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martes, 24 de octubre de 2017

LA SANIDAD DEL EJÉRCITO EN FILIPINAS.

Tomando como base la relación que ofrece Beláustegui Fernández, podemos hacer la siguiente composición de hospitales y personal de sanidad del Ejército.
Hospital Militar de Manila. Llamado de los “Arroceros”, fue construido sobre una antigua fábrica de tabaco. En este hospital, el director interino era un Médico Mayor, nombrado provisionalmente Subinspector Médico de 2ª clase. El hospital tenía capacidad para 330 camas. No obstante, en la ciudad hubo que habilitar los colegios de los dominicos; de Santo Tomas y de San Juan de Letrán, ambos con capacidad grande, y en estos hospitales provisionales trabajarían conjuntos; el personal de sanidad del Ejército y de la Armada. En los demás hospitales militares del Ejército; repartidos por el archipiélago, sus directores, igual que en el de Manila, eran médicos mayores con nombramiento provisional de subinspectores de 2º clase, no ocurriendo lo mismo en las enfermerías por no tener categoría de hospital. Así, nos encontraremos con la siguiente relación.
Hospital Militar de Manila.
Hospital Militar de Cotta-Bato en Mindanao.
Hospital Militar de Joló.
Enfermería Militar de Ilo-Ilo.
Enfermería Militar de Puerto Princesa.
Enfermería Militar de Joló.
Enfermería Militar de Agaña, en las Marianas.
Otras enfermerías estuvieron en Bangued, Fuerte Tumbao, Tucuran, Fuerte Reina Regente, Parang-Parang, Pikit, Bontoc, Iligan, Momungan, Marahui y Ulama. 
En aquel año de 1898 nos encontramos con una serie de médicos repartidos por los distintos destinos, siendo el Director Subinspector de Sanidad; el Inspector Médico de 2º clase Joaquín Pla Pujolá y como Segundo Jefe, el Subinspector Médico de 1º clase Gonzalo Armendáriz Castaños. Además; dos subinspectores médicos de segunda clase:
Zacarías Fuerte Crespo.
José de la Calle Sánchez.
Médicos Mayores.
Antonio Quintana Sanz.
Lorenzo Aycart López.
José Castañé Otero.
Vicente Anievas López.
Pedro de la Cruz Serrano.
Enrique Feíto Martin.
Fernando Cano Santayana.
Francisco LLorca López.
Fermín Videgain Arroz.
Farmacéuticos Mayores.
Eduardo González Cabrera.
Felipe Cabrera Alonso.

Debido a las diversas necesidades del apoyo logístico en el archipiélago, tanto los hospitales como las enfermerias se vieron obligados a cambiar de categoria. Así, en 1897 figuraba la siguiente distribución:
Hospitales Militar de Manila.
Hospital Militar de Zamboanga.
Hospital Militar de Parang-Parang.
Hospital Militar de Illigang.
Hospital Militar de Marahui.
Enfermería Militar de Cottabato.
Enfermería Militar de Turucan.
Enfermería Militar de Fuerte Regente.
Junto a ellos, una serie de destacamentos sanitarios, en donde no había médicos, siendo atendidos por personal enfermero.
Isla de Mindanao: 
Destacamento sanitarío de Puerto Santa María.
Destacamento sanitario de Lebak.
Destacamento sanitario de Malabán.
Destacamento sanitario de Barás.
Destacamento sanitario de Glan.
Destacamento sanitario de Margosatúbig.
Destacamento sanitario de Lumbayanequi. 
Región de Misamis:
Destacamento sanitario de Liagan.
Destacamento sanitario de  de Lintogod.
Destacamento sanitario de Gingoog.
Isla de Luzón:
Destacamento sanitario de Nakar.
Isla de Panay:
Destacamento sanitario de Briones.



Archipiélago filipino. Parejo Delgado y Segura Arista. Filipinas en la colección legislativa del Ejército. El lejano Oriente español: Filipinas. VII Jornadas Nacionales de Historia Militar. Sevilla, 1997, p 137.

