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miércoles, 8 de mayo de 2019

LOS MÉDICOS DE LA ARMADA ESPAÑOLA AL FINAL DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX.



Los Médico-Cirujanos se enteraran de la disposición en que se ha establecido la enfermería de combate, preparando los vendajes y demás necesario a las curaciones de heridos.
Ordenanzas de la Armada
Carlos III

 Las Ordenanzas de la Armada de Carlos III, desde 1717 a 1802 y con las intervenciones en ellas de Patiño, Aguirre, Mazarredo, Escaño y Pérez de Grandallana; contienen un apartado que es el Tratado 3º, Título V: Concerniente al médico-cirujano embarcado. Aunque con el tiempo hubo de hacerse modificaciones posteriores, no fueron derogadas formalmente las disposiciones existentes y el espíritu de ellas se ha mantenido durante mucho tiempo. De este modo, el médico embarcado mantenía muchas de sus reglas y veremos cuál era su función. El médico destinado en el buque, o en el caso de que hubiera dos, el más antiguo es el jefe de la enfermería. Además va a realizar las funciones del Cuerpo de Sanidad de la Armada. En cuanto a la función asistencial se encargará de asistir a los enfermos que se presenten en consulta o que queden ingresados en la enfermería y si es necesaria la hospitalización; extenderá papeleta de baja al hospital así como se encargará después de recibir y archivar la de alta hospitalaria. Anotará en un libro las altas y bajas, tanto de enfermería como de hospital, y en otro anotará el nombre y destino de los pacientes que pasen consulta; con el diagnostico, pronostico, evolución y tratamiento. En caso de encontrarse el buque en un arsenal, podrá realizarse la hospitalización en la enfermería de este por reunir mejores condiciones y poder disponer de un personal sanitario de guardia o vigilancia. También llevará una relación del personal de baja domiciliaria o convaleciente. Se interesará por los pacientes hospitalizados, sobre todo los casos más graves o que requieran más tiempo de evolución, acudiendo a visitarlos en el hospital y cambiando impresión con el jefe de la clínica donde este ingresado.
En cuanto a la función médico-pericial; reconocerá a aquellos individuos que por orden del comandante del barco o a petición del jefe de su destino, se pida informe de cualquier anomalía observada. También, si observa alguna anomalía en el personal; procederá a su reconocimiento y si lo cree necesario será enviado al hospital para que sea observado en la clínica correspondiente, y si procede; se efectuará propuesta de exclusión del servicio o retiro, por el tribunal médico correspondiente. Si ha tratado a un herido o traumatizado, bien por accidente o por reyerta, una vez curado o evacuado a centro hospitalario; informará de ello por escrito, además del parte verbal. Todas estas incidencias quedarán anotadas en otro libro o cuaderno.
En cuanto a la función docente; se interesará por la buena preparación del personal a sus órdenes: médico, practicantes y enfermeros. En algunos casos, con motivo de una epidemia a bordo, o a petición del comandante, o bien propuesto por iniciativa propia; él y su personal pueden organizar una conferencia médica que sirva de información. También: organizar cursos de primeros auxilios. En el caso de que el barco esté atracado en un Departamento; debe acudir a la lectura de las memorias clínicas que organiza la Jefatura de Sanidad del mismo.
Ya hemos visto que a finales del siglo XIX ha surgido una nueva asignatura que es la higiene naval. De esta manera, el médico velará por la higiene de la enfermería en cuanto a continente y contenido, y atenderá a cuantos problemas higiénicos se presenten en el navío. Informará acerca de los problemas de ventilación, haciendo las propuestas que crea necesarias para mejorarlos y en el caso de haber observado un incremento de parásitos, insectos y roedores; proponer medidas de limpieza, desinsectación y desratización, así como preocuparse por llevar a cabo estas medidas de forma periódica, según normas establecidas. Desde mucho antes, el médico era ya responsable del material quirúrgico y de curas, así como de los medicamentos. Pero más tarde, el cargo de ellos corresponderá al practicante más antiguo. De todos modos, se interesará de que el material se encuentre en perfectas condiciones y en el caso de que encontrase anomalía alguna; deberá notificarlo para su exclusión y repuesto. Respecto a las medicinas; conocerá a la perfección la clase de medicamentos y la cantidad de que dispone, según reglamento, del estado de estas y si hay algunas caducadas o deterioradas; comunicarlo a la mayor brevedad con el fin de reponerlas. También: si lo cree necesario, propondrá un aumento del cupo o la introducción de nuevos medicamentos en relación con la duración prevista de la travesía, de la zona por donde se ha de navegar o de la misión que se va a efectuar. En caso de tener que establecerse enfermería de combate y puestos de socorro; asesorar al comandante sobre los lugares más adecuados para su instalación, a ser posible.
De todas las actividades, deberá dar la novedad al comandante del buque y en su defecto al segundo comandante, a veces a ambos, sobre todo si se trata de problemas relacionados con el servicio del personal, así como también puede notificarlo al jefe del destino al que pertenezca el paciente, y en caso de encontrarse el buque en puerto: se dará la novedad al oficial de guardia. Las novedades al comandante se harán de forma verbal y por escrito, mediante un parte del que se archivará una copia. En caso de enfermedad contagiosa; el paciente quedará inmediatamente aislado en un camarote de la enfermería y en su defecto se habilitará uno para este fin, notificándose sin pérdida de tiempo al comandante y asesorando sobre las medidas a tomar. A la llegada a puerto; además de ingresar el enfermo en el hospital, se notificará a la jefatura de sanidad.
En arsenales y en otras dependencias de tierra y cuarteles, regirá el mismo reglamento, dándose las novedades al jefe de la dependencia. En el caso de los tercios de infantería de marina; el médico destinado en ellos, acompañará al batallón cuando se desplace en maniobras y expediciones militares. 
Hay un primer médico en las comandancias de marina de Cádiz y Barcelona. En Cádiz, además de la asistencia del personal de marina, prestará asistencia en la Casa de Viudas de Fragela. Es una institución que data de 1756, fundada por el comerciante de origen sirio; Juan Clat y Sacachini,"Fragela", con el fin de acoger a las viudas y huérfanas de Cádiz. La institución se le conoció con el nombre de “Casa Pía de Pobres Viudas y Doncellas Huérfanas”, entregando la administración al Cabildo eclesiástico de la ciudad. Para la asistencia médica hubo desde sus comienzos un médico y un cirujano, probablemente pertenecientes a la Armada y tal vez al Colegio de Cirugía, por lo que seguramente la Armada había seguido prestando asistencia a través del médico de la Comandancia de Marina. En Barcelona; el médico de la comandancia se encargaba también del reconocimiento definitivo de los demente del manicomio de San Baudilio de Llobregat, después de haber sido estudiados y tratados por los médicos dedicados a la psiquiatría, de este importante centro. Los médicos de las comandancias de marina tendrían a su cargo la asistencia domiciliaria del personal destinado en el departamento así como el de la familia, e igual ocurriría con el médico asignado para asistencia del personal de la Corte.
En el hospital; el Director es el jefe de la dependencia. Es el responsable del orden y de la disciplina en ella, como cualquier jefe militar. Además; hará cumplir al personal del cuerpo destinado en él, las tres funciones: asistencial, médico-pericial y docente. También: será responsable de la higiene en el centro. El Jefe de Servicio sustituirá al Director en su ausencia, ocupando su puesto y además velará por la buena organización de las clínicas y guardias. Habrá un médico mayor encargado de cada clínica como jefe de ella, conocido en los departamentos como médico de visita. Se encargará de la asistencia de los enfermos hospitalizados, de las observaciones de falta de aptitud para el servicio y de la labor docente para médicos y practicantes asistentes al servicio. Dará las novedades de bajas, hospitalizaciones, altas y fallecimientos al director y en su ausencia al jefe de servicio. Repasamos las distintas clínicas de los hospitales de Marina.
Clínica médica
Correspondía a la Medicina Interna. A finales del siglo XIX, con el desarrollo de la medicina hospitalaria  surge una nueva orientación en la tradicional ciencia médica, haciéndose esta más científica y experimental. De esta forma; aparece el internista o clínico por excelencia, quedando excluidas de su campo las enfermedades quirúrgicas, obstétricas, pediatría en los hospitales mayores, y otras disciplinas que van apareciendo, como las enfermedades de la piel y la de los órganos de los sentidos. Hay médicos de la Armada que por estudios y prácticas en centros hospitalarios de reconocida competencia, están en posesión de los conocimientos óptimos para ocupar el puesto de jefe de esta clínica. Además; se le unirá a ello la experiencia que deben de tener por su antigüedad, ya que tienen el empleo de médicos mayores y en su defecto pueden ser médicos primeros muy antiguos.
Clínica quirúrgica
La cirugía la van a practicar los médicos que se han especializado en la práctica de las intervenciones quirúrgicas necesarias para curar o aliviar ciertas enfermedades que no pueden resolverse por medio de la medicina clínica, o aquellas intervenciones urgentes en caso de ciertas enfermedades agudas o accidentes. Después de la cirugía renacentista del siglo XVI, en que en relación con la anatomía se crearon cátedras de cirugía en Francia y España, se pasó a una cirugía ilustrada en el siglo XVIII con la aparición de nuestros Reales Colegios de Cirugía de Cádiz, Barcelona y Madrid que tanto rango dieron a nuestra nación, para encontrarnos al final del XIX con una nueva especialidad que se ha independizado de la medicina clínica y tiene que enfrentarse a tres grandes enemigos, como son: la infección, el dolor y la hemorragia. Pero frente a estos tres grandes males van a surgir tres grandes remedios que serán: la antisepsia, la anestesia y la hemostasia. El cirujano de esta época actuará frente a una patología muy amplia pues abarca el abdomen, tórax, cráneo y cuello, además los miembros, siendo por lo tanto traumatólogo también. Se encargará además de la urología. Además se ha formado como médico y cirujano, anteriormente. El cirujano de la Armada es un médico bien preparado desde el punto de vista de la cirugía, ya para su ingreso en el cuerpo ha tenido que superar un examen práctico quirúrgico. Después, como médico embarcado se ha enfrentado con toda seguridad a problemas quirúrgicos en las largas travesías. De este modo, un médico mayor con buena aptitud quirúrgica y con los antecedentes de haber hecho prácticas anteriores en un hospital de la Armada, Ejército o civil, podía optar a una plaza de jefe de clínica. No obstante, podía hacer un curso de ampliación de estudios en un hospital de prestigio reconocido, normalmente de Madrid.
Clínica oftalmológica
Aunque la oftalmología se remonta a la más alta antigüedad, es a mediados del siglo XIX con la aparición del oftalmoscopio y las nuevas técnicas de exploración, cuando se abre la posibilidad de poder realizar una cirugía abierta ocular con éxito, y gracias a la considerable ayuda de la antisepsia. Algunos médicos de la Armada han tenido la oportunidad de haber practicado esta rama médico-quirúrgica en algún centro hospitalario o han sido enviados a ellos durante algún tiempo. Estarán en condiciones de ocuparse de la clínica de un hospital de Marina.
Clínica Dermatológica
En Europa, la Dermatología junto a la Venereología se había perfilado como especialidad a comienzos del siglo XIX, constituyendo una verdadera disciplina médica. El médico especializado en esta materia; estudia las lesiones cutáneas por su forma, color, y consistencia. En la segunda mitad del siglo XIX, las clínicas de dermatología y venereología se han extendido por toda Europa y en los ejércitos de tierra y mar abunda esta patología, sobre todo la de las enfermedades venéreas.
Clínica sifilográfica
Quizás por el motivo, antes señalado, de la abundancia de enfermedades venéreas en el ámbito militar, se implantó esta disciplina en el Hospital de San Carlos
Otorrinolaringología
En la segunda mitad del siglo XIX, es cuando comienza a tratarse las lesiones dentro de nuestras cavidades, con la aparición del laringoscopio. Ya, en Europa son tratados los pólipos de las cuerdas bucales y en Estados Unidos se describen los nódulos de las cuerdas y se han hechos las primeras incisiones timpánicas. No obstante, no es hasta finales del siglo, cuando aparecen los primeros médicos especialistas. En la Armada hubo algún médico que logró especializarse durante esta época y en otras ocasiones se contrató un médico civil, pero durante este tiempo no existió clínica propia y dependía de la de cirugía.

No nos podemos olvidar de los médicos de guardias que tanta utilidad prestaban en las urgencias. Normalmente eran segundos médicos destinados en el hospital pero en ocasiones fueron montadas estas guardias por médicos primeros y en casos necesarios hubo de contratarse a médicos civiles. La misión de estos médicos era atender a las urgencias que acudían al hospital procedente de la calle o de cualquier destino exterior y que por su gravedad no podían ser solucionadas en su enfermería. Además, atenderían al personal ingresado en el hospital cuando fueran requeridos para ello, dando novedad al siguiente día, al jefe de la clínica correspondiente. También darían novedades de todo lo acontecido en la guardia al Director, a la mañana siguiente, manifestando las circunstancias, y en el caso de heridos o traumatizados de forma accidental o por reyerta, deberían hacer parte por escrito; exponiendo el tipo de lesiones, la clínica donde había sido ingresado el accidentado que normalmente era la de cirugía, así como la sala. El médico de guardia, además de intervenir en la función asistencial, intervenía también en la función pericial porque tenía la misión de observar durante su servicio; aquellos pacientes ingresados con propuesta de inutilidad para el servicio en la Armada, prestando especial atención en descubrir a los presuntos simuladores. La tercera función, la de la docencia, la cumplirían asistiendo en el periodo libre de guardias a la asistencia de los enfermos en las clínicas, ayudando a su jefe y recibiendo de este la enseñanza útil que podría prestar dicho facultativo con sus conocimientos y experiencia. Es probable que muchos clínicos y cirujanos de los hospitales de marina de aquella época, hubieran comenzado su formación en aquellos destinos de médicos de guardia. Finalmente: diremos que el médico de guardia, en ausencia del director del hospital, del jefe de servicio o de cualquier jefe de clínica, se constituía en jefe militar del centro, siendo responsable del orden que se debía guardar, recibir a la autoridad militar que se presentare en aquel momento y tomar cuantas decisiones considerare oportunas. Para ello, contaba con tener a sus órdenes al resto del personal de guardia.
Otras funciones de los médicos de la Armada eran fundamentalmente burocráticas. De este modo, había un médico mayor destinado como auxiliar de la Dirección del Material y otro de la Dirección del Personal. El primero se encargaría del abastecimiento y reemplazo del material quirúrgico de hospitales y enfermerías, mientras el segundo trabaja en los destinos del personal de la sanidad. Otro médico mayor, estará a las órdenes del Inspector General. Hay tres inspectores destinados como jefes de sanidad de los departamentos que además son vocales de la Junta provincial o municipal de Sanidad respectiva. Habrá un subinspector de primera como auxiliar de la Secretaria del Órgano Consultivo. El Inspector General, es el jefe principal del cuerpo. Además es Vocal especial del Centro Consultivo y Consejero nato de Sanidad del Reino.

*). Roca Núñez et al, pp. 67-73.

BIBLIOGRAFÍA.
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo Militar de Sanidad de la Armada. San Fernando. Tipografía de Fernando Espín Peña, 1925
Garcia-Cubillana de la Cruz, J.M. El antiguo hospital de San Carlos (1809-1981) y la ciudad de San Fernando. Publicaciones del Sur Editores. Cádiz, 2007.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
SOLER CANTÓ, J. El Hospital Militar de Marina de Cartagena. 2ª Edición. Universidad Politécnica de Cartagena, 1999

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NAVAL DE SAN FERNANDO.
Reales Ordenanzas de la Armada. 1793. Tratado 3º. Título Vº. 
Estado General de la Armada. Cuerpo de Sanidad. Año 1898.


La nueva cirugía antiséptica. P. Aguilar. Valencia, 1882. Uriach. El grabado en la Historia de la Medicina. Etiopatogenia.






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