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lunes, 31 de enero de 2022

HISTORIA DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ

 EDAD MODERNA

LA BOTICA DEL REAL HOSPITAL DE MARINA DE CÁDIZ

En la Botica del Real Hospital de Marina de Cádiz llegaron a existir los siguientes cargos:

Boticario Inspector de Medicinas. Se ocupaba del repuesto de las medicinas, tanto del hospital como de las enfermerías de los buques y dependencias de la Armada. De la calidad de estas. De todos los utensilios empleados y también vigilaba la elaboración de medicamentos. Daba anualmente una lección o curso de Farmacia a los alumnos del Colegio de Cirugía. Se estableció que cada seis meses debía inspeccionar la Botica y examinar los géneros.

Boticario Mayor. Debía velar por el buen repuesto y composición de las medicinas, recibir el Formulario de Medicinas, tener en la Botica todas las medicinas simples y compuestas, asistir a la elaboración de los medicamentos. Reconocer todos los botes, vasos y demás utensilios de la Botica. Examinar a todos los practicantes y mozos destinados a trabajar en ella. Informar de todos los boticarios. Inspeccionar el cumplimiento de las guardias y llevar a cabo la distribución del personal en sus puestos de trabajo. Encargarse de que el personal de la Botica distinga las medicinas recetadas, existiendo un cuaderno de registro, donde debe figurar los datos del enfermo, el número de la cama y la sala donde se encuentra hospitalizado.

Encargarse de que las medicinas estén dispuestas en vasos, tarros y utensilios correspondientes para la su distribución en hora señalada por el facultativo. Relevar a los boticarios en caso de necesidad.

Mantener el orden en la Botica y asistir a las visitas de inspección que había de realizar el Protomédico o bien el Cirujano Mayor, acompañados por el Boticario inspector de medicinas, Ministro del hospital y Contralor.

Boticarios. Estaban subordinados a los facultativos del hospital, boticario inspector de medicinas y boticario mayor, respecto a la profesión, mientras que en lo gubernativo y económico dependían del contralor del hospital.

Para ser admitidos tenían que superar un examen, en presencia del boticario mayor y del inspector de medicinas. Asistían en horarios de mañana y tarde a la botica, cuyo turno era señalado por el boticario mayor.

Debían ejecutar todas las órdenes respecto a la reposición de las medicinas y reconocimiento de las simples y compuestas, así como la elaboración de ellas. Eran nombrados por el boticario mayor para asistir a las visitas de los facultativos, en horas señaladas, y provistos de un cuaderno o lista para anotar el nombre del enfermo, número de la cama, sala, y las medicinas recetadas. Debían recoger la firma del facultativo, una vez terminada la visita, dando una copia.

Al día siguiente, debía mostrarse al facultativo el cuaderno para que se enterara de lo mandado el día anterior. Estos cuadernos debían conservarse de un mes para otro.

Debian de disponer siempre de todas las medicinas recetadas que constaban en el cuaderno de visita, las cuales eran conducidas a las salas en tarros o vasos para luego ser distribuidas en las horas señaladas, asegurándose tanto el número de la cama como el nombre del enfermo.

Los boticarios montaban guardias de noche para atender las urgencias, dando los medicamentos indicados por los practicantes mayores de servicio.

Era siempre indispensable su asistencia a la elaboración de los medicamentos y además debían de asistir a la lección de farmacia que anualmente daba el inspector de medicinas, en las que se trataba de la elaboración de estas y conocimiento de las plantas medicinales.

Debian también intervenir con suma atención y esmero en la elaboración de tisanas, cocimientos, tinturas, fomentos, clisteres, y demás medicamentos externos que fueren recetados en las visitas.

Para ausentarse de la botica precisaban la autorización del boticario mayor, manifestando siempre los motivos o urgencias surgidas y sin excederse del tiempo autorizado.

No podían sacar género de la botica sin la autorización del boticario mayor.

Debian cuidar de la conservación de todos los efectos y utensilios, y también de la limpieza de los tarros, vasos y botes de uso diario destinados al suministro de medicamentos.

Debian conservar entre si y con los demás empleados del hospital la mejor unión posible.

Debian de acreditar bastante celo, eficacia, amor al Real Servicio, atendiendo al beneficio y asistencia de los enfermos.

Personal auxiliar de la Botica.

Tisaneros. Se encargaban del cuidado de las tisanas y cocimiento, así como del aseo y limpieza de la botica. Debian asistir a la elaboración de las medicinas. Debian conocer el nombre del enfermo al que estaba destinado el remedio, número de cama y sala, para no equivocarse en la distribución de las tisanas y cocimientos, las cuales debían de darse en las horas que hubiera señalado el facultativo durante su visita. Montaban sus guardias correspondientes. Después de las visitas de los facultativos debían de preocuparse de los enemas mandados a suministrar, sabiendo los ingredientes. Debían de enterarse de los cocimientos, sujetándose siempre a la forma y método indicado por el boticario mayor.

Topiqueros. Se encargaban de la administración de los remedios externos como aceites, fomentos o cataplasmas. Estaban a las órdenes del boticario mayor y demás boticarios. Llevaban a las salas los aceites y demás clases de tópicos, recibiendo de los boticarios el extracto de todo lo mandado, expresando el nombre del enfermo, número de la cama y sala, además del modo de suministrarse. Debian de trabajar en la botica las horas señaladas del día, no pudiéndose ausentar de ella sin la autorización del boticario mayor y sin excederse del tiempo autorizado. Debía de haber siempre uno de guardia y contribuían al aseo y limpieza de la botica, así como cuidar la conservación de los géneros.

Untureros . Se encargaban de las unturas a los enfermos. Asistían a la botica en horas señaladas de mañana y tarde. Para abandonar el trabajo debían pedir permiso al boticario mayor o al boticario, en ausencia de aquel. Montaban guardias según necesidades. Debían dar unturas ordinarias y venéreas, establecidas por los facultativos y tomando de los boticarios el nombre del enfermo, número de cama y sala. Además, las horas y tiempo en que han de darse.

Clistereros. Eran los encargados de los clisteres. Era un remedio muy utilizado y el encargado de su administración debían permanecer en la botica mañana y tarde para que después de las visitas de los facultativos, tomaran notas de los boticarios. Recibían de los tisaneros o en la botica los cocimientos, aceites, y demás compuestos de los clisteres recetados, para administrarlos a las horas señaladas y teniendo en cuenta nombre del enfermo, número de cama y sala.

Todo este personal auxiliar de la botica debía observar buena conducta con un cumplimiento esmerado de sus deberes, acreditar celo, la mayor caridad y buen trato con los enfermos. Debían atender a la mejor unión entre ellos y con todos los empleados del hospital.

BIBLIOGRAFÍA

GALÁN AHUMADA, D. La Farmacia y la Botánica en el Hospital Real de Marina de Cádiz.

Editorial Naval. Madrid, 1988.

ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Publicaciones del Sur Editores. Sevilla, 2011.

  

La Botica. Obra del artista italiano Pietro Longhi. Siglo XVIII. Medicina. La Historia de la curación. John Crellin. "Plantas medicinales". 2002; 82

Evocación al Recetario antiguo. Obra de Francisco Sillue Ramoneda. Cedido por Laboratorios Knoll. 

Fachada frontal con puerta de entrada al Real Hospital de Marina de Cádiz. Fotograbado. Salvador Clavijo. Historia del Cuerpo de Sanidad Militar de la Armada. 

Tipografía de Fernando Espín Peña. San Fernando (Cádiz). 1925; 60



 

 

 

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