La epidemia de fiebre amarilla de Cádiz de 1800
Pedro María González al escribir
sobre esta epidemia refiere que la primera vez que se declaró el “vómito negro”
en la ciudad fue en el año 1730 y posteriormente aparece la enfermedad en 1764.
El doctor escocés James Lind, prestigioso médico de la Marina británica y
descubridor de la cura del escorbuto, hablando de ella, cuenta como morían al
día unas cien personas y dice que fue introducida por el HMS Twed, porque arribó al puerto de Cádiz
con varios enfermos a bordo.
En la epidemia de 1800, la mayoría
está de acuerdo que el origen está en la corbeta Delfin que llega al puerto de Cádiz, procedente de la Habana, el
día 6 de julio. Durante la travesía habían fallecido a bordo tres marineros. El
facultativo del barco es Josef Caro, médico de los ejércitos, retirado, el cual
regresa a España. Al llegar a puerto comunica que el segundo comandante del
barco ha fallecido de una “calentura pútrida”, sin identificar la enfermedad.
La corbeta es sometida a una cuarentena que dura 19 días. Va a bordo, como
pasajero, Fray Juan de San Mateo, de la Orden de San Juan de Dios que ayuda
como enfermero. Pasado este periodo, la dotación y los pasajeros desembarcan el
26 de julio. Durante el periodo de cuarentena habían subido a bordo algunos
carpinteros de "ribera" y uno de ellos contrajo la enfermedad.
En la ciudad, la epidemia
comienza en el Barrio de Santa María para extenderse pronto por Sopranis y
Boquete. Después de alcanzar los barrios de Ave María y San Antonio se extiende
por toda la ciudad.
En este año de 1800, el invierno
había sido lluvioso y el verano comienza con calor, condición optima para la
proliferación del mosquito Aedes. Ante el número elevado de defunciones, el
Gobierno convoca una Junta de facultativos locales, sin contar con los médicos
profesores del Colegio de Cirugía, hecho que lamenta Pedro María González pues
piensa que al ser el Cuerpo de Sanidad de la Armada el más antiguo y de los más
ilustres de su clase, era el más idóneo para indicar providencias saludables.
El día 23 de agosto se pide sacar
en procesión a Nuuestro Padre Jesús y esta dura siete horas y después hubo varias
procesiones. Tomás de Morla las prohíbe dado que había aumentado el número de
contagios. Las muertes van en aumento y los hospitales comienzan a llenarse.
Joaquín de Parias, de la Real Sociedad de Sevilla, se decide que pase a Cádiz
con el fin de hacer un examen de la epidemia. Los doctores Gonzalo J. de
Vilches y José Queraltó aconsejan dividir Cádiz por barrios, asignándose cinco
de ellos a Parias y cuatro a cada uno de los doctores Salvarresa, Sabater y
Aréjula, del Colegio de Cirujanos de la Armada. El día 26 se convoca una Junta, pasándose invitación al Colegio de
Cirugía, asistiendo Aréjula y se aprueba que los fallecidos fueran enterrados
en Extramuros, que en realidad se estaba haciendo desde el día 18.
Pedro María González escribe: Las Iglesias no podían recibir ni enterrar
tantos cadáveres como se les presentaban; no se oye hablar sino de enfermedad y
de muerte; el pueblo se constricta, el terror se apodera de todos. A
finales de agosto, la epidemia había alcanzado los barrios del Rosario, San
Andrés, San Lorenzo y La Viña.
Los pueblos vecinos cortan las
comunicaciones con Cádiz y se establece un cordón sanitario. En septiembre
empeora la situación y el día 9 de este mes, la Armada pone en funcionamiento
el Hospital provisional de la Segunda Aguada. El día 23 se consulta a los
médicos de Gibraltar quienes manifiestan que esta enfermedad es de naturaleza
contagiosa, biliosa y remitente, parecida a la fiebre amarilla de Filadelfia.
Aconsejan a los médicos de Cádiz utilizar para su tratamiento el Tratado del
Dr. Rush. En octubre, el mal se había extendido a las poblaciones vecinas.
