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jueves, 26 de febrero de 2015

Nuestro vecino. El navío francés Fougueux




A mis nietas y nieto: Inmaculada, María y Rafael



Prólogo

La playa de Camposoto, una de las  pocas playas vírgenes que quedan, en el término municipal de San Fernando, en la provincia de Cádiz; va a extenderse desde la llamada Punta del Boquerón hasta Torregorda, ya perteneciente a Cádiz. Formando parte del Parque Natural de la Bahía gaditana queda a 5 Km del núcleo urbano. Si desde Torregorda caminamos hacia la Punta del Boquerón, a nuestra derecha tenemos el Atlántico y a nuestra izquierda dunas y marismas. Seguimos caminando y nos tropezamos con algunos búnkeres de los años en que en Europa se libraba la segunda Guerra Mundial. Por fin llegamos al Caño de Sancti Petri; entre las dunas se esconden los restos de algunas baterías para la defensa, construidas durante la Guerra de la Independencia, y frente a su desembocadura un castillo. Esta fortificación fue levantada sobre un antiguo templo dedicado al dios Hércules y se conoce como templo de Hércules- Melkar. La torre atalaya es del siglo XVI y sus murallas del siglo XVIII. Rodeándolo, un sistema rocoso que ha sido causa de numerosos naufragios en todas las épocas. Ya los almorávides conocieron esta peligrosa zona, como lo demuestra la cantidad de objetos encontrados de restos de naufragios. Se le conocía como un Mar de vientos adversos. Musa Ibn Suhais nos hace la siguiente descripción de su llegada al antiguo Templo: Nuestro barco se movía, como una mujer que balancea sus caderas al andar, agitada por un movimiento de vaivén, oscilante; y no era para nosotros un compañero agradable. Muchos años más tarde; el navío de línea de la Armada de Suecia Sverige, con 72 cañones, dos puentes y tres palos, botado en 1735 en los astilleros de Örlogsvarvet, en Estocolmo; en el mes de octubre de 1738 navega por aguas del Golfo de Cádiz, cuando es sorprendido por un fuerte temporal y naufraga frente al arrecife del Castillo de Sancti Petri. En el anochecer de aquel fatídico día 21 de octubre de 1805, nuestro Castillo observaba como un navío de línea francés de 74 cañones, luchaba frente a los vientos y mareas para mantenerse a flote, a duras penas. Su nombre era Fougueux y había luchado valerosamente contra la Armada británica. Seguramente, la fortaleza con algún fuego encendido para proporcionar luz, quiso ayudarle aunque no pudo hacerlo porque estaba escrito que el veterano navío, con gran parte de su brava tripulación, pereciera en aquel lugar de la costa gaditana. 

Introducción

El día 5 de agosto de 1804, las fragatas españolas Medea, Fama, Mercedes y Clara, procedentes de Lima y Buenos Aires; son interceptadas a la altura del Cabo San Vicente por una flota británica, produciéndose la voladura de la Mercedes. España declara la guerra a Inglaterra el 12 de diciembre de este año. Su aliada es Francia, también enemiga de Gran Bretaña. Napoleón planea invadir Inglaterra y para ello mandaría una escuadra franco- española a las Indias occidentales porque con toda probabilidad Inglaterra desplazaría a aquel lugar el grueso de su potente flota. La flota combinada regresaría de inmediato, antes que los británicos pudieran reaccionar. A continuación se les uniría una segunda flota compuesta por buques procedentes de Ferrol, Rochefort y Brest. Entonces se dirigirían al Canal de la Mancha, acompañados de fuerzas del Ejército, embarcadas en grandes buques de transporte. La flota combinada; la española al mando del Teniente General Federico Carlos Gravina y Nápoli y la francesa al mando del Vicealmirante Pierre Charles Silvestre de Villeneuve, quien ostenta el mando total, parte de Cádiz una noche del día 9 de abril de 1805. Su destino es Martinica, donde llegan el 14 de mayo. Después de algunas acciones navales y habiendo conocimientos de la llegada de la flota británica, se decide el regreso, como estaba planeado, y el día 30 de junio la flota franco-española se encuentra a la altura de las Azores. Son descubiertos por una fragata inglesa que pone en alerta a la flota británica del Vicealmirante Sir Robert Calder. Ambas flotas se encuentran a la altura del Cabo Finisterre el día 22 de julio, en el que se desarrolla un  combate muy igualado, quedando apresados los navíos españoles: Firme y San Rafael. A continuación la flota aliada precisa desembarcar enfermos y heridos, así como hacer provisiones de víveres, por lo que se distribuye entre Vigo, Ferrol y La Coruña. Napoleón continuaba con la idea de invasión de Inglaterra y por ello trazó el plan de que la flota combinada se dirigiera a Brest para unirse a otra escuadra fondeada en este puerto francés. La flota combinada se va a concentrar en la ría de Ares. Villeneuve cree, erróneamente, que la flota británica al mando del Vicealmirante Horatio Nelson, después de regresar de Martinica, se le está aproximando. Por este motivo, cambia al segundo plan que es regresar a Cádiz de inmediato. El día 20 de agosto la flota combinada fondea en la Bahía gaditana. Durante su estancia en Cádiz la flota aliada observa los movimientos de la flota británica que se encuentra en Gibraltar. Además es la ocasión para reparar averías en el Arsenal de la Carraca de la Isla de León, así como de aprovisionarse de víveres y municiones. Llega el mes de septiembre y hay que hacer nuevos planes. El comandante general de la flota, Villeneuve, recibe una carta del Ministerio de Marina de Francia, la cual contiene reproches por parte de Napoleón, recriminándole una actitud tímida por no haber podido realizar el plan establecido al comienzo. La nueva orden era aprovisionarse para seis meses y hacerse a la mar para unirse a una flota española de Cartagena, al mando del Teniente General José Justo de Salcedo y Arauco. Se dispondría de este modo del dominio del Estrecho y de las costas de Andalucía. Después, la flota aliada se dirigiría al Mediterráneo para llegar a Nápoles. Pero llegan noticias de que Nelson esta preparando un ataque a la bahía gaditana. El día 1 de octubre se convoca una junta a bordo del buque insignia español Príncipe de Asturias con el fin de estudiar la situación, y ante la incertidumbre se acuerda celebrar un consejo de generales y comandantes más antiguos a bordo del buque insignia francés Bucentaure. Dicho consejo se celebrará el día 8  y en él los jefes españoles mostraron su disconformidad respecto a la salida de la escuadra mientras que por parte de Francia había diversidad de opiniones. El ambiente llegó a ser algo tenso y al final se decidió realizar una votación. Se levantó el acta diciendo que los oficiales de ambas marinas: Han testimoniado el deseo que tendrían siempre de combatir al enemigo cualquiera que fuera su fuerza. De esta forma; después de un intento de salida el día 19, abortado por la falta de viento, se efectúa esta el día 20. El día 21 la flota aliada se encuentra con la flota británica a la altura de Cabo Trafalgar. Se produce un fuerte combate entre ambas escuadras, el cual unido a la acción posterior de los elementos de la  naturaleza; decidirán ambos la suerte de muchos de los buques de la flota franco- española, entre ellos el navío Fougueux.

