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jueves, 31 de marzo de 2016

Naufragios




El naufragio de la fragata Santa Leocadia

La fragata Santa Leocadia fue botada en Ferrol el 24 de marzo de 1777, habiendo dirigido su construcción el ingeniero José Fuster, siguiendo el sistema de construcción de Francisco Gautier. Sus dimensiones eran las equivalentes en la actualidad a 46,26 mts. de eslora, 11,95 mts. de manga y 5,91 mts. de puntal. Su desplazamiento era de 608 toneladas y portaba 34 cañones. Se le bautizó con el nombre de Santa Leocadia, mártir hispano-romana del siglo IV de nuestra era, natural de Toledo y en cuya Catedral están depositadas sus reliquias. Venerada en diversas partes del Mundo y por reyes y autoridades eclesiásticas. La fragata realizó numerosas labores de patrullas, sobre todo por las costas cántabras y gallegas, participando en combates frente a buques de la flota británica, y apresando algunos de ellos. En 1780 fue forrada de cobre en el Arsenal de Ferrol. En 1800 se encuentra en aguas de Perú, y junto al bergantín Peruano reciben la orden de dar la vela desde el Callao con el fin de escoltar un convoy, y dirigirse a Panamá donde había que entregar un millón doscientos mil pesos, y cincuenta y cuatro prisioneros de guerra, ingleses. El comandante de la Santa Leocadia es el capitán de navío Antonio Barreda, y además tiene orden de reconocer los puertos de Paita, Guayaquil y Manta. El día 7 de noviembre se pone en marcha el convoy, tocando Paita, y cuando llega a Guayaquil se queda dando escolta el bergantín Peruano mientras que la fragata se adelanta para reconocer la Punta de Santa Elena, teniendo la fatalidad de embarrancar al Sur de dicha punta. Es la noche del 16 de noviembre. Se da aviso al convoy mediante el disparo de varios cañonazos, y se envía un bote al Peruano para comunicar la situación de la fragata. Esta estaba atravesada a la mar y tumbada a barlovento. Las olas inundaban el buque. Las cubiertas se desprendieron y muchos se sujetaron a los fragmentos del buque, siendo rescatados por el bergantín y las otras unidades del convoy. También acudieron la corbeta Castor que se encontraba en Valparaíso y el bergantín Limeño. Los náufragos fueron llevados a una playa, donde 48 heridos fueron trasladados a Guayaquil y se enterraron 58 cadáveres, habiendo desaparecidos 82 hombres; por lo que 140 personas perdieron la vida y 48 resultaron heridos. A bordo había 339 personas, entre dotación, pasaje y prisioneros ingleses. Entre los ahogados estaba el médico-cirujano Mauricio Roa. La gente había quedado alojada en la playa, en campamentos con almacén para guardar pertrechos, solicitándose víveres a la base más cercana. Ahora quedaba la misión de rescatar los caudales que transportaba el buque y había que esperar que mejorara el tiempo y que la mar estuviera en calma. Así se llega al mes de enero de 1801, cuando se puede bucear y se consigue rescatar un millón ocho mil y pico de pesos. Quedan doscientos mil pesos esparcidos por el fondo marítimo que no pueden ser rescatados. Se puede extraer 28 cañones y una cantidad de pertrechos.
En 1803 se celebró en Cádiz un Consejo de Guerra para juzgar este naufragio, quedando absuelto el comandante del buque

BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ DURO, C. Naufragios de la Armada española. Establecimiento tipográfico de Estrada, Díaz y López. Madrid, 1867
GARCÍA ECHEGOYEN, F.J. “Los mayores naufragios en la Historia de la Armada española. El siglo XIX”.naufragios.es
HISTORIA NAVAL DE ESPAÑA Y PAISES DE HABLA ESPAÑOLA.
“Fragata Leocadia, Santa 1777”.todoavante.es
PREGUNTA SANTORAL. “Santa Leocadia, la mártir de Toledo”. 9 de diciembre de 2010





jueves, 24 de marzo de 2016

Breve reflexión sobre la Semana Santa





Jesús se dirige a Jerusalén y, al llegar al Monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos, diciendo: Id a la aldea que está frente a vosotros, y, al entrar, hallaréis un asna atada y con ella un pollino. Desatadlos y traédmelos. Si alguien os lo impide, responded que el Señor los ha menester. Los discípulos hicieron lo que Jesús había mandado, trajeron los animales, y pusieron sobre ellos sus vestidos, y le hicieron sentar encima. Una gran muchedumbre tendió sus vestidos en el camino, mientras que otros cortaban ramas de los arboles para alfombrar el suelo. Iban gente delante y otros le seguían. Todos gritaban: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene con el nombre del Señor!
Algunos fariseos, de entre la multitud, le dijeron a Jesús: Reprende a tus discípulos. No cabe duda que Jesús y su doctrina les molestaba. Pero Jesús respondió: Os digo que si estos callaran las piedras clamarían.
La Semana Santa es la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Es una fecha de intensa actividad litúrgica dentro de las distintas confecciones cristianas, pues la celebran, además de la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Ortodoxa, aunque en fechas distintas, y los luteranos, anglicanos, metodistas, y presbiterianos. El Domingo de Ramos, Jesús entra triunfal en Jerusalén, como acabamos de ver. El Jueves Santo celebra la Eucaristía. El Viernes Santo es la Crucifixión. Entre la noche del Sábado Santo hasta el Domingo siguiente, se celebra la Resurrección. Durante toda la Semana se representarán escenas de la Pasión mediante sus procesiones.
Las hermandades tienen su auge en el siglo XVI, pero esta devoción a la Pasión de Cristo había comenzado, en realidad, en el siglo XIII. El pueblo había comenzado a interesarse en la figura de Jesús como hombre. San Francisco de Asís destacaba el carácter humano de Cristo, el cual se expresará desde el nacimiento hasta su Pasión y Muerte en la cruz. Las cofradías nacieron para contemplar la Pasión y Muerte de Jesús. Hoy en día, a partir del Concilio Vaticano II, se comienza a dar al Viernes Santo; el sentido de triunfo de Cristo sobre la cruz. Actualmente, las cofradías han alcanzado también una dimensión cultural y benéfica.
La gente agolpada en las calles de nuestras ciudades y pueblos contempla el paso de las imágenes representativas de la Pasión, conducidas de distintas maneras según las costumbres regionales y locales. Formando parte de esta representación; la saeta. De sagita o flecha, es típica de Andalucía y también se canta en Extremadura, Castilla La Mancha, y Murcia. Son pequeñas canciones que tienen por principal objeto traer a la memoria del pueblo la Pasión y Muerte de Jesucristo. Estas coplas serán disparadas, a forma de flechazo, al corazón de la gente noble y sencilla. La saeta tiene una raíz árabe y estará en relación con la llamada a oración de los muecines desde las mezquitas, siendo complementada por cantos judíos; salmodias sefardíes, y estructurados por cantos procesionales cristianos, llevados por misioneros franciscanos durante los siglos XVI y XVII. A principios del siglo XX, la saeta tradicional comienza a dar paso a una saeta flamenca, en sus dos variantes: seguiriyas y carceleras. Es cantada por cantores saeteros o cantoras saeteras, normalmente desde un balcón o desde la propia calle, mientras los asistentes enmudecidos escuchan con atención para al finalizar aplaudir la intervención, y es típico homenajear al autor con frases como esta: Rey de los Cielos.
Este Lunes Santo, el Cristo de Medinaceli de mi pueblo subía por una cuesta algo empinada. Enfrente, en un balcón, una saetera que comienza a entonar su saeta. Es una chica joven. El capataz que dirige el “Paso de Misterio” sobre el que va la Imagen, y se ha percatado de ello, avisa a los cargadores: Hay enfrente una saetera y si no nos acercamos va a “echar los pulmones”. La banda de música ha callado y solo se escucha el leve sonido de algún tambor. La chica parece que pone todos sus sentimientos en una preciosa canción. El finalizar coincide con la llegada a su altura del Señor Cautivo, que como el “Paso” es muy alto, parece que alcanza el balcón. En este momento, la saetera se santigua devotamente, y se queda contemplando la imagen de Cristo. El público ha aplaudido su actuación y poco después llegará el “Trono” con la imagen de la Virgen de La Santísima Trinidad que acompaña a este Cristo, nueva y bonita saeta.
Para finalizar, diremos que hay otros nombres para designar a la Semana Santa como es el caso de Semana Mayor o Semana Sagrada, con que se conoce en otros lugares del Mundo, pero en todos ellos se conmemora la Pasión de Jesucristo, Señor Nuestro. Aunque se quisiera dar un nombre distinto a esta conmemoración porque Jesús y su doctrina parece ser que desgraciadamente molesta a muchos, también hoy en día, y si por casualidad se intentara acabar con nuestra educación cristiana de muchos siglos, en cuyo empeño entregaron la vida muchos mártires de la Iglesia Católica, la Semana Santa no cambiará porque como dijo Jesús de Nazaret: Si estos callaran las piedras clamarían.





