En el siglo XVII, España consigue
una gran expansión marítima apoyada por su astillero y arsenal en La Habana.
Los hospitales de este lugar acogen al personal que opera en las aguas del
golfo de México y mar Caribe. Veracruz y
Cartagena de Indias constituyen dos lugares estratégicos, donde se reúnen gran
parte del personal de marina, y pronto surgirá la necesidad de contar con un
centro sanitario para la atención hospitalaria de dicho personal, pues la
hospitalización se venía realizando en los propios buques, y a veces en
hospitales pertenecientes a la Orden de San Juan de Dios.
Portobelo, a 70 Km. del noroeste de Panamá, formaba un lugar
estratégico para el tráfico comercial y llegaban con gran frecuencia galeones
para cargar y descargar mercancías. La Armada utilizó en este sitio un hospital
al que llamó de San Sebastián, el cual fue fundado el 10 de junio de 1629, y
estaba construido con piedras y maderas. Llegan siete religiosos de la Orden de San Juan de Dios bajo la dirección de Fray Andrés de Hermosilla y consiguen para el Hospital 30 camas, las cuales quedarán distribuidas de la siguiente manera: 18 para enfermos pasajeros y 12 para soldados de la guarnición. Fue considerado como hospital militar y tuvo una asignación de 2.500 pesos. Correspondía al periodo de "feria a feria", con la llegada de galeones y flotas, también conocido como "tiempo de Armada", y era preciso habilitar camas, llegando a veces a la centena. Al Hospital acudían los cirujanos de la Armada, embarcados. Más tarde, el cirujano mayor de la
Armada Pedro Virgili, propone llevar a cabo las hospitalizaciones en unos de
los castillos del puerto. Dicha propuesta se hará al intendente general de Marina, refiriéndose a la situación sanitaria en los puertos hispano-americanos. En 1751 los castillos existentes eran: Al Norte, el fuerte de San Felipe. Al Sur, el castillo de Santiago de la Gloría. Al fondo de la bahía, los fuertes de San Jerónimo y de San Cristóbal. No obstante, esta propuesta no llegó a hacerse realidad, debido a que las principales actividades navales pasaron a la isla de Cuba, y ya a mediados del siglo XVIII, y a finales del siglo
XIX había una estación naval con un segundo practicante destinado o comisionado
en su enfermería.
En Campeche, en el golfo de
México, la Orden de San Juan de Dios, en el año 1635, fundó un hospital bajo la
advocación de Nuestra Señora de los Remedios, situado en la villa de San
Francisco. Este hospital acogerá a españoles, tanto civiles como militares del
Ejército y Armada.
Fray Christóbal Muñoz, prior del primer convento-hospital de la Nueva Andalucía, en el norte de Colombia, se había dirigido a Méjico acompañado por Fray Bruno de Ávila, Fray Juan de Segura, Fray Gónzalo de San Esteban y Fray Juan Leonardo. Se fundó el Hospital del Espíritu Santo y la Orden comienza a extenderse por todo el territorio mejicano. Fray Bartolomé de la Villa, con varios hermanos, llega al puerto de San Francisco de Campeche, en 1635, y es cuando la Orden se hace cargo del Hospital de Nuestra Señora de los Remedios. El centro sufrirá diversos ataques navales por parte de holandeses e ingleses. Se estableció que los navíos que llegaran a puerto, pagaran un tributo asistencial para poder ingresar a soldados y marineros.
Fray Christóbal Muñoz, prior del primer convento-hospital de la Nueva Andalucía, en el norte de Colombia, se había dirigido a Méjico acompañado por Fray Bruno de Ávila, Fray Juan de Segura, Fray Gónzalo de San Esteban y Fray Juan Leonardo. Se fundó el Hospital del Espíritu Santo y la Orden comienza a extenderse por todo el territorio mejicano. Fray Bartolomé de la Villa, con varios hermanos, llega al puerto de San Francisco de Campeche, en 1635, y es cuando la Orden se hace cargo del Hospital de Nuestra Señora de los Remedios. El centro sufrirá diversos ataques navales por parte de holandeses e ingleses. Se estableció que los navíos que llegaran a puerto, pagaran un tributo asistencial para poder ingresar a soldados y marineros.
En Panamá, en 1545 hubo un hospital castrense de carácter provisional y en el año 1575 se
construye un hospital al que se le dará el nombre de San Sebastián, el cual en
sus comienzos es de carácter civil. No obstante, la Orden de San Juan de Dios
tomará posesión del centro en 1620, y en el se atenderá a personal de la
Marina. El administrador es Fray Fabián Díaz En el año 1671, el centro hospitalario sufre las consecuencias de un
aparatoso incendio y la orden juandediana se hace con un nuevo hospital, en
1673, al que llamará de San Juan de Dios, a cuyo frente está el Padre Fray Antonio Cabeça de Vaca, una vez reconstruido en 1688, llegando a tener 150 camas y cuenta con la asistencia de veinte religiosos. En 1703 le sucederá el Hospital de
Santo Tomas, y en el año 1740 se levantará un hospital con carácter de
provisional en Colón, en la costa caribeña, y con el fin de atender al numeroso personal
perteneciente a la Escuadra que había llegado al lugar partiendo del puerto de
Cádiz, pero al no contarse con suficiente personal médico hubo que recurrir a
facultativos locales. No obstante, hay noticias de que el Hospital de San Juan de Dios, en 1777, con un régimen asistencial de cinco años, había atendido a 3.736 soldados, atendiendo a las dotaciones de los buques fondeados. También eran atendidos los pobres, presidiarios, negros y esclavos particulares.Es reasaltada la figura el enfermero mayor Fray Fabián Díaz.
En Veracruz, en el golfo de
México, el hospital local de San Juan de Dios será el encargado de atender al
personal de la Armada. Sin embargo, hay noticias de que en el año 1749 fue
creado un hospital naval con el propósito de atender a los enfermos del navío La Reina, el cual había llegado al
puerto al mando del conde de la Gomera. Este se opuso a que sus marinos fueran
atendidos en el Hospital de San Juan de Montesclaros, donde eran atendidos los
militares del Ejército y de la Armada, solicitando al virrey un terreno para
edificar un hospital provisional hecho de madera. Desde 1731 se habla del estado precario del Hospital Real de San Juan de Montes Claros, como lo demuestra el escrito dirigido al ministro Patiño, por parte del capellán Alonso Melchor del Canto, refiriéndose a la poca capacidad asistencial del centro, por su reducido espacio. Se pensó en utilizar el convento de San Agustín, mediante la instalación de una amplia enfermería. Al Hospital de Montes Claros se le había asignado 100 pesos anuales, cantidad que deberían pagar los bajeles que arribaban al puerto. Pero dicho puerto perdió importancia. En 1751, Pedro Virgili comunica al Intendente General de Marina en Cádiz, que en 1735, en Veracruz había sido preciso sacar a los enfermos del Hospital y trasladarlos a las enfermerías de los navíos para ser mejor atendidos. En 1752 se propone como hospital la Casa de la Contaduría y los almacenes de Barlovento. En 1758 contínua el problema hospitalario y se da conocimiento de ello al jefe de escuadra D. Joaquín Manuel de Villena de que los enfermos no caben en el Hospital de San Juan de Dios y que aquellos pertenecientes a los navíos Fernando y Europa, hubo que hospitalizarlos en un centro provisional, entre el 16 de febrero y el 15 de noviembre del siguiente año.
En Cartagena de Indias, en 1595,
la Orden de San Juan de Dios había obtenido el permiso para crear un hospital y
al siguiente año de 1596 es cuando comienza a funcionar el nuevo centro que se
llamará de San Sebastián, contando con un total de 50 camas, pero al poco
tiempo estas se duplicarán, debido a las constantes demandas. El hospital
atenderá a enfermos pobres ordinarios y a los soldados de la ciudad. Más tarde,
esta misma Orden fundará un nuevo hospital, llamado del Espíritu Santo, el cual
en el año 1613 se unirá al primero y formará un verdadero refugio para los
militares de Ejército y Armada. No obstante, en 1739 se había creado un
hospital naval propio en la casa llamada de la Obra Pía, debido a las continuas
quejas por parte de los enfermos pertenecientes a la Armada, descontentos con
su atención hospitalaria. Durante el ataque del almirante inglés Vernon y la
defensa hecha por el almirante español Blas de Lezo, este centro prestará
extraordinarios servicios. Duró el hospital escaso tiempo. En 1779 se va a
llevar a cabo una contrata, firmada entre la Orden de San Juan de Dios y la
Intendencia del Ejército, con el fin de atender a la tropa de tierra. No
obstante, el personal de Armada sigue siendo atendido en el centro
hospitalario, pero con la particularidad de que el precio que hay que pagar por
estancias es mayor que para el Ejército, al no haber contrata. Este hecho
provoca una queja por parte de la administración de Armada.
La Intendencia de Armada trata ahora de hacer un contrato con el Hospital. Había de tener en cuenta de que el Ejército pagaba 50 pesos mensuales en concepto de gastos de medicinas, 17 por cada soldado fallecido, 25 como gratificación al protomédico, 12 por cada uno de los dos cirujanos del centro, y además cedía ocho soldados cualificados en el ejercicio de practicantes. Aún así, lejos de presentar un beneficio al hospital, constituía un gravamen. En 1779 la Marina ha llegado a un acuerdo con el Padre Prior Fray Josef María Conrado, firmandose una contrata el día 20 de diciembre de dicho año.
La Intendencia de Armada trata ahora de hacer un contrato con el Hospital. Había de tener en cuenta de que el Ejército pagaba 50 pesos mensuales en concepto de gastos de medicinas, 17 por cada soldado fallecido, 25 como gratificación al protomédico, 12 por cada uno de los dos cirujanos del centro, y además cedía ocho soldados cualificados en el ejercicio de practicantes. Aún así, lejos de presentar un beneficio al hospital, constituía un gravamen. En 1779 la Marina ha llegado a un acuerdo con el Padre Prior Fray Josef María Conrado, firmandose una contrata el día 20 de diciembre de dicho año.
Clavijo y Clavijo, S. La trayectoria hospitalaria de la Armada
española. Editorial Naval. Madrid, 1944
Clavijo y Clavijo, S. La Orden de
San Juan de Dios en la Marina de Guerra de España. Presencia y Nexo. IV
Centenario de la muerte del Santo Fundador. 1550-1950. NIHIL OBSTAT. Madrid,
1950
Gracia Rivas, M. La Sanidad
Naval española. Historia y evolución. E. N. Bazán. Barcelona, 1995.
No hay comentarios:
Publicar un comentario