 Le Fougueux. Un navío moderno para su época

El navío francés Fougueux, fogoso, intrépido o caballo blanco, como se le denominaba; fue construido en los astilleros franceses del Arsenal de Lorient, entre los años 1783 y 1785, bajo la dirección del ingeniero Charles-Jean François Segondat y siguiendo el plan de construcción naval de Sané-Borda, aprobado en 1782. La construcción naval francesa del siglo XVIII había considerado la necesidad de que sus buques poseyeran el máximo de condiciones marineras y bélicas. Por este motivo; son más grandes y mejor artillados. Tendrán una mayor consistencia de su armazón al llevar una doble cuaderna y por otra parte el armazón será doble con aumento de grosor en los costados. Se instala un timón de ruedas en sustitución a la barra horizontal, mejorando ostensiblemente el gobierno de la nave. Se incrementan las bombas de achique. De este sistema podemos considerar su artífice a Duhamel du Monceau. De esta forma; el navío es más pesado pues tiene que soportar una artillería poderosa y transportar un número elevado de personal ya que a la dotación habitual se le sumará las fuerzas de infantería destinadas al abordaje y defensa del buque. El navío Fougueux tenía 55, 728 m de eslora. 14,416 m de manga. 7,26 m de puntal. 2485 metros cuadrados de velamen. Desplazamiento de 2966 toneladas, aunque podía tener bastante más. Podía alcanzar una velocidad de 11 nudos. Portaba 74 cañones. Tenía dos puentes y tres palos. Su misión al comienzo fue la de defender las costas atlánticas y mediterráneas de Francia. A lo largo de su vida marinera había sufrido varias reformas en distintos arsenales. En Rochefort, de 1792 a 1794. En Brest durante los años: 1797, 1800 y 1803. En Ferrol en 1805. El día 13 de febrero de este año hay un escrito de la Armada española, diciendo que el Fougueux rehabilitado sale del Arsenal de Ferrol al puerto a las 11 de la mañana. En 1791 formó parte de la flota francesa que participó en aguas de Santo Domingo en los fuertes disturbios acaecidos durante los comienzos de la sublevación haitiana que terminaría años más tarde con la abolición de la esclavitud y la proclamación de la independencia de la Republica de Haití. En 1796 participó en la expedición marítima francesa a Irlanda, al mando del capitán de navío Esprit-Tranquille Maistral. Francia durante su lucha contra las potencias europeas preparó un ejército de 15.000 hombres al mando del general Lazare Hoche, con el objeto de llevar a cabo un desembarco en la bahía irlandesa de Bantry. La fuerza naval al mando del vicealmirante Bouvet y compuesta por: 17 navíos de línea, 13 fragatas, y otras embarcaciones; se vio sorprendida por un fuerte temporal que provocó la dispersión de sus buques, y al continuar los fuertes vientos; la acción marítima no pudo llevarse a cabo y hubo que regresar a Francia. El 19 de agosto de 1805 llega el Fougueux a Cádiz, al mando del capitán de navío Baudouin, quedando fondeado en su bahía, al día siguiente. Louis Alexis Baudouin había nacido en el departamento marítimo de Saint-Jean d´Angély, el día 2 de diciembre de 1766. En 1779 ingresa en la Marina Mercante, y algunas fuentes indican que a una edad muy temprana había navegado en una fragata en la India. El 7 de junio de 1793 ingresa en la Armada francesa, con el grado de teniente provisional, embarcando en el navío Le Tourville. En 1794 es nombrado teniente efectivo, embarcando en la fragata Thétis, llegaría a ser su comandante en 1796. En 1802 asciende a capitán de fragata y en 1803 a capitán de navío. Había participado en la expedición a Santo Domingo en 1791 y una expedición sobre Irlanda en 1798. Mandó la fragata Guerrière, y posiblemente fuera esta la embarcación con la que mantuvo un duro combate contra dos buques británicos, frente a las costas españolas, logrando refugiarse en Ferrol.  Fue nombrado de inmediato por el Emperador: Capitán de Navío y Oficial de la Legión de Honor. El 1 de julio de 1805 toma el mando del navío Fougueux, uniéndose a la escuadra del vicealmirante Villeneuve el día 10 de agosto, en La Coruña. Ese mismo día la flota parte de La Coruña mientras que Gravina con los buques de la Escuadra española, junto a un contingente de navíos franceses al mando del contralmirante Dumanoir, parte de Ferrol. Ambas flotas fondean en la ría de Ares. De aquí parten hacía Cádiz, navegando en tres divisiones, quedando los navíos de ambas escuadras interpolados. El día 20 de agosto la escuadra combinada franco-española está fondeada en Cádiz y en su bahía permanecerá largo tiempo, resguardada y observando los movimientos de los buques británicos que vienen desde hacía meses efectuando un bloqueo naval. El célebre escritor Antonio Alcalá Galiano nos narra: En tanto, las escuadras seguían en sus fondeaderos, sí amenazadas, con hasta probabilidad de rechazar a un agresor temerario. Más de 30 navíos de línea, ondeando en unos la bandera tricolor, en otros la amarilla y encarnada, poblando la bahía gaditana, dilatándose su línea desde la boca del puerto, en el lugar llamado Berreadero, hasta las inmediaciones del Arsenal de la Carraca.

El Fougueux en el combate naval de Trafalgar

El día 19 de octubre había amanecido claro con un viento flojo del N-E y a las 6 horas el almirante francés Villeneuve, comandante de ambas flotas, iza en su navío insignia Bucentaure, la señal de dar vela. Pero a las 9 y 30, debido a que ha aparecido un viento flojo W.S.W, se ve obligado a mandar fondear, de nuevo. Son las 6 y 30  horas del día 20 y hay un viento S.S.E. y el almirante francés ordena, otra vez, dar vela. Federico Gravina repite la orden, una hora después. Se ven buques enemigos y se toca zafarrancho de combate. Va a aparecer un viento bastante fuerte, S.S.W. el cual provoca una dispersión de los buques. Antonio Alcalá Galiano, hijo del comandante del navío español Bahama: Dionisio Alcalá Galiano, muerto en el combate, nos narra la profunda impresión que le causa el ver desde el altillo de Santa Ana, como la flota combinada navega frente a la costa gaditana de Chiclana de la Frontera:
…vi el espectáculo bello para considerarlo en otras circunstancias, pero en aquellas dolorosísimo para mí y aún para personas menos interesadas en la suerte de aquellos marinos; el mar, poblado de numerosos buques de gran porte, navegando a toda vela, ciñendo el viento, largas las banderas y en ademán de ir a provocar al enemigo.
Son las 6 y 20 horas del día 21 de octubre. Villeneuve manda formar línea de combate y a las 8 horas manda virar en redondo por lo que la formación queda en orden inverso. Pero debido a la gran longitud de la línea, a la que se le suma la acción del viento, el cual sopla más flojo por la parte de la cabeza, siendo más fuerte sobre la cola; la vanguardia quedará apelotonada. Son las 11 y 45 horas y las líneas de combate están formadas. Mientras tanto, en la flota británica, después de que Nelson ordenara tocar zafarrancho de combate, esta presenta dos columnas: una primera división o de barlovento, encabezada por el Victory, donde tiene izada su insignia el comandante en jefe de la flota: Vicealmirante Horacio Nelson, y una segunda división o de sotavento, al mando del vicealmirante Cuthbert Collingwood, con insignia en el Royal Sovereing. La flota aliada franco-española había dispuesto colocar sus navíos de la siguiente forma: Una segunda escuadra o de vanguardia, al mando del teniente general de la Armada española: Ignacio María de Álava, con insignia en el navío Santa Ana. Una primera escuadra, o del centro, al mando del vicealmirante francés Pierre Charles Villeneuve, con insignia en el Bucentaure. Una tercera escuadra o de retaguardia, al mando del contralmirante francés Pierre-Étienne Dumanoir, con insignia en el Formidable. Finalmente: una escuadra de observación, con una primera división, al mando del teniente general de la Armada española: Federico Gravina, con insignia en el Príncipe de Asturias y una segunda división, al mando del contralmirante francés Charles René Magon, con insignia en el Algésiras. Pues bien: el Fougueux formaba parte de la segunda escuadra, junto a los navíos franceses: Plutón, Indomptable e Intrépide, y los navíos españoles: Santa Ana, Monarca y San Justo. A ellos, se les unió la fragata francesa Rhin. Cuando Villeneuve ordenó virar en redondo; la segunda escuadra había quedado de la siguiente manera: Santa Ana, Fougueux, Monarca y Plutón. Más alejados, quedaban: San Leandro, que había pertenecido a la primera escuadra, San Justo e Indomptable. Ambas flotas están preparadas para el combate. En el Bucentaure, buque insignia, el Águila Imperial fue colocada al pie del palo mayor. En todos los buques franceses se gritaba: ¡Viva el Emperador! ¡Viva el Almirante Villeneuve! ¡Viva nuestro comandante! En cada barco español; el capellán daba la Absolución general, siendo colocada la Cruz en un lugar prominente, suspendida de una botavara. Los pífanos y tambores comenzaron a sonar. Mientras tanto; en la flota británica ocurría algo parecido. Nelson había mandado su célebre mensaje: Inglaterra espera que cada hombre cumpla con su deber. Al instante comenzaron a entonar canciones patrióticas, como “Rule Britannia”, “Britons, Strike Home”, “Heart of Oak”, “The Down-fall of Paris”. En nuestro protagonista, el navío Fougueux, su comandante, el capitán de navío Baudouin; inspecciona todas las baterías y puestos de combate. Como en el resto de la flota francesa, se grita: ¡Viva nuestro comandante!
Al poco tiempo: por babor de la línea aliada y desde barlovento se aproxima la segunda división británica, encabezada por el Royal Sovereing, buque insignia del almirante Collingwood, al mando del capitán de navío Edward Rotheram. Va seguido del Belleisle y del Mars. El navío inglés, es de tres puentes, porta 100 cañones, es uno de los buques más grandes de la flota británica pero no es precisamente el más veloz. Por este motivo y por su poca elegancia marinera se le conocía como: “el carro del Oeste”. El Fougueux lanza el primer disparo del combate y sigue disparando. Después de un tiempo; el Royal Sovereing, lanza una andanada de disparos sobre el costado de babor del buque francés. Como consecuencia de ello: el Fougueux queda en posición oblicua, inclinado sobre su costado de estribor. Velas y aparejos han sido destrozados. Gran número de marineros y soldados de la cubierta superior, han sido, literalmente, barridos. No obstante; el Fougueux aún puede maniobrar y ahora va a descargar toda su artillería sobre el navío inglés, el cual sufre serios daños. El Royal Sovereing busca ahora romper la línea entre el Santa Ana y el Fougueux, que se encuentra por la popa de este. El Santa Ana aminora la marcha y el Fougueux trata de alcanzarlo, agregando velas adicionales pero solo su bauprés es capaz de cubrir la brecha. Collingwood ordena a Rotheram dirigir su navío sobre el Fougueux, con la intención de abrir una brecha en él. Pero Baudouin aminora la velocidad y el Royal Sovereing pasa entre los dos buques enemigos, descargando ahora una andanada sobre la popa del Santa Ana. También disparan sobre el navío británico, el resto de los buques que se han unido al cuerpo de Álava, o sea: San Justo, San Leandro, Monarca, Plutón y Algésiras. Pero los artilleros franceses y españoles disparan demasiado alto. Unos disparos estallan en el aire mientras que otros pasan por encima del navío británico para caer al mar o incluso alcanzar al Santa Ana. El Royal Sovereing pone todo el timón a babor y queda durante algún tiempo abarloado al Santa Ana. A pesar de ello, el navío inglés ha sufrido mucho daño. Su palo de mesana y su timón caen. También va perder el palo mayor y trinquete. Queda sin jarcia y sin la verga de velacho que está atravesada. Sin gobierno, ha tenido la oportunidad, antes de su caída, de enarbolar las banderas de señales oportunas en el palo de trinquete, solicitando ayuda, y se acercan de inmediato dos buques ingleses. El Belleisle había intentado atravesar la línea enemiga por la brecha hecha por el Sovereing, descargando toda su artillería sobre el Santa Ana y el Fougueux pero al cruzar la línea queda enlazado con el buque francés y ambos navíos se cañonean desde cerca. El Fougueux derriba el palo de mesana del Belleisle y cuando ambos buques se separan descarga su artillería sobre el siguiente buque británico: el Mars, muriendo el comandante de este, capitán de navío George Duff. El almirante Cuthbert Collingwood ha tenido que abandonar su buque insignia para trasbordar a la fragata Euryalus, pero el Fougueux después de recibir disparos del Royal Sovereing, Belleisle y Mars, sufrió una enorme andanada del Téméraire que se había desplazado desde la primera columna y acudía para prestar ayuda a los anteriores navíos británicos. Como consecuencia de ello; el Fougueux queda muy averiado pues había sufrido un duro ataque durante algo más de una hora. Su palo de mesana cae por la borda al tiempo que se inicia un incendio en el pasillo de popa y en toldilla. Después cae el palo mayor. No obstante, continúa disparando hasta que la mayoría de los cañones quedan inutilizados. Al poco tiempo cae el último mástil. Las vergas de gavias y las inferiores están cortadas y no hay brisa suficiente para intentar virar. La nave está totalmente incapacitada. Finalmente: el Téméraire, de tres puentes, se acerca y aborda al Fougueux. Se disponen a penetrar en el buque francés, un número de 200 a 300 hombres, la mayoría; soldados de infantería de marina. El comandante Baudouin cae fulminado por una bala de mosquete y el segundo comandante: Capitán de Fragata François Marie Bazin, toma el mando del navío, desplegando efectivos por todos los lugares, pero el enemigo dominaba en altura y el fuego era intenso, empleando sus carronadas y mosquetes. A las 13 y 55 horas; el Fougueux arria la bandera, pero antes el capitán de fragata Bazin ha destruido toda la documentación secreta para que esta no pueda caer en manos del enemigo. Después del Redoutable, el Fougueux fue el navío de la flota francesa que sufrió las peores bajas.







