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viernes, 21 de noviembre de 2014

LA SANIDAD NAVAL EN TRAFALGAR

La Sanidad Naval en Trafalgar. Buque insignia Príncipe de Asturias
El médico-cirujano embarcado en la escuadra de Federico Gravina, procede el Colegio de Cirujanos de la Armada, fundado en la ciudad de Cádiz por Real Decreto de noviembre de 1748. En 1791 se establece la unión de la medicina y la cirugía, creándose la profesión de médico-cirujano. La carrera pasa a ser de seis años con exámenes anuales y un examen final definitivo. El director del Colegio que a su vez era el Director del Cuerpo de Sanidad de la Armada, seleccionaba a los colegiales aptos para el servicio naval, que podía ser en hospitales, navíos de guerra o navíos mercantes. Comenzarían con el grado de segundo médico-cirujano, equivalente al actual de teniente, y si no había vacantes en el escalafón, serían provisionales hasta obtener nombramiento definitivo, en el caso de producirse dicha vacante.
Médico-Cirujanos embarcados en el navío Príncipe de Asturias, buque insignia de la escuadra del Teniente General de la Armada Federico Gravina y Nápoli, quienes participaron en el combate naval de Trafalgar, el día 21 de octubre de 1805.
Ayudante de Cirujano mayor  Fermín Nadal Valls.
Primer médico-cirujano Jacinto Comarcada Navarro.
Segundo médico-cirujano, habilitado de primero Antonio Zapata del Campo.
Segundo médico-cirujano Diego Gutiérrez Vega.
Segundo médico-cirujano particular Santiago Pablo Barros.
Durante el combate; el navío británico Prince, de tres puentes y ultimo de la columna del almirante Collingwood, al mando del capitán de navío Richard Gindall, pasando por la aleta de babor del Príncipe de Asturias; descargó toda su artillería, hiriendo a Gravina en la articulación del codo del brazo izquierdo, por herida de metralla. Como consecuencia de ello el comandante general de la flota española, tiene que ser retirado a la enfermería. Queda al frente de las operaciones el mayor general Antonio Escaño quien poco después cae herido en la pierna izquierda por acción de la metralla, sucediéndole en el mando el comandante del navío, brigadier Rafael de Hore. Posteriormente, una vez curado Escaño, se reintegra a su puesto pero pierde mucha sangre y tiene que volver a la enfermería. Se cuenta que allí sufrió una lipotimia, siendo reanimado con una copa de vino de Jerez. No tiene nada de particular este hecho pues entre la medicación a bordo figuraba las bebidas espirituosas, hemos de tener en cuenta que se hacían grandes amputaciones y no existía la anestesia.
El Príncipe de Asturias, de una dotación de 1142 hombres, tuvo 52 muertos y 110 heridos. Finalmente; remolcado por la fragata francesa Themis, entra en Cádiz, desarbolado.
En cuanto al comportamiento de los facultativos podemos hacernos una idea por los infórmenes dados por el segundo comandante del buque, capitán de navío Tomas de Ayalde. Examinando estos, podemos llegar a las siguientes conclusiones:
Fermín Nadal fue calificado de muy buena conducta, inteligente profesionalmente, activo y celoso en sus obligaciones, desempeñado su cometido a satisfacción de todos. Además fue quien con otros dos facultativos más, atendió a Federico Gravina de la terrible herida que le llevó a la muerte, no siendo, al parecer de muchos expertos, responsable del fatal desenlace.
Jacinto Comarcada mostró buena conducta, inteligente en sus funciones, activo, celoso de su profesión, subordinado. Lo que le llevó a desempeñar sus obligaciones durante el combate.
Antonio Zapata. Calificado de buena conducta y siempre cumplió con su cometido.
Diego Gutiérrez. Buena conducta, demostrando tener mucho estudio y aplicación, desempeñando sus funciones satisfactoriamente, sobre todo a la hora del combate
Santiago Pablo Barros. Mostró siempre buena conducta y cumplió a satisfacción de todos pero en cuanto a su preparación e inteligencia no se puede opinar por el poco tiempo que ha permanecido en el navío.
Probablemente, el informante sería asesorado por el Superior facultativo de la escuadra: Fermín Nadal Valls.
Hemos de considerar que no figura ningún sangrador embarcado y no es de extrañar dado la escasez de estos durante esta época. No ocurre lo mismo con otros navíos de la escuadra, en donde si hubo sangradores embarcados.

BIBLIOGRAFÍA

ARAGÓN ESPESO, M. Cádiz. La Medicina y la Cirugía en la época de Trafalgar. Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz. Cádiz, 2004
GONZÁLEZ-ALLER HIERRO, J. I. La campaña de Trafalgar (1804-1805). Corpus Documental. Ministerio de Defensa. Madrid, 2004. Biblioteca Naval de San Fernando (Cádiz)
ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Médicos y cirujanos, Boticarios, Sangradores, Enfermeros, Socorristas, Victimas y Hospitales. Publicaciones del Sur Editores. Sevilla, 2011

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