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miércoles, 29 de noviembre de 2017

PATRICIO JAVIER MONTOJO PASARÓN. COMANDANTE GENERAL DEL APOSTADERO DE FILIPINAS.


Patricio Javier Montojo Pasarón nace el día 9 de septiembre de 1839, en la ciudad de Ferrol (La Coruña).
1852. Ingresa como Aspirante en el Colegio Naval Militar de San Carlos, en la ciudad de San Fernando (Cádiz).
1855. Es Guardiamarina de segunda clase.
1858. Es Guardiamarina de primera clase. 1859. Asciende al empleo de Alférez de Navío.
1860. Es destinado a Filipinas y está a las órdenes de Casto Méndez Núñez quien manda la goleta Constancia y cuyo segundo comandante es José Malcampo Monge. Participa en el asalto a la costa de Pagalungán, en Mindanao. Asciende a Teniente de Navío y navega por los mares de China y Cochinchina, durante la campaña franco-española que finalizará en 1863.
1866. Embarca en la fragata de hélice Almansa, buque insignia del entonces brigadier Casto Méndez Núñez, y participa en la batalla del Callao.
1868. Es nombrado secretario del vicealmirante Casto Méndez Núñez y después secretario del Almirantazgo.
1873. Asciende al empleo de Capitán de Fragata. Toma el mando de un buque en el Apostadero de la Habana.
1876. Pasa destinado al Apostadero de Rio de la Plata y toma el mando de otros buques, aquí destacados.
1884. Asciende al empleo de Capitán de Navío y pasa de nuevo a Filipinas.
1892. Asciende a Capitán de Navío de primera clase. Es nombrado Comandante General de Puerto Rico.
1896. Asciende a Contralmirante. Es nombrado Comandante General del Apostadero de Filipinas.
   Tiene el mando de la Escuadra española de Filipinas en el infortunado combate, para España, de Cavite. Por la pérdida de la Escuadra y del Archipiélago se enfrentará a un Consejo de Guerra, donde el dictamen será de culpabilidad. La sentencia será ratificada por el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Como consecuencia de ello, sufrirá la separación del servicio activo.
Después de los combates; Montojo es llamado a Madrid para responder a los cargos que le hará el Consejo Supremo. El viaje lo efectúa en el vapor francés Laos, llegando a Barcelona para trasladarse posteriormente a Madrid. Después de hacer las presentaciones oficiales, acude a Palacio para saludar a la Reina, quien le dispensó un afectuoso recibimiento. Pero, pronto corren los rumores de que el contralmirante Montojo podría ir a prisión preventiva, pues habían ingresado en prisiones militares; el general Jáudenes, último gobernador general de Filipinas, y el general Toral, quien firmó la capitulación de Santiago de Cuba, mientras que un sector de la prensa de Madrid, insistía en la necesidad de activar los procesos contra los generales de la Armada y del Ejército, quienes habían fracasado en la guerra frente a Estados Unidos. Entonces; enterado Montojo de que su compañero Cervera pretendía defenderse de los ataques que había recibido con motivo del combate desgraciado de Santiago de Cuba, integrándose en el Senado como candidato por Albacete, pensó que su deber sería intentar lo mismo, y como se encontraba en posesión de la Cruz de María Cristina con más de dos años de antigüedad, creía reunir las condiciones para ser senador; y estando vacante Málaga, podría solicitarlo. Pero se le comunica que según la ley no reúne las condiciones requeridas porque la creación de la Cruz de María Cristina era de fecha posterior y no servía para el ascenso al empleo inmediato, que le hubiera abierto las puertas del Senado. El Tribunal decidió llevar a cabo: auto de prisión para Montojo y Enrique Sostoa, capitán de navío de primera clase, comandante general del Arsenal de Cavite, quien izó la bandera blanca mientras Montojo se había dirigido a Manila. Ambos ingresan en la prisión de San Francisco. Montojo recibía un  gran número de visitas de amigos; compañeros de la Armada, del Ejército, y jerarquías eclesiásticas, quienes le apoyaban y animaban. El capitán de navío Víctor María Concas y Palau, quien en Santiago de Cuba estuvo al mando del crucero Infanta María Teresa, se ofreció a Montojo para llevar a cabo su defensa. La acusación del fiscal se basaba en que Montojo