El Royal Sovereing atravesando la linea de la flota combinada entre el Fougueux y el Santa Ana. Pintura de Richard Grenville, www.todoababor.es

Naufragio y pedida del Fougueux

El combate había finalizado y se había hecho cargo del navío francés, después de su rendición, una dotación británica de presa, con el objeto de conducirlo probablemente a Gibraltar.  Estaba siendo remolcado por la fragata inglesa Phoebe. Esa misma tarde y noche del 21, comienza a desatarse un fuerte temporal. Antonio Alcalá Galiano continua con sus relatos: Amaneció el día 22 con horroroso aspecto, cubierto el cielo de nubes negras y apiñadas, en cuanto permitía ver lo cerrado del horizonte, cayendo con violencia copiosa lluvia, bramando desatado el viento del SO., allí denominado vendaval; levantándose olas como montes que, según suele suceder en Cádiz en las grandes borrascas, rompían en la muralla con espantoso ruido, rociaban con su espuma los lugares vecinos, y hasta amenazaban con no leve peligro a la tierra y edificios contiguos a la orilla. Según algunos relatos de testigos presenciales; dicen que los barcos navegaban de un lugar a otro, procurando siempre mantenerse lejos de los “bajíos”, al mismo tiempo que intentaban reparar los daños sufridos. Han pasado unas dos horas desde su rendición y cuando el viento comienza a soplar con toda fuerza; el Fougueux se suelta de la fragata británica, al romperse el cable de remolque, y queda sin rumbo. Más tarde; es lanzado, con violencia contra la costa y al chocar con numerosas rocas termina hecho, literalmente, añicos. Según relato del capitán de maestranza Pierre Servaux, recogido por Roy Adkins, podemos comprobar las circunstancias de esta enorme tragedia. Nos cuenta Servaux que el barco estaba en un lamentable estado. Se había quedado sin mástiles, velas y aparejos. No había botes para intentar un abandono. El casco tenía agujeros enormes, habiendo brechas en la línea de flotación. Todo ello había permitido que el agua subiera hasta la cubierta del sollado. En estas circunstancias se escuchaba los alaridos que lanzaban los heridos y moribundos, al mismo tiempo que también llegaba a los oídos el alboroto producido por la insubordinación de gran parte de la dotación, de seguir operando con las bombas de achique. Según algunas fuentes se perdieron unos 546 hombres, de una dotación de 680, y con ellos perecieron uno 30 hombres, entre oficiales y marineros británicos de la dotación de presa del Téméraire, aunque otras calculan la pérdida total en 600 hombres. Como es natural, al comienzo hubo una gran incertidumbre alrededor de los buques naufragados, tanto españoles como franceses. El Fougueux no fue una excepción. En los partes dados por el vigía de Cádiz, del 21 al 26 de octubre, podemos deducir: Día 24 de octubre a las 6 y 30 horas. Se pasó un parte que decía que el navío francés Algésiras disparaba cañonazos mientras que estaban varados en la costa del Puerto de Santa María los navíos españoles San Francisco de Asís y Neptuno, y el navío francés Fougueux permanecía fondeado. En los partes de la Torre de Tavira de Cádiz, del 1 de octubre al 20 de noviembre, podemos conocer: El día 23; dice el parte que próximo a Torregorda se encontraba el Fougueux francés, desarbolado como todos. Solo el Neptuno español mantenía el trinquete. No obstante, un parte del día siguiente, día 24, afirmará que el navío fondeado sobre Torregorda resultó ser el Aigle francés y no el Fougueux que también está varado entre Conil y Sancti Petri. El día 1 de noviembre hay un parte sobre los buques franceses, en el que se dice claramente que el Fougueux se fue a pique sobre Sancti Petri. El día 4 de noviembre hay un parte del comandante de la flota británica tras la muerte de Nelson, Cuthbert Collingwood, a William Marsdem. En él relata las actividades de la flota británica situada en las proximidades de Cádiz, desde el 28 de octubre hasta ese día 4 de noviembre. Habla, entre otros asuntos, del navío francés Fougueux de 74 cañones que había estado al mando del capitán de navío Baudouin, naufragó después de Trafalgar y perecieron todos, así como los hombres de la dotación de presa del Téméraire. El día 5 de noviembre, el mayor general de la Escuadra española Antonio Escaño, envía al Príncipe de la Paz una relación de la situación en que quedaron los buques españoles y franceses tras el combate. En él hace referencia al Fougueux, manifestando que combatió gallardamente y se perdió en la costa.  





