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lunes, 8 de junio de 2020

VIII. APUNTES SOBRE LA FIEBRE AMARILLA EN CÁDIZ Y SU PROVINCIA


La fiebre amarilla en otras ciudades y pueblos de la provincia de Cádiz

PUERTO REAL

En la Bahía. El 21 de agosto de 1800 se produce la primera noticia sobre la aparición de la enfermedad en Cádiz y el Ayuntamiento de forma inmediata toma las medidas necesarias para intentar frenar el contagio. Envía un oficio a José Salvaresa, del protomedicato de Cádiz, y a José Vila, cirujano mayor y director accidental del Colegio de Cirugía de la Armada, con el fin de obtener información sobre el contagio. Se prohíbe la entrada de forasteros enfermos, pero esta medida llega tarde. El día 25 de agosto, el Ayuntamiento acuerda formar una Junta de Policía y Sanidad presidida por el médico titular de la villa Joaquín Bello. Se monta un cordón sanitario con guardias en distintos puntos de embarcaderos y carreteras. Alfonso de María se hace cargo de la dirección médica.
Iglesias da la cifra de 4.834 enfermos con 913 fallecimientos, entre vecinos y forasteros. Alfonso de María da una mortalidad de 1.621 fallecidos. En el Hospital de la Misericordia de la villa, ingresaron 290 enfermos, de los que fallecieron 154.


Puerto Real. Vista parcial del Ayuntamiento. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.


PUERTO DE SANTA MARÍA

En la Bahía. La epidemia de fiebre amarilla de 1800 causó 3.693 muertes. También sufrió esta población los brotes de 1804, 1813, 1819 y 1821. Se había creado un cementerio provisional en San Sebastián y también se hicieron enterramientos en el de la ermita de Santa Clara atendida por la Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza, al cuidado de los montañeses.



 Puerto de Santa María con el rio Guadalete. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.

CHICLANA DE LA FRONTERA

En la Bahía. Es 1801 y escribe el vicario Vicente García de Torquemada que la villa era de las más libres de la epidemia, pero que habiendo llegado 4.000 personas procedentes de Cádiz había crecido el número de enfermos. Hubo necesidad de cortar el tránsito y los médicos, sacerdotes y frailes no bastaban para proporcionar cuidados y atenciones. Según Alfonso de María el número de defunciones fue de 1328 fallecidos.
En 1810, Chiclana es ocupada por el ejército francés y sus jefes militares habían dividido la villa en cinco cuarteles. En mayo de este año, el gobernador militar francés solicita para la población camas, en el caso de que se pudiera propagar la peste Smirna, y manda poner en cuarentena a los desertores y demás individuos que lleguen de Cádiz. Deben tomarse medidas para el establecimiento de lazaretos.
Se había establecido una serie de normas que implicaban la vigilancia de la salud por parte de la Milicia Cívica y abarcaban la limpieza de calles y corrales, extracción de inmundicias fuera de la población, tener cuidado con las malas aguas y con los vinos y alimentos corrompidos. Proveerse de artículos de primera necesidad. Resguardarse de los efectos del clima y de las estaciones. Acopio de medicinas necesarias para combatir las epidemias. Enterrar a los animales muertos y que estos no estén ni una hora en el pueblo. Ni que estos se arrojen a los ríos. El Decreto es dado desde Sevilla por el Consejero de Estado y encargado del Ministerio de Policía Francisco Amoros, quien también da otras normas para prevenir enfermedades infecciosas y contagiosas.



Chiclana con el rio Iro. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.


SANLÚCAR DE BARRAMEDA

En el Bajo Guadalquivir. El 30 de junio de 1800 llega a Sanlúcar el buque Águila, procedente de la Habana y durante la travesía había perdido cinco tripulantes, y después llega a Cádiz. En la epidemia de este año mueren en Sanlúcar 2.310 personas, 1.686 varones y 624 hembras. Alfonso de María da una cifra de fallecidos aproximada, 2.303. La población, en esta epidemia y en la de 1819 se encomendó a la Virgen del Sudor, como lo había hecho en las epidemias de peste del siglo XVII.


  Sanlúcar de Barrameda. Diario de Cádiz. Fotografía de Guillén Franco.

ROTA

En el Bajo Guadalquivir. Fallecidos, según Alfonso de María, 1.116, durante 1800.


