Cuenta el Génesis que Dios ordenó a Abrahán: Este es mi pacto que guardaréis entre mí y vosotros y entre la descendencia después de ti: circuncidad todo varón, circuncidad la carne de vuestro prepucio y ésta será la señal de mi pacto entre mí y vosotros.
En el octavo día del nacimiento, por la
mañana, en la casa de los padres o en la sinagoga; El mohel cortaba con un
cuchillo de sílex la piel del prepucio, arrancaba la membrana, secaba el acceso
de sangre, y después cubría la herida con un ungüento fabricado con vino,
aceite y comino.
El mohel pronuncia las siguientes
palabras: Alabado sea el que nos
santificó por sus mandamientos y nos ordenó la circuncisión.
El padre del niño responde: Alabado sea el que nos santificó con sus mandamientos
y nos ordenó introducir a este hijo en la alianza de nuestro padre Abrahán.
Los asistentes responden: Como él entró en la alianza, así puede
también entrar en la ley.
Pero; el lugar donde se llevó a
cabo la ceremonia lo desconocemos y nos haríamos la siguiente pregunta: ¿se
hizo en el portal o en la sinagoga del lugar? Muchos piensan que el portal no
era un sitio digno y colocan el acto en la sinagoga o en el templo.
Había otros factores: María y
José eran desconocidos en Belén, no contaban por lo tanto con diez amigos que
hicieran de testigos, según la ley. Los pastores se habrían ido ya. Es muy poco
probable que José tuviera los instrumentos necesarios, así como el material
para preparar los ungüentos. Por todo ello, lo más seguro es que la circuncisión
de Jesús se llevara a cabo en una sinagoga.
Circuncisión de Jesús. Obra de Diego de Aguilar. Siglo XVI. Iglesia de San Millán de Segovia.
MARTÍN DESCALZO, J.L. Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Ediciones
Sígueme. Salamanca, 1998.
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