 Semana Santa en Setenil de las Bodegas (Cádiz). Abril de 2004


                                                         
                                                          Cristo de Urda (Toledo)

                                                     



BIBLIOGRAFÍA
V. R. A. “Semana Santa. Historia de las cofradías de Pasión”. ABC.es, 21 abril, 2014-21,57 horas. Madrid
WIKIPEDIA.www.wikipedia.org/wiki
ZAHONERO VIVO, J. MARTIN PENALBA, M. A. Elementos de Religión. Jesucristo según el Antiguo Testamento y según los Evangelios. Editorial Marfil. Alcoy, 1954





jueves, 17 de marzo de 2016

La Palestina de Jesús

Continuación



Vida social del pueblo judío en tiempos de Jesucristo

El matrimonio y la familia
Los matrimonios eran arreglados por los padres. Los futuros suegros debían de pagar una dote por la novia a los padres de esta, al ser la mujer considerada como una ventaja laboral. El matrimonio iba precedido de los esponsales que constituía un gran acontecimiento y desde este momento los contrayentes eran considerados como verdaderos esposos, aunque pudieran vivir separados por algún tiempo. El novio y amigos hacían una procesión hasta la casa de la novia, y una vez que la pareja recibía la bendición; el novio llevaba a la novia por las calles del pueblo hasta su propia casa. Según la Ley judía, un hombre tenia prohibido casar a su hija cuando era menor y solo era posible la boda hasta que tuviera la mayoría de edad y pudiera decir: “Yo quiero”. El marido era la cabeza de la familia y la esposa estaba sujeta a él, manteniendo un papel secundario. Las familias solían guardar los nombres de sus ascendientes en unas tablas genealógicas con el fin de velar por la pureza de las uniones y conservar el derecho a los territorios asignados a cada familia, al distribuirse la tierra prometida a cada tribu. El nacimiento de un hijo era para los judíos una bendición del cielo y la esterilidad se consideraba como una maldición, sobre todo en la tribu de Judá donde se esperaba la llegada del Mesías, y por esta razón era más preciado el hijo varón que la hembra. A los ocho días, según la Ley de Moisés, se la circuncidaba y se le imponía un nombre. El primer hijo varón era el primogénito y tenía una serie de derechos, como: doble parte en la herencia del padre y una especial bendición, la cual le daba autoridad y prestigio como probable ascendiente del Mesías. El primogénito debía ser ofrecido a Dios para ser posteriormente rescatado mediante una ofrenda, más o menos rica según la fortuna de la familia.



