La Sanidad Naval en Trafalgar. Buque
insignia Príncipe de Asturias
El médico-cirujano embarcado en la escuadra de Federico
Gravina, procede el Colegio de Cirujanos de la Armada, fundado en la ciudad de
Cádiz por Real Decreto de noviembre de 1748. En 1791 se establece la unión de
la medicina y la cirugía, creándose la profesión de médico-cirujano. La carrera
pasa a ser de seis años con exámenes anuales y un examen final definitivo. El
director del Colegio que a su vez era el Director del Cuerpo de Sanidad de la
Armada, seleccionaba a los colegiales aptos para el servicio naval, que podía
ser en hospitales, navíos de guerra o navíos mercantes. Comenzarían con el
grado de segundo médico-cirujano, equivalente al actual de teniente, y si no
había vacantes en el escalafón, serían provisionales hasta obtener nombramiento
definitivo, en el caso de producirse dicha vacante.
Médico-Cirujanos embarcados en el navío Príncipe de Asturias,
buque insignia de la escuadra del Teniente General de la Armada Federico
Gravina y Nápoli, quienes participaron en el combate naval de Trafalgar, el día
21 de octubre de 1805.
Ayudante de Cirujano
mayor Fermín Nadal Valls.
Primer médico-cirujano
Jacinto Comarcada Navarro.
Segundo médico-cirujano,
habilitado de primero Antonio Zapata del Campo.
Segundo médico-cirujano
Diego Gutiérrez Vega.
Segundo médico-cirujano
particular Santiago Pablo Barros.
Durante el combate; el navío británico Prince, de tres
puentes y ultimo de la columna del almirante Collingwood, al mando del capitán
de navío Richard Gindall, pasando por la aleta de babor del Príncipe de
Asturias; descargó toda su artillería, hiriendo a Gravina en la articulación
del codo del brazo izquierdo, por herida de metralla. Como consecuencia de ello
el comandante general de la flota española, tiene que ser retirado a la
enfermería. Queda al frente de las operaciones el mayor general Antonio Escaño
quien poco después cae herido en la pierna izquierda por acción de la metralla,
sucediéndole en el mando el comandante del navío, brigadier Rafael de Hore.
Posteriormente, una vez curado Escaño, se reintegra a su puesto pero pierde
mucha sangre y tiene que volver a la enfermería. Se cuenta que allí sufrió una
lipotimia, siendo reanimado con una copa de vino de Jerez. No tiene nada de
particular este hecho pues entre la medicación a bordo figuraba las bebidas
espirituosas, hemos de tener en cuenta que se hacían grandes amputaciones y no existía
la anestesia.
El Príncipe de Asturias, de una dotación de 1142 hombres,
tuvo 52 muertos y 110 heridos. Finalmente; remolcado por la fragata francesa Themis,
entra en Cádiz, desarbolado.
En cuanto al comportamiento de los facultativos podemos hacernos
una idea por los infórmenes dados por el segundo comandante del buque, capitán
de navío Tomas de Ayalde. Examinando estos, podemos llegar a las siguientes
conclusiones:
Fermín Nadal fue calificado de muy buena conducta,
inteligente profesionalmente, activo y celoso en sus obligaciones, desempeñado
su cometido a satisfacción de todos. Además fue quien con otros dos
facultativos más, atendió a Federico Gravina de la terrible herida que le llevó
a la muerte, no siendo, al parecer de muchos expertos, responsable del fatal
desenlace.
Jacinto Comarcada mostró buena conducta, inteligente en sus
funciones, activo, celoso de su profesión, subordinado. Lo que le llevó a
desempeñar sus obligaciones durante el combate.
Antonio Zapata. Calificado de buena conducta y siempre
cumplió con su cometido.
Diego Gutiérrez. Buena conducta, demostrando tener mucho
estudio y aplicación, desempeñando sus funciones satisfactoriamente, sobre todo
a la hora del combate
Santiago Pablo Barros. Mostró siempre buena conducta y
cumplió a satisfacción de todos pero en cuanto a su preparación e inteligencia
no se puede opinar por el poco tiempo que ha permanecido en el navío.
Probablemente, el informante sería asesorado por el Superior
facultativo de la escuadra: Fermín Nadal Valls.
Hemos de considerar que no figura ningún sangrador embarcado
y no es de extrañar dado la escasez de estos durante esta época. No ocurre lo
mismo con otros navíos de la escuadra, en donde si hubo sangradores embarcados.
BIBLIOGRAFÍA
ARAGÓN ESPESO, M. Cádiz.
La Medicina y la Cirugía en la época de Trafalgar. Real Academia de
Medicina y Cirugía de Cádiz. Cádiz, 2004
GONZÁLEZ-ALLER HIERRO, J. I. La campaña de Trafalgar (1804-1805). Corpus Documental. Ministerio
de Defensa. Madrid, 2004. Biblioteca Naval de San Fernando (Cádiz)
ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros
de Trafalgar. Médicos y cirujanos, Boticarios, Sangradores, Enfermeros,
Socorristas, Victimas y Hospitales. Publicaciones del Sur Editores.
Sevilla, 2011
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