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lunes, 27 de abril de 2020

II. APUNTES SOBRE LA FIEBRE AMARILLA EN CÁDIZ Y SU PROVINCIA



Historia de la fiebre amarilla

Se le conoce también con los nombres de “vómito negro” y “plaga americana", entre otros varios. Es una enfermedad infecciosa, zoonótica viral y aguda. El agente causal es el virus de la Fiebre Amarilla que se transmite principalmente por mosquitos de los géneros Aedes y Haemagogus, aunque también pueden intervenir otras especies. La enfermedad es endémica en áreas subtropicales y tropicales de África y Sudamérica.
Puede presentarse como enfermedad febril y leve o con síntomas y signos muy graves, en las formas hemorrágica y hepática. Fiebre amarilla significa enfermedad febril con ictericia. Para algunos investigadores fue transmitida a humanos por primates en el África oriental o central y de allí pasó al África occidental. Con el tráfico de esclavos pasó a América.
En África, los nativos habían desarrollado cierta inmunidad y la enfermedad era más leve. En cambio, los colonos europeos en aquel continente y los americanos en su territorio, sufrieron los efectos mortíferos de esta enfermedad. Fueron importantes las epidemias de Barbados, en el Caribe, de 1647 y la de Filadelfia, en América del Norte, de 1793.
Durante mucho tiempo fue un misterio el como se transmitía esta enfermedad hasta que el médico cubano Carlos Juan Finlay, en 1881, reafirmándose en la sugerencia que había hecho con anterioridad el médico y cirujano estadounidense Josiah Clark Nott, manifestó el papel del mosquito Aedes en la transmisión. Hemos de añadir que en 1821 el célebre cirujano y anatomista español Antonio Gimbernat había propuesto luchar contra los insectos nocturnos como posibles conductores de las enfermedades infecciosas.
Hubo varios intentos para descubrir una vacuna eficaz. El Instituto Pasteur, a comienzos del siglo XX, con la cepa francesa del virus obtuvo una vacuna que se aplicaba por escarificación pero tenía complicaciones sistémicas y neurológicas graves. En 1927, el Instituto Rockefeller desarrolló una vacuna con el suero de un africano llamado Asibi, quien había superado la enfermedad, pero el inconveniente era que había que emplear grandes cantidades de suero. No obstante, ambas vacunas fueron empleadas. En 1937, Max Theiler, virólogo sudafricano, de ascendencia suiza y residente en Estados Unidos, trabajando con la Fundación Rockefeller, logró mejorar la vacuna de la cepa Asibi, obteniendo una mutación del virus atenuado que le llevó a la cepa 17 D, la cual tuvo notable éxito en 1939.
Aunque la enfermedad, afortunadamente, ha sido erradicada en gran parte del mundo, en zonas de riesgo de África y Sudamérica tiene sus efectos mortales y la O.M.S. estima que en poblaciones no vacunadas son contagiadas unas 200.000 personas al año y de ellos mueren unos 30.000.
Parece ser que el termino de fiebre amarilla, para algunos, fue empleado por primera vez por el naturalista Reverendo Griffith Hughes en su obra titulada Natural History of Barbados, mientras otros piensan que fue el médico portugués Juan Ferreyra de la Rosa, refiriéndose a la epidemia de Olinda en Pernambuco (Brasil) de 1687 a 1694. En cuanto al origen de esta enfermedad existen dos teorías. Unos piensan que tiene un origen americano y se basan en textos precolombinos, en los libros sagrados de los mayas, quienes la describen como “vómito de sangre “y ello estaría fechado entre 1480 a 1485. Otros defienden un origen africano y se basan en la biología molecular porque mientras las cepas americanas han perdido una parte de la secuencia del genoma del virus, no sucede lo mismo con las cepas africanas. Hemos de tener en cuenta que cuando Colón hace su tercer viaje en 1498, los españoles tocan la isla de Cabo Verde, zona endémica de Fiebre Amarilla. Los relatos dicen que tuvieron que salir de allí precipitadamente porque moría la dotación.
Anteriormente, en el año 1494, hay noticias de que una epidemia por esta enfermedad azotó La Española, afectándose primero los colonos españoles y posteriormente la población indígena. Finlay en “Apuntes sobre la historia de la fiebre amarilla”, afirma que la primera epidemia ocurrida entre los españoles fue en 1495, en La Isabela. En 1623, Aleixo de Abreu, médico portugués formado en la Universidad de Coímbra, autor del Tratado de las siete enfermedades, hace la primera descripción correcta de la afección y la designa como “Achaque do bicho” o “De la enfermedad del gusano”, basándose en que en las autopsias de los fallecidos encontraba siempre gusanos en los intestinos.
Pero a pesar de estas discrepancias sobre el origen de la enfermedad, podemos compaginar estas dos teorías de los comienzos americano y africano. De este modo, Claudio Delgado, médico e higienista cubano quien con Carlos Juan Finlay publicó la obra titulada La conquista de la fiebre amarilla, afirma que el agente productor de esta enfermedad ya existía en ambos continentes antes de la llegada de Colón a América. Pero el Aedes no existía en el continente americano y los brotes narrados en los códices indígenas serian selváticos. Los barcos negreros llevaron el Aedes al continente americano, pasando primero por las islas. El transporte del agente transmisor comprendería también el de sus huevos y larvas. Esta teoría es apoyada por autores anglosajones quienes consideran que las primeras epidemias ocurrieron en Barbados, Cuba, Guadalupe y México, entre 1644 y 1649.


