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sábado, 15 de septiembre de 2018

HÉROES ANÓNIMOS EN LAS CAMPAÑAS DE FILIPINAS Y CUBA.



No están todos los que son pero sí son todos los que están. Cervera  Pery

Tiempo después de haber sido firmada la paz; los americanos ponen a flote los cascos de los cruceros Reina Cristina, Ulloa y vapor Argos, hundidos en Filipinas, en la ensenada de Bacor, al sur de Cavite. Hay numerosos restos humanos y por Real Orden de 5 de febrero de 1904, se dispone su sepultura en el Panteón de Marinos Ilustres, con los honores de capitán de navío por creerse que entre ellos se encontraba los restos mortales del capitán de navío Luis Cadarso Rey, comandante del Reina Cristina. Después de celebrarse un funeral en la Iglesia de San Martin de Manila, presidido por el arzobispo norteamericano, los restos son conducidos en un armón de artillería al vapor Isla de Panay, en el que embarcan tres urnas: la de los heroicos marinos junto a otras dos con los restos exhumados de los héroes de Baler. En una de ellas; el capitán Enrique de Las Morenas, y en la otra el resto de los combatientes fallecidos junto a fray Cándido Gómez Carreño. Estas dos últimas urnas son entregadas en el puerto de Barcelona a una comisión de oficiales del Ejército de Tierra en la que figura el teniente de Las Morenas, hijo del heroico capitán fallecido, continuando viaje a Madrid.
 La urna con los marinos españoles, el día 21 de marzo recibe la inhumación en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando, junto a los restos del marinero de primera José Alvariño Gabeiras, natural de Fene, en La Coruña, de la dotación del destructor Plutón, quien había sido enterrado con anterioridad, al ser confundido con los restos del capitán de navío Fernando Villaamil Fernández-Cueto, jefe de la escuadrilla de destructores. Ambos habían muertos en circunstancias parecidas, tras el combate de Santiago de Cuba. Tras el mencionado combate naval, en el Navy Hospital de Portsmouth; fallecieron 31 personas, recibiendo cristiana sepultura en sus cercanías.
 El día 12 de abril de 1916; el buque de la Armada española Almirante Lobo, transporta rumbo a España, 31 cajas con los restos mortales exhumados que van a recibir sepultura en el Panteón de Marinos Ilustres. Los féretros corresponden a marineros, soldados de infantería de marina, fogoneros, artilleros de mar, un condestable y un primer practicante del crucero Vizcaya, llamado: Santiago del Pozo y Pos.
 Por Real Orden de 26 de mayo de 1924, se dispuso erigir un monumento a los miembros de las clases subalternas de la Armada para que bajo él quedaran depositados sus restos mortales. En agosto de este año comienzan las excavaciones en la nave central, siendo depositados los restos procedentes de Filipinas, a los que se une los del marinero Alvariño. En el mes de noviembre, se trasladaron las 31 cajas procedentes de América. 
En 1929; el célebre escultor valenciano Gabriel Borrás Abellá finalizó el monumento. En los años 50, con motivo de cubrir el Panteón y la construcción de un altar en la cabecera del crucero, el monumento es trasladado a la capilla situada a la izquierda de la entrada, donde se encuentra en la actualidad, mientras que los restos permanecen en la cripta próxima al altar.1 
Mirando el citado monumento de frente; nos llama enseguida la atención dos figuras yacentes sobre sus laterales, esculpidas en mármol blanco, representando una a la clase de Marinería y la otra a la clase de Tropa. Están envueltas en la Bandera de España por la cual lucharon y perdieron la vida. El marinero aparece descalzo, demostrando su condición de trabajador en la cubierta del buque, mientras que el soldado infante de marina muestra un uniforme elegantemente abotonado. Parece que se tocan por sus cabezas, y sobre ellos, en bronce: el Ángel de la Fe, como fiel representante de la fuerza, voluntad y valor; parece contemplar cariñosamente a los que están dormidos en el sueño de la eternidad. Dicho ángel, en su mano derecha sostiene un pañuelo, como de haber secado sus lágrimas, y se inclina amorosamente sobre ellos como si quisiera besarles. 
Haciendo un hermoso contraste con el resto; un pedestal en mármol negro sobre el que descansa el grupo, y en su cabecera, tocando las figuras, una cruz latina rodeada de una corona de laurel. Al frente está escrito:
A las Clases, Marinería y Tropa de la Armada muertos gloriosamente por la Patria. 2
Como dice José Carlos Fernández: “Posiblemente muchos familiares ignoren que un ser querido reposa en tan digna sepultura”. Hay que tener en cuenta la diversidad de factores negativos de la época, como; deficiencias en los medios de comunicación y escaso nivel cultural de muchos sectores de la población española, unido a escasos recursos económicos, y también una probable falta de información.
Aún así; quedan numerosos restos de marinos españoles muertos en tierras cubanas, inhumados en las arenas de sus playas y que no pudieron ser repatriados.
Todos ellos: Descansen en la Paz del Señor.




Monumento a las Clases, Marinería y Tropa muertos gloriosamente por la Patria. Obra de Gabriel Borrás. Panteón de Marinos Ilustres. San Fernando (Cádiz). 


BIBLIOGRAFÍA.

Fernández Fernández, J. C. “Digna representación de Suboficiales, Marinería y Tropa, combatientes en Cuba y Filipinas, reposa en el Panteón de Marinos Ilustres”. Revista de Historia Naval. Año XVI. Número 63. 1998, pp.77-87.1
Fernández Fernández, J. C. “En busca de los Héroes de Santiago de Cuba”. Diario de Cádiz, 27 de marzo de 2005.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

BIBLIOTECA NAVAL DE SAN FERNANDO.
El Panteón de Marinos Ilustres. San Fernando (Cádiz). 3ª Edición. Escuela de  Suboficiales de la Armada, San Fernando. Director. Capitán de Navío Juan Negreira Medina. Centro de Ayudas a la Enseñanza de Armada, febrero de 2002.2
*). Roca Núñez et al. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. pp. 182-183.





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