de gran parte de este archipiélago, Alfonso XII ordena la creación de esta medalla de bronce, fabricada en la Casa de la Moneda, y hecha con material procedente de cañones capturados al enemigo.
Gran Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
 VI Marqués de San Rafael.
Conde de Joló y Vizconde de Mindanao. Ambos a título póstumo.
Senador del Reino.
Presidente del Consejo de Ministros; con cartera de Estado y Marina, en 1871.
Capitán General Gobernador de las islas Filipinas. Año 1874.
Conquistador de Joló. Año 1876.






José Gumesindo Malcampo y Monge. Wikipedia.

BIBLIOGRAFÍA

ARCHIVO DE LA IGLESIA MAYOR PARROQUIAL DE SAN PEDRO Y SAN PABLO. SAN FERNANDO (CÁDIZ). Libro de Bautismos. Año 1828. Nº 29. Folio 48.

CLAVIJO Y CLAVIJO, S. La ciudad de San Fernando. Talleres tipográficos. Calle Obispo Calvo y Valero. Cádiz, 1961.

JOAN. “Condecoraciones de las campañas filipinas: la Medalla de Joló (1876).”Blog de Historia y Cultura. historiayculturamilitar.wordpress.com, 19 de marzo de 2013.

MENCEY. “La Infantería de Marina en ultramar. Asia”. Foro de Historia Militar el Gran
Capitán.foro.elgrancapitan.org, 18 de noviembre de 2012, 17:11.

PÉREZ DEL PRADO, S. “Los Marqueses de San Rafael”.sanlucarreconditaciudad. blogspot.com, 15 de diciembre de 2010.

PUNTO DE ENCUENTRO. “Expedición a Joló 5 febrero/ 19 de abril de 1876”.1898mforos.com, 27 de agosto de 2010, 12:12.

ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. 
Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

TODO AVANTE. “Malcampo y Monge, José Rudesindo. Biografía”.todoavante.es, 12 noviembre 2016, 18:58

WIKIPEDIA. “Revolución de 1868”.wikipedia.org/wiki








   


miércoles, 15 de noviembre de 2017

RUFINO PASCUAL Y TORREJÓN. MÉDICO DE EJÉRCITO EN FILIPINAS.