BIBLIOGRAFÍA

BELAÚSTEGUI FERNÁNDEZ, A. Sanitarios Militares en Filipinas, 1521-1898: La lucha contra el olvido VII. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2012
Regodón Vizcaino, J. “Estructura sanitaria del Ejército y de la Armada en Filipinas en el siglo XIX”. El lejano oriente español: Filipinas (siglo XIX). VII Jornadas Nacionales de Historia Militar. Cátedra “General Castaños”. pp. 555-565. Sevilla. 5-9 de mayo, 1997.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ,J.J.
Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.









martes, 17 de octubre de 2017

ROGELIO VIGIL DE QUIÑONES. MÉDICO DEL EJÉRCITO Y HÉROE DE BALER. FILIPINAS.

No podemos cerrar estas narraciones sin dedicar unas líneas a un hecho de la mayor heroicidad, protagonizado por un grupo de militares de nuestro Ejército. Es la acción conocida como sitio o asedio de Baler, el cual ha sido motivo de la leyenda de “Los últimos de Filipinas”. Baler, un pueblecito de la Isla de Luzón, en el distrito del Príncipe, y situado en un recodo, al sur de la bahía de su nombre y a unos mil metros de la playa, bañada por las aguas del Océano Pacífico. Cuando en el archipiélago surgen los primeros momentos de tensión, llega a este lugar el teniente Mota al mando de 50 cazadores del grupo expedicionario, pero esta fuerza sucumbe al momento ante los ataques de la multitud de sublevados. Entonces; desde Manila se envían refuerzos. En el mes de febrero de 1898 llega un contingente de 54 cazadores al mando del capitán Enrique de las Morenas y Fossit, con los tenientes: Saturnino Martin Cerezo y Juan Alonso Zayas, cuatro cabos, un corneta, y 45 soldados. El personal destinado en enfermería se compone; del médico segundo provisional Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro, el cabo indígena Alfonso Sus Fojas, sanitario indígena Tomás Paladio Paredes, y el soldado Bernardino Sánchez Cainzas.
Estas fuerzas terrestres se instalan en la comandancia por ser un edificio bien fortificado, pero el capitán de las Morenas acuerda con el párroco, el padre Carreño, refugiarse en la Iglesia si la situación empeoraba. La sociedad secreta “Katipunan”, al frente de la cual están Emilio Aguinaldo Famy y Antonio Luna Novicio, decide el ataque. Es el día 27 de julio y los soldados españoles, tal como estaba previsto, se refugian en la Iglesia de San Luis de Tolosa. Allí; se le unirán el párroco, Fray Cándido Gómez Carreño, junto a los misioneros: Fray Juan López Guiñen y Fray Félix Minaya. Hacen aprovisionamiento de víveres pero conforme avanza el tiempo, estos comienzan a escasear, además la ventilación es muy deficiente porque se han debido cerrar ventanas y el aire esta enormemente viciado. Aparecen los primeros síntomas y signos de avitaminosis con una epidemia de beriberi; los pies y tobillos comienzan a hincharse y los enfermos terminan con trastornos cardiovasculares y neurológicos, algunos enfermos notan que se asfixian y otros han perdido la sensibilidad o no pueden caminar. Algunos han muerto, como: el capitán Enrique de las Morenas, el teniente Juan Alonso, el padre Carreño, el cabo José Chávez y varios soldados. Cada vez escasean más los alimentos y los sitiados tienen que comer lagartijas, ratas y serpientes. Manila ha caído y los tagalos atacan ahora con cañones. La bandera de España esta consumida por el sol, lluvia y vientos, y se hace necesario el reemplazo con telas encontradas, unas rojas y