Naufragio de la fragata
Magdalena y del bergantín Palomo. Ría de Viveiro. 2 de noviembre de 1810
En la madrugada del día 2 de
noviembre del año 1810, la fragata Santa María Magdalena y el bergantín Palomo,
junto a varias unidades de la Armada española y de la Royal Navy, se
encontraban fondeados en la ría de Vivero, en plena Guerra de la Independencia.
Sorprendidos por un fuerte temporal, se produce el trágico naufragio de nuestra
fragata y nuestro bergantín, dejando un elevado número de víctimas y
constituyendo una de las mayores tragedias de nuestra Armada, que aún en
nuestros días es recordada.
La fragata Santa María Magdalena
había sido construida en los Reales Astilleros del Esteiro, en Ferrol, según el
sistema francés Gautier. Botada el 7 de julio de 1773, portaba 34 cañones y su
dotación era de 480 hombres. Es probable que el nombre fuera debido al barrio
de la Magdalena, próximo a los astilleros. El bergantín Palomo había sido
construido también en el Esteiro, botado en 1793, con 18 cañones.
Vivero, desde 1982 Viveiro,
pertenece a la provincia de Lugo y hoy es capital de la comarca de La Mariña.
Una de sus playas es la de Covas, en cuya parte occidental se encuentra unas
rocas salientes llamadas Os Castelos. En este extremo occidental, aparece el
acantilado de Sacido que deja una playa de unos 282 m. de longitud.
Es el año 1810 y el mando
conjunto, hispano-inglés, decide llevar a cabo una expedición militar conjunta
con el objeto de operar en Cantabria, fuertemente ocupada por el ejército
napoleónico. La expedición estará al mando del mariscal de campo Mariano
Renovales Rebollar, natural de Las Encartaciones, en Vizcaya. Había tenido un
comportamiento heroico en el sitio de Zaragoza y había dirigido guerrillas en
el valle navarro del Roncal. La expedición tenía tres objetivos:
Ocupar y fortificar Santoña.
Destruir las fábricas de armas de
Orbaizeta y Eiqui, para dar un duro golpe a la logística francesa.
Bloquear el Camino Real de Irún,
cortando las comunicaciones e impidiendo la llegada de refuerzos al enemigo.
Las fuerzas de desembarco
disponen de 2000 hombres del ejército, reforzados por tres batallones de
infantería de marina y una brigada de artillería de marina. Pudieron ser un
total de 3000 hombres. A estos se le unirán 800 hombres británicos de una
compañía de desembarco de la Royal Marines, al mando del capitán de este cuerpo,
Walker.
La flotilla estará compuesta por
las siguientes unidades:
Por parte de España.
Fragata Magdalena. Buque insignia
del Jefe de la Escuadra: Capitán de Navío Joaquín Zaráuz Di, y cuyo comandante es el de su mismo empleo:
Blas de Salcedo y Salcedo, natural Fuentenovilla, en Guadalajara.
Bergantín Palomo. Goleta con
patente de corzo, Insurgente Roncalesca. Goleta Liniers. Los cañoneros: Corzo,
Estrago, Gorrión y Sorpresa. 15 buques de transporte, entre los que podrían
estar, según algunas fuentes; el Buen Amigo y el San Juan Bautista
Por parte de Gran Bretaña.
Fragata Arethusa. Buque insignia
del comodoro Robert Meds. Las fragatas: Narcissus, Amazone y Medusa. Bergantín
Ciudad de Mahón.