Castillo de Sancti Petri. Beatriz


Al rescate de los náufragos

En esa misma tarde del día 21 de octubre, el capitán general del Departamento Marítimo de Cádiz: Juan Joaquín Moreno, después de haber recibido diversos infórmenes procedentes del vigía de Torre Alta, en la Isla de León -hoy San Fernando- de que habían sido avistados diversos navíos desarbolados; ordena al capitán del Puerto de Cádiz: Joaquín Hidalgo, que habilitara lanchas, botes, y personal a sus órdenes, con la finalidad de atender a aquellos náufragos que alcanzaran la costa por diversos puntos. Así mismo, dispone que el Arsenal de la Carraca proporcione lanchones, cables, calabrotes y anclas. Por otra parte; ordena al director del Colegio de Cirugía de la Armada y Hospital Real que prepare un equipo de médicos-cirujanos con instrumental adecuado, incluyendo la maquina fumigatoria para tratamiento de ahogados. El comandante del Apostadero de Sancti-Petri: Fermín Argumosa, da parte al capitán general de que las fuerzas sutiles de dicho apostadero, junto a una división de Algeciras, la cual se encontraba fondeada en él, no habían podido efectuar la salida debido al fuerte viento reinante. No obstante, envió a la playa del Sur personal de la goleta Ligera, al mando del teniente de navío Antonio Ulloa, con el objeto de prestar auxilio a los posibles náufragos que llegaran a la costa, salvando a 17 franceses que llegaron en dos especies de balsas. Refiere este último oficial que el personal a su mando se introdujo en el agua, agarrados unos a otros, logrando el atraque en la costa y sacando a todos, excepto a dos que no atendiendo a las voces indicadoras, se arrojaron al mar, intentando ganar tierra, y perecieron ahogados.
Volviendo a nuestro navío Fougueux, según algunas fuentes; señalan que a eso de las diez de la noche del día 21, había lanzado las primeras llamadas de socorro. Acude una embarcación del navío ingles Orion, la cual consigue rescatar unos 120 náufragos, en la mañana del día 22, según algunas fuentes. Ya entrada la madrugada del día 22; se encuentra rondando la playa una patrulla del Regimiento de Caballería Farnesio. Dicho regimiento, creado en Flandes, había sido trasladado a España en 1710, quedando acuartelado en Barcelona. Después de pasar por distintos lugares de la geografía española; en 1803 está de guarnición en Utrera, y en el verano de 1805 se traslada, como 6º Regimiento de Caballería de Línea, al Puerto de Santa María. Pues bien: Una parte de esta patulla está al mando del alférez Antonio María Manso, con los cabos Antonio Salamanca, Florentino Aguirre, Miguel Ponce, y los soldados: Manuel Kimones, Gabriel Martínez, Manuel Cárdenas y Rafael Moras. Logran avistar a unos 18 náufragos del Fougueux que en una improvisada jangada, intentan alcanzar la orilla a duras penas. Entrando con los caballos en el agua logran alcanzarlos y conducirlos a tierra firme. Otra parte de la patrulla al mando del alférez José Fernández de Castro, logran socorrer a otros tres hombres, en otro punto de la playa. Antonio María Manso conduce a los náufragos rescatados a una venta, donde le consigue pan, vino y queso. El coronel del Regimiento, José Manso, se encuentra en la playa, dando las instrucciones oportunas para el salvamento de los náufragos, así como la custodia de efectos diversos arrojados por el mar a la costa, así como recogida de numerosos cadáveres.
No podemos olvidar una nota destacada: En el Hospital de San José de la Isla de León, y en la sala de este mismo nombre; ingresó un inglés que llegó a Sancti-Petri. El libro de registro de enfermos dice textualmente: Escapó a nado. Continúa el libro de este centro, diciendo que procede del navío francés llamado “Caballo Blanco”, apresado por los ingleses en el combate naval y que se fue a pique. Entró insultado y sin habla y se ignora el nombre del padre y patria. Está fechado en 23 de octubre de 1805. El náufrago falleció días después. El hecho de haber llegado a nado, hablar de Sancti-Petri, y la fecha del 23, nos llevaría a la conclusión que no pertenece a los náufragos recogidos por el Regimiento Farnesio. Posiblemente fuera socorrido por pescadores locales.
En todos estos hechos, nos quedan algunas dudas: Los náufragos rescataos por el teniente de navío Antonio Ulloa; guardan por el número y zona del naufragio cierta similitud con los rescatados por el Regimiento Farnesio. No obstante, pensar en una colaboración conjunta es improbable porque este hecho constaría en los partes dados. El navío francés Achille fue incendiado durante el combate, a pesar de ello, parte de su dotación pudo ponerse a salvo y algunos de ellos pudieron ser rescatados por los hombres de  Ulloa.
En cuanto a la venta en la que Antonio María Manso socorrió a los náufragos del Fougueux, proporcionándoles alimentos a su costa, pudo tratarse del actual “Ventorrillo del Chato”. Construido en 1780 como “Casa de postas”, se dice que fue construido, con la autorización del Conde O´Reilly, por Sebastián García, apodado “Chano el chato”, de aquí su nombre. El día 23 de octubre, el director del Colegio de Cirugía Carlos Francisco Ameller, envía al ventorrillo de Torregorda, un médico-cirujano de la Armada, con su instrumental, para auxilio de náufragos. Probablemente se trataba de esta venta.
El día 19 de noviembre, el coronel del Regimiento de Caballería Farnesio José Manso: dirige escrito a Diego de Godoy, sobre los meritos contraídos por su regimiento en el auxilio de los náufragos de la Escuadra y recogida de pertrechos de los buques. Habla en él de las operaciones efectuadas en la playa de Levante, que media desde el Castillo de Sancti Petri hasta pasada Torregorda, con dirección a Cádiz. En él cita al navío francés Fougueux o Caballo Blanco y relata la extraordinaria acción de salvamento llevada a cabo por las patrullas de su regimiento. Alaba las acciones de los alféreces Manso y Fernández de Castro, este último sin estar destinado en aquel servicio, se presentó voluntario para ayudar a las faenas de salvamento y conducir a los náufragos al cuartel de la compañía, poniéndolos en caballos, carros y calesas. El día 22 de noviembre, el capitán general del Departamento Juan Joaquín Moreno, dirige escrito al Príncipe de la Paz en el que se refiere al auxilio prestado por la Armada y el Ejército a los navíos naufragados en las costas gaditanas. Hace referencia al Regimiento de Caballería Farnesio en el auxilio de los náufragos del Fougueux.