Rufino Pascual nace en Castro Urdiales, en Cantabria, en 1827. En 1844 obtiene el grado de Bachiller en Filosofía, en la Universidad de Granada. Comienza la carrera de Medicina en Madrid, donde solo cursa el primer año pues se traslada a Valencia, continuando en esta localidad sus estudios médicos. En 1851 obtiene el título de Licenciado en Medicina y Cirugía.
1854. Ingresa por oposición en el Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército. Es nombrado segundo ayudante médico y es destinado al segundo batallón del Regimiento de Infantería San Fernando, con guarnición en Valencia. Solicita destino a Ultramar y una vez concedida esta petición se le nombra primer ayudante en el Ejército de Filipinas. Su destino va a ser el Regimiento de Infantería de la Princesa. Embarca en el puerto de Cádiz, en la fragata de la Armada General Churruca, y después de una larga y penosa travesía desembarca en Manila, en enero de 1855. Se incorpora al Regimiento de Infantería España, de forma provisional, hasta la llegada de su regimiento. Pero volverá pasar al Regimiento de Infantería España con guarnición en Zamboanga, en la isla de Mindanao.
1856. De nuevo es enviado a Manila, donde queda al comienzo en eventualidades, al no tener designado destino, pero pronto es destinado al Regimiento de Lanceros de Luzón, con guarnición en Pangasinán, en la región de Illocos.
1857. Regresa a Manila y al poco tiempo es designado secretario de la Secretaría de la Subinspección de la Sanidad Militar, en el Archipiélago.
1858. Es nombrado jefe de sanidad de una expedición franco-española a Cochinchina. Habían surgido graves problemas con el imperio de Annam, cuya capital era Hué, territorio actual de Vietnam. El imperio se había constituido por la unión de Tonkín, Cochinchina y la propia Annam. A partir del año 1833 se producen persecuciones contra los misioneros franceses y españoles, y cristianos annamitas, lo que dio lugar a la intervención militar franco-española entre los años 1857 y 1863. En 1857 había sido apresado el dominico Obispo de Platea y Vicario Apostólico en el Tonkín Central, José María Díaz Sanjurjo quien fue decapitado. Los dominicos piden  auxilio al Cónsul General de España en Macao, Nicasio Cañete, quien se entrevista con el Contralmirante francés Rigault de Genouilly, jefe de la División Naval francesa en el Extremo Oriente. El secretario de la Embajada francesa en China, Conde KleezKowski, presenta las protestas a las autoridades annamitas, pero sin éxitos en su gestión de negociación. El mando de las fuerzas conjuntas recaerá en Rigault de Genouilly. Mientras tanto, es apresado el nuevo Vicario Apostólico en Tonkín, el dominico español Melchor García Sampedro, quien es torturado y descuartizado. Las tropas españolas embarcan en los vapores franceses Dordogne y Durance. La división naval francesa estaba compuesta por un total de doce buques de guerra, repartidos de la siguiente forma: una fragata, dos corbetas, cuatro transportes mixtos, y cinco cañoneras. El mando de las tropas que formaban el contingente español lo componían: Un coronel y un comandante de Infantería, un comandante de Estado Mayor, un comandante de Artillería, un capitán Ayudante de Campo, y dos vicarios castrenses. Junto a ellos un Cuerpo Expedicionario, formado por: Plana Mayor, Infantería del Regimiento Fernando VII Nº 3, Compañía de Cazadores del Rey Nº 1, Compañía de Cazadores de la Reina Nº 2, Artillería, Sección de Administración, y Sección de Sanidad. La Armada española interviene con varios buques. El aviso Elcano que es sustituido por el vapor de guerra Don Jorge Juan, vapor Narváez, las goletas Constancia y Circe. Al mando del Cuerpo Expedicionario va a estar el Coronel Jefe Bernardo Ruiz de Lanzarote. Rufino Pascual embarca en el buque Dordogne. En el mes de septiembre se llega a la bahía de Touranne, se realiza un bombardeo de la costa y se desembarca posteriormente en el mismo Touranne, conocido después por Da Nang. En los duros combates de esta región, por su comportamiento heroico en la atención a los heridos, poniendo en riesgo su vida, el oficial médico Rufino Pascual es recompensado con la Cruz de San Fernando. Participa en los duros combates del puerto de Santiago, con destrucción de sus fuertes. En el rio Touranne tiene que atender a un gran número de heridos franceses, siendo igualmente su comportamiento ejemplar. Por ello es distinguido con la Orden Imperial de la Legión de Honor de Francia, siendo nombrado Caballero de dicha Orden.