El día 14 de octubre parte del
puerto de La Coruña el grueso de la expedición, con el objeto de operar en el
golfo de Vizcaya. El día 16, en Rivadeo, se incorporan la goleta Liniers, junto
a los cañoneros y quince transportes. Según algunas fuentes, habrían salido del
puerto coruñés, 20 transportes, por lo que el número de estas embarcaciones
ascenderían a 35, aunque es dudoso. El día 18 fondean en la concha de Gijón y
al día siguiente desembarca toda la tropa destinada a esta operación, la cual
ayudada por las divisiones del cuerpo franco asturiano de Juan Díaz Porlier y
del 6º ejército de Federico Castañón, que operan en la zona; atacan la plaza y
los franceses se ven obligados a retirarse a Oviedo. Al haber noticias de que
se ha puesto en marcha un potente ejército francés, las tropas reembarcan y la
expedición se dirige a Santoña, en cuya concha fondea el día 23. El día 26
aparece un fuerte viento del NO que provoca el naufragio de los cañoneros;
Corzo, Gorrión y Sorpresa, cuyas tripulaciones son puestas a salvo y recogidas
por el resto de los buques. El cañonero Estrago tiene una vía de agua y se
acerca a la costa de vascongadas, pero es destrozado y sus hombres, una vez en
tierra firme, consiguen burlar la vigilancia del enemigo y toman el camino de
las montañas. A través de Santander, León y Burgos, consiguen llegar a Ferrol,
un mes más tarde. El día 29, parte de la flota combinada, con viento del N E,
llega a Vivero. La fragata Magdalena y el bergantín Palomo, habían perdido dos
de sus anclas mayores. Ahora están fondeados en la ría, junto a los buques
británicos. Después se unirán los transportes. El día 2 de noviembre aparece un
Norte fresco. La mar está rizada y pronto arbolada, hasta desencadenarse, en
poco tiempo, un fuerte temporal que pone en peligro la seguridad de las
embarcaciones. A las 2 de la madrugada, a la Magdalena le fallan los cables, lo
que lleva a abordar a la fragata inglesa Narcissus. Los ingleses picando los
palos y jarcias, consiguiendo zafarse, mientras que la Magdalena es arrastrada
a la playa de Covas, donde quedará encallada. Solo 8 tripulantes pudieron ser
rescatados con vida, de los que fallecieron posteriormente 5. El Palomo
consigue picar los palos pero es arrastrado hacia la playa de Sacido. En graves
momentos de desesperación se intenta construir jangadas pero estas se deshacen
por la acción de las poderosas olas. Llega el momento de que comienza a entrar
agua por el costado de babor y la tripulación se ve obligada a desplazarse a
estribor. Dos marineros intentan llegar a tierra con un andarivel, con el que
después evacuarían al resto, pero perecen en este heroico intento. El buque,
unas horas más tarde, termina destrozado, desapareciendo con él, gran parte de
los tripulantes. No obstante, se salvaron 25 hombres, entre ellos su comandante;
Teniente de fragata Diego Quevedo. Las playas de Covas y Sacido, empiezan a
recibir cadáveres, devueltos por la mar, y hay que darles cristiana sepultura.
El cementerio de la localidad es pequeño y es necesario cavar fosas al borde de
la playa. Intervienen en todas las operaciones: personal de la comandancia de
marina de Vivero, pescadores locales y soldados del ejército expedicionario del
general Renovales. A ellos se les unirán particulares de la villa. Se organiza
una junta de sacerdotes, probablemente a expensas del clero local y de las parroquias
vecinas, y con el fin de llevar la asistencia espiritual a los náufragos y dar
sepultura a los muertos. Se hace llegar: víveres, medicinas, camas y mantas.
Así como se va a improvisar un hospital de campaña.
Se calcula que en la fragata
Magdalena de 508 tripulantes; fallecieron 500 y se salvaron 8. Después
fallecieron 5 y solo 3 sobrevivieron. En el bergantín Palomo; de 75 tripulantes,
fallecieron 50 y sobrevivieron 25. En la fragata, perdieron la vida:
Jefe de la escuadra: Capitán de
Navío Joaquín Zaráuz
Comandante del barco: Capitán de
Navío Blas de Salcedo
3 tenientes de navío
1 teniente de fragata, comandante
del cañonero Corzo
4 alféreces de navío
1 guardiamarina
1 capitán de bombarda, comandante
de la brigada de artillería
1 teniente de brulote, comandante
del cañonero Sorpresa
2 tenientes de brulote
2 pilotos
Contador (oficial de intendencia)
Médico-Cirujano
Capellán
Se da el caso de que el guardiamarina, es el segundo hijo del
Capitán de Navío Salcedo, llamado: Blas de Salcedo Reguera, nacido en 1796.
Por parte del bergantín, perecieron:
1 teniente de fragata
1 alférez de navío
1 primer piloto
2 terceros pilotos
Médico-Cirujano
El resto de los fallecidos, tanto de la fragata como del
bergantín, estaría formado por: contramaestres, condestables, puede que fuera
embarcado algún sangrador, carpinteros, calafates, artilleros, marineros y
soldados de batallones de marina.
El médico-cirujano de la fragata Magdalena, es: Manuel
Giménez, y el del bergantín Palomo: Juan Romero. No sabemos el empleo de dichos
médicos ni tenemos por el momento alguna referencia en cuanto a su historial
militar y profesional. No obstante, sabemos que en dicha fragata, el día 12 de
agosto de 1805, fondeada frente a Santander, su segundo médico-cirujano es
Pablo Barredo, el cual procedía del Departamento Marítimo de Cádiz. Lo cual nos
hace pensar que ambos buques deberían llevar un segundo médico, bien
provisional o de número. Aunque dada la circunstancia de la guerra, podría ser
un segundo médico-cirujano particular. Durante el zafarrancho de combate, el
facultativo permanecía en la enfermería de combate, situada en un sollado, bajo
la cubierta de artillería. En esta debieron permanecer, nuestros médicos,
acompañados por sus ayudantes, durante el episodio del temporal y probablemente
abandonarían el puesto cuando se dio la orden de abandono de buque.