otras amarillas. Es día 13 de agosto de 1898; ya se ha firmado el Tratado de Paris con el que se llega a la paz. Pero a pesar de ello; nuestros héroes continúan resistiendo en Baler pues aunque a Martin Cerezo, a quien le ha recaído el mando, se le comunica que la guerra ha terminado, este no se fía de nadie y continúa combatiendo. Al final llega como emisario desde Manila, el teniente coronel Cristóbal Aguilar Castañeda quien le muestra la prensa española, dándose cuenta de inmediato el jefe de la fuerza sitiada, de su error y cuál es la realidad de los hechos. Es ya los primeros días de junio de 1899, el día 2 es arriada la bandera española de lo alto de la Iglesia y es sustituida por una bandera blanca. El asedio ha durado 337 días y Martin Cerezo comunica la rendición, pidiendo una serie de condiciones; entre ellas no quedar como prisioneros de guerra y no recibir ninguno de los militares españoles ofensa alguna. Salen de la Iglesia, junto al teniente Martin Cerezo y el oficial médico Vigil de Quiñones, 33 soldados y 2 frailes. Salen en lamentables condiciones pero dando pruebas de una gran marcialidad, desfilando ante las tropas tagalas que rinden honores. Emilio Aguinaldo es ahora el presidente de la República Filipina quien lanza un decreto manifestando que las fuerzas españolas en Baler se han hecho acreedoras de la admiración del mundo por “el valor, constancia y heroísmo”, habiendo realizado una “epopeya gloriosa y propia del legendario valor de los hijos del Cid y Pelayo”. Aunque ha habido numerosos asedios a lo largo de la historia, podemos considerar sin reserva alguna que el que sufrieron los militares españoles en la Iglesia de Baler, fue de los más dramáticos. Curiosamente solo hubo dos muertos por heridas de bala y otros dos quedaron inútiles, aunque hubo varios heridos de consideración. En cambio, hizo estragos la enfermedad; la disentería y el beriberi. La falta de alimentos jugó un papel importante pues faltaban productos frescos y no había sal para procurar conservas. Por este motivo hubo que recurrir a la caza en condiciones verdaderamente arriesgadas. A todo ello se le sumaba la falta de ropa y calzado; así muchos iban semidesnudos y descalzos. La Iglesia estaba en precarias condiciones, sobre todo cuando los rebeldes utilizaron un cañón. El techo que era de zinc terminó por desprenderse, siendo ayudada su destrucción por las piedras lanzadas por el enemigo; este hecho motivó que cuando aparecieron las lluvias torrenciales, los sitiados sufrieran sus consecuencias, a lo que se sumó el calor. El teniente Martin Cerezo y el segundo médico Vigil de Quiñones, tuvieron que esforzarse por mantener la moral alta en la tropa. A pesar de ello hubo alguna deserción y ello produjo grandes daños porque los desertores facilitaron información al enemigo quienes conocieron a la perfección cual era la situación de los sitiados, procurando en todo momento mantener una guerra psicológica, tratando de demostrarles la falta de éxito a que estaba destinada la resistencia; incluso Martin Cerezo y Vigil de Quiñones, habían planeado organizar un fuga colectiva, cruzando al anochecer el bosque para llegar a Manila, a la que creían en poder de las fuerzas españolas. Rogelio Vigil de Quiñones había contraído el beriberi y se recuperaba de esta enfermedad. Fue también herido por una bala que le afectó el riñón, teniendo el mismo que operarse frente a un espejo. Montó guardias nocturnas y en alguna ocasión disparó a los rebeldes para repeler el ataque de estos.       
