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miércoles, 1 de mayo de 2019

HIGIENE NAVAL EN LA ARMADA ESPAÑOLA DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.


La localidad influye poderosamente en la parte moral del hombre, mucho más todavía que el clima.
Hernández Oñate

Desde muchos años anteriores ya se había descubierto la importancia de las medidas higiénicas en los buques, cuarteles y dependencias de la Armada. El emblemático profesor médico de la Armada Pedro María Gonzáles Gutiérrez, escribió la conocida obra, titulada: “Tratado de las enfermedades de la gente de mar, en colaboración con su compañero Francisco Flores Moreno. En ella hace referencia a los víveres de los navegantes, atmósfera de los navíos, pasiones del alma, enfermedades como escorbuto, disentería y fiebre amarilla, factores higiénicos como la higiene ambiental. Aunque esta obra fue escrita a principios del siglo XIX, nos muestra la preocupación de la sanidad naval en esta materia. Los médicos militares del Ejército y de la Armada de todo el mundo, experimentan una gran preocupación por estos temas que están presentes en la población en general. Surge un enorme interés por la higiene ambiental, como lo demuestra la obra de Hernández Oñate, publicada en 1889 y que se titula: “Topografía médica de Logroño”. En ella se dice que la localidad influye en la parte moral del hombre más que el clima y existirán diferencias entre el habitante de las montañas y el de las llanuras, sin bosques ni ríos caudalosos. Cita Urteaga González que Blas Llanos, en su obra titulada: "Memoria sobre los medios de mejorar el clima de Madrid", habla del efecto beneficioso del arbolado sobre el clima y la salud; porque los árboles purifican el ambiente y sanean el suelo de sustancias nocivas, actuando como reguladores térmicos y evitando los cambios bruscos de temperatura. Otro apartado corresponde a la higiene social, afirmándose que algunos procesos patológicos pueden considerarse enfermedades sociales debido a diversos factores como condiciones de trabajo, estado de la vivienda, hábitos de vida, dolencias profesionales, accidentes laborales, y condiciones del hábitat. 
En 1880  se ha experimentado un avance de la bacteriología y se avanza en los conocimientos sobre el origen y difusión de las enfermedades infecciosas. Hay una afirmación científica del origen microbiano de las epidemias. Se organizan congresos internacionales de Higiene y Demografía. Se habla de la profilaxis de las enfermedades transmisibles, climatología y topografías médicas, higiene urbana, de la alimentación infantil, escolar, del trabajo, higiene militar y naval, veterinaria, así como de arquitectura e ingeniería sanitaria. Comienza a hablarse de la herencia y de los caracteres adquiridos transmisibles que dan origen a malformaciones y enfermedades hereditarias. Surge de esta manera las ideas darwinistas en cuanto a nociones de herencia e idea de la raza, con lo que la influencia medioambiental queda relegada a un segundo plano.
A finales del siglo XIX y principios del XX, siguiendo a los médicos de los ejércitos de Alemania, podemos hacer una selección de los temas de máximo interés. Así, nos encontramos: Aire, regulación del calor, alimentación y abastecimiento, higiene de la construcción, abastecimiento de agua y eliminación de aguas residuales, alumbrado, calefacción, ventilación, alojamientos militares, pabellones, enfermerías, hospitales. Higiene personal, general y especial. Deambulación, ejercicios y marchas. Deportes. Higiene de las distintas unidades; regimientos, naval, tropical. Higiene psíquica. Se clasifican las enfermedades en no infecciosas y en infecciosas. A las primeras, corresponden: acaloramientos, geladuras, traumatismos, lesiones articulares e higiene del alcohol y del tabaco. En cuanto a las segundas, preocupan: tuberculosis, disentería, viruela, tétanos, gangrena gaseosa, fiebres intermitentes y otras. Se hace referencia a la criminalidad y a la disminución de la capacidad para el trabajo por diversos factores. Preocupa la toxicología, hablándose ya en esta época de las sustancias nocivas del humo del tabaco y de la acción perniciosa de la nicotina con poder excitante sobre el sistema nervioso, siendo tetanizante de la musculatura de fibra lisa.
A partir de 1800 había comenzado el periodo científico de la medicina preventiva y salud pública. En España, la Comisión de Salud Pública establece un reglamento en 1821 y en él se contempla el Servicio de Sanidad Naval o de Mar. Se establecen reglas para el diagnóstico de enfermedades, contagio y medidas para combatirlo en las travesías. Llegada a puerto, policía sanitaria de la carga. Pena contra los infractores del Servicio Sanitario Naval, entre otras normas. 