El 25 de septiembre el Gobierno
de Madrid había designado una comisión de cinco médicos y obliga a cada
municipio formar su propia Junta de Sanidad. Los cinco facultativos
comisionados eran: José Queraltó, director de la Real Junta y de los Reales
Hospitales del Ejército, Marina, y demás pueblos de Andalucía. Alfonso de
María, médico de Puerto Real. José Sala, catedrático sustituto del Real Colegio
de Barcelona. Ramón Sarrais, vicerrector del Real Colegio de Madrid. Ambrosio
Lorite, inspector de epidemias. La sede de esta junta estuvo en Carmona. Se
nombra al intendente de Marina Juan Soler, director general de lazaretos y
hospitales para afectados por la enfermedad.
El 12 de noviembre se da por
terminada la epidemia, aunque durante este mes hubo bastantes muertes. Fueron
activados todos los hospitales disponibles de la ciudad.
HOSPITAL DE SAN JUAN DE DIOS
Había nacido en 1598 como “hospitalillo de la caridad” y se llamó de La Misericordia, estando a cargo de el los Hermanos Hospitalarios. Habla de este centro benéfico Fray Jerónimo de la Concepción y el historiador Horozco escribe: Solamente ay un hospital que se titula de la Misericordia. Curasen en el los heridos i toda suerte de enfermos de la ciudad, de las naos, con el cuidado i regalo que el enfermo puede desear…
Juan Manuel Aréjula destaca la
labor asistencial durante la epidemia de Fray Juan de Acosta, al que le llamó
poderosamente la atención las hemorragias considerables de los enfermos, “del
pecho” y por “la boca”.
HOSPITAL NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN O DE MUJERES
En el año 1634 la beata Antonia de la Cruz con sus terciarias carmelitanas atendía a enfermos en una casa del barrio del Pópulo. Un ilustre miembro de la región vizcaína, el capitán Diego de Aguirre, otorgó su testamento en Cádiz y con ello se compró la capilla de los vizcaínos. Posteriormente se compró unas casas en la calle de la Carnicera del Rey. Fray Jerónimo de la Concepción cuenta que con limosnas de los gaditanos, en 1657, se dispuso de Iglesia y Hospital bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Pero con el tiempo el hospitalillo instalado en la calle Columela se haría insuficiente y pudo obtenerse un solar frente a la calle de la Cuna
En el año 1634 la beata Antonia de la Cruz con sus terciarias carmelitanas atendía a enfermos en una casa del barrio del Pópulo. Un ilustre miembro de la región vizcaína, el capitán Diego de Aguirre, otorgó su testamento en Cádiz y con ello se compró la capilla de los vizcaínos. Posteriormente se compró unas casas en la calle de la Carnicera del Rey. Fray Jerónimo de la Concepción cuenta que con limosnas de los gaditanos, en 1657, se dispuso de Iglesia y Hospital bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Pero con el tiempo el hospitalillo instalado en la calle Columela se haría insuficiente y pudo obtenerse un solar frente a la calle de la Cuna
REAL HOSPITAL DE MARINA
La Armada se había hecho cargo
del edificio en 1718. En 1773 contaba en el piso de abajo con las salas de La
Cruz, La Encarnación, San Joaquín, Santa Ana, San Pedro, San Andrés, San
Miguel, San Luis, Santiago y San Francisco. En la parte alta estaban las salas
de Cruz, de la Concepción, Soledad, Encarnación, Ángel y Rosario, San José, San
Fernando, de Cadetes, San Antonio, San Julián, San Diego y San Elías. En total
eran 22 salas disponibles y los enfermos eran atendidos por profesores y alumno
del Colegio de Cirugía.1
HOSPITAL DE LA SEGUNDA AGUADA
En 1793 la Armada había alquilado
12 almacenes fabricados en piedra, en la Segunda Aguada, con el fin de
conseguir 12 salas de hospital en donde poder albergar unos 623 enfermos.