Llegan nuestros héroes a Manila y embarcan en el vapor Alicante de la compañía Trasatlántica, el cual el día 29 de julio parte de Filipinas con rumbo a Barcelona, en cuyo puerto atraca el 1 de septiembre. El teniente Martin Cerezo es recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando y llegó al empleo de general. Muchos no comprendieron como no se otorgó una laureada colectiva. Vigil de Quiñones es propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando, en cambio no le fue concedida. Si, le fueron concedidas dos Cruces de María Cristina de 1ª clase, por acciones en 1898 y 1899.
 Rogelio Vigil  de Quiñones y Alfaro nace el día 1 de enero de 1862 en la población de Marbella, provincia de Málaga. En esta localidad pasa los primeros años de su vida y cursa los estudios de Bachillerato. Más tarde, se va a trasladar con su familia a Granada y va a estudiar la carrera de Medicina en su Facultad. En sus primeros años profesionales ejerce como médico rural en los pueblos de Talará y Chite, en el valle de Lecrín y junto a las Alpujarras granadinas. Un buen día, cuando cuenta con 36 años de edad, se alista en el ejército como segundo médico provisional, siendo destinado a Filipinas. El día 2 de enero de 1898  llega a Manila. Primero es destinado al hospital de Malate para pasar más tarde a Baler, con el objeto de organizar una enfermería. Allí, permanece durante el asedio de la Iglesia de San Luis de Tolosa, junto al resto de los asediados, cuya epopeya ya conocemos. En el año de 1900, hace oposiciones al Cuerpo de Sanidad del Ejército y tras aprobar pasa a la Escuela de Sanidad; finalizando el curso en 1901, siendo destinado al Hospital de Sevilla como médico de guardia. Más tarde, pasa destinado a Canarias donde permanece algún tiempo. En 1906, asciende a Primer Médico y en 1909 está destinado en Barcelona. Es enviado a Melilla tras el desastre del Barranco del Lobo y participa en las campañas de Atalayón, en la península de Tres Forcas, así como en los combates de la fortaleza de Atlaten y Segagan, en la provincia de Nador, y también en Larache. Atendió a los heridos en el Hospital Militar de Melilla y en Dar-Drius, en la provincia de Nador, donde se había instalado un hospital de campaña. Desde 1911 a 1913, después de haber permanecido algún tiempo en Jerez de la Frontera, pasa destinado a Larache. Regresa de África y es destinado a la Plana Mayor del Regimiento de Cazadores Alfonso XII, nº 21, con sede en Sevilla, al que se incorpora el día 11 de diciembre de 1914. En 1918, asciende al nuevo empleo de Comandante Médico. Es nombrado: ayudante del Inspector Médico de la Región. Un año después; es Jefe de Servicio del Hospital Militar de Sevilla, cuando por permuta pasa al hospital de campaña en Dar-Drius. El día 14 de enero de 1924 pasa a la situación de reserva y el 30 de enero de 1926 a la situación de retiro. Fija su residencia en San Fernando ,  y fallece en Cádiz; por “un ataque de uremia”, el día 7 de febrero de 1934, a los 72 años de edad, siendo enterrado en esta ciudad. El 15 de junio de 1947, los restos mortales de Rogelio Vigil de Quiñones son trasladados a Madrid, a la Iglesia, hoy Catedral Basílica de Santa María La Real de la Almudena, pasando más tarde al Panteón de los Héroes de las guerras de Cuba y Filipinas. El Hospital Militar de Sevilla llevó su nombre.