Cuando los buques de vela son sustituidos por los de vapor, las máquinas de estos últimos ocupan un gran espacio y producen temperaturas muy altas. Hay poca aireación y los alojamientos son penumbrosos, a lo que se le une mucha humedad con grasa en el ambiente y vapor de agua procedente de las máquinas. Además, riesgo de incendios. En las regiones tropicales; se observó que con el calor de las máquinas se producía una patología especial que se manifestaba por cefaleas, convulsiones, delirio, y a veces el coma y la muerte. Pronto se comprobó que correspondía a un aumento de calor, por sumarse a la alta temperatura ambiental la producida por la maquinaria. Por ello, se presta especial atención a los sistemas de ventilación. Como el hierro hace que la temperatura aumente, al ser un buen conductor del calor; se utilizan paneles de corcho y madera, y pinturas especiales absorbentes. 
Las compañías navieras españolas comienzan a mostrar una gran preocupación por la higiene naval, en la que había sido pionera Francia. La casa Pinillos, desde su fundación en 1885 aplica medidas higiénicas en su flota. 
Otro apartado corresponde a la higiene portuaria porque por mediación de los puertos y bahías, los buques se convierten en transmisores de enfermedades y epidemias. De esta manera; el puerto va a ser el nexo de unión entre países, buques y pueblos costeros. Por otra parte, los almacenes y otras infraestructuras portuarias contendrán elementos nocivos que contaminan el suelo y las aguas inmediatas a la bahía. Además; habrá que agregar las condiciones socio-sanitarias de los barrios colindantes. Se impondrá la vigilancia de aquellas industrias enclavadas en el puerto con capacidad de verter residuos tóxicos.
Pronto; las marinas militares europeas toman conciencia de estos problemas y establecen medidas higiénicas de acuerdo a los avances de la época, con el fin de asegurar una óptima condición de vida a bordo de sus navíos. Constituye especial preocupación una serie de factores, como: Las condiciones del trabajo y del alojamiento a bordo con regulación de la temperatura, sobre todo si se navega por climas tropicales. Preocupación sobre el efecto que va a causar en el organismo la luz artificial que acaba de introducirse. Instalación de un buen servicio de ventiladores, con especial interés en renovar el aire que está viciado, siendo aún más difícil la eliminación del vapor acuoso. Cuidado con los gases y humos peligrosos que casi siempre consisten en óxido de carbono y gases nitrosos, mientras que la calefacción en ésta época reconocen que ofrece grandes dificultades por la conductibilidad térmica de las paredes. La dotación de agua se divide en cuatro partes: Agua potable, agua para lavarse, agua del mar, y agua para las calderas. Para el agua del lavado personal y la de las calderas; se propone almacenarse en depósitos cementados, asfaltados y comunicados. Las necesidades de agua para la bebida variarán de acuerdo al clima y así en los países tropicales la necesidad de esta será del triple o del cuádruple. 
Otro apartado será la desinsectación y la desinfección, eliminando insectos, parásitos y roedores. La alimentación constituirá un factor de sumo interés porque las incomodidades que impone la vida a bordo deben de ser compensadas y muchos higienistas navales piensan que debe ser responsabilidad del médico y del oficial administrador o intendente, el que se cuide la preparación de los comestibles y vigilancia de las despensas. La alimentación y la conservación del agua constituyen un tema de especial interés. En 1830 se dispone de una gran cantidad de alimentos conservados que en realidad ya se venía haciendo desde mucho antes. En 1865 se introducen los extractos de carne y un año después se dispone de leche condensada. Junto a ellos, gran cantidad de zumos de limón y de naranja para prevenir el escorbuto, además de ser de un gran valor nutritivo. 
Desde 1815 se utilizaban grandes depósitos de hierro para el transporte del agua potable y además aumentaban la capacidad y la ración de agua tan importante en las grandes travesías. Después surgen los aljibes, tanques y cajas especiales de hierro. La destilación del agua de mar para convertirla en agua potable se conocía desde siglos anteriores. Según Novo López, fueron los españoles pioneros, pues según las anotaciones del piloto Gaspar González de Leza en 1606; se construyeron aparatos de destilación. Fermín Nadal Valls, ayudante consultor del Colegio de Cirugía de Cádiz y superior facultativo de la Escuadra de Gravina en el combate de Trafalgar, en el año 1793; a bordo del navío San Fulgencio, utilizó un método de saneamiento a partir de la precipitación de las sales del agua de mar, obteniendo con ello gran cantidad de agua que se podía utilizar para curas de enfermos y lavado de ropas, reservando la destinada a bebida.
