Los sangradores embarcados se considerarán en la
clase de oficiales de Mar, estarán a la orden de los Médico-Cirujanos en quanto
respecta a su exercicio.
Ordenanzas
de la Armada
Carlos
III
Para acceder al
nombramiento de practicante de la Armada de segunda clase, era necesario
acreditar dos años de prácticas en hospitales militares o cuatro años en
hospitales civiles, a lo que se la añadió no ser menor de veinte años, ser
español, y demostrar mediante examen; poseer los conocimientos teóricos y prácticos
de cirugía menor o ministrantes. De este modo, acabado los estudios como practicante en el hospital correspondiente, el aspirante manda solicitud al vicedirector del Cuerpo de Sanidad de la Armada del Departamento Marítimo, con el fin de ser admitido a examen. Se constituirá un tribunal presidido por el propio vicedirector y normalmente acompañado; por un médico mayor, dos primeros médicos y dos segundos médicos. El examen solía ser sobre flebotomía, extracción de muelas, preparación de alimentos de una dieta y aplicación de vendajes. A continuación, el tribunal se retirará a deliberar.
Juan Bautista Topete y Carballo, vicealmirante
de la Armada y político, durante su etapa de Presidente del Consejo de
Ministros, se ocupó de la formación de los practicantes de la Armada, ordenando
a los jefes de clínica de los hospitales de marina departamentales: impartir
tres lecciones semanales de distintas materias, como; osteología,
sindesmología, fracturas, luxaciones, heridas, y vendajes. Esta instrucción
comprendía a los practicantes destinados en el hospital y a los meritorios. El
farmacéutico debería de dar clases prácticas en su oficina, una vez por semana;
acerca de las preparaciones galénicas más sencillas, teniendo en cuenta que en
algunas enfermerías pequeñas, el practicante se hará cargo de la farmacia. Si
bien, al principio parecía estar aclarada la situación profesional, como ayudante
del médico, conforme avanza la medicina y se dispone de nuevas técnicas exploratorias,
aumentando también el personal de enfermería, va surgiendo dudas acerca de cuál
va a ser la responsabilidad de los practicantes.
El médico de la Armada, Emilio
Ruiz Sanromán, en el año 1881, escribe el Manual del Practicante, el cual
consta de tres partes fundamentales:
1). Conceptos fundamentales de
Anatomía, Fisiología y Cirugía menor.
2). Servicios que deben prestar los
practicantes de la Armada, incluyendo un interesante capítulo dedicado a la
higiene.
3). Exposición de farmacia práctica y
de nociones de terapéutica.
Respecto a las funciones que deben
desempeñar los practicantes; Ruiz Sanromán propone lo siguiente:
Buques.
Guardar en orden los utensilios que
estén a su cargo y tener dispuesto un apósito de curaciones para los casos
urgentes.
Los que se encarguen de la farmacia,
harán un resumen en la libreta para que se preparen las fórmulas medicinales
que haya mandado el médico.
Mantener el orden en la enfermería y
cuidar que los enfermos tomen las medicinas.
Repetir las curas.
Vigilar la evolución de los enfermos
encamados.
Vigilar a los enfermeros que estén a
sus órdenes.
Controlar los consumos a su cargo,
llevando una relación de los utensilios que se inutilizan.
Desembarcos.
Debe de haber una sección sanitaria a
las órdenes del médico y si se careciese de este, a las órdenes del
practicante. Habrá que levantar a los heridos y reanimarlos, curarlos, detener
la hemorragia y conducir al traumatizado al lugar donde se encuentre la
ambulancia. Si el practicante y los camilleros se ven atacados por el enemigo;
se deberán defender hasta perder la vida para proteger al indefenso herido que
conducen, que además de ser una obra de caridad, es llenar uno de los requisitos
del deber y honor militar.
Batallones.
Señala Sanromán que la función es
parecida a los buques.
Arsenales.
En ellos, encontraremos una
enfermería con la misma asistencia sanitaria de un batallón, cuartel o buque en
puerto. El practicante más antiguo tendrá a su cargo el material de cirugía y
de enfermería.
Hospitales.
Primeros practicantes.
Comprobar todas las mañanas, una o
dos horas antes de la visita a la sala; si se han ejecutado todas las
disposiciones referentes a los enfermos encamados.
Cuidarán y serán responsables del
material, procurando que no falte.
Se ocuparán de la farmacia,
instrumentos y vendajes.
Observarán los baños generales y
locales de los enfermos.
Darán las novedades diarias al jefe
de la clínica o al médico que ocupe su puesto.
Vigilar que no se levante ninguna
cura de cirugía sin haberlo ordenado el jefe de la clínica.
Efectuar las curas de pinzas.
Ordenar y distribuir el servicio
entre los demás practicantes, enfermeros y resto del personal destinado en su
sala.
Segundos practicantes.
Tendrán los mismos deberes que los
primeros y podrán alternarse con estos cuando lo exijan las circunstancias.
Llevarán una libreta para anotar los
medicamentos internos y externos, administrando los primeros a los enfermos.
Harán sangrías y administrarán
sanguijuelas, así como ventosas y curaciones de los vejigatorios.
Practicantes supernumerarios o aspirantes.
Estarán a las órdenes del primero y
segundo practicantes.
Aplicarán a los enfermos medicamentos
externos en forma de tópicos, como cataplasmas, fricciones y enemas.
Deberán auxiliar al primer
practicante en las curas, así como en la aplicación de apósitos y vendajes. Limpiarán
los instrumentos utilizados en las salas.1, 2
NOTAS
1). El hecho
de que no figuren las obligaciones de los terceros practicantes, se debe sin
duda alguna a que en esta fecha dicho empleo no estaba vigente.
2). Herrera Rodríguez
y López Révora. Dos manuales para la formación de practicantes de la Armada
Española. Revista de Historia Naval, nº 65, pp. 69-87.
*). Roca Núñez et al, pp. 73-76.
BIBLIOGRAFÍA.
Herrera
Rodriguez, F; López Révora, L. “Dos manuales para la
formación de practicantes de la
Armada Española (1881 y 1904)”. Revista de Historia Naval nº 25; pp. 69-87.
Servicio de Publicaciones de la Armada, 1989.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
Vacunación en el Ejército francés. Pintura en óleo sobre lienzo del pintor de Estrasburgo, Alfred Touchemoulin. Medicina Militar, 2004; 60 (2), p.79.
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