Rogelio Vigil de Quiñones . Archivo del antiguo Hospital Militar de Sevilla.



NOTAS.
*). Roca Núñez et al. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. pp.180-181.

BIBLIOGRAFÍA

BELAÚSTEGUI FERNÁNDEZ, A. Sanitarios Militares en Filipinas, 1521-1898: La lucha contra el olvido VII. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2012

DOMINGO, P. “El asedio de Baler: 30 de junio de 1898 al 2 de junio de 1899”,
grandesbatallas.es

ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ,
J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.

VELAMAZÁN PERDOMO, M. MENÉNDEZ ARGÜIN, A. VELAMAZÁN PERDOMO, V.
“Rogelio Vigil de Quiñones. Un médico militar entre los últimos de Filipinas”. El lejano oriente español. Filipinas. (Siglo XIX). VII Jornadas Nacionales de Historia Militar.Cátedra “General Castaños”; pp. 691-703. Sevilla, 5-9 de mayo, 1997.


  









martes, 10 de octubre de 2017

ASISTENCIA SANITARIA DE LA ARMADA EN FILIPINAS.


Situado en un extremo del Océano Pacífico, el Archipiélago filipino se encuentra constituido por numerosísimas islas que forman una confluencia de pueblos de distintas procedencias y etnias. Corre el año de 1518 cuando se proyecta la primera expedición que llevaría al descubrimiento de dicho archipiélago. El navegante portugués Fernando de Magallanes, al servicio de la Corona de España y de su emperador Carlos V, parte de Sevilla un 10 de agosto de 1519. Le acompaña Juan Sebastián El Cano.
En 1527 Álvaro de Saavedra sale de México para llegar al Archipiélago. Más tarde; Ruiz López de Villalobos y Miguel López de Legazpi, en nombre de la Corona de España, comienzan a ocupar sucesivos territorios. El objeto era conseguir una base comercial y una posición estratégica.
El conjunto del Archipiélago constituye una superficie de 300.000 Kilómetros cuadrados y está constituido por más de 7000 islas. Limita al Este con el mar de Filipinas, al Oeste con el mar de la China Meridional, y al Sur con el mar de la Célebes. Se llamó Filipinas en honor al rey de España Felipe II. Al llegar los españoles tendría unos 500.000 habitantes. El clima es cálido y húmedo. Alternan estaciones secas y lluviosas, dominadas por los monzones y se producen frecuentes huracanes. En 1771 en la Isla del Corregidor, situada en la entrada a Manila, se construye una torre fortificada que vigila la entrada al puerto. En 1793 se proyecta la construcción de un astillero. En 1796 se traslada el Apostadero de San Blas de California. En 1800, estando la Comandancia de Marina en Manila, se crea una fuerza sutil y seis estaciones navales. Se crean destacamentos de Infantería de Marina. El apostadero contaba con una Comandancia General, Estado Mayor, Ordenación e Intervención, Administración y Trabajos, Ingenieros, Artillería, Comisaría de Material, Hospital y Capilla.
El primer hospital español fue de carácter militar, fundado por Miguel de Legazpi en Cebú y después trasladado a Manila, en 1571. Se llamó Hospital Real de españoles y fue atendido por los P.P. Franciscanos. Se crean más hospitales como los el de Naturales, San Gabriel o de Chinos, atendido por los Dominicos. El Hospital de los Baños, aprovechando los manantiales termales. En 1591 se crea un hospital en el pueblecito de San Roque, que se llamará Hospital del Espíritu Santo u Hospital Real de Cavite. Es atendido al principio por los P.P. Franciscanos y más tarde es entregado a la Orden de San Juan de Dios. El Hospital de Nueva Cáceres o de San Diego fue construido por los hacendados españoles. El Ejército, en 1656, comenzó a contar con el Hospital de San Juan de Dios de Manila, construido sobre el antiguo Hospital de Naturales y que se había llamado también Hospital de la Misericordia. El Hospital de San José de Cavite era regido por la Orden de San Juan de Dios. En 1857 las secciones de Guerra, Marina, y Ultramar, acuerdan mejorar la asistencia sanitaria de los militares del Ejército y de la Armada, destinados en filipinas. Se crea un Hospital Militar en Manila que se llamará de los Arroceros.
En todos estos hospitales es atendido el personal de Armada pero además se utilizará las enfermerías de los buques y se creará otras enfermerías en las distintas estaciones navales. De este modo surgen: 

Cavite. En la Isla de Luzón y al Sur de la bahía de Manila. En su arsenal, entre 1852 y 1862 se construyó una amplia enfermería para atender al personal del Arsenal y de los buques, así como a la tropa de infantería de marina del Cuartel General de Cavite.Contaba con el siguiente personal:
1  Subinspector médico de 1ª. Jefe de Sanidad del Apostadero.
1  Primer médico. Para  guardias.
1 Primer practicante.
1  Tercer practicante.

Olóngapo. En el Luzón central. En 1885 se había construido un arsenal y este albergaba su enfermería naval.

Maniveles. Al sur de Bataán. En la región del Luzón Central. Una pequeña enfermería.

Isla del Corregidor. Situada en la bahía de Manila. Pertenecía al comienzo a Bataán pero desde 1857 perteneció a Cavite.

Hospitalillo de Zamboanga. Territorio más occidental de la isla de Mindanao. Desde el año 1634 fondeaban y hacían escalas los buques de guerra españoles. Había un presidio y en 1719 se construyó una ciudadela de piedra en forma de cuadrilátero con cuatro baluartes. Dentro de ella se construyó un hospital y cuando se estableció la estación naval de apoyo quedó como enfermería.

Pollok. En Mindanao. La Armada había construido tres edificios: cuartel, fuerte, y hospital. El centro sanitario era un edificio en forma de cuadrilátero con un patio central y cuatro lados apoyados en pilares de mampostería, con el fin de mantener la construcción elevada del suelo y defenderla de la humedad. Tenía capacidad para 80 camas.