Sistema rocoso que rodea al Castillo. Beatriz



Búsqueda de los restos del Fougueux

Aunque la historia de los buques naufragados tras el combate de Trafalgar, en las costas gaditanas, es conocida desde hace mucho tiempo, es en fechas relativamente recientes cuando se ha profundizado en el estudio de la búsqueda de sus restos. Referente al Fougueux, estudios geomorfológicos determinaron que se encontraría en el lugar de encallamiento, a unos 1000 m. de la costa y a una profundidad inferior a 8 m., aunque habría fragmentos cerca de la orilla. National Geographic nos cuenta como en los años 90, el instructor de buceo Juan Domingo Mayo hizo una inmersión en la zona, encontrando un túmulo enorme en forma de huso, pensando que podría guardar en su interior los restos de un navío hundido. Una vez dado el parte oficial del hallazgo, se decide investigar el pecio, al que se le va a dar el nombre de Las Morenas. Se va a hacer cargo del estudio el Centro de Arqueología Subacuática (C.A.S.), dependiente del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, el cual tiene su sede en Cádiz. Se determina que se ha encontrado un bloque en forma de túmulo fusiforme, el cual mide 22 m de largo por 8 de ancho. Nuria Rodríguez Mariscal, arqueóloga submarina del C.A.S., determinará que se han encontrado cañones de hierro de gran tamaño, anclas de grandes dimensiones y elementos de la época. Conocidos estos hallazgos, se comprueba la documentación histórica contenida en los archivos españoles, franceses y británicos. Se repasa los informes militares, los cuadernos de bitácora pertenecientes a algunos de los navíos que participaron en la contienda, así como la prensa del momento. El C.A.S. va a seguir en todo momento las recomendaciones de la UNESCO. Son llamados dos expertos en arquitectura naval: Eric Reith perteneciente al Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y al Museo Nacional de la Marina, en Paris. Acudirá Manuel Izaguirre, del Servicio del Patrimonio Histórico Artístico y de la Diputación Floral de Guipúzcoa. Ambos se desplazarán a Cádiz en momentos distintos. Se va a observar el casco y se va a efectuar un estudio de las características arquitectónicas y de los materiales del pecio. Hay que determinar la cronología y la nacionalidad de los elementos de dicho pecio. Es muy importante el realizar un estudio comparativo de las piezas de artillería con los reglamentos y ordenanzas de la época en la Marina francesa, sobre todo a lo concerniente a fundición de cañones. Fueron encontrados cañones y distintas piezas correspondientes a armas de fuego y armas blancas, así como diversos materiales relacionados con la vida a bordo, sobre todo piezas de cocina. Aunque la mayoría de ellos eran de procedencia francesa, también los había de procedencia española, italiana y china. Con motivo del bicentenario del combate de Trafalgar, el C.A.S. mantuvo en el balneario de “La Caleta”, en Cádiz, una exposición de objetos encontrados, pudiendo citarse gran número de ellos:
Fragmento de bacil u orinal, probablemente de la cámara del comandante.
Regla para medir distancia en cartas náuticas.
Reloj de arena para calcular la velocidad en nudos.
 Recipientes de cerámica.
Tapadera de una olla de cocina.
Gollete de botella de vidrio con tapón de corcho.
Fragmentos de vajilla.
Base de botella de vidrio.
Tonel de agua o de vino.
Tapadera de una olla de cocina.
Parte de una cuchara de madera.
Pesas con marca de flor de lis
Llave de mobiliario.
Pieza de dominó fabricada con hueso. Se calcula que corresponde a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Hebilla y fragmentos de cinturón.
Hebilla de calzado.
Un calzado en forma de zapatilla.
Una lente de gafas, incrustada en un magma.
Hueso de vaca, probablemente correspondiente a la carnicería.
Huesos de rata, probablemente correspondiente al pañol de víveres.
Instrumental médico, probablemente correspondiente a la enfermería: enema de limpieza y parte de un torniquete.
Lastre móvil, llamado salmonete o lingote de hierro.
Ancla de reserva o de la misericordia.
Fragmentos de cabo.
Empuñadura de sable.
Guardamonte correspondiente a un arma de fuego.
Balas de hierro dispersas.
Conjunto de balines.
Piedra de chispa o pedernal.
A ello, se le va a unir una serie de hallazgos del máximo interés:
Un conjunto de 6 monedas: 5 de origen francés y 1 sin identificar. Algunas monedas francesas están acuñadas en el antiguo Régimen de Luis XVI y otras pertenecen a la época de la República. Este hecho no tiene la menor importancia ya que sabemos que ambas fueron de curso legal en aquella época. Se da la curiosa circunstancia de que una de las monedas de Luis XVI presenta la cara tachada. No obstante, el hallazgo de mayor trascendencia lo constituye unos botones, y sobre todo uno de ellos con el número 79. Dado que este número corresponde a un regimiento embarcado nos va a llevar al estudio de dichos regimientos. En los buques de la Armada francesa hubo un importante número de personal del Ejército embarcado. En algunos buques la proporción llegó a ser del 48% de su dotación mientras que en otros fue de un 31%, hasta que llegó la norma de que solo fuera de un 15%. Este personal realizaba funciones diversas, desde ser guardianes de los calabozos, mantener el orden o simplemente constituir tropas de transporte para luego operar en tierra. Además; este personal del Ejército de Tierra ofrecía una serie de ventajas, como ayudar en determinados trabajos marineros que no fueran muy específicos. Así, podían actuar de bomberos o participar en determinadas faenas, como refuerzo de la marinería. No obstante, su principal participación sería en artillería, fusilería y abordajes. Pero este personal presentaba algunos inconvenientes; eran extraños a la marina y ello era motivo de que se agravara las ya malas condiciones higiénicas de los navíos, siendo causa de hospitalizaciones y fallecimientos. Gran parte de ellos no se acostumbraban a la vida de a bordo. Por otra parte, quedaban disminuidas las raciones de víveres de la flota. Según fuentes documentales; en la flota francesa iban embarcados, además de los 2º y 4º regimientos de artillería de Marina, los regimientos del Ejército: 2º, 70º, 93º de línea y la reserva colonial de Marsella. Las tropas del cuerpo expedicionario correspondían a los regimientos de línea 16º, 26º y 67º, 1º media brigada suiza, 3º batallón colonial, y la reserva de la legión de Midi. Finalmente: las tropas de transporte se completaron con contingentes de los  regimientos de línea 2º y 79º, así como la 6ª reserva colonial y el batallón de cazadores de Oriente. Un total de 3.332 hombres embarcaron en Toulon y 861 embarcaron en Rochefort. El contingente más numeroso estaba formado por los regimientos de líneas 16 y 67. Pero 367 hombres procedentes de este último puerto desembarcaron en Guadalupe a instancia de su Gobernador, con la finalidad de aumentar la guarnición del archipiélago. El mando de las tropas expedicionarias le fue encomendado al General Jacques Alexander Lauristón, quien después de la expedición a Martinica y combate del Cabo Finisterre, desembarcó al llegar a Cádiz para regresar a Paris. Fuentes documentales señalan que fueron encontrados botones con los números: 1, 5. 77 y 79. Con respecto al número 1 podría corresponder a la 1ª media brigada suiza de la legión extranjera aunque podría tener otro origen. La legión de Midi fue una legión franco-italiana descendiente de la legión piamontesa creada en 1803 en los departamentos franceses de Italia. Se compuso de tres batallones. El 1º y 2º, en 1805 fueron incorporados a un regimiento de infantería de línea en el Caribe, mientras que el 3º batallón se quedó en Francia como 1º batallón. Por lo tanto; no podemos descartar esta procedencia del botón 1, aunque parece más factible que perteneciera a la media brigada suiza, dado la reciente creación del 1º batallón Midi. Respecto a los números 5 y 77, por el momento no tenemos información. Sin embargo, el botón con el número 79 va constituir la pieza fundamental de esta investigación. El regimiento 79 de línea embarcó al final, distribuyéndose por los navíos Argonaute, Redoutable y Fougueux. No obstante, en las hospitalizaciones que hubo en Cádiz se ha encontrado un soldado del Regimiento de Infantería de Línea 79 perteneciente al navío Duguay-Trouin. Este regimiento estaba compuesto por 5 compañías. La 1ª y la 3ª embarcaron en el Redoutable mientras que las demás se distribuyeron entre los otros navíos.  

