Política de uso de cookies

jueves, 23 de abril de 2020

I. APUNTES SOBRE LA FIEBRE AMARILLA EN CÁDIZ Y SU PROVINCIA


 Epidemias y Pandemias

 La Humanidad a lo largo de su historia ha sufrido el efecto desbastador de enfermedades graves de fácil transmisión y evolución fatal. La Medicina en numerosas ocasiones se ha visto impotente para encontrar remedio adecuado. 
En la Edad Antigua aparece la lepra como enfermedad bíblica y de cierto aire sagrado en el hinduismo. Otras enfermedades como la tuberculosis y el cólera son conocidas en los tiempos de Hipócrates y Galeno.
En la Edad Media las principales enfermedades epidémicas son la peste y la lepra.
En la Edad Moderna, en los siglos XVI y XVII, predominan el tifus, difteria y sífilis. En el siglo XVIII; paludismo, viruela, sarampión, fiebre amarilla y dengue.
En la Edad Contemporánea, en el siglo XIX; fiebre amarilla, cólera y tuberculosis. En el siglo XX, podemos decir que es la era de los virus. Destacan las epidemias de gripe de los años 1918, 1957 y 1968. La poliomielitis, sida y aparición del ébola. En lo que llevamos de siglo XXI, han aparecido el Síndrome Respiratorio Agudo Severo, ocasionado por un coronavirus, la gripe A, zika, ébola y por último el COVID-19.
Especial recordatorio para la enfermedad producida por el virus del Ébola, descubierto en 1976 en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo y que en el periodo de 2014 a 2016 ha producido importantes brotes en el África Occidental. Precisamente en 2014 fueron víctimas de la enfermedad los misioneros españoles de la Orden de San Juan de Dios Miguel Pajares y Manuel García Viejo, mientras que la auxiliar de enfermería María Teresa Romero Ramos quien había atendido a este último en el Hospital Carlos III de Madrid, superó la infección con éxito.
Desde luego, no todas las enfermedades infectocontagiosas ofrecen igual grado de peligrosidad y las consecuencias humanas, sociales y económicas no son las mismas en todos los casos. No obstante, en muchos de ellos ha aparecido un grave peligro para la continuidad de la vida cotidiana, tanto como por la afectación masiva de la población como por la gravedad de la evolución de los males que han producido un gran número de muertes. Llegan los métodos de inmunización activa y el uso de los antibióticos y se produce un gran alivio. Pero a pesar de ello, en nuestros días continua siendo una grave preocupación la existencia de algunas de estas enfermedades en muchos paises subdesaroolados, así como la aparición de otras nuevas en los paises de más alto nivel. 

Vestimenta utilizada por los  médicos en las epidemias durante el siglo XVII. Carreras Panchón. Miasmas y Retrovirus, p.34.  
Cádiz a principios del siglo XIX