Contrae fiebres intermitentes endémicas y obtiene permiso para regresar a Manila, a donde llega a bordo de una fragata francesa. Una vez recuperado, se incorpora a su antiguo destino. Más tarde, pasa al Regimiento de Caballería de Lanceros de Luzón. Este regimiento es disuelto, y por ello es enviado al Primer Escuadrón de Cazadores de Filipinas.
1861. Regresa a la Península, al cumplir el tiempo reglamentario de permanencia en ultramar. Pasa por los destinos del Hospital Militar de Madrid y la Dirección General de Sanidad Militar.
1865. Asciende al empleo de Médico Mayor. Es destinado al Hospital Militar de Valencia. Después pasa por el Hospital Militar de Madrid y Hospital Militar de la Corte.
1869. Por petición propia, pasa al Ejército de Filipinas. Embarca en Cádiz, en la fragata de hélices, de la Armada, Concepción.
1870. Ha llegado a Manila y se le otorga una jefatura de clínica del Hospital Militar.
1872. Es promovido al empleo de subinspector médico de segunda clase del Ejército de Filipinas y pasa a ocupar la dirección del Hospital Militar de Manila. Este hospital se le conocía como de los “Arroceros” por haber sido construido sobre una antigua fábrica de tabaco, denominada con este nombre. El director interino era un médico mayor, nombrado provisionalmente subinspector médico de segunda clase. El hospital tenía capacidad para 330 camas. Contaba con 6 salas, en forma de amplios pabellones con capacidad para 60 camas, excepto una de ellas que solo tenia 30 camas.
1874. Es promovido al empleo de subinspector médico de primera clase en ultramar y es nombrado jefe del Detall de la Sanidad.
1875. En este año tiene lugar un hecho de tipo social y personal cuando Rufino Pascual es nombrado Gran Maestro de la Logia Departamental de Masones libres, en Filipinas.
1876. Es designado jefe de sanidad de una expedición militar a Joló, al mando del general de la Armada José Malcampo y Monge. Se pone rumbo a la isla de Mindanao y a su península de Zamboanga. Participa en los combates de Baticolo, Parang, y otros. Después vuelve a su destino de jefe de Detall, en Manila.
1877. Parte hacia la Península con ocho meses de licencia por enfermedad. Embarca en el vapor mercante Esmeralda de la Compañía Luis Liaño Vapores, en Hong-Kong, a donde se ha trasladado, y cuando se encuentra en la Península ha cumplido el tiempo de permanencia en ultramar. Pasa a jefe de negociado de la Secretaria de la Dirección General de Sanidad.    
1878. Se le prorroga dos meses de licencia por enfermedad. Posteriormente pasa destinado a Baleares.
1880. De nuevo, es destinado a Filipinas. Llega en el vapor León de la naviera vasca Olano, Larrinaga y Compañía. Es nombrado jefe del Detall de la Plana Mayor de Sanidad, en Manila.
1882. Se contagia de cólera y fallece el día 27 de agosto de este año, a las cuatro de la tarde, a la edad de 55 años.
El día 20 de julio de este mismo año había fallecido en Zamboanga el médico gaditano, de la Armada, Guillermo Gómez Nieto, victima de la misma epidemia de cólera.
 Rufino Pascual se encontraba en posesión de valiosas condecoraciones:
Cruz de Primera Clase de la Real y Militar Orden de San Fernando.
Caballero de la Orden Imperial de la Legión de Honor, de Francia.
Cruz y Encomienda de Isabel la Católica.
Cruz al Mérito Militar de segunda clase con distintivo Blanco.
Encomienda de la Orden Real de Camboya.
Cruz al Mérito Militar de segunda clase con distintivo Rojo.