Ni que decir tiene que la tragedia de aquellos días de
principios del mes de noviembre, produjo un gran impacto en la villa marinera
de Vivero, acostumbrada a los envites de la mar. Se cuenta que el cadáver del
comandante de la Magdalena; Blas de Salcedo, junto al de su hijo Blas,
aparecieron ambos abrazados en las arenas de la playa de Covas. Este impactante
hecho, aunque lleno de humanidad, parece poner un acento discordante en lo que
es la vida a bordo de un buque de guerra, donde la disciplina es argumento
fundamental, sin distinción alguna. Más; teniendo en cuenta, la época y la
situación de guerra. Seguramente este fue el motivo de que la Armada prohibiera
embarcar personas con familiaridad directa, en la misma unidad. Si en Vivero y
en sus alrededores se vivió con amargura aquel episodio, no digamos lo que
sucedió en Ferrol, donde se habían armado ambos barcos. Probablemente recordara
aquel Cádiz de finales de 1805, cuando tras el desastre de Trafalgar, no había
un solo hogar donde no se llorara la pérdida de un ser querido. En Ferrol, con
toda seguridad, se recordaría aquellas postrimerías del combate naval del 21 de
octubre de 1805, cuando en la Iglesia Mayor del Departamento se organizó un
solemne funeral, con cenotafio de tres cuerpos y la asistencia de todo el clero
castrense departamental, junto a los franciscanos locales y los de la Orden
Tercera de Montefaro. Aunque por el momento no tenemos datos de ello,
seguramente se organizó otro solemne funeral, y no solo en la parroquia
castrense sino en otras muchas, tanto de la localidad como de lugares vecinos,
donde pertenecerían las víctimas, sin olvidarnos de los monasterios cercanos.
Parece ser que a finales del siglo XIX, se extrajeron monedas
de plata del bergantín Palomo que este llevaba para pagar a la dotación. A
mediados de los años 70 se encuentran restos de la fragata Magdalena. Muchos de
estos restos van a ser trasladados al nuevo Museo Naval de Ferrol y algunas
piezas de artillería quedan repartidas por diversos lugares. Se habla de que
desgraciadamente ha habido saqueos. El pecio de la fragata Magdalena se
encuentra solo a 7 metros
de profundidad, en una zona resguardada. Llama la atención que la madera se
conserva muy bien, es todo maciza y en algunas zonas del costado llega a tener un
metro de grosor. En cuanto al bergantín Palomo, parece ser que está también en
buen estado.
En las inmediaciones de la playa de Covas quedaron enterradas
un gran número de víctimas. En 1934 se erigió un monumento en el primer Castelo
de la parte occidental de la playa. En él hay un cañón y un ancla,
pertenecientes a uno de los buques de la escuadra. Una placa conmemorativa,
dice:
A los 550 náufragos del
bergantín “Palomo” y de la fragata “Magdalena”, sucumbidos en esta playa el 2
de Noviembre de 1810
Pronto había comenzado a circular romances en recuerdo de
estos dos buques de la Armada española y de sus tripulantes, como aquellos que
dicen:
Di, fragata Magdalena.
¿Qué mal viento te dio
el mar?
Todos los vientos son
buenos.
Si Dios no da
tempestad.
Dime, bergantín Palomo.
¿Dónde fue tu
perdición?
En la ría de Vivero.
Al toque de oración.
Yo me atrevo, humildemente, añadir el mío propio.
En la ría de Vivero.
La fragata Magdalena y
el bergantín Palomo.
Una noche se perdieron.
Multitud de marinos,
perecieron.
A Dios; sus almas
encomendemos.
Por su valor, entrega y
sacrificio, lo merecieron.
Monumento en la playa de Covas a los náufragos de la fragata Magdalena y del bergantín Palomo. Autor
Depuradoras para obtener agua potable. La más pequeña, en muy mal estado, pertenece a la fragata Magdalena. Museo Naval de Ferrol
Ancla perteneciente a la fragata Magdalena. Museo Naval de Ferrol
BIBLIOGRAFÍA
FERNÁNDEZ DURO, C. Naufragios de la Armada española. Establecimiento
topográfico de Estrada, Díaz y López. Madrid, 1867. Google Books
ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Médicos y cirujanos,
Boticarios, Sangradores, Enfermeros, Socorristas, Victimas y Hospitales. Publicaciones
del Sur Editores. Sevilla, 2011
“Blas de Salcedo”. Ayuntamiento
de Fuente Novilla, fuentenovilla.es
“El naufragio de la fragata
Magdalena y el bergantín Palomo”,
www.1808-1814
org/artículos
“Fragata Magdalena. La peor
tragedia de Galicia”, adarqua. blogspot.com/ 2014
“Fragata Magdalena, Santa María 1773”. Historia Naval de
España y Países de habla española. Blog todoavante.es, 10 de marzo de 2012
“La fragata Magdalena”,
vivenciadeunmarinero.blogspot.com
“Santa María Magdalena
(1773)”. Wikipedia. org/wiki/Santa María
Magdalena
“Vivero”. Wikipedia.org/wiki/vivero