Davao. En Mindanao. La Marina tuvo un establecimiento en un pueblecito en el que  las viviendas de los indígenas eran de caña y rupa mientras que las de los europeos eran de tabla y rupa. La enfermería era muy sencilla.

Isla de Balábac. Al sur dela isla de la Paragua. En 1858 se construyó un establecimiento militar que se llamó Príncipe Alfonso. El puerto de Balabac, en la bahía de Calondaran, tenía al Sur una playa y en ella estaba la estación naval. Había en ella un cuartel para la marinería, almacén, depósitos, talleres, polvorín, y enfermería. Los edificios estaban hechos de mampostería o madera. El techo era de rupa o cinc. La enfermería era de madera con techo de cinc, constituyendo un pabellón rectangular cercado en su parte anterior por una verja de palma y en sus partes laterales y parte posterior por pared de madera.

Puerto Princesa. En la isla de Palawan o de la Paragua. Su nombre era debido a la princesa Eulalia de Borbón, hija de  Isabel II. En 1872, en una expedición, se colonizó la zona y se ocupó la Isla de la Paragua, perteneciente a la provincia de Calamianes. Hubo un establecimiento militar en la costa oriental de la isla, situado en una pequeña península limitada por la bahía de Ihuiahy y con un puerto al mar de Joló. Había tres enfermerías: para el Ejército, Armada, y colonia civil. La enfermería naval era de ladrillos y el techo de hierro galvanizado.

Isla Isabela de Basilán. Situada al sur de la península de Zamboanga, en Mindanao, y separada de ella por el mar. En la costa norte de esta isla, en 1884 se fundó el pueblo y establecimiento militar de Santa Isabel. Más tarde se crea un arsenal el cual dispone de varadero, cuartel de marinería y cuartel de infantería de marina, almacenes, pabellones, oficinas, y enfermería. Dicha enfermería es bastante amplia y dispone de tres salas. Es atendido el personal del Arsenal, el de las dotaciones de los buques de la división naval, y el de las pequeñas estaciones de Siassi, Bangao y Tataan, entre otras.

Bangao. Al sur del archipiélago de Tawi-Tawi. En el año 1882, España había creado una estación naval que originaria posteriormente una colonia. Al principio son utilizados buques pontones para enfermería, pero cuando se ocupa el N.E. de la isla, crece la población militar, se construye un fuerte y se instala un regimiento de infantería. Se construye una calzada que unirá el fuerte al pueblo. La enfermería va a ser rudimentaria, constituida por una amplia casa de madera y rupa, pudiendo albergar en ella unas 50 camas.

