En el año1897 es destinado, como voluntario, a Filipinas,
embarcando de transporte el 18 de junio de este año, en el Vapor Mercante León XIII con el que llega a Manila el 16 de julio. Había
sido destinado al Hospital de Marina Nuestra Señora de los Dolores en Cañacao.
Está encargado de la Clínica 1ª de Medicina y de la asistencia de la Sala de
oficiales. Además es el 2º jefe del Hospital ya que en este centro no hay
destino de Jefe de servicios.
En 1898 tiene que hacerse cargo de la Dirección del
Hospital al pasar su director, el subinspector 2º Francisco Carrasco, a ocupar
la Jefatura de Sanidad del Arsenal de Cavite. Estalla la guerra con Estados
Unidos y tiene que efectuar la evacuación del Hospital en dos ocasiones. Posteriormente al conflicto, quedará a las órdenes del Inspector de Sanidad Militar
del Ejército.
En1899, el Subinspector 2º de Sanidad de la Armada Francisco
Carrasco Enríquez tiene que regresar a la península por enfermo y Tomás del
Valle ocupará la Jefatura de Sanidad del Apostadero, al ser el más antiguo de
los médicos de Armada. Se ha suprimido la Comandancia General y queda afecto a la
Comisión liquidadora de la Marina en Filipinas, y habiendo llegado a Manila los
prisioneros españoles que se encontraban en el norte de Luzón, entre los que
habían numerosos enfermos y heridos, y siendo escasos los médicos del Ejército
que quedaban, se presenta, con permiso de sus superiores, al Subinspector de 1ª
de Sanidad Militar del Ejército Zacarías Fuertes Crespo, ofreciendo sus
servicios que son aceptados de inmediato. Se le encarga un hospital instalado
en el Colegio de Santo Tomás, con 150 camas.
En 1900, en el mes de marzo, se recibe un telegrama del
Ministerio de Marina ordenando que la Comisión quedara reducida al Jefe y al
Contador, siendo pasaportados para la Península el resto del personal, el día
15 de este mes, en el Vapor Mercante de la Compañía Trasatlántica Montevideo,
llegando a Barcelona el 13 de abril y por temor a que este buque trajera la
peste bubónica es enviado a Mahón, cumpliendo 10 días de la cuarentena y
saliendo para Barcelona, a cuyo puerto llega el 24 de mayo. Tomás del Valle a
su regreso comienza a disfrutar de una licencia de cuatro meses por estancia en ultramar.
Hermenegildo Tomás
del Valle ante la guerra en Filipinas
Tomás del Valle se hace cargo
de la dirección del Hospital de Cañacao el día 18 de marzo de 1898 . El 28 de abril recibe órdenes de
la superioridad de trasladar el Hospital a unos camarines de sierra que poseía
en el poblado de San Roque un tal Doroteo Inocencio, debido a su proximidad a
Cavite y temiendo que se produjera un bombardeo de su arsenal. Incluso se había
instalado una batería en Punta Sangley, muy próximo a Cañacao. Tomás del Valle
reúne al personal del establecimiento para organizar el traslado. Los enfermos
y heridos tendrán que ser transportados en carruajes, incluso a brazos. Se
traslada el material. Entre los días 29 y 30 queda evacuado el Hospital,
habiéndose trasladados un total de 320 hombres. El día 1 de mayo una escuadra
americana procedente de Hong-Kong, al mando del comodoro Dewey, se presenta en
la costa occidental de la isla de Luzón y dobla la isla del Corregidor,
encontrándose con la escuadra española que manda el contralmirante Patricio
Montojo Pasarón, fondeada frente al Arsenal de Cavite. Las cornetas de la Plaza
habían tocado a las 2 de la madrugada: atención, para que todo el personal se
presentara en su destino. En el Hospital estaban preparados las camas e
instrumentos. Comienza el fuego a las 6 de la mañana, y media hora más
tarde entra el primer herido, un paisano indio.Después comienzan a entrar más.
Se recibe una orden urgente para que acudan al Arsenal de Cavite médicos y
practicantes, con el fin de curar a los heridos desembarcados de la Escuadra.
Como los dos jefes de clínica del Hospital se han marchado, solo queda
Hermenegildo en el Centro. Los proyectiles enemigos caen en las mismas puertas
del Hospital. Juan Redondo Godino es el primer médico del crucero Isla de Cuba
quien en un articulo publicado años más tarde, nos habla de aquella odisea de
la que también fue protagonista. Cuando se dirige al Hospital de Cañacao en una
falúa con heridos y algunos cadáveres, se entera de su evacuación a San Roque y
nos cuenta que se había colocado una bandera de la Cruz Roja izada en lo alto
de un palo, en la playa próxima al Hospital. Aun así había estallado una
granada en las mismas puertas del Centro y había producido la muerte de dos
paisanos que acudían a pedir asistencia. Cuando se comunica que los americanos
han desembarcado; el Jefe de Sanidad del Apostadero envía a Juan Redondo a
parlamentar con el enemigo. Lleva sobre un brazo el brazalete de la Cruz Roja
que le ha colocado una monja del Hospital y llegando a las líneas enemigas es
conducido por dos marineros americanos ante el jefe de las fuerzas. Le saluda
militarmente, se identifica como oficial médico de la Marina española,
destinado en el hospital en cuyo techo ondea la bandera con la Cruz Roja y el
día anterior las granadas americanas habían causado la muerte de personas en su
puerta. El oficial que se identifica como el comandante del Concord, se lamenta
mucho de lo ocurrido, manifestando que para los Estados Unidos de América: los
heridos, mujeres y niños son sagrados. Cuando se recibe la noticia de que se
iba a bombardear Cavite y San Roque, como los camarines era un sitio muy
expuesto, al ser de madera y con peligro de incendio, Hermenegildo Tomás solicita
permiso al jefe del Arsenal que es el capitán de navío de 1ª clase Enrique
Sostoa Ordoñez, para trasladar el Hospital a otro sitio, quien responde que
hiciera lo que creyese más oportuno. Ello fue el traslado de todo el hospital a la Iglesia de San
Roque, la cual era de piedra. Quedaba claro que el Hospital estaba amparado por
el Convenio de Ginebra. Una vez enterados de que no tendría lugar el bombardeo,
los enfermos y heridos son trasladados de nuevo al Hospital de Cañacao. Al no
haber quedado personal subalterno, los mismos médicos tienen que colocar a los
heridos en carretas. La casa de Tomás del Valle, en Cavite, ha sido saqueada por
los insurrectos. Al llegar a su Hospital de Cañacao, se encuentra que no hay
camas suficientes porque está lleno de familias acogidas y tiene que dormir en
el suelo. El día 3, por la mañana, manda a la Escuadra americana dos médicos
que hablan ingles, con el fin de entrevistarse con el Almirante Dewey y
manifestarle que acogiéndose al Tratado de Ginebra pide la evacuación del hospital
a Manila. Juan Redondo nos cuenta en su relato que abandonado Cavite, los
indígenas habían asaltado el Hospital civil mientras que los heridos y personal
del hospital de sangre de San Roque pudieron llegar al de Cañacao, donde
también se refugiaron los enfermos y heridos del Hospital Militar del Ejército.
Después acudieron al Hospital; mujeres, niños y varios frailes. Según
relato propio; Juan Redondo es uno de los médicos enviados por Tomás del Valle
a parlamentar con los americanos, al no poder comunicar la situación a las
autoridades militares españolas de Manila por estar los caminos terrestres
interceptados por los indígenas. Aunque el camino marítimo estaba interceptado
por los americanos, era más seguro. Cundo Juan Redondo llega al Acorazado
Olympia, buque insignia de Dewey, el almirante americano se empeña en trasladar
a los enfermos y heridos españoles al Arsenal, por considerarlo más seguro. Para
los médicos españoles esta medida es impracticable ,pero Dewey no cede y al
final se le puede convencer gracias a la intercesión del cónsul de Inglaterra.