Escena de la guerra en Cochinchina. Publicado por Guerra Caballero,A. El Faro de Ceuta.






BIBLIOGRAFÍA

BELAÚSTEGUI FERNÁNDEZ, A. Sanitarios Militares en Filipinas, 1521-1898: La lucha contra el olvido VII. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2012

CUESTA DOMINGO, Mª P. “Expedición Militar al Imperio de Annam". XIII Jornadas Nacionales de Historia Militar.www.catedrageneralcastanos.org.

GUERRA CABALLERO, A. “La guerra de España en Cochinchina”. El Faro de Ceuta.
elfarodeceuta.es. 30/10/2017.             

REGODÓN VIZCAINO, J. Contribución al estudio de la Medicina en las islas filipinas en la segunda mitad del siglo XIX. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Medicina. Departamento de Historia de la Medicina. Madrid, julio de 1990.

ROCA NÚÑEZ, J.B.ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

VIDA MARÍTIMA.vidamaritima.com








   



































jueves, 2 de noviembre de 2017

ENRIQUE SUENDER RODRÍGUEZ. MÉDICO DE EJÉRCITO EN FILIPINAS.


 Nace en Madrid en 1829. Realiza sus estudios en la capital y obtiene el grado de Bachiller en Filosofía y Artes. Se matricula en el Colegio Nacional de Medicina y Cirugía de San Carlos, y después de siete años de estudio obtiene el título de Licenciado en Medicina y Cirugía, en el año 1850. Más tarde, obtendría el grado de Doctor. Fundó la revista científica titulada: “El Porvenir Médico”. En octubre de 1857 se presenta a las oposiciones al Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército. Después de obtener plaza es destinado al Hospital Militar de Madrid. En 1858 es nombrado segundo ayudante médico, siendo destinado al Batallón de Cazadores de Llerena, en la Plaza de Badajoz. Solicita pasar al ejército de ultramar y es destinado al Ejército de Filipinas, con el nombramiento de primer ayudante supernumerario. Embarca en Cádiz en la fragata Reina de los Ángeles, de la naviera gaditana Ignacio Fernández de Castro y Cia, con rumbo a Manila. Después de cuatro meses de travesía llega a su destino. Pasa a formar parte del Regimiento de Infantería del Rey. Más tarde, es enviado con el Cuerpo Expedicionario a Cochinchina, en la coalición franco-española de 1858. Pasa al Hospital Nuestra Señora del Pilar de Touranne. Se trata de un hospital construido con nueve barracones de madera y que es capaz de albergar 200 catres y 30 camillas de lona. Allí tratará una amplia patología que abarcará; disentería, enteritis, ulceras fagedémicas en piernas, hemeralopía. Las ulceras fagedémicas de Filipinas constituían una peculiar patología y en el sentir de algunos autores, junto a las ulceras fagedémicas de Carolinas, formarían parte del cuadro de ulceras fagedémicas tropicales y de regiones de clima templado. Las causas achacables eran diversas, como pequeño traumatismo cutáneo, picadura de insectos, espina de mangle, y otras.
Tiene que atender también a militares franceses y en agradecimiento a los servicios prestados, el Emperador francés Napoleón III le condecora con la Cruz de Caballero de la Legión de Honor.
Después, parte en la barca Preciosa  con rumbo a Manila y llegado a su destino es enviado al Regimiento del Rey, pasando a la guarnición de Zamboanga. A continuación es nombrado Director facultativo de su Hospital. También asistirá a la guarnición militar de Príncipe Alfonso, cerca de la isla de Balabac. En 1861 está en Manila, en el Regimiento del Rey, y es asignado al Hospital Miliar de Cavite. Dicho hospital, llamado de San José, estaba situado en la calle del Cabildo, junto al convento de Santa Clara. Era conocido también como Hospital de San Juan de Dios, por haber estado anteriormente regido por los juaninos. Dotado con 255 camas, contaba con las siguientes salas: Nuestra Señora de los Dolores, Nuestra Señora del Rosario, San Rafael, Santísima Trinidad, San Pio V, Santo Cristo, y San José. Estas salas estaban distribuidas para ingreso de militares europeos, pobres, y presidarios. La sala de Nuestra Señora de los Dolores albergaba a los enfermos de la Armada, antes de la construcción del Hospital de Marina de Cañacao.
Llega 1862 y Suender pasa a la Compañía de Ingenieros y Plana Mayor del Cuerpo, en Manila. Es nombrado secretario de la Junta Superior de Sanidad del Archipiélago. 
En 1863 es nombrado primer ayudante efectico. En este mismo año  la sociedad civil lo admite como socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Manila. Participa en diversas actividades sociales y culturales de la ciudad. El día 3 de junio de este mismo año, a las siete y media de la tarde tiene lugar un intenso terremoto que constituirá unos de los episodios más dramáticos vividos en el archipiélago. Se destruyó una gran cantidad de edificios y obligó a llevar acabo una nueva política constructiva. El Hospital Militar de Manila quedó prácticamente destruido y hubo que sacar urgentemente a los enfermos y heridos. Como consecuencia de ello, hubo que construir un nuevo Hospital Militar, provisional. El encargado de las obras fue el coronel de ingenieros Fernando Fernández de Córdoba. Por el comportamiento en esta tragedia el doctor Suender es condecorado con la Cruz de Carlos III.
En 1864 es ascendido a médico mayor y será nombrado médico del Cuerpo de Carabineros de Filipinas. Al mismo tiempo, el gobernador civil lo nombra médico del Hospicio de San José, regentado por las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul.
Después de pasar de nuevo por el Hospital Militar de Cavite, regresa a la Península en 1866. 
 