Hospital de Marina Nuestra Señora de los Dolores en Cañacao
 En Cavite había un Apostadero de estructura similar al de la Habana, y para la atención médica del personal se utilizó distintos hospitales. En el siglo XVIII se contó con un hospital en Manila mientras que en Cavite; el  convento de San José se había destinado para hospital militar, donde se atendía a los marinos destinados en el Apostadero, para ser el hospital de Manila, llamado San Juan de Dios, el que atendiera al Ejército. Pero aumenta la población de marina, paralela al agrandamiento del Apostadero, y entonces es necesario crear una enfermería naval dentro del Arsenal que pronto será insuficiente su ayuda. Por este motivo se ordena la construcción del Hospital de Marina de Cañacao, teniendo lugar su apertura el 18 de septiembre de 1876 y se llamará Hospital Nuestra Señora de los Dolores. El personal del cuerpo de sanidad presente en el Apostadero era escaso, y el primer director, nombrado de forma provisional, fue el primer médico jefe de clínica encargado de la sala de Marina del Hospital San Juan de Dios de Manila, ayudado por un segundo médico comisionado, procedente de uno de los buques del Arsenal, y fue el médico segundo de la fragata Carmen. El hospital está situado al N.E. de Cavite, en una ensenada que lleva este nombre y a unos 50 metros de la playa. A la entrada, una portada de piedra con puerta de madera que conduce a un amplio jardín. A la derecha queda la sala de San José con techo de tejas, y a la izquierda la de San Vicente con el techo de hierro galvanizado. Ambas tienen una sola planta, quedando elevadas a dos metros del suelo, con el fin de evitar la humedad de la zona.Cada una tiene 26 camas. Seguimos caminando y frente a la puerta principal nos encontramos con la Capilla, de forma redondeada y cerrada con cristales. Está rodeada de una galería pequeña con columnas metálicas y tiene un techo de hierro galvanizado. Rodeamos el edificio y por detrás nos encontramos con la sala del Carmen, de igual forma y construcción que las demás salas, con el  techo de tejas. Nos llamará la atención una serie de locales con distintos fines. Parque sanitario, botica, oficinas, despacho del director, cuarto del médico de guardia, departamento para la plana menor, sala de oficiales, habitaciones para las Hermanas de la Caridad, con capilla para estas, ropero, despensa, y cocina. El cuarto del médico de guardia quedaba a la derecha de la puerta de entrada y la cocina a la izquierda. Más tarde, debido a la gran afluencia de enfermos, es ampliado el Hospital, añadiéndosele el edificio de un antiguo cuartel de Infantería de Marina contiguo a él. De la misma forma, en 1892, se añadió la Casa del Comandante de Marina, como sala de beribéricos. Aumenta progresivamente la plantilla que queda constituida de la siguiente manera:
Personal militar sanitario:
1 Subinspector Médico de 2ª, Director. 1 Médico Mayor, Jefe de la Clínica de Medicina. 1 Médico Mayor, Jefe de la Clínica de Cirugía. 2 Médicos Segundos para guardias. 1 Primer Practicante. 3 Segundos Practicantes. 4 Terceros Practicantes. 1 Farmacéutico Primero.
El personal militar no sanitario llegó a ser el siguiente:
1 Contador de Navío de Primera Clase, Comisario Interventor. 1 Contador de Fragata, Pagador. 1 Capellán Segundo. 2 Terceros Escribientes.
La marinería destinada en el centro estaba constituida por marineros de 2ª:
1 Cabo de Luces. 1 Cocinero. 2 Ayudantes de cocina. 1 para servicio de Botica. 9 Enfermeros particulares.
El personal civil comprendía:
10 Hermanas de la Caridad. 1 Enfermero Mayor. 3 Cabos de salas. 1 Portero. 1 Sacristán.
El cargo de Jefe de Servicios o Jefe Facultativo recaía en el Médico Mayor Jefe de Cínica más antiguo. Este ocupaba la dirección en caso accidental. Las Hermanas de la Caridad realizaban función sanitaria y función administrativa, a semejanza de los hospitales de la Península.
Islas filipinas. Plano del Padre Pedro Murillo Velarde. Año 1744. Museo Naval de Madrid.

BIBLIOGRAFÍA
 ARCHIVO Y BIBLIOTECA NAVAL DE SAN FERNANDO. Estado General de la Armada. Año 1898.
BELAÚSTEGUI FERNÁNDEZ, A. Sanitarios Militares en Filipinas, 1521-1898: La lucha contra el olvido VII. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2012.
 CLAVIJO Y CLAVIJO, S. La trayectoria hospitalaria de la Armada española. Editorial Naval. Madrid, 1944.
ESPAÑA Y FILIPINAS. 1898. Centenario. Fundación Municipal de Cultura. Excmo. Ayuntamiento de Cádiz, 1998.
GRACIA RIVAS, M. La Sanidad Naval española. Historia y evolución. E. N. Bazán. Barcelona, 1995.
REGODÓN VIZCAINO, J. Contribución al estudio de la Medicina en las islas filipinas en la segunda mitad del siglo XIX. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Medicina. Departamento de Historia de la Medicina. Madrid, julio de 1990.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J.. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.