La ciudad está fuertemente amurallada y tiene una serie de fortalezas distribuidas por su perímetro que forman los frentes de “Tierra”, de “La Caleta”, de “Poniente”, y de “La Bahía”. Los baluartes de San Roque, Santa Elena, Santiago, La Alhóndiga o de los Negros, Santa Cruz, San Antonio, San Felipe, Soledad, Bonete, La Candelaria, San Pedro, San Pablo o del Orejón, Santa Catalina, Los Mártires, Batería de Capuchinos, Matadero, Batería de Peñuelas. La ciudad cuenta con cuatro puertas que son: “Puerta del Mar”, “Puerta de Sevilla”, “Puerta de la Caleta” y “Puerta de San Sebastián”. Dos castillos; de “San Sebastián” y “Santa Catalina”
Cádiz era una autentica ciudad andaluza y sus viviendas tenían patios amplios con corredores abiertos. Debido al comercio marítimo, muchas de las casa de los comerciantes se encontraban dotadas de miradores que servían de punto de observación de la flota mercante que se aproximaba al puerto.
Contaba la ciudad con las parroquias de Santa Cruz, Rosario, Santiago, San Lorenzo, San Antonio y San José y con los barrios de Cruz de la Verdad, San Antonio y Bendición de Dios, San Roque y Boquete, Nuevo de Santa Cruz, Nuevo Mundo, Angustias y San Carlos, Santa María y Merced, Ave María, Rosario, Santiago, San Lorenzo, Capuchinos, Cuna, Viña, San Felipe Neri, Pilar, y Candelaria.
Las calles estaban pavimentadas con adoquines y las aceras tenían grandes lozas. La calle Ancha era el centro aristocrático y del paseo, donde se reunían políticos, literatos, oficiales del ejército y de la marina y los profesores y alumnos del Colegio de Cirugía, entre otros.
La calle Nueva era el centro comercial y otras calles destacadas eran la de San Francisco, La Carne, La Pelota, y la de Cobos. Ellas constituían lugares de comercio menor. La calle de San Juan de Andas era el centro de la moda.
La plaza más destacada era la de San Juan de Dios, con mucho arbolado y bancos. Se realizaba en ella los desfiles militares y festejos. Tenia numerosas tiendas y fondas con el fin de alojar a transeúntes, la mayoría de ellos relacionados con el tráfico marítimo. Al fondo se encuentra el Ayuntamiento.
Le seguían en importancia la plaza de San Fernando, con un mercado, y a veces se celebraba en ella conciertos. La plaza de Santa Cruz de la Verdad o del Mentidero, con una cruz en el centro. Menos interesantes eran las plazas de San Francisco, San Agustín, Cancelaría, Descalzas, Palillero, Gaspar del Pino, Tablas y Viudas, Nieves, y Cuatro Torres. En estas dos últimas había consignatarios y consulados.1
La zona de extramuros se encontraba ocupada casi en su totalidad por numerosas huertas y desde finales del siglo XVIII se había constituido en una zona de recreo, con casa de campo de familias acomodadas. Había un camino al final que conducida a la Isla de León, llamado del Arrecife, y en el se habían instalados tabernas y ventas, las cuales eran frecuentadas por los excursionistas.
Los comerciantes acomodados vivían en el casco de la ciudad y en sus amplias viviendas, en el piso de abajo se encontraban las oficinas y almacenes, mientras que en el patio se embalaban las mercancías. La gente más humilde vivía en casas de vecinos, con habitaciones alineadas alrededor de un patio.
Con el tiempo, a la población primitiva se le habían unido montañeses y vascos y más tarde aparecieron genoveses, flamencos y portugueses. A principios del siglo XIX los habitantes extranjeros eran: franceses, ingleses, irlandeses, bátavos, daneses, suecos, alemanes, griegos, turcos, malteses, italianos, helvéticos, sardos, moros, guineos, portugueses, americanos, y chinos. La mayoría de ellos se había movido por el asunto del comercio. 2
Debido a la distinta procedencia había gente de distinto credo, siendo mayoritaria la religión católica. También habían numerosas órdenes religiosas: Dominicos, franciscanos descalzos, mercedarios descalzos, capuchinos, carmelitas descalzos, hermanos de San Juan de Dios, filipenses y agustinos. Estaban los conventos de monjas de Santa María, agustinas candelarias y franciscanas descalzas. El clero secular era también muy numeroso.
Existan casa de comercio extranjeras, fundamentalmente genovesas, francesas, inglesas, hamburguesas, holandesas y flamencas, y junto a ellas casas españolas. Existían casas aseguradoras. Había importantes navieras que poseían fragatas, bergantines y corbetas. También habían  embarcaciones menores como polacras, jábegas, jabeques, goletas, barcas, místicos, balandras, y lanchas. Ellas servirían para el transporte de mercancías menores y de pasajeros a lugares próximos de la costa y para la pesca.
Se comercializaba con el extranjero, sobre todo con Cuba, Guatemala, América del Norte, Filipinas, Rusia, Dinamarca, Holanda, Inglaterra, Italia y Francia. Había un amplio intercambio comercial con el resto de España y principal con Barcelona, Alcoy, Alicante, Extremadura, Granada y Málaga.
La ciudad contaba con cuatro hospitales: El de la Misericordia, regido por la Orden de San Juan de Dios. El de la Caridad u Hospicio de Santa Elena, a cargo de la Hermandad de la Caridad. El Hospital de Nuestra Señora del Carmen o "de Mujeres", dedicado a mujeres pobres y enfermas. Por último, el Hospital Real de Marina con el Colegio de Cirugía adjunto a el, y era el mejor dotado.
En 1802 había bastantes médicos, 74 hombres y 12 mujeres, pero sobre todo había muchos abogados y escribanos, debido al comercio. Había 68 boticarios. Los oficios más populares eran los de aguador y mozo de carga. Había 115 barberías y 34 peluquerías. A todo ello había que sumarle el personal militar, el cual se encontraba compuesto por distintos regimientos del Ejército, mientras que el Departamento Marítimo se había  trasladado a la Isla de León.
Especial mención tiene el Colegio de Cirugía de la Armada, creado en 1748 gracias al celo del cirujano mayor Pedro Virgili, utilizando como infraestructura el Hospital Real. El Colegio tendrá unos estatutos y existirá unas reglas para ingresar en el centro. Los alumnos y profesores utilizaran un uniforme con sus divisas. Hay un horario de estudios y un programa con numerosas asignaturas. En 1791 se había establecido la unión de la medicina y la cirugía y la carrera dura seis años. Habrá exámenes al finalizar cada curso, ante un tribunal presidido por el cirujano mayor y compuesto por profesores del Colegio. Al finalizar los estudios, el colegial obtendrá el título de cirujano latino. El Colegio tiene un Protomédico y un Cirujano Mayor, pero a partir de 1802 estos dos cargos se unen en la figura del Director. Todos son médicos-cirujanos. La Armada cuenta de este modo con el Colegio de Cirugía y el Hospital Real, anexo a este una capilla. Hay un jardín botánico con plantas medicinales y una botica, ambos en el recinto del edificio.
Debido a la hostilidad con Inglaterra, al principio, y luego con la Guerra de la Independencia, frente a Francia, van llegando tropas a la ciudad. Aparecen los regimientos de Irlanda, Zaragoza y Órdenes Militares y habrá que sumarle las Milicias Urbanas. Con el asedio francés llegará el ejército anglo-portugués y habrá que tener en cuenta los pontones para prisioneros franceses fondeados en la bahía.
La entrada y la salida de Cádiz, estaban protegidas tanto por mar como por tierra con fortificaciones como el Castillo de Puntales, Fuerte de Matagorda, del Trocadero y el de Fort Louis. Después se añadió el de La Cortadura. En cuanto a los cuarteles, la infantería se alojaba en Puerta Tierra, en recintos que formaban parte del muro, y se llamaban cuarteles de San Roque y Santa Elena, próximo a ellos la Plataforma de Santiago. Al otro lado de la ciudad, se encontraban el Cuartel de La Candelaria, Almacén general de Artillera y la Casa Pabellón de Ingenieros. Además, se utilizaron el Castillo de Santa Catalina y el Baluarte de los Mártires para alojar tropas. 