La vivienda
Las casas de Palestina tenían la forma y distribución usual de Oriente. La mayoría poseían una sola planta, y algunas tenían otra superior, a la que se ascendía por una escalera externa. Todas solían tener el techo plano o ligeramente inclinado, formando una terraza en la que se podía hacer vida, sobre todo en las noches calurosas. Tenían una o dos angostas ventanas. Las casas modestas eran de caña o ladrillos de adobe, los cuales eran amasados con los pies y cocidos al sol. Los muros se revestían de cal y algunas veces se empleaba una mixtura de cal con lodo, dejándose reposar algún tiempo para el secado y endurecimiento. Las casas sencillas tenían el aspecto de una caja grande, cuadrada, compuesta únicamente por una planta baja, dividida en dos, y a veces a distinto nivel. La parte más alta servía de comedor o dormitorio, y la más baja de establo. Cuando los animales estaban en el campo, la parte inferior era utilizada como taller. En la parte alta comúnmente había una sola sala, grande; donde estaban las hidrias o vasijas para el agua, las piedras de moler el trigo, y el horno para cocer el pan. Además, una especie de esteras o cojines que se extendían para dormir. Algunas casa tenían, delante o detrás, una cerca o empalizada, que era una especie de corral donde se plantaban higueras y parras. A veces había otro piso más, llamado habitación alta, y si no se podía disponer de ello se utilizaba un cuarto hecho de tablas, o empanado sobre el techo, el cual constituía un lugar fresco durante los veranos, podía servir de retiro, o para alojar un huésped. El amueblado de esta habitación consistía en una cama, mesa, banquillo y candelero. También se llegaba a el por una escalera exterior. Las casas estaban cubiertas por un techo con vigas, entrecruzadas con ramaje. Todo quedaba recubierto de barro apisonado, pasándose luego sobre ello un rodillo de piedra, el cual permanecía sobre el techo con el fin de usarlo varias veces. El conjunto debía ser consolidado cada año, antes de la estación de las lluvias. Estaba rodeado de un parapeto, y provisto con trechos en las casas antiguas, con el fin de permitir que escurriera el agua de la lluvia. También, este parapeto evitaba la caída de alguna persona. En el techo, formando terraza, además de poder hacer vida, como hemos comentado, se podía secar las legumbres, hacer madurar las frutas, y algunos acostumbraban a orar. Como hemos dicho, había pocas ventanas, y todas abiertas a la calle, siendo bastante altas. Por regla general se utilizaba barrotes de madera, para protegerse de los ladrones. Todas puertas y ventanas estaban fabricadas con madera de sicomoro. Las puertas quedaban montadas sobre bisagras y eran firmes al cerrarse. Se empelaba, para asegurar el cierre, barrotes de madera. Las casa de los ricos eran de piedra y argamasa y solían tener varias salas; un comedor con asientos que podían ser triclinios, para tres personas, que permitía comer recostado, según costumbre romana. Las habitaciones quedaban distribuidas alrededor de un patio central.  Estas casas poseían cisternas y baños. Las primeras se encontraban en los patios con la finalidad de recoger el agua de lluvia. Podían disponer de calefacción central con cañerías de agua o aire caliente, procedentes de un fogón.

Panorama domestico
La mayor parte de la población la constituía gente modesta. Los jornaleros eran asalariados que se ganaban el sustento con su trabajo. Se les pagaba un denario más la comida por cada día de trabajo, trabajando de sol a sol. Los esclavos, la mayoría estaban en el Palacio de Herodes, eran criados domésticos, no libres. Los judíos solo podían ser esclavos durante seis años. Los mendigos acostumbraban a situarse en torno al Templo y vivían de las limosnas, las cuales formaban parte de la piedad judía. Los campesinos o “Am ha aretz”, que quiere decir pueblo de la tierra; estaban constituidos por agricultores fundamentalmente, pero también había ganaderos, y ambos tenían que trabajar arduamente para poder sobrevivir. El hombre labraba en el campo o conducía los rebaños mientras que la mujer y los niños se encargaban de las labores domesticas. Sacaban agua del pozo del pueblo, antes de que calentara el día, mediante balde hecho de cuero de cabra o tinajas. Las semillas eran cogidas, eliminando toda partícula contaminada y se pasaban por una lámina de metal caliente. La mayor parte se trituraba en el molino de mano, formándose tortillas que eran cocidas en unos hornos de barro. El pan crecía de tamaño al ser añadida parte de una masa de levadura, la cual había sido preparada el día anterior.
La clase media prácticamente no existía, y los pocos que pertenecían a ella se concentraban en Jerusalén. La formaban comerciantes y artesanos propietarios de sus talleres. A ellos se les añadirían los dueños de las hospederías.
El niño judío; además del conocimiento de la Ley, debía de aprender un oficio. Cuando el muchacho cumplía los trece años llegaba a ser un “hijo de la Ley”, al siguiente sábado leía en hebreo una parte de la Ley, y recibía la bendición del rabino principal.

Panorama laboral y social
La agricultura constituía una labor muy importante en la Palestina de Jesús. Cuando llegaba el otoño, las lluvias suavizaban la tierra y entonces se hacían en ella, eras mediante un arado de madera tirado por un buey. La semilla se esparcía a mano y las lluvias de la primavera producían la cosecha. Entonces, podía arrancarse la planta, de cuajo o ser cortados los tallos con una hoz. El grano era llevado a un piso de tierra nivelado, llamado desgranador, donde las pisadas de los bueyes separaban el grano de la paja. Después el viento, al soplar, se llevaba la paja, que posteriormente era recogida con el fin de ser utilizada como combustible en los hornos caseros. El grano puro se medía y quedaba almacenado para su uso o venta. También eran importantes las cosechas de uvas, aceitunas e higos. Las uvas eran pisadas en un lagar y se dejaba fermentar el jugo obtenido para elaborar el vino. Con las aceitunas se elaboraba el aceite que después sería empleado para cocinar o para lámparas, uso medicinal o de limpieza.
Los pescadores pescaban en ríos y lagos, especialmente en el lago de Galilea, y en tiempos de Jesús florecía en este lugar una industria de la pesca. Para pescar se introducía en el agua una especie de red, formando un circulo del que colgaban unas pesas o bien una red que era lanzada desde la ribera y era recogida en la playa. Otras veces, entre dos barcas era colocada una red barredera. Una parte del  pescado se vendía y otra se consumía o se salaba para su conservación y posterior consumo o venta.
Los pastores tenían que viajar largas distancias, independientes del tiempo que hiciera, incluso bajo el sol pesado de las épocas de verano. Dormían delante de la puerta del corral, llamada también puerta de las ovejas, debido a que estaban obligados a mantener vigilancia frente al peligro que representaban los animales salvajes. El rebaño normalmente era mixto, compuesto por ovejas y cabras.
Los carpinteros fabricaban y reparaban los instrumentos agrícolas normalmente empleados, como: arados, rastrillos y desgranadores. Otras veces, fabricaban muebles para el hogar o reparaban estos.
El albañil se ocupaba de sacar la piedra caliza, abundante en el suelo palestino. Después debía de darle la forma necesaria para la construcción y encargarse de ello.
El alfarero empleaba la arcilla para fabricar utensilios caseros. Para su trabajo empleaba un torno manual y un horno.
Los curtidores tenían que trabajar lejos de los poblados por el mal olor que desprendían las pieles, y lo hacían junto a un rio. Fabricaban sandalias, cinturones, y ocres de cuero de cabra, empleados en el transporte de agua, vino y aceite.
Los publicanos eran recaudadores de impuestos pero no pertenecían a funcionarios del Estado sino que eran comerciantes que adquirían del Estado, en calidad de arriendo, el derecho a la recaudación de impuestos. Se quedaban con todo lo que podían sacar por encima de la tarifa. Estaban los jefes y los cobradores. Los primeros eran gente rica, generalmente jefes de familia de la alta sociedad, y algunos eran miembros del Sanedrín. Los judíos debían de pagar a los romanos impuestos directos e indirectos. Estos publicanos arrendaban puestos aduaneros, con un canon de arriendo y los ingresos superiores a este canon constituían ganancias para el arrendatario. Los cobradores locales eran los publicanos propiamente dicho y la mayor parte de ellos eran pobres o esclavos, empleados por una especie de agencia de recaudación. Los derechos existentes eran verdaderamente opresivos para el pueblo judío. Podía ser: Derecho de aduana y de peaje a la entrada de los pueblos, en los puentes, los vados, o los cruces de caminos. Los recaudadores exigían una cantidad de dinero superior a la tarifa oficial, con el fin de ganarse la vida. El pueblo transigía porque no conocía bien la ley romana de impuestos y por otra parte no se atrevían a reclamar porque los recaudadores estaban apoyados por los romanos. A los ojos de los sacerdotes y fariseos, el publicano era un pecador porque su profesión era considerada contaminante o impura por los escribas o doctores de la Ley. Para los judíos, el único impuesto legítimo era el que se pagaba al Templo de Jerusalén. Los publicanos que cobraban para los romanos eran despreciados por la comunidad y constituían una clase pobre que tenían que aceptar este deshonroso trabajo para poder sobrevivir. Jamás eran invitados a comer, no se trataban con las demás gente, estaban despojados de sus derechos civiles, no podían ser jueces ni testigos en un proceso, no podían pertenecer a una comunidad de fariseos. En resumen, eran: gente tomada como pecador, mal pagados, y con frecuencia maltratados. No obstante, Jesús tiene un trato especial para estos publicanos, y esta actuación fue escandalosa para muchos judíos. Es el caso del publicano Leví, llamado por Cristo para ser discípulo suyo. También se le criticaba el frecuentar la compañía de publicanos y pecadores, y comer con ellos. Jesús en ocasiones replicó: “No necesitan médico los sanos sino los enfermos”.”No he venido a invitar a justos sino a pecadores a que se arrepientan”.
Ya hablamos en capítulos anteriores de los sacerdotes con sus distintos grados y de los escribas. Los ricos eran poco en número pero muy poderosos y eran conservadores en cuanto a la religión y la política, generalmente pertenecían a los saduceos. Como ejemplo tenemos a Herodes II Antipas. Había recibido de su padre Herodes I el Grande; una parte del reino de este, la cual correspondía a Galilea, provincia del Norte, con la capital en Tiberiades. Además, la Transjordania del Este. No obstante, era en realidad un vasallo de Roma, y ni siquiera tenía el título de rey. Sus partidarios eran los herodianos, y unos pocos miembros de la familia real obtuvieron tierras en latifundio, dejando la administración de estas en manos de empleados. Los sacerdotes y sus familias también estaban entre los ricos. Los grandes comerciantes y terratenientes eran normalmente saduceos, así como los jefes de los sacerdotes.
La sociedad judía era una sociedad patriarcal. A la familia se le llamaba también “casa del padre”, y este gobernaba como señor absoluto. Era dueño y responsable de los bienes de la familia. Los hijos varones eran sus herederos, mientras que las hijas podían aumentar el patrimonio familiar por el precio que el pretendiente o sus padres pagarían al concertar el matrimonio. El padre era el único que tenía derecho a disponer, dar órdenes, castigar, pronunciar oraciones, bendecir la mesa, y ofrecer los sacrificios. También era el maestro de sus hijos. Como madre, la mujer era respetada y reverenciada ya que los hijos constituían una bendición de Dios. Pero la mujer judía en tiempos de Jesús era considerada inferior al varón, e igual que el niño menor de 13 años se debía por completo a su dueño; al padre si era soltera, al marido si era casada, al cuñado si era viuda sin hijo. La mujer soltera estaba bajo la tutela de su padre hasta los 12 años de edad, siendo considerada como menor. Solo el padre tenía capacidad para casarla, pero cuando llegaba a la mayoría de edad, a los 13 años, podía hacerlo ella y decidir a quien quería por esposo.