Enrique Suender Rodríguez.. Belaústegui. Fernández. Sanitarios Militares en Filipinas, p 31.

BIBLIOGRAFÍA

BELAÚSTEGUI FERNÁNDEZ, A. Sanitarios Militares en Filipinas, 1521-1898: La lucha contra el olvido VII. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2012

REGODÓN VIZCAINO, J. Contribución al estudio de la Medicina en las islas filipinas en la segunda mitad del siglo XIX. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Medicina. Departamento de Historia de la Medicina. Madrid, julio de 1990.






   





  

martes, 24 de octubre de 2017

LA SANIDAD DEL EJÉRCITO EN FILIPINAS.

Tomando como base la relación que ofrece Beláustegui Fernández, podemos hacer la siguiente composición de hospitales y personal de sanidad del Ejército.
Hospital Militar de Manila. Llamado de los “Arroceros”, fue construido sobre una antigua fábrica de tabaco. En este hospital, el director interino era un Médico Mayor, nombrado provisionalmente Subinspector Médico de 2ª clase. El hospital tenía capacidad para 330 camas. No obstante, en la ciudad hubo que habilitar los colegios de los dominicos; de Santo Tomas y de San Juan de Letrán, ambos con capacidad grande, y en estos hospitales provisionales trabajarían conjuntos; el personal de sanidad del Ejército y de la Armada. En los demás hospitales militares del Ejército; repartidos por el archipiélago, sus directores, igual que en el de Manila, eran médicos mayores con nombramiento provisional de subinspectores de 2º clase, no ocurriendo lo mismo en las enfermerías por no tener categoría de hospital. Así, nos encontraremos con la siguiente relación.
Hospital Militar de Manila.
Hospital Militar de Cotta-Bato en Mindanao.
Hospital Militar de Joló.
Enfermería Militar de Ilo-Ilo.
Enfermería Militar de Puerto Princesa.
Enfermería Militar de Joló.
Enfermería Militar de Agaña, en las Marianas.
Otras enfermerías estuvieron en Bangued, Fuerte Tumbao, Tucuran, Fuerte Reina Regente, Parang-Parang, Pikit, Bontoc, Iligan, Momungan, Marahui y Ulama. 
En aquel año de 1898 nos encontramos con una serie de médicos repartidos por los distintos destinos, siendo el Director Subinspector de Sanidad; el Inspector Médico de 2º clase Joaquín Pla Pujolá y como Segundo Jefe, el Subinspector Médico de 1º clase Gonzalo Armendáriz Castaños. Además; dos subinspectores médicos de segunda clase:
Zacarías Fuerte Crespo.
José de la Calle Sánchez.
Médicos Mayores.
Antonio Quintana Sanz.
Lorenzo Aycart López.
José Castañé Otero.
Vicente Anievas López.
Pedro de la Cruz Serrano.
Enrique Feíto Martin.
Fernando Cano Santayana.
Francisco LLorca López.
Fermín Videgain Arroz.
Farmacéuticos Mayores.
Eduardo González Cabrera.
Felipe Cabrera Alonso.

Debido a las diversas necesidades del apoyo logístico en el archipiélago, tanto los hospitales como las enfermerias se vieron obligados a cambiar de categoria. Así, en 1897 figuraba la siguiente distribución:
Hospitales Militar de Manila.
Hospital Militar de Zamboanga.
Hospital Militar de Parang-Parang.
Hospital Militar de Illigang.
Hospital Militar de Marahui.
Enfermería Militar de Cottabato.
Enfermería Militar de Turucan.
Enfermería Militar de Fuerte Regente.
Junto a ellos, una serie de destacamentos sanitarios, en donde no había médicos, siendo atendidos por personal enfermero.
Isla de Mindanao: 
Destacamento sanitarío de Puerto Santa María.
Destacamento sanitario de Lebak.
Destacamento sanitario de Malabán.
Destacamento sanitario de Barás.
Destacamento sanitario de Glan.
Destacamento sanitario de Margosatúbig.
Destacamento sanitario de Lumbayanequi. 
Región de Misamis:
Destacamento sanitario de Liagan.
Destacamento sanitario de  de Lintogod.
Destacamento sanitario de Gingoog.
Isla de Luzón:
Destacamento sanitario de Nakar.
Isla de Panay:
Destacamento sanitario de Briones.



Archipiélago filipino. Parejo Delgado y Segura Arista. Filipinas en la colección legislativa del Ejército. El lejano Oriente español: Filipinas. VII Jornadas Nacionales de Historia Militar. Sevilla, 1997, p 137.

BIBLIOGRAFÍA

BELAÚSTEGUI FERNÁNDEZ, A. Sanitarios Militares en Filipinas, 1521-1898: La lucha contra el olvido VII. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2012
Regodón Vizcaino, J. “Estructura sanitaria del Ejército y de la Armada en Filipinas en el siglo XIX”. El lejano oriente español: Filipinas (siglo XIX). VII Jornadas Nacionales de Historia Militar. Cátedra “General Castaños”. pp. 555-565. Sevilla. 5-9 de mayo, 1997.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ,J.J.
Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.









martes, 17 de octubre de 2017

ROGELIO VIGIL DE QUIÑONES. MÉDICO DEL EJÉRCITO Y HÉROE DE BALER. FILIPINAS.

No podemos cerrar estas narraciones sin dedicar unas líneas a un hecho de la mayor heroicidad, protagonizado por un grupo de militares de nuestro Ejército. Es la acción conocida como sitio o asedio de Baler, el cual ha sido motivo de la leyenda de “Los últimos de Filipinas”. Baler, un pueblecito de la Isla de Luzón, en el distrito del Príncipe, y situado en un recodo, al sur de la bahía de su nombre y a unos mil metros de la playa, bañada por las aguas del Océano Pacífico. Cuando en el archipiélago surgen los primeros momentos de tensión, llega a este lugar el teniente Mota al mando de 50 cazadores del grupo expedicionario, pero esta fuerza sucumbe al momento ante los ataques de la multitud de sublevados. Entonces; desde Manila se envían refuerzos. En el mes de febrero de 1898 llega un contingente de 54 cazadores al mando del capitán Enrique de las Morenas y Fossit, con los tenientes: Saturnino Martin Cerezo y Juan Alonso Zayas, cuatro cabos, un corneta, y 45 soldados. El personal destinado en enfermería se compone; del médico segundo provisional Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro, el cabo indígena Alfonso Sus Fojas, sanitario indígena Tomás Paladio Paredes, y el soldado Bernardino Sánchez Cainzas.
Estas fuerzas terrestres se instalan en la comandancia por ser un edificio bien fortificado, pero el capitán de las Morenas acuerda con el párroco, el padre Carreño, refugiarse en la Iglesia si la situación empeoraba. La sociedad secreta “Katipunan”, al frente de la cual están Emilio Aguinaldo Famy y Antonio Luna Novicio, decide el ataque. Es el día 27 de julio y los soldados españoles, tal como estaba previsto, se refugian en la Iglesia de San Luis de Tolosa. Allí; se le unirán el párroco, Fray Cándido Gómez Carreño, junto a los misioneros: Fray Juan López Guiñen y Fray Félix Minaya. Hacen aprovisionamiento de víveres pero conforme avanza el tiempo, estos comienzan a escasear, además la ventilación es muy deficiente porque se han debido cerrar ventanas y el aire esta enormemente viciado. Aparecen los primeros síntomas y signos de avitaminosis con una epidemia de beriberi; los pies y tobillos comienzan a hincharse y los enfermos terminan con trastornos cardiovasculares y neurológicos, algunos enfermos notan que se asfixian y otros han perdido la sensibilidad o no pueden caminar. Algunos han muerto, como: el capitán Enrique de las Morenas, el teniente Juan Alonso, el padre Carreño, el cabo José Chávez y varios soldados. Cada vez escasean más los alimentos y los sitiados tienen que comer lagartijas, ratas y serpientes. Manila ha caído y los tagalos atacan ahora con cañones. La bandera de España esta consumida por el sol, lluvia y vientos, y se hace necesario el reemplazo con telas encontradas, unas rojas y otras amarillas. Es día 13 de agosto de 1898; ya se ha firmado el Tratado de Paris con el que se llega a la paz. Pero a pesar de ello; nuestros