Estaba próximo a la bahía y no había edificios inmediatos que impidieran la
buena ventilación. Los convalecientes podrían tener aire libre y saludable. Al
principio contó con 30 habitaciones, un cuerpo de guardia, una capilla y una
oficina. Las salas eran las de Jesús y María, Concepción, Carmen, Rosario,
Dolores, San Gabriel, San Rafael, San Miguel, Santo Ángel, San Bernardo, San
José, San Pedro, San Pablo, Santiago Mayor, Santiago Menor, San Felipe, Santo
Tomás, San Matías, San Andrés, San Bartolomé, San Julián Apóstol, San Simón,
San Justo, San Marcos, San Mateos, San Lucas, San Fernando, San Carlos, y San
Luis. El número de camas
en cada una de estas salas oscilaba entre 12 y 56.2
Real Hospital de Marina de Cádiz. Fotograbado.
S. Clavijo. La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en la Marina de Guerra de España. p.228
Hay discrepancia sobre la cifra
de victimas. Aréjula calcula que fue entre más de 7.000 a 10.0000. Según
Villalba hubo 48.688 enfermos, con la cifra de 7.292 muertos. Se observó que la
enfermedad respetó en general a los mayores de 40 años y ello pudo ser debido a
que era una población ya inmunizada en la epidemia anterior de 1764.
En cuanto a las incidencias en
los hospitales nos vamos a encontrar que según Aréjula fue la siguiente:
En el Hospital de San Juan de
Dios ingresaron 2.107 enfermos de los que fallecieron 1.029, lo que representa
el porcentaje de fallecidos un 48,8%
En el Hospital de Mujeres Nuestra
Señora del Carmen, ingresaron 430 enfermos de los que fallecieron 264, siendo el
porcentaje de fallecidos del 61,4%.
En el Hospital Real de Marina
ingresaron 4.205 enfermos y hubo 1.808 muertes, lo que representa un porcentaje
del 43%.
En el Hospital provisional de
Marina de la Segunda Aguada, ingresaron 621 enfermos de los que murieron 255,
representando estas muertes un porcentaje del 41%.3
Ante la magnitud de la epidemia
hubo falta de facultativos en la población y también en los hospitales de
Marina. Fueron victimas de la epidemia profesores y colegiales del Colegio de
Cirujanos. Así como primeros y segundos cirujanos.
Cirujanos y alumnos fallecidos.
Cirujano Mayor Domingo Vidal. Director del Colegio.
Catedrático de Botánica Francisco de Arjona.
Primer cirujano Diego Granados. Del Hospital de la Segunda Aguada.
Segundos cirujanos: Miguel Alonso Jordán. Joaquín Macías. Francisco
Mayol.
Colegiales: Francisco Catalá. Antonio Ramos. Nicolás de Ostos. José M.
López Mora. Manuel Roballo. Diego García. Francisco Puente. Diego Quintero.
Alonso Abilés. Enrique Campos. Antonio Tomás. Cristóbal León Garabino. Pedro
Baro. Miguel Fernández Reguera. José García Rebollo. Juan Romo. Francisco
Botes. Ignacio Azoí. Felipe Nieto. Juan José Zamora. Diego Rincón. Antonio
Bausa. Joaquín Fernández.
Padecieron la enfermedad y se
curaron.
José Sabater. Cirujano mayor.
Segundos cirujanos: Pedro Gutiérrez. Pedro Romero. Andrés Fernández.
Médico. José Rivero.4
1).S. Clavijo y Clavijo. La trayectoria hospitalaria de la Armada española, p. 73.
2).S. Clavijo y Clavijo. La
trayectoria hospitalaria de la Armada española, p.82.
3) J.M. Blanco Villero. Salud y
enfermedad, p. 122.
4).S. Clavijo y Clavijo. Historia
del Cuerpo de Sanidad Militar de la Armada, p. 227.
BIBLIOGRAFÍA.