Alimentación
La alimentación del pueblo judío se encontraba basada en el trigo y en la cebada. Junto a ello; los frutos del campo y la leche. Los panes podían hacerse con levadura o sin ella. Cuando por cualquier circunstancia la comida era más copiosa, se añadía un plato central, compuesto por carne de cordero, cabrito o ternera, algunos huevos, y vino. Solo había dos comidas al día: La comida del mediodía y la cena de la noche. Antes de comer se bendecía la mesa y al terminar se daba gracias a Dios. Normalmente se sentaban sobre las esteras, en el suelo, aunque últimamente aparecieron las sillas para comer y los triclinios, a los que hemos hecho mención. Cuando se daba la circunstancia de que había un invitado o se trataba de un banquete, los comensales se presentaban vestidos de blanco. El jefe de la casa recibía a los invitados con el beso de la paz y a los huéspedes se les lavaba los pies y se les perfumaba la cabeza.

Vestimenta
Por lo regular, los hombres usaban varias piezas:
Túnica. Especie de camisa larga que iba desde el cuello a los pies, y estaba fabricada con lana o lino
Cíngulo. Ceñía la túnica por la cintura. Los ricos lo llevaban de lino y a veces iba bordado en oro, y llevaba piedras preciosas, mientras que los pobres lo llevaban de cuero
Manto. Llamado también capa. Este llevaba unas cintas encarnadas en sus ángulos que simbolizaban la sujeción a la Ley.
Turbante. Era un pañuelo anudado a la cabeza, del que colgaba un velo que cubría el cuello y espaldas. Servía para protegerse del sol, intenso en aquella zona.
Sandalias. Eran suelas de cuero ajustadas a los pies mediante correas.
La indumentaria de las mujeres era semejante a la de los hombres pero con más colorido. Además, se adornaban con diademas, anillos, pendientes, pulseras, y toda clase de joyas.

Enterramientos
Seguían las costumbres de todos los pueblos del Oriente. El cadáver, después de embalsamado y limpio, se vendaba cuidadosamente en todo el cuerpo y se cubría la cabeza con un sudario. Desde la muerte hasta el sepelio, efectuado antes de las veinticuatro horas posteriores al fallecimiento, acompañaban al cadáver las plañideras que eran mujeres pagadas, con el fin de llorar a grandes voces y suspiros y proclamar las virtudes del difunto. También iban unos flautistas acompañando el duelo. El cadáver era conducido al sepulcro en unas andas, seguido del cortejo de familiares y amigos. El enterramiento se hacía en grutas o cuevas, tapándose la boca de estas grutas con piedras enormes. Otras veces se hacía en tierra y la tumba se cubría de flores, situadas en la linde de los caminos. Los pobres y extranjeros eran enterrados en unos campos humildes, destinados a ellos. Al sepulcro acudían a llorar, muchos días, las familias. En ocasiones, las plañideras pagadas para este fin.
Formas sociales
Se saludaban mediante un beso en la frente o en la mejilla. Los hombres solían cogerse la barba o se abrazaban fuertemente. Otras veces, el saludo consistía en una mutua y profunda inclinación. Normalmente, el saludo se acompañaba con frases como estas: Dios sea contigo o con vosotros. Iahvé te bendiga. La paz sea contigo o con vosotros. Al despedirse, se podía hacer con estas frases: Id en paz. Dios sea contigo o con vosotros. Para saludar al rey o aun personaje célebre: Hosanna o Salve…Viva…

Idioma
Al principio los judíos utilizaron el hebreo, pero a la venida de Jesucristo esta era una lengua muerta y solo se utilizaba en ritos y lecturas religiosas, que traducían los doctores, porque solo ellos la dominaban. En los tiempos de Jesús, la lengua corriente era el arameo, de Aram, y lo habían importado los judíos de la cautividad de Babilonia

Moneda
Las más usuales eran:
Siclo. Moneda nacional judía y era el tributo anual que todo israelita pagaba al Templo de Jerusalén.
Denario o dracma.
Didracma. Equivalente a dos dracmas.
Estater. Equivalente a cuatro dracmas.
Marco o mina de plata. Equivalente a setenta ciclos.
As. Equivalente a cuatro cuadrantes.
Maravedí. Equivalente a la cuarta parte del as.
Libra. Aunque era una medida de peso, se utilizaba a veces como moneda.
Talento. Equivalente a seis mil dracmas.
Además, había otras varías monedas.





 Casa palestina con su escalera exterior. Zahonero Vivo y Martín Penalva




BIBLIOGRAFÍA

ESPINA. J.M. “Arquitectura hebrea en tiempos de Jesús”.
artesaniaenelbelen.blogspot.com. 12 mayo, 2014
FABRA. A. “La vida cotidiana judía en tiempos bíblicos”. Monografías.com
ZAHONERO VIVO, J. MARTIN PENALBA, M. A. Elementos de Religión. Jesucristo según el Antiguo Testamento y según los Evangelios. Editorial Marfil. Alcoy, 1954
WIKIPEDIA.www.wikipedia.org/wiki






martes, 8 de marzo de 2016

La Palestina de Jesús

Continuación



Estado político de Palestina

Los procuradores romanos
A la muerte de Herodes el Grande; Judea y Samaria pasaron a su hijo Arquelao. Pero, depuesto este por los romanos, aquellos países se agregaron a la provincia romana de Siria. No obstante, comenzaron a surgir las primeras dificultades debido a la intransigencia religiosa del pueblo judío que les proporcionaba un carácter rebelde. El Presidente romano de Siria se mostraba incapaz para vigilarlos de cerca y por ello se instituyó un gobernador especial, llamado Procurador. Este representaría el poder imperial.
El Sanedrín
Conocido también como Gran Consejo, era el más alto tribunal del pueblo judío y constituía una institución de carácter aristócrata en la que residía el supremo magisterio doctrinal y la administración del Estado. No obstante, en tiempos de Jesucristo era exclusivamente una institución de orden religioso. Pero por espacio de cuatrocientos años había sido la autoridad absoluta; legislativa y judicial. En tiempos de la ocupación romana solo tenía autoridad doctrinal. Estaba constituido por 71 miembros, divididos en tres grupos:
Los Príncipes de los Sacerdotes que eran sumos sacerdotes, en su mayoría pertenecientes a los saduceos.
Los Escribas o Doctores de la Ley. Letrados que en su mayoría pertenecían a los fariseos
Los Ancianos, Senadores o Presbíteros. Eran jefes de familias ilustres y casi todos pertenecían a la aristocracia y a la clase más pudiente.
Situación de Palestina en tiempos de Jesucristo
En el año 62 a.C., los romanos se habían apoderado de Jerusalén y 25 años más tarde reconocieron como rey de Palestina a Herodes el Grande quien pocos años después muere y divide el reino entre sus hijos. Arquelao hereda Samaria, Judea e Idumea; pero es depuesto por los romanos y su reino se convierte en una provincia romana gobernada por procuradores. A Herodes Antipas le corresponde Galilea y Perea; mientras que a Herodes Filipo se le dará la Iturea y varias regiones del Norte.

 Januquiá. Candelabro de nueve brazos utilizado por el pueblo judío en la conmemoración de la Fiesta de la Janucá o Luminarias. Propiedad particular
 




BIBLIOGRAFÍA
EL SANEDÍN-CONTEXTOS-ARTEHISTORIA. www.artehistoria.com
ZAHONERO VIVO, J. MARTIN PENALBA, M. A. Elementos de Religión. Jesucristo según el Antiguo Testamento y según los Evangelios. Editorial Marfil. Alcoy, 1954
WIKIPEDIA.www.wikipedia.org/wiki