Se habla del alcohol y se considera que puede ser consumido de forma moderada pero por las circunstancias de que han surgido las actividades deportivas y otros entretenimientos entre las dotaciones, se ha observado una disminución de la costumbre de la bebida. Referente al tabaco, se dice que ha aumentado su consumo a pesar de que los médicos navales han advertido sobre sus efectos perjudiciales. 
La ropa debe ser adecuada a las circunstancias; distinguiéndose entre la uniformidad de paseo y la de faena, debiendo de ser esta última cómoda y relacionada con la estación de invierno o verano y del clima, señalando una ropa especial para los trópicos. 
Respecto a la sanidad; deberá de haber a bordo uno o dos médicos, de acuerdo al tonelaje del buque y del número de su dotación. Habrá un reglamento que determine el material quirúrgico y de enfermería necesario, de acuerdo a la dotación, así como la cantidad de medicinas necesarias de acuerdo también a la dotación y duración de la travesía. Elegir la clase de medicamentos adecuados a la zona por donde se va a navegar. Se establece que el número de camarotes de la enfermería sea el 1,7% del total de camarotes, no debiendo sobrepasar en ningún caso los 14 alojamientos. Se reservará un camarote para enfermedades contagiosas. Además; habrá una sala de operaciones, una farmacia y por lo menos un aseo. En caso de guerra; se instalará la enfermería de combate en un lugar protegido y de fácil acceso y habrá cruces rojas para indicar el camino. Los buques grandes dispondrán de un puesto de socorro principal y de otro secundario. Las primeras curas se harán en el puesto de socorro y después se trasladará el herido a un lugar protegido. En otros lugares del buque; habrá armarios con material sanitario y cajas de cura. A ser posible, se emplearán en las intervenciones y curas; ropas recién lavadas para evitar las infecciones.
Sin lugar a dudas, los médicos del Cuerpo de Sanidad de la Armada española están al tanto de todas estas comunicaciones relacionadas con la higiene, y lo pueden demostrar los títulos de las memorias clínicas presentadas en esta época, de la que podemos hacer un resumen:
Estudio de la ventilación naval. Influencia de los países cálidos sobre la salud de las tripulaciones y medidas higiénicas que han de tomarse a bordo. Relaciones entre la higiene y la navegación. Higiene naval. Higiene náutica. Higiene del hombre de mar. Casas de salud para la Armada en Filipinas, 1877. Condiciones higiénicas de los hospitales. Apuntes sobre aclimatación. Cosmopolitismo y aclimatación. Condiciones que modifican los climas. Condiciones de alojamiento de nuestros buques de guerra. Desinfección de los buques, 1879. Historia, importancia y desarrollo de la higiene naval. Sobre las diversas temperaturas que se observan en los buques a consecuencia de las máquinas de vapor. Ventaja de la ventilación artificial en los buques. Sobre el clima de Davao, en el archipiélago filipino. Aclimatación en los países cálidos. Influencia de los países cálidos en las miasmas. De la sentina y medios de evitar sus peligros. Uso y abuso del tabaco. Valor científico actual de la palabra aclimatación en los países cálidos. Climas; efectos fisiológicos y patológicos y preceptos higiénicos. Necesidad de aire puro en los buques y modo de conseguirlo. Vacunación y revacunación en cada uno de los Departamentos marítimos. Algunos datos atmosfero-nautológicos de cuatro de nuestros buques de primera clase. Profilaxis de las epidemias en sus relaciones con la higiene naval. Influencia de los climas en la salud pública y la población. Breves consideraciones sobre el aire viciado. Base para una discusión de los climas y sus leyes. Algunas ideas de parasitología naval. Aclimatación y colonización en el Golfo de Guinea. Apuntes sobre el ozono e importancia de su estudio y de sus observaciones. Breves consideraciones patológicas e higiénico-navales en los países cálidos. Generalidades de climatología. De las medidas precautorias que han de tomarse en la Isla de Cuba para disminuir la mortalidad que hoy presentan sus ejércitos de mar y tierra. La higiene naval en la Isla de Cuba ante la perspectiva del cólera morbo-asiático.2
También se presentaron otras muchas más, relacionado todo ello con esta importante materia de las marinas: militares y civiles de España y todo el mundo. Pero otro tema que no podemos dejar, es la bromatología. En esta materia, resaltaremos:
Consideraciones sobre la ración del marinero que hay que suministrar: Su régimen y mejoras que deben introducirse. Apuntes bromatológicos. Alimentación del soldado de marina. Alimentación de la gente de mar y modo de mejorarla. Estudio de los vinos con aplicación especial a los de contrata y algunos análisis físico-químicos que puedan hacerse para investigar su calidad y grado. La alimentación bajo el punto de vista práctico. Las harinas y el pan. El régimen alimenticio en las enfermedades. El agua desde el punto de vista de la higiene naval. Influencia del clima en la alimentación.Todas estas memorias y otras más, vienen a demostrar las preocupaciones dietéticas de la época, que serán semejantes a otros países.
En este clima de preocupación higiénico-dietético surgen diversas obras de interés, escritas por nuestros médicos de la Armada. A semejanza de Francia, donde Jean Baptiste Fonssagrives y André Lefevre, habían escritos sendos tratados de higiene naval, en España Fernández-Caro y Nouvillas publica en 1879, la obra titulada: “Elementos de Higiene Naval”. Manuel Carrochano Casanova, publica: “Reconocimiento de víveres”. “Ración de Armada y su composición”. Luis Iglesias Pardo, escribe: “Del mareo; etiología, síntomas, patogenia, y tratamiento”. También escribió: “Del régimen alimenticio a bordo”. “Intoxicación por los mejillones pegados al cobre de la fragata Esperanza”. “Algunos datos atmosfero-nautológicos de cuatro de nuestros buques de primera clase”. “El alumbrado eléctrico y sus ventajas higro-náuticas”. Quizás, su obra más significativa es: “Tratado de Higronautotalasia y patonautotalasia”, referente a higiene y patología náutica que se publica en Ferrol, en el año 1883. En el año de 1886, Francisco de la Vega hace una traducción de la obra francesa de Fonssagrives, al que antes hemos mencionado y que Clavijo lo designa como el Hipócrates de la higiene naval universal, y esta obra coincide con los nuevos sistemas de navegación a vapor. El médico de la armada francesa había escrito esta célebre obra referente a la higiene naval y la influencia de las condiciones psíquicas y morales en aquellos hombres de mar, en el año de 1856.4 
En 1879, Ángel Fernández-Caro, como hemos dicho antes, escribió: Elementos de Higiene Naval, en la que hace referencia a Fonssagrives y a otros autores. La magistral obra de este autor catalán y formado como médico en la Facultad de Medicina de Cádiz, la podemos considerar dividida en varios apartados:
Reclutamiento y selección de la marinería en el tiempo en que ya no existía la matrícula de mar y se había perdido por lo tanto un personal útil que la Armada encontrada en aquellos pescadores y otras gentes relacionadas con la vida marinera.
Motores de vapor. Las máquinas pueden producir temperaturas altas, incluso de unos 70º o más, por acción de aquellas calderas de carbón, y a lo que se le sumaba un alto grado de humedad. Preocupación porque las máquinas, junto al carbón almacenado, ocupaban un gran espacio, reduciendo la capacidad de aire.
Lo que podríamos llamar patologías colaterales, elementos como el plomo y sus aleaciones, a los que se le van a añadir las vibraciones y ruidos. De esta manera; los buques de guerra serían una prolongación de las fábricas, y la gente de máquinas, constituida por mecánicos y fogoneros, van a tener una patología específica que Fernández-Caro considera de este modo: congestiones cerebrales, afecciones respiratorias diversas, conjuntivitis, tuberculosis pulmonar, quemaduras, traumatismos articulares por las chispas que se producen, forúnculos, úlceras, afecciones reumáticas, traumatismos por caídas, explosiones, intoxicaciones, y otras más.
Importancia de una buena aireación, por lo menos de 10 metros cúbicos de aire limpio por individuo y por hora.
También, habla el autor de una higiene moral. El recluta de marina ha quedado aislado de la vida familiar y se va a relacionar con unos hombres de carácter y modos de vida muy distintos al suyo. Este hecho, lo califica el autor como una situación que puede llegar a ser muy grave y muchas veces por si sola ha sido causa de muerte. 
Da bastante importancia a la necesidad de aprender a leer y a escribir para la marinería, y tener pequeñas bibliotecas en los buques para acudir a ellas en los periodos de descanso, con lo cual se conseguiría que aquellos marineros que cumplen el servicio militar, a la hora de licenciarse puedan incorporarse a la vida civil con unos conocimientos y cultura que le permitan el mejor desenvolvimiento y puedan transmitir una buena educación a sus hijos, todo ello en beneficio de la sociedad.
Finalmente: propone un código penal en la Armada que estuviera acorde con la legislación vigente; eliminando ciertos castigos impuestos a guardiamarinas y marineros que considera anticuados y antihigiénicos.5

NOTAS.

1). Bartolomé y Cela, p. 196.
2). 3). 4). Clavijo y Clavijo, pp. 334-384.
5). Roca et al. pp. 64-65.
*). Roca Núñez  et al. pp. 59-65.

BIBLIOGRAFÍA

Bartolomé y Cela, E. “Don Fermín Nadal Valls: Cirujano de la Real Armada. Superior Facultativo de la Escuadra en el combate de Trafalgar. Revista de Medicina Militar. Vol. 47, nº 2, pp.194-200. Madrid, 1991.
Clavijo y Clavijo, S. Historia del Cuerpo Militar de Sanidad de la Armada. San Fernando. Tipografía de Fernando Espín Peña, 1925
Francisco LÓPEZ de, R. La medicina e higiene militar del siglo XVIII y XIX. Una olvidada Medicina del Trabajo;  www. fraternidad.com
GÓNZALEZ GUTIERREZ, P.Mª. Tratado de las enfermedades de la gente de mar. Imprenta Real. Madrid, 1805.
HERNÁNDEZ OÑATE, D. Topografía médica y estadística demográfico-sanitaria de Logroño (quinquenio de 1877 a 1881). Imprenta El Riojano. Logroño, 1889. Biblioteca Virtual de La Rioja.  
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
UNIVERSIDAD DE CÁDIZ, UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA. MEDICINA PREVENTIVA Y SALUD PÚBLICA. “Antecedentes históricos sobre la problemática de salud y la asistencia sanitaria a los marinos”, www.semm.org
Urteaga GonzÁlez, L. “Higienismo y ambientalismo en la medicina decimonónica”. Dynamis. Vol. 5-6 (1985), pp.417-425. Departamento de Geografía. Universidad de Barcelona, divulgameteo.es 
WALDMANN, A. H;  HOFFMANN et al. Tratado de Higiene Militar, 1910-1912.  Editorial Labor. S. A. Barcelona, 1944. Biblioteca del antiguo Hospital de Marina de San Carlos. San Fernando (Cádiz).





Microscopio. Dictionnaire encyclopédique des sciences médicales. Passelin. Paris. 1877. 
Uriach . El grabado en la Historia de la Medicina. Etiopatogenia.







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