La ciudad de Cádiz pronto se constituyó en lugar de destino
de numerosos repatriados, muchos de ellos enfermos y heridos convalecientes. Según
una Memoria sobre los Servicios prestados a la Nación por la Compañía Trasatlántica
durante las últimas guerras coloniales y extranjeras, recogida por el profesor
Orozco Acuaviva, nos permite reconocer la actividad de dicha compañía, desde
enero de 1896 hasta abril de 1898, por lo que sabemos que con anterioridad se
producía un gran número de bajas. En este tiempo; los vapores de la Compañía
habían realizado noventa viajes desde La Habana, transportando 36.138 soldados,
de los que 450 habían fallecidos durante la travesía.
El insigne oftalmólogo
Cayetano del Toro y Quartiellers, en su revista mensual llamada: Los Anales
Médicos Gaditanos, incluye una estadística de los enfermos ingresados en los
hospitales de Cádiz y otros centros asistenciales de la ciudad, relacionándolos
con los fallecimientos ocurridos a partir del
15 de septiembre de 1896. Entre los hospitales figura el Hospital
Militar, y en este centro junto al Hospital de la Misericordia, llamado también
de San Juan de Dios, donde se había recibido enfermos militares procedentes de
las colonias, se había observado un incremento de ingresos y defunciones con
respecto al Hospital Civil o Provincial que no recogía a este tipo de enfermos.
Para el Hospital Militar, se mantuvo la estadística hasta mayo de 1899, mientras
que para los hospitales civiles se mantuvo hasta agosto de aquel mismo año.
Ruiz Sánchez, estudiando los repatriados de Cádiz, encuentra que desde octubre
de 1898 hasta marzo de 1899, hay un número de 36.678 repatriados, con 4035
enfermos, habiendo fallecidos 326 individuos. El profesor Orozco encuentra en
1974, en el archivo del Casino Gaditano, el libro de Registro de entrada y
salida en el Hospital de San Juan de Dios; de soldados enfermos y heridos,
repatriados de Ultramar. El Casino Gaditano había abierto una subscripción para
costear las estancias y se inició en el mes de noviembre de 1898. En el centro
hospitalario citado fueron atendidos 947 soldados, falleciendo 88 de ellos. Las
enfermedades más frecuentes fueron: paludismo, disentería y anemia.
La Compañía
Trasatlántica multiplicó el número de servicios al continente americano hacia
finales del 98 y algunos de sus vapores tuvieron que cumplir la misión de
hospitales flotantes. Era tal la cantidad de enfermos que desembarcaban en el
puerto gaditano que hubo que crear un hospital provisional en unos pabellones
militares, en Candelaria, mientras que en el islote de Fort-Louis se estableció
un sanatorio, posiblemente para tuberculosos, donde hubo bastantes fallecimientos.
Según algunas fuentes; el Ejército habilitó un hospital en el antiguo Cuartel
de San Fernando, en la Caleta. También cooperaron: el Sanatorio Victoria de El
Puerto de Santa María, La Cruz Roja de Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María y Cádiz, así como la Fundación
González Soto de Sanlúcar de Barrameda; para soldados heridos. El personal que
no necesitó hospitalización fue alojado en los cuarteles de los regimientos de
Álava y Pavía, Castillo de San Sebastián y Bóveda de Santa Elena, para después
en trenes militares ser enviados a distintos puntos del país.
El personal de
Armada, en San Fernando; los oficiales se alojaron en el Edificio Carlos III de
la población de San Carlos y la tropa en el cuartel de Infantería de Marina, en
dicha población, mientras que los enfermos y convalecientes serian atendidos en
el Hospital de Marina de San Carlos. Debido al gran número de fallecidos, hubo
de utilizarse un cementerio cercano al Puente Ureña y a la Casería de Ossio, el
cual fue construido durante el asedio francés y estuvo destinado
para enterrar a los prisioneros franceses fallecidos de la Escuadra de Rosilly
y de la batalla de Bailen. En el primer tercio del siglo XX, debido a que las
aguas de la cercana playa de La Casería inundaban el recinto, hubo que
desalojarlo, exhumando todos los restos para trasladarlos al cementerio de la
ciudad.1
En la ciudad de San Fernando, el día 9
de junio de 1895, se había despedido a las fuerzas de Infantería de Marina en un
solemne acto, con una Misa de campaña ante su Ayuntamiento y ante la Virgen del
Carmen; ahora llega el momento de acudir a la Avanzadilla para recibir a los
que vuelven.