martes, 3 de octubre de 2017

MÉDICOS DE ARMADA EN FILIPINAS

1882. Epidemia de cólera.
Durante el verano de este año se declara en Zamboanga una epidemia de cólera en la que muere trágicamente el segundo médico Guillermo Gómez Nieto, hecho ya descrito. Otros médicos de Armada tienen también una participación activa en esta epidemia y cuyos nombres tenemos el deber de mencionar.
Primer médico Joaquín Lorente Aspiazu. El vapor Francisco Reyes conduce al Apostadero de Filipinas los enfermos procedentes de Zamboanga, quienes son atendidos en el transporte Patiño, convertido en buque hospital. Allí se presenta Joaquín Lorente, como voluntario, y más tarde sigue atendiendo a los contagiados en el lazareto de Maribeles. Por este hecho recibe en recompensa la Cruz Blanca y la Cruz Roja al Mérito Naval.
Otros médicos que participaron en esta epidemia fueron:
Subinspector de primera Antonio García Trimiño.
Subinspector de segunda José Millán Buit.
Médicos mayores:
Manuel Ruiz de Somavia Ramos.
Amalio Lorenz Seco.
Primeros médicos:
Bonifacio Martínez Martínez.
Manuel Ambrós Miguel.
Andrés Medina González.
Mariano Cuadrado Sáez.
José Sola Casaus.
Luciano Rajal del Val.
Segundo médico Aureliano Guerrero Sarró.
Todos estos facultativos fueron condecorados por su actuación, en 1884.
1884. Primer médico Pedro Espina Capo.
En febrero de 1880, estando destinado en Cuba, había participado en los conflictos de Vega Grande y Angostura y había obtenido el título honorífico de Médico mayor del Ejército. Estando destinado en el cañonero Bojeador, en Balabac, en 1884, se han apresado unos piratas. Uno de ellos, aprovechando un descuido, se abalanza sobre el comandante del buque, portando un arma arrebatada a un centinela. Se entabla una fuerte lucha y Pedro Espina sale en ayuda de su comandante y consigue reducir al prisionero con la ayuda de un fogonero. En esta acción sufre heridas graves en cabeza y mano.
1897.
Segundo médico Eustacio Torrecillas Fernández. En la madrugada del 4 de octubre de este año es atacada la guarnición de Baler. Perecen los cuarenta militares que la componían. A las tres de la tarde llega el transporte Manila, al mando de Juan José Ozámiz, quien manda a diez marineros, a cuyo frente está un contramaestre. La fuerza es acompañada por el segundo médico Eustacio Torrecillas. Desembarcan y atraviesan el rio Baler, en medio del fuego enemigo. Llegan al convento y se unen a una nueva tropa llegada y que está asediada. El edificio es incendiado pero una copiosa lluvia apaga el fuego. El transporte Manila abandona el fondeadero para ir en busca de refuerzos. Llevan ocho días de asedio y el capitán de infantería que está al mando de la guarnición es herido por un astillazo en la cabeza. Eustacio Torrecillas, al ser el oficial más caracterizado, toma el mando militar, resistiendo hasta que llegan los refuerzos y son liberados los asediados. Años más tarde, en este mismo lugar tendrá lugar una acción heroica protagonizada por un grupo de cazadores del Ejército que originó la leyenda de los Héroes de Baler.
Primer médico Andrés Castro Vargas. Había llegado voluntario al Apostadero de Filipinas y había sido destinado a la enfermería de la Estación Naval de Balabac. El 20 de noviembre de 1897 tiene lugar una insurrección, en este lugar. El gobernador de la Estación, que es el teniente de navío Bellamay, junto a un alférez, son asesinados cuando se disponían a escuchar la Misa del domingo. Andrés Castro es asesinado en la calle, junto a dos soldados de Infantería de Marina. Cuando llegan fuerzas en auxilio se encuentran que los insurrectos muestran las cabezas de las victimas izadas un unas pértigas.




Cañonero Bojeador. Historia Naval de España y Paises de habla española.foro.todoavante.es

BIBLIOGRAFÍA


ARCHIVO Y BIBLIOTECA NAVAL DE SAN FERNANDO. Estado general de la Armada. Cuerpo de Sanidad, 1885.
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo de Sanidad de la Armada. San Fernando. Tipografía de Fernando Espín Peña, 1925
GRACIA RIVAS, M. La Sanidad Naval española. Historia y evolución. E. N. Bazán. Barcelona, 1995.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J.. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martinez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.