El jefe de Estado Mayor americano va a prestar una embarcación con la condición
de que sea devuelta y no se quedara en Manila. Dejando una guardia de 10
hombres para defender el Hospital de los insurrectos, se dispone a embarcar a
los heridos y enfermos, muchos de ellos en situación de extrema gravedad,
incluso algunos recién operados. Llegado a su destino, quedan todos alojados en
el hospital ambulante de San Gabriel, del Ejército. El día 10 de mayo; ordena
el almirante Montojo formar un hospital de Marina, en Manila, en el Convento de Nuestra
Señora de Guadalupe de los Agustinos Recoletos, para cuya empresa había sido nombrado
un contador de la Comisión de Compras, con la finalidad de adquirir lo
necesario. Después de efectuar algunas obras, a los quince días el hospital
funcionaba con toda regularidad, albergando a todos los enfermos y heridos,
excepto a aquellos que por su gravedad habían quedados en los hospitales
ambulantes del Ejército. El día 4 de junio; el coronel Lasala pierde la línea
del rio Zapote, tiene que replegarse a Taguig para posteriormente retroceder a
Guadalupe, quedando el Hospital a vanguardia del Ejército. Entonces; previniendo
una invasión del enemigo, se da la orden de que saliera todo el personal
refugiado en él que no fuera enfermo o herido o trabajador del centro. El
personal sanitario que queda en el recinto se reduce a dos médicos segundos, un
farmacéutico, varias hermanas enfermeras, algunos practicantes, y el director
Tomás del Valle. Además, el intendente y el capellán. Cuando llegan los
insurrectos piden al teniente que manda una fuerza de 20 hombres, defendiendo
el edificio, se rindiera. Tomás del Valle manda una nota al jefe de los tagalos, recordándole la neutralidad del Hospital, pero hace caso omiso.Se rompe el
fuego y al final entran los insurrectos; atropellando, robando y maltratando.
El día 6 llega al convento de Guadalupe el general del ejército tagalo Pio del Pilar, formando de inmediato
un Consejo de Guerra, y parte para Emilio Aguinaldo, jefe supremo de la revolución, un oficio en el que se pide
el fusilamiento del teniente que defendía el Convento y el del director Tomás
del Valle, por la resistencia de ambos a
la negociación de rendición. El día 11 llega al Hospital un convoy de heridos
procedentes del destacamento de cazadores de Calambá. El día 12 se presenta el
cónsul de Inglaterra para liberar el Hospital pero los tagalos no quieren
entregar a los cazadores heridos. Hermenegildo se queda voluntariamente
prisionero en el Hospital para no abandonar a sus heridos. El día 21 acude un
médico mayor de Sanidad Militar del Ejército para buscar a los heridos y a
Hermenegildo Tomás del Valle, con autorización pactada para conducirlos a todos
a Manila, terminando la terrible odisea. Los pasos posteriores por la Jefatura
de Sanidad del Apostadero, la Comisión liquidadora y el Hospital provisional
del Colegio de Santo Tomás, ya lo conocemos.
Hermenegildo Tomás del Valle como secretario del sección XIV del XIV Congreso Internacional de Medicina. Madrid, 1905.
Banco de imágenes de la Medicina española. Real Academia Nacional de Medicina.
www.bancoimagenesmedicina.com
BIBLIOGRAFÍA
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Naval de San Fernando.
GRACIA RIVAS, M. La Sanidad Naval española. Historia y evolución. E. N. Bazán. Barcelona, 1995.
PUIG-SAMPER, M.A. “El Dr. Valle y Ortega: médico naval y
antropólogo”. Revista de Historia Naval. Año IV. 1986. Número 12, pp. 45-65.
Instituto de Historia y Cultura Naval. Armada española. Biblioteca Naval de San
Fernando.
REDONDO GODINO, J. “Combate de Cavite: Impresiones de un
médico”. Revista General de Marina. Madrid, abril, 1904. Biblioteca Naval de San Fernando.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FÉRNANDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA
FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina.
La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martinez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
WIKIPEDIA. www.wikipedia.org/wiki
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