El día 28 de diciembre de 1898 ha zarpado de La Habana una flotilla al
mando del capitán de navío José Moreno y Giralter-Valiente. La compone: el
crucero Marques de la Ensenada acompañado por los cruceros auxiliares Rápido y
Patriota, cañoneros torpederos; Nueva España, Vicente Yáñez Pinzón y Martin
Alonso Pinzón. Cañoneros; Magallanes, Doña María de Molina, Vasco Núñez de
Balboa y Hernán Cortes. Viajan en estos buques; personal de la Armada, Ejército,
y familiares. Con ellos, viaja en el Magallanes una pasajera de excepción: La
Inmaculada Concepción que durante mucho tiempo había presidido la capilla del
Arsenal de La Habana. El día 4 de enero fondean en Port de France, zarpando el
7 de marzo para poner rumbo a Santa Cruz de Tenerife, y de Las Canarias a
Cádiz. El comandante del Magallanes es el teniente de navío de primera clase
Eugenio Vicente Pérez Andújar, casado en San Fernando con Concepción Baturone
Gener.2 A su llegada, entrega la Imagen al Cura Párroco del Departamento
Marítimo de Cádiz; Perfecto Verdes Fernández. Desde entonces, esta imagen se
conserva en la parroquia castrense de San Francisco en San Fernando, antes Nuestra
Señora de los Remedios, conociéndose como “La Repatriada". Dos años más tarde;
Eugenio Vicente Pérez Andújar, cuando el Magallanes se encontraba fondeado en la
desembocadura del Rio Muni, en Guinea Ecuatorial, sufre un fallo cardiaco y
fallece, siendo enterrado en la soledad de la isla de Elobey Chico.3 En realidad,
no estuvo solo porque en los últimos momentos le acompañó su antigua pasajera;
María Inmaculada.
NOTAS.
*). Roca Núñez et al. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. pp. 134-136.
Cañonero Magallanes. Wikipedia. 18 de septiembre de 2017.
Blanca Carlier, J. Mª. “Repatriados”. Miscelánea 21.729, pp. 425-426. Revista General de Marina. Marzo, 1986.1
Blanca Carlier, J. Mª. “El Cementerio de San Carlos”. Miscelánea 24.513, p. 556. Revista General de Marina. Noviembre, 1996.2
Clavijo y
Clavijo, S.
La ciudad de San Fernando. Historia y
Espíritu. Cádiz: Talleres tipográficos calle Obispo Calvo y Valero, 1961
Mosig Perez, F; Baturone Santiago, M. E. “Historia de la Parroquia Vaticana y Castrense de San Francisco”.
Mosig Perez, F; Baturone Santiago, M. E. “Historia de la Parroquia Vaticana y Castrense de San Francisco”.
www. vaticanacastrense.com 3
Orozco
Aquaviva, A.
“En torno al 98. Las relaciones médicas entre Cádiz y Cuba”. Medicina e
Historia. Uriach, 1998.
1898. PUNTO DE ENCUENTRO. "Los repatriados de Cuba y Puerto Rico". 16 de octubre de 2006.
ROCA NÚÑEZ, J.B. ROCA FERNÁNDEZ, F.J. GARVÍ LÓPEZ, M. ROCA FERNÁNDEZ, J.J. Historia de la Medicina. La Sanidad de la Armada española en la segunda mitad del siglo XIX. Martínez Encuadernaciones. Puerto Real (Cádiz), 2015.
ROCA NÚÑEZ, J.B. "Historia de la Virgen repatriada". Blog de humanidades y medicina. Google +. 23 de mayo de 2016.