Rota. Arco de Regla.C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.

CHIPIONA

En el Bajo Guadalquivir. El aislamiento de la población durante la epidemia de 1800, se hizo muy precoz y no murió nadie.


  Chipiona. Ayuntamiento. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.

JEREZ DE LA FRONTERA.

En la Campiña. A finales de agosto y principios de septiembre de 1800, los médicos jerezanos notifican asistir a enfermos sospechosos. Son citados todos los médicos y cirujanos de la ciudad. Se piensa en la necesidad de establecer un lazareto y se desplaza una comisión, compuesta de tres médicos, a Cádiz, para recabar información.
El día 15 de septiembre sufren el contagio algunos militares del cuartel del Tinte. La población se asusta y acude a la Virgen de Consolación. Con la entrada de forasteros procedentes de Cádiz, La Isla y Puerto Real, a pesar de las prohibiciones, hace que aumente el contagio. En la primera quincena del mes de noviembre sigue agudizándose la epidemia, pero a mediados de este mes comienza a remitir y el día 21 se piensa que la enfermedad ha pasado. En la Iglesia Mayor Parroquial se canta el Te Deum, como acción de gracias. El día 30 de abril, la Junta de Sanidad da la cifra de 46.000 enfermos y 10.000 fallecimientos. Sin embargo, Alfonso de María registra 10.192 muertes. Según Rodríguez Carrión, recogido por Benítez Reguera, ofrece una cifra de 5.491 fallecidos.


Jerez de la Frontera. Diario de Cádiz. Fotografía de Guillén Franco.

VILLAMARTÍN

En la Sierra. Durante la epidemia de 1800, según Alfonso de María, solo hubo 1 defunción. En 1804, aparece la enfermedad entre la población en el mes de octubre y hasta el 25 de diciembre produce 168 defunciones, de las que 93 son varones y 75 son hembras. Hubo una gran cantidad de párvulos entre los fallecidos. La epidemia alcanzó rápidamente la calle de San Sebastián, donde vivía la clase más pudiente. Remitió a comienzos de 1805.


Villamartín con la Sierra del Pinar al fondo. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.

ARCOS DE LA FRONTERA

En la Sierra. Alfonso de María contabiliza 631 defunciones en 1800.

 Arcos de la Frontera. Diario de Cádiz. Fotografía de Guillén Franco.


BORNOS

En la Sierra. En 1800, según Alfonso de María, hubo 17 defunciones.


 Bornos. Vista del convento del Corpus Christi con el pantano al fondo. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.

ZAHARA DE LA SIERRA

En la Sierra. En la epidemia de 1800, según datos de Alfonso de María, hubo 5 defunciones.


 Zahara de la Sierra. Diario de Cádiz. Fotografía de Guillén Franco.

ALCALÁ DE LOS GAZULES

En la Janda. Durante el verano de 1800 aparece la enfermedad, al parecer introducida por dos vecinos de Cádiz que llegaron a Alcalá y después sanaron. El médico titular, José Sánchez Aznar, vio a un vecino de la población quien falleció y presentaba síntomas característicos de la fiebre amarilla. Este facultativo piensa que se había contagiado de unos arrieros que debido al transporte de mercancías mantenían contacto con vecinos de Medina y Paterna.
Es el mes de septiembre y se celebra el traslado de la Virgen de los Santos, de su ermita al pueblo. Con la aglomeración de vecinos se produce una propagación de la epidemia. Se forma una Junta de Sanidad Local y se piensa en la necesidad de crear un lazareto para que los visitantes pasen la cuarentena, eligiéndose una casa del Prado.
Los vecinos más pudientes abandonan el pueblo y se trasladan al campo. Se establecen guardias en todas las entradas y salidas de la población. Hay un cordón sanitario en el que intervienen las escasas tropas del ejército y vecinos del pueblo, utilizando chosas construidas, como puntos de vigilancia. Hubo que alojar a la tropa en algunos cortijos.
Según datos locales hubo 800 muertos y según Alfonso de María las defunciones fueron 817. Hubo en la población epidemias similares durante 1802, 1804 y 1820.



Alcalá de los Gazules. Autor.


