María Magdalena encuentra el sepulcro, donde había sido enterrado Jesús, vacío. Rompe a llorar mientras que dos ángeles que estaban allí sentados le consolaban. Al instante, aparece Jesús y le pregunta por qué lloraba. María, creyendo que era un hortelano, le responde: Señor, si te lo has llevado de aquí, dime dónde le has puesto y yo le llevaré. Jesús le dice: María. Ella, volviéndose, le dice: Rabbí (Maestro). Entonces, Jesús le dice: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre. María se fue a dar la nueva a los discipulos.
Jesús se volvió a aparecer a otras piadosas mujeres que habían acudido al sepulcro, y ellas le adoraban y se abrazaban a sus pies.
El Resucitado. Iglesia Mayor Parroquial de San Pedro y San Pablo. San Fernando (Cádiz).
BIBLIOGRAFÍA
JUAN, XX, 11-18.
MATEO, XXVIII, 8-10.
ZAHONERO VIVO, J. MARTÍN PENALVA, M.A. Jesucristo según el Antiguo Testamento y según los Evangelios. Editorial Marfil. Alcoy, 1954.
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