Abscesos del hígado o hepatitis supurativa
El médico
alemán Dr. Bilz, a comienzos del siglo XX, escribía: Fuera de los casos debidos
a la propagación de focos de pus del estómago, páncreas, bazo o vena porta al
hígado, son consecuencia del acumulo de bacterias acarreadas por la sangre
desde otras partes del cuerpo, particularmente en la puohemia, después de
heridas en la cabeza, de la disentería, de la flebitis, etc. No se sabe a punto
fijo porque hay hepatitis, como la de los países cálidos, con tendencia tan
marcada a la supuración. Estos abscesos son únicos o múltiples, superficiales o
profundos, conteniendo de 50 a 1500 gr de pus, ora blando, ora amarillento, ora
rojizo como heces de vino.
Síntomas: Cuando ya se
ha formado un absceso en el hígado, decrece la fiebre, disminuye el dolor, pero
se notan de vez en cuando, calofríos, exacerbaciones febriles, sudores
erráticos y dolor debajo del omóplato derecho. Los síntomas posteriores
dependen de que el absceso se abra espontáneamente en las vías biliares, en el
estomago, intestino, cavidad torácica, vena cava, lomos, ombligo o ingle. Por
lo común el enfermo sucumbe al marasmo.
Tratamiento: Es igual
al de la hepatitis. En cuanto se note la fluctuación característica del
absceso, es menester que intervenga el operador para dar salida al pus.
Nos llama la
atención la gran importancia que tiene la interpretación de los síntomas y
signos de la enfermedad, en una época de escasas técnicas diagnosticas. También
la mala evolución de estos procesos cuando no existían antibióticos adecuados.
BIBLIOGRAFÍA
BILZ, F.E. Fisiatría o Nuevo Sistema de Curación Natural. Edición del Autor.
Leipzig. Alemania. Biblioteca propia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario