Los Médico-Cirujanos se enteraran de la disposición
en que se ha establecido la enfermería de combate, preparando los vendajes y
demás necesario a las curaciones de heridos.
Ordenanzas
de la Armada
Carlos
III
Las Ordenanzas de la Armada de Carlos
III, desde 1717 a
1802 y con las intervenciones en ellas de Patiño, Aguirre, Mazarredo, Escaño y Pérez
de Grandallana; contienen un apartado que es el Tratado 3º, Título V: Concerniente al médico-cirujano embarcado. Aunque
con el tiempo hubo de hacerse modificaciones posteriores, no fueron derogadas formalmente
las disposiciones existentes y el espíritu de ellas se ha mantenido durante
mucho tiempo. De este modo, el médico embarcado mantenía muchas de sus reglas y
veremos cuál era su función. El médico destinado en el buque, o en el caso de
que hubiera dos, el más antiguo es el jefe de la enfermería. Además va a
realizar las funciones del Cuerpo de Sanidad de la Armada. En cuanto a la
función asistencial se encargará de asistir a los enfermos que se presenten en
consulta o que queden ingresados en la enfermería y si es necesaria la
hospitalización; extenderá papeleta de baja al hospital así como se encargará
después de recibir y archivar la de alta hospitalaria. Anotará en un libro las
altas y bajas, tanto de enfermería como de hospital, y en otro anotará el
nombre y destino de los pacientes que pasen consulta; con el diagnostico,
pronostico, evolución y tratamiento. En caso de encontrarse el buque en un arsenal,
podrá realizarse la hospitalización en la enfermería de este por reunir mejores
condiciones y poder disponer de un personal sanitario de guardia o vigilancia.
También llevará una relación del personal de baja domiciliaria o convaleciente.
Se interesará por los pacientes hospitalizados, sobre todo los casos más graves
o que requieran más tiempo de evolución, acudiendo a visitarlos en el hospital
y cambiando impresión con el jefe de la clínica donde este ingresado.
En cuanto a la función médico-pericial;
reconocerá a aquellos individuos que por orden del comandante del barco o a
petición del jefe de su destino, se pida informe de cualquier anomalía
observada. También, si observa alguna anomalía en el personal; procederá a su
reconocimiento y si lo cree necesario será enviado al hospital para que sea
observado en la clínica correspondiente, y si procede; se efectuará propuesta
de exclusión del servicio o retiro, por el tribunal médico correspondiente. Si
ha tratado a un herido o traumatizado, bien por accidente o por reyerta, una
vez curado o evacuado a centro hospitalario; informará de ello por escrito,
además del parte verbal. Todas estas incidencias quedarán anotadas en otro
libro o cuaderno.
En cuanto a la función docente; se
interesará por la buena preparación del personal a sus órdenes: médico,
practicantes y enfermeros. En algunos casos, con motivo de una epidemia a bordo,
o a petición del comandante, o bien propuesto por iniciativa propia; él y su
personal pueden organizar una conferencia médica que sirva de información.
También: organizar cursos de primeros auxilios. En el caso de que el barco esté
atracado en un Departamento; debe acudir a la lectura de las memorias clínicas
que organiza la Jefatura de Sanidad del mismo.
Ya hemos visto que a finales del
siglo XIX ha surgido una nueva asignatura que es la higiene naval. De esta
manera, el médico velará por la higiene de la enfermería en cuanto a continente
y contenido, y atenderá a cuantos problemas higiénicos se presenten en el navío.
Informará acerca de los problemas de ventilación, haciendo las propuestas que
crea necesarias para mejorarlos y en el caso de haber observado un incremento
de parásitos, insectos y roedores; proponer medidas de limpieza, desinsectación
y desratización, así como preocuparse por llevar a cabo estas medidas de forma
periódica, según normas establecidas. Desde mucho antes, el médico era ya
responsable del material quirúrgico y de curas, así como de los medicamentos. Pero
más tarde, el cargo de ellos corresponderá al practicante más antiguo. De todos
modos, se interesará de que el material se encuentre en perfectas condiciones y
en el caso de que encontrase anomalía alguna; deberá notificarlo para su
exclusión y repuesto. Respecto a las medicinas; conocerá a la perfección la
clase de medicamentos y la cantidad de que dispone, según reglamento, del
estado de estas y si hay algunas caducadas o deterioradas; comunicarlo a la
mayor brevedad con el fin de reponerlas. También: si lo cree necesario,
propondrá un aumento del cupo o la introducción de nuevos medicamentos en
relación con la duración prevista de la travesía, de la zona por donde se ha de
navegar o de la misión que se va a efectuar. En caso de tener que establecerse
enfermería de combate y puestos de socorro; asesorar al comandante sobre los
lugares más adecuados para su instalación, a ser posible.
De todas las actividades, deberá dar
la novedad al comandante del buque y en su defecto al segundo comandante, a
veces a ambos, sobre todo si se trata de problemas relacionados con el servicio
del personal, así como también puede notificarlo al jefe del destino al que
pertenezca el paciente, y en caso de encontrarse el buque en puerto: se dará la
novedad al oficial de guardia. Las novedades al comandante se harán de forma
verbal y por escrito, mediante un parte del que se archivará una copia. En caso
de enfermedad contagiosa; el paciente quedará inmediatamente aislado en un
camarote de la enfermería y en su defecto se habilitará uno para este fin,
notificándose sin pérdida de tiempo al comandante y asesorando sobre las
medidas a tomar. A la llegada a puerto; además de ingresar el enfermo en el
hospital, se notificará a la jefatura de sanidad.
En arsenales y en otras dependencias
de tierra y cuarteles, regirá el mismo reglamento, dándose las novedades al
jefe de la dependencia. En el caso de los tercios de infantería de marina; el
médico destinado en ellos, acompañará al batallón cuando se desplace en
maniobras y expediciones militares.
Hay un primer médico en las comandancias de marina de Cádiz y Barcelona. En Cádiz, además de la asistencia del personal de marina, prestará asistencia en la Casa de Viudas de Fragela. Es una institución que data de 1756, fundada por el comerciante de origen sirio; Juan Clat y Sacachini,"Fragela", con el fin de acoger a las viudas y huérfanas de Cádiz. La institución se le conoció con el nombre de “Casa Pía de Pobres Viudas y Doncellas Huérfanas”, entregando la administración al Cabildo eclesiástico de la ciudad. Para la asistencia médica hubo desde sus comienzos un médico y un cirujano, probablemente pertenecientes a la Armada y tal vez al Colegio de Cirugía, por lo que seguramente la Armada había seguido prestando asistencia a través del médico de la Comandancia de Marina. En Barcelona; el médico de la comandancia se encargaba también del reconocimiento definitivo de los demente del manicomio de San Baudilio de Llobregat, después de haber sido estudiados y tratados por los médicos dedicados a la psiquiatría, de este importante centro. Los médicos de las comandancias de marina tendrían a su cargo la asistencia domiciliaria del personal destinado en el departamento así como el de la familia, e igual ocurriría con el médico asignado para asistencia del personal de la Corte.
Hay un primer médico en las comandancias de marina de Cádiz y Barcelona. En Cádiz, además de la asistencia del personal de marina, prestará asistencia en la Casa de Viudas de Fragela. Es una institución que data de 1756, fundada por el comerciante de origen sirio; Juan Clat y Sacachini,"Fragela", con el fin de acoger a las viudas y huérfanas de Cádiz. La institución se le conoció con el nombre de “Casa Pía de Pobres Viudas y Doncellas Huérfanas”, entregando la administración al Cabildo eclesiástico de la ciudad. Para la asistencia médica hubo desde sus comienzos un médico y un cirujano, probablemente pertenecientes a la Armada y tal vez al Colegio de Cirugía, por lo que seguramente la Armada había seguido prestando asistencia a través del médico de la Comandancia de Marina. En Barcelona; el médico de la comandancia se encargaba también del reconocimiento definitivo de los demente del manicomio de San Baudilio de Llobregat, después de haber sido estudiados y tratados por los médicos dedicados a la psiquiatría, de este importante centro. Los médicos de las comandancias de marina tendrían a su cargo la asistencia domiciliaria del personal destinado en el departamento así como el de la familia, e igual ocurriría con el médico asignado para asistencia del personal de la Corte.
En el hospital; el Director es el
jefe de la dependencia. Es el responsable del orden y de la disciplina en ella,
como cualquier jefe militar. Además; hará cumplir al personal del cuerpo
destinado en él, las tres funciones: asistencial, médico-pericial y docente.
También: será responsable de la higiene en el centro. El Jefe de Servicio sustituirá
al Director en su ausencia, ocupando su puesto y además velará por la buena
organización de las clínicas y guardias. Habrá un médico mayor encargado de
cada clínica como jefe de ella, conocido en los departamentos como médico de
visita. Se encargará de la asistencia de los enfermos hospitalizados, de las
observaciones de falta de aptitud para el servicio y de la labor docente para
médicos y practicantes asistentes al servicio. Dará las novedades de bajas,
hospitalizaciones, altas y fallecimientos al director y en su ausencia al jefe
de servicio. Repasamos las distintas clínicas de los hospitales de Marina.
Clínica
médica
Correspondía a la Medicina Interna. A
finales del siglo XIX, con el desarrollo de la medicina hospitalaria surge una nueva orientación en la tradicional
ciencia médica, haciéndose esta más científica y experimental. De esta forma;
aparece el internista o clínico por excelencia, quedando excluidas de su campo
las enfermedades quirúrgicas, obstétricas, pediatría en los hospitales mayores,
y otras disciplinas que van apareciendo, como las enfermedades de la piel y la
de los órganos de los sentidos. Hay médicos de la Armada que por estudios y prácticas
en centros hospitalarios de reconocida competencia, están en posesión de los
conocimientos óptimos para ocupar el puesto de jefe de esta clínica. Además; se
le unirá a ello la experiencia que deben de tener por su antigüedad, ya que
tienen el empleo de médicos mayores y en su defecto pueden ser médicos primeros
muy antiguos.
Clínica
quirúrgica
La cirugía la van a practicar los
médicos que se han especializado en la práctica de las intervenciones
quirúrgicas necesarias para curar o aliviar ciertas enfermedades que no pueden
resolverse por medio de la medicina clínica, o aquellas intervenciones urgentes
en caso de ciertas enfermedades agudas o accidentes. Después de la cirugía
renacentista del siglo XVI, en que en relación con la anatomía se crearon
cátedras de cirugía en Francia y España, se pasó a una cirugía ilustrada en el
siglo XVIII con la aparición de nuestros Reales Colegios de Cirugía de Cádiz,
Barcelona y Madrid que tanto rango dieron a nuestra nación, para encontrarnos
al final del XIX con una nueva especialidad que se ha independizado de la
medicina clínica y tiene que enfrentarse a tres grandes enemigos, como son: la
infección, el dolor y la hemorragia. Pero frente a estos tres grandes males van
a surgir tres grandes remedios que serán: la antisepsia, la anestesia y la
hemostasia. El cirujano de esta época actuará frente a una patología muy amplia
pues abarca el abdomen, tórax, cráneo y cuello, además los miembros, siendo por
lo tanto traumatólogo también. Se encargará además de la urología. Además se ha
formado como médico y cirujano, anteriormente. El cirujano de la Armada es un
médico bien preparado desde el punto de vista de la cirugía, ya para su ingreso
en el cuerpo ha tenido que superar un examen práctico quirúrgico. Después, como
médico embarcado se ha enfrentado con toda seguridad a problemas quirúrgicos en
las largas travesías. De este modo, un médico mayor con buena aptitud quirúrgica
y con los antecedentes de haber hecho prácticas anteriores en un hospital de la
Armada, Ejército o civil, podía optar a una plaza de jefe de clínica. No
obstante, podía hacer un curso de ampliación de estudios en un hospital de
prestigio reconocido, normalmente de Madrid.
Clínica
oftalmológica
Aunque la oftalmología se remonta a
la más alta antigüedad, es a mediados del siglo XIX con la aparición del
oftalmoscopio y las nuevas técnicas de exploración, cuando se abre la
posibilidad de poder realizar una cirugía abierta ocular con éxito, y gracias a
la considerable ayuda de la antisepsia. Algunos médicos de la Armada han tenido
la oportunidad de haber practicado esta rama médico-quirúrgica en algún centro hospitalario
o han sido enviados a ellos durante algún tiempo. Estarán en condiciones de
ocuparse de la clínica de un hospital de Marina.
Clínica
Dermatológica
En Europa, la Dermatología junto a la
Venereología se había perfilado como especialidad a comienzos del siglo XIX,
constituyendo una verdadera disciplina médica. El médico especializado en esta materia;
estudia las lesiones cutáneas por su forma, color, y consistencia. En la
segunda mitad del siglo XIX, las clínicas de dermatología y venereología se han
extendido por toda Europa y en los ejércitos de tierra y mar abunda esta
patología, sobre todo la de las enfermedades venéreas.
Clínica
sifilográfica
Quizás por el motivo, antes señalado,
de la abundancia de enfermedades venéreas en el ámbito militar, se implantó
esta disciplina en el Hospital de San Carlos
Otorrinolaringología
En la segunda mitad del siglo XIX, es
cuando comienza a tratarse las lesiones dentro de nuestras cavidades, con la
aparición del laringoscopio. Ya, en Europa son tratados los pólipos de las
cuerdas bucales y en Estados Unidos se describen los nódulos de las cuerdas y
se han hechos las primeras incisiones timpánicas. No obstante, no es hasta finales
del siglo, cuando aparecen los primeros médicos especialistas. En la Armada
hubo algún médico que logró especializarse durante esta época y en otras
ocasiones se contrató un médico civil, pero durante este tiempo no existió
clínica propia y dependía de la de cirugía.
No nos podemos olvidar de los médicos
de guardias que tanta utilidad prestaban en las urgencias. Normalmente eran
segundos médicos destinados en el hospital pero en ocasiones fueron montadas
estas guardias por médicos primeros y en casos necesarios hubo de contratarse a
médicos civiles. La misión de estos médicos era atender a las urgencias que
acudían al hospital procedente de la calle o de cualquier destino exterior y
que por su gravedad no podían ser solucionadas en su enfermería. Además,
atenderían al personal ingresado en el hospital cuando fueran requeridos para
ello, dando novedad al siguiente día, al jefe de la clínica correspondiente. También
darían novedades de todo lo acontecido en la guardia al Director, a la mañana
siguiente, manifestando las circunstancias, y en el caso de heridos o
traumatizados de forma accidental o por reyerta, deberían hacer parte por
escrito; exponiendo el tipo de lesiones, la clínica donde había sido ingresado
el accidentado que normalmente era la de cirugía, así como la sala. El médico
de guardia, además de intervenir en la función asistencial, intervenía también
en la función pericial porque tenía la misión de observar durante su servicio;
aquellos pacientes ingresados con propuesta de inutilidad para el servicio en
la Armada, prestando especial atención en descubrir a los presuntos
simuladores. La tercera función, la de la docencia, la cumplirían asistiendo en
el periodo libre de guardias a la asistencia de los enfermos en las clínicas,
ayudando a su jefe y recibiendo de este la enseñanza útil que podría prestar dicho
facultativo con sus conocimientos y experiencia. Es probable que muchos
clínicos y cirujanos de los hospitales de marina de aquella época, hubieran
comenzado su formación en aquellos destinos de médicos de guardia. Finalmente:
diremos que el médico de guardia, en ausencia del director del hospital, del
jefe de servicio o de cualquier jefe de clínica, se constituía en jefe militar
del centro, siendo responsable del orden que se debía guardar, recibir a la
autoridad militar que se presentare en aquel momento y tomar cuantas decisiones
considerare oportunas. Para ello, contaba con tener a sus órdenes al resto del
personal de guardia.
Otras funciones de los médicos de la
Armada eran fundamentalmente burocráticas. De este modo, había un médico mayor
destinado como auxiliar de la Dirección del Material y otro de la Dirección del
Personal. El primero se encargaría del abastecimiento y reemplazo del material
quirúrgico de hospitales y enfermerías, mientras el segundo trabaja en los
destinos del personal de la sanidad. Otro médico mayor, estará a las órdenes
del Inspector General. Hay tres inspectores destinados como jefes de sanidad de
los departamentos que además son vocales de la Junta provincial o municipal de
Sanidad respectiva. Habrá un subinspector de primera como auxiliar de la Secretaria
del Órgano Consultivo. El Inspector General, es el jefe principal del cuerpo.
Además es Vocal especial del Centro Consultivo y Consejero nato de Sanidad del
Reino.
*). Roca Núñez et al, pp. 67-73.
*). Roca Núñez et al, pp. 67-73.
BIBLIOGRAFÍA.
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo Militar de Sanidad de la Armada. San Fernando. Tipografía de Fernando Espín Peña, 1925
Garcia-Cubillana
de la Cruz, J.M. El antiguo hospital de San Carlos
(1809-1981) y la ciudad de San Fernando. Publicaciones del Sur Editores. Cádiz, 2007.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
SOLER CANTÓ, J. El Hospital Militar de Marina de Cartagena. 2ª Edición. Universidad
Politécnica de Cartagena, 1999
ARCHIVO Y BIBLIOTECA NAVAL DE SAN FERNANDO.
Reales Ordenanzas de la Armada. 1793. Tratado 3º. Título Vº.
Estado General de la Armada. Cuerpo de Sanidad. Año 1898.
La nueva cirugía antiséptica. P. Aguilar. Valencia, 1882. Uriach. El grabado en la Historia de la Medicina. Etiopatogenia.
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