PATERNA DE LA RIVERA

En la Janda. Cuando en aquel fatídico verano de 1800 llegan a la población noticias de la terrible epidemia que asola a Cádiz y pueblos cercanos, se crea en Paterna una Junta Local de Sanidad y comienzan a dictarse normas concernientes a la limpieza e higiene, así como no permitir la entrada de personas procedentes de lugares contagiosos.
En las afueras del pueblo se crea un lazareto, en la zona denominada “El Punto” y se utilizó un cementerio que pudo estar en otro lugar. Según Alfonso de María el número de defunciones fue de 86. Sin embargo, el libro de defunciones de la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Inhiesta señala 86 defunciones en totalidad aquel año, incluidas otras causas.
En un estudio minucioso del Libro de Defunciones parroquial, llevado a cabo por Juan F. Moreno Castro, se llega a las siguientes conclusiones: El número total de fallecidos por fiebre amarilla fueron 10 personas. La primera muerte que registra el libro fue el 11 de octubre y la última el 8 de noviembre. Los meses de mayor mortandad fueron septiembre, octubre y noviembre. La mayor parte de las muertes fueron debidas a otras causas. Sería el mes de septiembre cuando comenzó la epidemia. 9 fallecieron en el mes de octubre y 1 en noviembre. Los 10 fallecidos fueron todos varones, con edades comprendidas entre 12 y 47 años. 9 murieron en el lazareto y fueron enterrados en el Granadillo. El otro fue sepultado en las inmediaciones de la ermita de San Sebastián.
En la epidemia de 1804, según datos de defunciones, la mortalidad fue mayor que la de 1800. Para Alfonso de María la cifra de muertes fue la de 162 fallecidos y según Juan Manuel Aréjula esta cifra fue de 117. El libro de defunciones parroquial señala 162 muertes aquel año, incluido también otros motivos. Por otra parte, para Aréjula la epidemia comenzó el 30 de agosto y las primeras defunciones están registradas en 2 de octubre. Por lo tanto, no concuerdan estas fechas, aunque no se puede descartar del todo.
Se sabe que en epidemias posteriores a la del 1800, y este pudo ser el caso, se utilizó un lazareto fabricado con palos y techumbre de paja o pastos, colocado en el sitio denominado “Las Águilas” y se señala un cementerio a 700 pasos del pueblo, llamado del “Granadillo”. 
Según los datos de Juan F. Moreno, extraidos del Libro Parroquial de defunciones, nos encontramos: El número total de defunciones por fiebre amarilla fue de 118. La primera muerte ocurrió el 2 de octubre y la última el 30 de diciembre. Los meses de mayor mortandad de 1804, en su totalidad, incluidas otras causas, fueron septiembre, octubre, noviembre y diciembre. La mayoría de las muertes, desde el mes de octubre, fueron por fiebre amarilla. De los 118 fallecidos, 71 eran hombres y 47 eran mujeres. Entre los fallecidos había 8 párvulos y 5 niños, de edades comprendidas entre 8 y 15 años.

 Paterna de la Rivera. Diario de Cádiz. Fotografía de Guillén Franco.

MEDINA SIDONIA

En la Janda. En la epidemia de 1801, según Alfonso de María, hubo 136 muertos.


 Medina Sidonia. Muralla. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.


ALGECIRAS

En el Campo de Gibraltar. Entre los meses de agosto de 1803 y enero de 1804, la epidemia de fiebre amarilla había provocado 5.000 muertes en toda la comarca. En 1805, en la Casa de la Misericordia, es editada la obra de Diego Terrero titulada: Discurso sobre el carácter y curación practica de la fiebre amarilla, por iniciativa de su hermano Vicente que era sacerdote y párroco de Nuestra Señora de la Palma y que años más tarde sería diputado en las Cortes de Cádiz. Era conocido, cariñosamente, como el “cura de Algeciras” y se había encargado de pronunciar el sermón en la función religiosa parroquial, en acción de gracias al Señor y María Santísima, tras la terrible epidemia de 1800.
En 1813 apareció un segundo brote y ya con estas desagradables experiencias pasadas, en el año 1859 se piensa en la construcción de un lazareto en Algeciras para cuarentenas, así como un edificio de Sanidad para controlar la entrada de viajeros y mercancías.


 Algeciras. Plaza Alta. C. Spínola et al. La Provincia de Cádiz.





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