héroes continúan resistiendo en Baler pues aunque a Martin Cerezo, a quien le ha recaído el mando, se le comunica que la guerra ha terminado, este no se fía de nadie y continúa combatiendo. Al final llega como emisario desde Manila, el teniente coronel Cristóbal Aguilar Castañeda quien le muestra la prensa española, dándose cuenta de inmediato el jefe de la fuerza sitiada, de su error y cuál es la realidad de los hechos. Es ya los primeros días de junio de 1899, el día 2 es arriada la bandera española de lo alto de la Iglesia y es sustituida por una bandera blanca. El asedio ha durado 337 días y Martin Cerezo comunica la rendición, pidiendo una serie de condiciones; entre ellas no quedar como prisioneros de guerra y no recibir ninguno de los militares españoles ofensa alguna. Salen de la Iglesia, junto al teniente Martin Cerezo y el oficial médico Vigil de Quiñones, 33 soldados y 2 frailes. Salen en lamentables condiciones pero dando pruebas de una gran marcialidad, desfilando ante las tropas tagalas que rinden honores. Emilio Aguinaldo es ahora el presidente de la República Filipina quien lanza un decreto manifestando que las fuerzas españolas en Baler se han hecho acreedoras de la admiración del mundo por “el valor, constancia y heroísmo”, habiendo realizado una “epopeya gloriosa y propia del legendario valor de los hijos del Cid y Pelayo”. Aunque ha habido numerosos asedios a lo largo de la historia, podemos considerar sin reserva alguna que el que sufrieron los militares españoles en la Iglesia de Baler, fue de los más dramáticos. Curiosamente solo hubo dos muertos por heridas de bala y otros dos quedaron inútiles, aunque hubo varios heridos de consideración. En cambio, hizo estragos la enfermedad; la disentería y el beriberi. La falta de alimentos jugó un papel importante pues faltaban productos frescos y no había sal para procurar conservas. Por este motivo hubo que recurrir a la caza en condiciones verdaderamente arriesgadas. A todo ello se le sumaba la falta de ropa y calzado; así muchos iban semidesnudos y descalzos. La Iglesia estaba en precarias condiciones, sobre todo cuando los rebeldes utilizaron un cañón. El techo que era de zinc terminó por desprenderse, siendo ayudada su destrucción por las piedras lanzadas por el enemigo; este hecho motivó que cuando aparecieron las lluvias torrenciales, los sitiados sufrieran sus consecuencias, a lo que se sumó el calor. El teniente Martin Cerezo y el segundo médico Vigil de Quiñones, tuvieron que esforzarse por mantener la moral alta en la tropa. A pesar de ello hubo alguna deserción y ello produjo grandes daños porque los desertores facilitaron información al enemigo quienes conocieron a la perfección cual era la situación de los sitiados, procurando en todo momento mantener una guerra psicológica, tratando de demostrarles la falta de éxito a que estaba destinada la resistencia; incluso Martin Cerezo y Vigil de Quiñones, habían planeado organizar un fuga colectiva, cruzando al anochecer el bosque para llegar a Manila, a la que creían en poder de las fuerzas españolas. Rogelio Vigil de Quiñones había contraído el beriberi y se recuperaba de esta enfermedad. Fue también herido por una bala que le afectó el riñón, teniendo el mismo que operarse frente a un espejo. Montó guardias nocturnas y en alguna ocasión disparó a los rebeldes para repeler el ataque de estos.       
Llegan nuestros héroes a Manila y embarcan en el vapor Alicante de la compañía Trasatlántica, el cual el día 29 de julio parte de Filipinas con rumbo a Barcelona, en cuyo puerto atraca el 1 de septiembre. El teniente Martin Cerezo es recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando y llegó al empleo de general. Muchos no comprendieron como no se otorgó una laureada colectiva. Vigil de Quiñones es propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando, en cambio no le fue concedida. Si, le fueron concedidas dos Cruces de María Cristina de 1ª clase, por acciones en 1898 y 1899.