Plaza de Isabel II (Plaza de San Juan de Dios). Siglo XIX. Fotografía de J. Laurent. 
Caja de Ahorros de Cádiz.

La provincia de Cádiz

Situada a la entrada del Estrecho de Gibraltar, presenta una forma triangular. Se encuentra en el punto más meridional de Europa, limitada al Sur y al Oeste con el Mar Mediterráneo y Océano Atlántico y por el Norte y Este con las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Málaga. La extensión total es de 7.385 Km cuadrados. Formando un triángulo al sur de Europa, aparece a caballo sobre África. Ofrece una gran diversidad geográfica y han pasado por ella distintas civilizaciones a lo largo de su historia, las cuales han dejado una profunda huella. La vamos a dividir en una serie de comarcas.

BAHÍA DE CÁDIZ.

Cádiz. San Fernando. Puerto Real. El Puerto de Santa María. Chiclana de la Frontera.

CAMPIÑA DE JEREZ.

Jerez de la Frontera. San José del Valle.

BAJO GUADALQUIVIR.

Rota. Chipiona. Sanlúcar de Barrameda. Trebujena.

SIERRA DE CÁDIZ.

Arcos de la Frontera. Espera. Bornos. Villamartín. Prado del Rey. Algar. El Bosque. Ubrique. Benaocaz. Villaluenga del Rosario. Grazalema. Zahara de la Sierra. Puerto Serrano. Algodonales. El Gastor. Setenil de las Bodegas. Olvera. Torre Alháquime. Alcalá del Valle.  

LA JANDA.

Bárbate. Vejer de la Frontera. Conil de la Frontera. Medina Sidonia. Paterna de la Rivera. Alcalá de los Gazules. Benalup (Benalup de Sidonia-Casas Viejas).

CAMPO DE GIBRALTAR.

Algeciras. Tarifa. Los Barrios. San Roque. La Línea de la Concepción. Castellar de la Frontera. Jimena de la Frontera.  

1). Solís, pp. 33-47. 
2). Solís, p. 63. 


Escudo de la Provincia de Cádiz. Spínola et al. La Provincia de Cádiz Pueblo a Pueblo.


BIBLIOGRAFÍA

CARRERAS PANCHÓN, A. Miasmas y Retrovirus. Colección Historica de Ciencias de la Salud. Tomo II.
Fundación Uriach. 
CENTERS FOR DISEASE CONTROL AND PREVENTION. “S.A.R.S.”. 
 FERNÁNDEZ CANO, V. Las defensas de Cádiz en la Edad Moderna. Escuela de estudios hispano-americanos de Sevilla. Sevilla, 1973.
FONSECA BLANCO, X. “Las grandes pandemias que afectaron a la humanidad”. La Voz de Galicia. 12/03/2020.
PULIDO BERRUGA, S. “La Gripe Española: la pandemia de 1918 que no comenzó en España”. Gaceta médica. 19 enero de 2018.
ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Publicaciones del Sur Editores. Sevilla, 2011.
SOLÍS, R. El Cádiz de las Cortes. Silex ediciones. Madrid, 1987.
SPÍNOLA, C et al. La Provincia de Cádiz Pueblo a Pueblo. Junta de Andalucía. Diputación de Cádiz. Entidades colaboradoras. INGRASA. Cádiz, 1995.
WIKIPEDIA. “Gripe A”. “Gripe Asiática”. “Gripe de Hong-Kong”. “Dengue”. “Zika”. “Fiebre Amarilla”. “Vacuna contra la Fiebre Amarilla”. "Enfermedad por el virus del ébola".
WORLD HEALTH ORGANIZATION. “COVID-19”.

 

Puente de Zuazo en la antigüedad. J. Quijano. San Fernando, p.18.




  
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario