Resurrección de Jesús.
Solo aparece en el Evangelio de
san Mateo como un ángel se dirige a las mujeres que acuden al sepulcro para
ungir el cuerpo de Jesús y les dice: Se
que buscáis a Jesús Nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, como había
dicho; no está aquí. También en los otros Evangelios se habla de que
Jesucristo ha resucitado. Además hay una serie de hechos como la aparición del
sepulcro vacío, observado por todos. Junto a ello, las sucesivas apariciones de
Cristo demuestran el hecho de su resurrección.
Consideramos que el cuerpo de
Cristo permaneció en el sepulcro desde el día de su muerte, viernes por la
tarde, hasta el domingo por la mañana. Y al amanecer de este último día,
Jesucristo con propia virtud y poder, resucita triunfante y glorioso. Lo había
predicho en ocasiones.
Aquella mañana de este domingo
glorioso, habían acudido al sepulcro varias personas. Primero fueron la Santas
Mujeres, a las que se le aparecería el ángel, y después habían acudido Simón
Pedro y Juan, avisados por María Magdalena. Los discípulos vieron la loza del
sepulcro removida y los lienzos que habían envuelto el Cuerpo de Jesús,
esparcidos por el suelo.
Cuando Jesús salió del sepulcro se sintió un gran terremoto y el ángel había removido
la piedra después de que había resucitado. Los guardianes fueron presos de un
gran terror y quedaron como muertos. Los judíos quisieron sobornarles para que dijeran
que se habían quedado dormidos y esta circunstancia fue aprovechada por los
discípulos para llevarse el Cuerpo de su Maestro. No obstante, la verdad pronto
se dio a conocer.
Mientras estuvo en el sepulcro el Cuerpo de Jesús, su Alma, unida a la
Divinidad, bajó al Limbo o Seno de Abrahán a libertar las almas de los Santos
Padres que esperaban su santo advenimiento. (Mc., XVI; Mt., XXVIII; Lc.,
XXIV; J., XX.). En el Credo se dice: Descendió a los infiernos.1
El célebre escritor y dominico
francés Raymond-Leópold Bruckberger escribe: Al comienzo de esa mañana fantástica, hubo un momento, que duró varias
horas, en el que cada cual se preguntó que había ocurrido realmente. Digo cada
cual, amigos y enemigos, y tanto los sumos sacerdotes como los apóstoles. Durante
ese largo momento, en las pocas casas de Jerusalén en que ya se sabía que la
tumba de Jesús estaba abierta y vacía, hubo esa inquietud solemne que reina en un
país, que sabe que en su frontera se desarrolla la batalla decisiva de la que
depende su destino, y que no conoce aún resultado.2
Opina el conocido escritor y sacerdote
José Luis Martín Descalzo que en los cuarenta días posteriores a este asombroso
fenómeno de la Resurrección de
Cristo todo iba a ser fantástico, ya que resultaba que tampoco Jesús regresaba
como el vencedor total que sus discípulos hubieran deseado. Al contrario,
parecía jugar con ellos y aparecía y desaparecía. A pesar de estar con ellos no
realizaba aquellos viajes anteriores. De este modo, aunque en sus apariciones
dejaba momentos de alegría, después todo quedaba en el aire. Creaba, de todos
modos, una gran esperanza. No cabe la menor duda que Jesús no eligió regresar
como un vencedor que va a arrollar a los que fueron sus enemigos.
El mismo Bruckberger manifiesta
que en la nueva relación de los discípulos con su Maestro todo quedaba más
claro y se entendía mejor lo que había pasado anteriormente. Los apóstoles
entenderían que Jesucristo no era sólo su jefe ni un profeta mayor que los
demás, sino también Dios en persona. Por eso se manifiesta santo Tomás
diciendo: Señor mío y Dios mío.
1). Zahonero Vivó y Martín
Penalva, pp. 161-162.
2). Martín Descalzo, p. 1188.
BIBLIOGGRAFÍA
MARTÍN DESCALZO, J.L. Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Ediciones Sígueme. Salamanca, 1998.
Imagen de Cristo Resucitado. Talla del escultor isleño Alfonso Berraquero. Desfile procesional de la Hermandad de la Sagrada Resurrección.
Sede parroquial en la parroquia de San José Artesano.
San Fernando (Cádiz). Domingo de Gloria de 2019.
Sede parroquial en la parroquia de San José Artesano.
San Fernando (Cádiz). Domingo de Gloria de 2019.
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