 Rogelio Vigil  de Quiñones y Alfaro nace el día 1 de enero de 1862 en la población de Marbella, provincia de Málaga. En esta localidad pasa los primeros años de su vida y cursa los estudios de Bachillerato. Más tarde, se va a trasladar con su familia a Granada y va a estudiar la carrera de Medicina en su Facultad. En sus primeros años profesionales ejerce como médico rural en los pueblos de Talará y Chite, en el valle de Lecrín y junto a las Alpujarras granadinas. Un buen día, cuando cuenta con 36 años de edad, se alista en el ejército como segundo médico provisional, siendo destinado a Filipinas. El día 2 de enero de 1898  llega a Manila. Primero es destinado al hospital de Malate para pasar más tarde a Baler, con el objeto de organizar una enfermería. Allí, permanece durante el asedio de la Iglesia de San Luis de Tolosa, junto al resto de los asediados, cuya epopeya ya conocemos. En el año de 1900, hace oposiciones al Cuerpo de Sanidad del Ejército y tras aprobar pasa a la Escuela de Sanidad; finalizando el curso en 1901, siendo destinado al Hospital de Sevilla como médico de guardia. Más tarde, pasa destinado a Canarias donde permanece algún tiempo. En 1906, asciende a Primer Médico y en 1909 está destinado en Barcelona. Es enviado a Melilla tras el desastre del Barranco del Lobo y participa en las campañas de Atalayón, en la península de Tres Forcas, así como en los combates de la fortaleza de Atlaten y Segagan, en la provincia de Nador, y también en Larache. Atendió a los heridos en el Hospital Militar de Melilla y en Dar-Drius, en la provincia de Nador, donde se había instalado un hospital de campaña. Desde 1911 a 1913, después de haber permanecido algún tiempo en Jerez de la Frontera, pasa destinado a Larache. Regresa de África y es destinado a la Plana Mayor del Regimiento de Cazadores Alfonso XII, nº 21, con sede en Sevilla, al que se incorpora el día 11 de diciembre de 1914. En 1918, asciende al nuevo empleo de Comandante Médico. Es nombrado: ayudante del Inspector Médico de la Región. Un año después; es Jefe de Servicio del Hospital Militar de Sevilla, cuando por permuta pasa al hospital de campaña en Dar-Drius. El día 14 de enero de 1924 pasa a la situación de reserva y el 30 de enero de 1926 a la situación de retiro. Fija su residencia en San Fernando ,  y fallece en Cádiz; por “un ataque de uremia”, el día 7 de febrero de 1934, a los 72 años de edad, siendo enterrado en esta ciudad. El 15 de junio de 1947, los restos mortales de Rogelio Vigil de Quiñones son trasladados a Madrid, a la Iglesia, hoy Catedral Basílica de Santa María La Real de la Almudena, pasando más tarde al Panteón de los Héroes de las guerras de Cuba y Filipinas. El Hospital Militar de Sevilla llevó su nombre.








Rogelio Vigil de Quiñones . Archivo del antiguo Hospital Militar de Sevilla.



NOTAS.
*). Roca Núñez et al. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. pp.180-181.

BIBLIOGRAFÍA

BELAÚSTEGUI FERNÁNDEZ, A. Sanitarios Militares en Filipinas, 1521-1898: La lucha contra el olvido VII. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2012

DOMINGO, P. “El asedio de Baler: 30 de junio de 1898 al 2 de junio de 1899”,
grandesbatallas.es

ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ,
J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

VELAMAZÁN PERDOMO, M. MENÉNDEZ ARGÜIN, A. VELAMAZÁN PERDOMO, V.
“Rogelio Vigil de Quiñones. Un médico militar entre los últimos de Filipinas”. El lejano oriente español. Filipinas. (Siglo XIX). VII Jornadas Nacionales de Historia Militar.Cátedra “General Castaños”; pp. 691-703. Sevilla, 5-9 de mayo, 1997.