BLANCO VILLERO, J. “Sinopsis de
la epidemia de Fiebre Amarilla de 1800 en Cádiz y su provincia con una
referencia a Sevilla y Filadelfia”. Salud
y enfermedad en los tiempos de las Cortes de Cádiz. Crónica Sanitaria de un
Bicentenario. José M. Blanco Villero y Juan M. García-Cubillana de la Cruz
(eds.). UCA, Sílex Ediciones. Madrid, 2013.
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo de Sanidad Militar de la
Armada. Topografía de Fernando Espín Peña. San Fernando, 1925.
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. La trayectoria hospitalaria de la Armada
española. Editorial Naval. Madrid, 1944.
ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Publicaciones
del Sur Editores. Sevilla, 2011.
HOSPITAL DE MUJERES DE CÁDIZ. Biografías de mujeres andaluzas, historiamujeres.es.
Real Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz. Fachada y puerta principal. Fotograbado.
S. Clavijo. Histroria del Cuerpo de Sanidad Militar de la Armada, p.129.
S. Clavijo. Histroria del Cuerpo de Sanidad Militar de la Armada, p.129.
HOSPITAL DE SAN JUAN DE DIOS
Había nacido en 1598 como
“hospitalillo de la caridad” y se llamó de La Misericordia, estando a cargo de
el los Hermanos Hospitalarios. Habla de este centro benéfico Fray Jerónimo de
la Concepción y el historiador Horozco escribe: Solamente ay un hospital que se titula de la Misericordia. Curasen en
el los heridos i toda suerte de enfermos de la ciudad, de las naos, con el
cuidado i regalo que el enfermo puede desear…
Juan Manuel Aréjula destaca la
labor asistencial durante la epidemia de Fray Juan de Acosta, al que le llamó
poderosamente la atención las hemorragias considerables de los enfermos, “del
pecho” y por “la boca”.
HOSPITAL NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN O DE MUJERES
En el año 1634 la beata Antonia
de la Cruz con sus terciarias carmelitanas atendía a enfermos en una casa del
barrio del Pópulo. Un ilustre miembro de la región vizcaína, el capitán Diego
de Aguirre, otorgó su testamento en Cádiz y con ello se compró la capilla de
los vizcaínos. Posteriormente se compró unas casas en la calle de la Carnicera del Rey. Fray Jerónimo
de la Concepción cuenta que con limosnas de los gaditanos, en 1657, se dispuso
de Iglesia y Hospital bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Pero con
el tiempo el hospitalillo instalado en la calle Columela se haría insuficiente
y pudo obtenerse un solar frente a la calle de la Cuna
REAL HOSPITAL DE MARINA
La Armada se había hecho cargo
del edificio en 1718. En 1773 contaba en el piso de abajo con las salas de La
Cruz, La Encarnación, San Joaquín, Santa Ana, San Pedro, San Andrés, San
Miguel, San Luis, Santiago y San Francisco. En la parte alta estaban las salas
de Cruz, de la Concepción, Soledad, Encarnación, Ángel y Rosario, San José, San
Fernando, de Cadetes, San Antonio, San Julián, San Diego y San Elías. En total
eran 22 salas disponibles y los enfermos eran atendidos por profesores y alumno
del Colegio de Cirugía.1
HOSPITALPROVISIONAL DE LA SEGUNDA AGUADA
En 1793 la Armada había alquilado
12 almacenes fabricados en piedra, en la Segunda Aguada, con el fin de
conseguir 12 salas de hospital en donde poder albergar unos 623 enfermos.
Estaba próximo a la bahía y no había edificios inmediatos que impidieran la
buena ventilación. Los convalecientes podrían tener aire libre y saludable. Al
principio contó con 30 habitaciones, un cuerpo de guardia, una capilla y una
oficina. Las salas eran las de Jesús y María, Concepción, Carmen, Rosario,
Dolores, San Gabriel, San Rafael, San Miguel, Santo Ángel, San Bernardo, San
José, San Pedro, San Pablo, Santiago Mayor, Santiago Menor, San Felipe, Santo
Tomás, San Matías, San Andrés, San Bartolomé, San Julián Apóstol, San Simón,
San Justo, San Marcos, San Mateos, San Lucas, San Fernando, San Carlos, y San
Luis.2 El número de camas
en cada una de estas salas oscilaba entre 12 y 56.2
Hay discrepancia sobre la cifra
de victimas. Aréjula calcula que fue entre más de 7.000 a 10.0000. Según
Villalba hubo 48.688 enfermos, con la cifra de 7.292 muertos. Se observó que la
enfermedad respetó en general a los mayores de 40 años y ello pudo ser debido a
que era una población ya inmunizada en la epidemia anterior de 1764.
En cuanto a las incidencias en
los hospitales nos vamos a encontrar que según Aréjula fue la siguiente:
En el Hospital de San Juan de
Dios ingresaron 2.107 enfermos de los que fallecieron 1.029, lo que representa
el porcentaje de fallecidos un 48,8%
En el Hospital de Mujeres Nuestra
Señora del Carmen ingresaron 430 enfermos de los que fallecieron 264, siendo el
porcentaje de fallecidos del 61,4%.
En el Hospital Real de Marina
ingresaron 4.205 enfermos y hubo 1.808 muertes, lo que representa un porcentaje
del 43%.
En el Hospital provisional de
Marina de la Segunda Aguada ingresaron 621 enfermos de los que murieron 255,
representando estas muertes un porcentaje del 41%.3
Ante la magnitud de la epidemia
hubo falta de facultativos en la población y también en los hospitales de
Marina. Fueron victimas de la epidemia profesores y colegiales del Colegio de
Cirujanos. Así como primeros y segundos cirujanos.
Cirujanos y alumnos fallecidos.
Cirujano Mayor Domingo Vidal. Director del Colegio.
Catedrático de Botánica Francisco de Arjona.
Primer cirujano Diego Granados. Del Hospital de la Segunda Aguada.
Segundos cirujanos: Miguel Alonso Jordán. Joaquín Macías. Francisco
Mayol.
Colegiales: Francisco Catalá. Antonio Ramos. Nicolás de Ostos. José M.
López Mora. Manuel Roballo. Diego García. Francisco Puente. Diego Quintero.
Alonso Abilés. Enrique Campos. Antonio Tomás. Cristóbal León Garabino. Pedro
Baro. Miguel Fernández Reguera. José García Rebollo. Juan Romo. Francisco
Botes. Ignacio Azoí. Felipe Nieto. Juan José Zamora. Diego Rincón. Antonio
Bausa. Joaquín Fernández.
Padecieron la enfermedad y se
curaron.
José Sabater. Cirujano mayor.
Segundos cirujanos: Pedro Gutiérrez. Pedro Romero. Andrés Fernández.
Médico. José Rivero.4
1). Clavijo y Clavijo. La
trayectoria hospitalaria de la Armada española, p. 73.
2). Clavijo y Clavijo. La
trayectoria hospitalaria de la Armada española, p.82.
3) Blanco Villero. Salud y
enfermedad, p. 122.
4). Clavijo y Clavijo. Historia
del Cuerpo de Sanidad Militar de la Armada, p. 227.
BIBLIOGRAFÍA.
BLANCO VILLERO, J. “Sinopsis de
la epidemia de Fiebre Amarilla de 1800 en Cádiz y su provincia con una
referencia a Sevilla y Filadelfia”. Salud
y enfermedad en los tiempos de las Cortes de Cádiz. Crónica Sanitaria de un
Bicentenario. José M. Blanco Villero y Juan M. García-Cubillana de la Cruz
(eds.). UCA, Sílex ediciones. Madrid, 2013.
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo de Sanidad Militar de la
Armada. Topografía de Fernando Espín Peña. San Fernando, 1925.
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. La trayectoria hospitalaria de la Armada
española. Editorial Naval. Madrid, 1944.
ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Publicaciones
del Sur Editores. Sevilla, 2011.
HOSPITAL DE MUJERES DE CÁDIZ.
Biografías de mujeres andaluzas, historiamujeres.es.
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