después de haber pasado por el convento de San Telmo para curarse una herida que había sufrido en el combate naval de Cavite, se dirigiera a Manila, dejando abandonado el Arsenal, mientras que la conducta de Sostoa estaría justificada. El fiscal consideraba circunstancias atenuantes como la no intención de causar mal grande y tenía en cuenta el heroico comportamiento que había demostrado en el combate de Cavite. No obstante, propone la pena de reclusión militar perpetua. El defensor, capitán de navío Concas, insistía en que Montojo se ausentó del Arsenal cuando ya había cesado el fuego enemigo, y por otra parte estaba demostrado que no se podía hacer la menor defensa. Hacía hincapié en la precaria situación de las fuerzas navales y militares de Filipinas, y que precisamente el almirante Montojo lo había manifestado con anterioridad, de forma clara, así como las numerosísimas vicisitudes que había sufrido la Escuadra a su mando. Un hecho importante para Concas era que el Almirante cuando salió del Arsenal no entregó el mando y no se alejó de la zona de combate, pues acudió a Manila donde tenía su puesto como vocal de la Junta de Autoridades, existiendo graves resoluciones que tomar. Por otra parte, en el momento en que abandona el Arsenal, no había indicios que se produjera un ataque. El Almirante era General en Jefe de las fuerzas pertenecientes a la Armada; de mar y tierra, y de todo el Archipiélago, por lo tanto no tenía un sitio determinado y escogería el lugar donde creyera que su presencia era de utilidad al servicio. El Consejo Supremo de Guerra y Marina pronuncia sentencia condenatoria y el Almirante Montojo fue encarcelado unos seis meses, lo que suponía separación del servicio, y al ser oficial general, el pase a la situación de reserva y sin oportunidad de poder solicitar un destino.
Gran parte de la prensa nacional e internacional mostró el desacuerdo con la sentencia y se hacía preguntas:
¿Cómo podía haber abandonado su puesto frente al enemigo el que momentos antes; desafiaba, impávido, la muerte?
Los mismos fiscales habían dicho que el Arsenal estaba indefenso.
¿Cambiaba algo la situación con la presencia de Montojo?
Indiscutiblemente; el Almirante no tenía un puesto determinado y podría estar donde juzgase más conveniente.
Patricio Montojo Pasarón falleció en Madrid, el 30 de septiembre de 1917. Según algunas fuentes, sus restos mortales descansan en el cementerio parisino de Montparnasse.
Estaba en posesión de numerosas condecoraciones, de las que figuran:
Caballero con Cruz y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Comendador de número de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.
Caballero de la Legión de Honor de Francia.
 Cruz al Mérito Naval de segunda clase con distintivo Blanco.
Medalla del Callao.
Medalla de Cuba.
Cruz de María Cristina.
Benemérito de la Patria. Otorgada por Costa Rica.
En el combate naval de Cavite participaron, como oficiales de la Armada, sus hijos Eugenio y Patricio.
Patricio Montojo fue también escritor y nos dejó algunas obras, como:
Ensayo crítico acerca de las primeras tierras descubiertas por Colón.
Manual náutico enciclopédico.
Los dos Almirantes. Traducido del inglés, del autor F. Cooper.
Física terrestre. Traducida de la obra del jesuita astrónomo, Padre Antonio Secchi.
Escribió varios artículos, en: Diario de Manila. Diario de Cádiz. Revista General de Marina. Otros.




Patricio Javier Montojo Pasarón. Wikipedia.18 junio 2017. 18:55

NOTAS.
*). Roca Núñez et al. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. pp. 168-170.


BIBLIOGRAFÍA

BRUFAO GARCÍA, P. “Los errores de la Historia. El Consejo de Guerra al Almirante D. Patricio Montojo”. Sociedad Española de Estudios de la Comunicación Iberoamericana. SEECI 2000, Nº 3, Junio 1998, pp. 39-44.seeci.net/revista

C. P. Ante la opinión. Ante la Historia. El Almirante Montojo. Librería de Fernando Fe. Madrid, 1900.www.cervantesvirtual.com

ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. 
Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

TODO AVANTE.www.todoavante.es, 4 de mayo de 2017, 07:59.










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