 Indígena africano. Enciclopedía Cultutal Vox. Destino de los pueblos en el mundo de hoy. p11

Pero, al margen de estos conocimientos adquiridos a través de la experiencia marcada por la triste historia de la enfermedad, nos podemos preguntar que pensaban acerca de ella los facultativos de la época a la que nos vamos a referir, siglo XIX. Para ello nada mejor que tomar como referencia al ilustre médico de Marina y profesor del Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz Pedro María González quien en su obra titulada Tratado de las enfermedades de la gente de mar, publicada en 1805, en el capítulo XI de este libro se refiere a la Fiebre Amarilla. La designa como calentura pútrida, llamada por los ingleses amarilla, por los franceses enfermedad de Siam, y vómito prieto por los españoles.
Manifiesta que afecta a los recién llegados a la América e India, y a los países templados de Europa. Habla de la exposición prolongada al sol con cambio a los relentes nocturnos como una de las causas para contraer el mal. También el abuso de la “bebida espirituosa”. Asevera que es endémica en la América inglesa y lo mismo ocurre en Veracruz y Cartagena de Indias.
Continúa escribiendo: Nace en la estación cálida y se extingue cuando la atmósfera refresca. También afirma: La temperatura influye tanto sobre el mal, que en los días ardientes y sofocativos los enfermos empeoran, y la mortalidad es mayor, lo que sucede al contrario en los días templados y frescos.


Obra de Pedro María González. Tratado de las enfermedades de la gente de mar. 1805.



BIBLIOGRAFÍA

BLANCO VILLERO, J. “Sinopsis de la epidemia de Fiebre Amarilla de 1800 en Cádiz y su provincia con una referencia a Sevilla y Filadelfia”. Salud y enfermedad en los tiempos de las Cortes de Cádiz. Crónica Sanitaria de un Bicentenario. José M. Blanco Villero y Juan M. García-Cubillana de la Cruz (eds.). UCA, Sílex ediciones. Madrid, 2013.
GONZÁLEZ GUTÉRREZ, P. Mª. Tratado de las enfermedades de la gente de Mar. Madrid en la Imprenta Real. Año de 1805.
WIKIPEDIA. "Fiebre amarilla". wikipedia.org/wiki. 3 de abril de 2020.


Corbeta española. De la mar...Historicos Barcos y Marinas. Luis Bastarrica.

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