Epílogo

En el combate naval de Trafalgar, Francia sufrió una gran perdida humana. Según fuentes francesas, de unos 15.000 hombres que participaron en el combate; 3.500 murieron o se ahogaron, 5.000 fueron hechos prisioneros por los ingleses, de los que unos 3.000 regresaron a Francia, aunque con la salud bastante deteriorada. 2.500 hombres que se hallaban en los navíos apresados o naufragados llegaron a Cádiz, aunque muchos de ellos estaban heridos de consideración o mutilados. Se calcula el número de supervivientes sobre 4.000 hombres. En su mayoría fueron hechos prisioneros por España en 1808, después de la rendición de la escuadra de Rosilly, en la bahía gaditana. Fueron confinados en pontones en Cádiz y posteriormente encarcelados en la Isla de Cabrera, donde un gran número de ellos murieron. Al final; solo un tercio de los combatientes de Trafalgar regresaron a Francia. En cuanto al Fougueux: diremos que las bajas fueron de 546 a 600 hombres, según distintas fuentes, siempre incluidos los 30 hombres británicos de la dotación de presa. La dotación del navío, como en el resto de la Armada francesa, era muy variada. Al comandante, segundo comandante, oficiales, y contramaestres, se les unía los supernumerarios; constituido por un personal de gran variedad en su formación y funciones. Entre ellos; armeros para la reparación de armas de fuego, herreros, calderistas, hojalateros, vidrieros y, encargados de víveres. Por otra parte; había: cocineros, carniceros, ganaderos y toneleros. Había criados para el servicio de los oficiales. La Sanidad estaba formada por oficiales médicos distribuidos según el porte del navío. En el caso del Fougueux, de 74 cañones, correspondía: Un oficial de Sanidad en jefe y cuatro cirujanos. Estos eran ayudados por marineros, llamados matelots fraters. A estos pertenecían los barberos y enfermeros e iban por lo general un número de seis en cada buque. A diferencia de las armadas española y británica, la Francia de la Revolución no contemplaba la presencia de capellanes en su flota. Entre la marinería había grumetes de una edad comprendida entre 9 y 15 años, junto a marineros veteranos quienes podían tener 50 años. Algunos novatos, aprendices, o reclutas podían pasar de 30 años. Se realizaba levas en puertos comerciales y pesqueros. También; la Marina francesa contaba con algunas mujeres embarcadas, las casadas mediante el consentimiento de su esposo. En algunos casos podía embarcar la pareja. Fue estremecedor el salvamento de una mujer llamada Jeannette, embarcada en el Achille. Después de ver morir a su esposo, tras el incendio del navío se arrojó al mar, siendo salvada por una embarcación del navío ingles Revenge. Debido a la precariedad de la Marina fue necesario mantener en servicio a marineros de cierta edad. También se enrolaron genoveses y hubo que echar mano de prisioneros y deportados. El personal de artillería de marina y las tropas de los  ejércitos  de guarnición y expedicionario completaban el resto de la tripulación.
En cuanto a la tragedia de nuestro protagonista Fougueux podemos hacer una breve y minuciosa reflexión. Para ello podemos analizar tres elementos: el navío, su dotación y, el naufragio.
El Fougueux, Impetuoso o Fogoso, llamado de este modo quizás por su rapidez y potencia, y Caballo Blanco quizás por sus condiciones marineras, balanceándose sobre las olas con su velamen desplegado; enarboló el pabellón de la Monarquía francesa y al poco tiempo el de la República. Sufrió diversas reparaciones a lo largo de su vida, conociendo astilleros franceses y españoles. Participó en acciones navales, tanto en el continente americano como en el europeo. Pese a todo, cuando llega la hora de formarse la flota aliada, el Fougueux no está en la convocatoria. Quizás por estar reciente su última reparación no es considerado útil. Sabe que el resto de los barcos han partido para Martinica y después tampoco va a participar en el combate de Cabo Finisterre. Pero cuando se forma la nueva flota si es llamado y queda  fondeado en la ría de Ares junto al resto. A sus 20 años de edad es un navío veterano dispuesto a dar lo mejor de si mismo. Navega hacía Cádiz en la formación que le corresponde y cuando fondea en la bahía gaditana, enarbolando la bandera tricolor: azul, blanca y roja, junto al resto de los buques de su nación y de los navíos españoles con la bandera rojo y gualda; impresionará a Antonio Alcalá Galiano. Llega la hora de la salida de aquel día 20 de octubre de 1805 y a su paso por el Castillo de Sancti Petri está muy lejos de pensar que cerca de allí estará el lugar de su sepultura. Es posible que alguna persona de su dotación conociera la triste historia del navío sueco, de características muy similares, naufragado en aquel lugar, también un mes de octubre de 1738. También; alguien pudo haber leído la narración del escritor árabe advirtiendo de la conflictividad de la zona: Mar de vientos adversos. Llega el momento del combate y es el buque que rompe el fuego, lo hace nada más ni menos que sobre el Royal Sovereing. Quizás por este motivo sufre más tarde un severo castigo por parte de los buques británicos. Finalmente: maltrecho, es apresado. Parece ser que su destino será Inglaterra, pero el Impetuoso Caballo Blanco no va a servir a otra bandera porque se romperá su remolque e irá a estrellarse en el arrecife rocoso del Castillo de Sancti Petri. No me cabe la menor duda de que Dios dispuso que nuestro amigo Fougueux descansara en aguas de San Fernando.
La dotación, como hemos visto con anterioridad, era muy heterogénea pues así ocurría en la Armada francesa. Al mando de un comandante experimentado, el navío se ha unido a la flota aliada y llega a Cádiz. La antigua ciudad es cosmopolita y ofrece un gran número de distracciones. Hay muchas bajas hospitalarias y los franceses al principio son ingresados en el Hospital de San Juan de Dios pero surgen problemas con la hospitalización de los vecinos de Cádiz y son dirigidos al Hospital de la Segunda Aguada, recién abierto. En la documentación encontrada figuran: tripulantes de todos los navíos. La mayoría son soldados de los regimientos del Ejército. Les siguen marineros, artilleros de marina, grumetes, algún contramaestre, cocineros, carniceros y panaderos Se van a producir fallecimientos, tanto por problemas médicos como quirúrgicos. Llega el momento del combate y ya conocemos la suerte que corrió el navío. Siendo conducidos por el enemigo, en calidad de prisioneros y con un futuro incierto, se presenta el terrible temporal. Ahora no hay vencedores ni vencidos porque el enemigo es el viento junto a las olas. Todos juntos han de luchar por la supervivencia. La tripulación está exhausta y ve como todo el esfuerzo ha sido en vano. Ahora hay que pensar en abandonar las ruinas de aquel buque de guerra y salvar la vida. Nos vamos hacer una pregunta: ¿Qué ocurrirá con los heridos que no pueden valerse por si mismo? Seguramente, lo mismo que ocurrió con nuestro Santísima Trinidad, perecieron de forma horrible, con el navío. No nos olvidemos tampoco de los familiares de las victimas, de aquellos padres, hermanos, mujeres, hijos, novias. Muchos fueron a despedirlos cuando partieron de Francia y jamás supieron de ellos.
Los ingleses del navío Orion han mandado una embarcación para salvar tantos náufragos como sea posible. Lo mismo da que sean británicos como franceses. Hay que luchar con las malísimas condiciones climatológicas y el número de supervivientes va a ser muy reducido. Los militares del Regimiento de Caballería Farnesio, 6ª de línea; están patrullando la playa en todo su recorrido  y han llegado hasta el caño de Sancti Petri; cuando observan gritos de socorro desde el agitado mar y sin pensarlo exponen sus vidas,  introduciéndose con sus caballos algo más allá de la orilla y sin importarles la fuerza del oleaje, para poder tirar de la balsa en la que a duras penas flotaban aquellos pobres náufragos. El célebre y veterano regimiento, ahora no estaba realizando una de sus históricas cargas pues su misión era muy distinta, era puramente humanitaria; la de salvar la vida de aquella pobre gente. La actuación del Ejército en este y otros naufragios fue tal que en el parte dado por la Armada sobre estos, figura: Por último todas las tropas del Ejército se emplearon en los socorros de los náufragos en estas costas; han desempeñado a porfía sus deberes con la mayor actividad, constancia, patriotismo y humanidad. Por último: los supervivientes que no requieren hospitalización llegarán a los cuarteles, en donde se les darán alojamiento. No importa que fueran aliados o enemigos.  Collingwood que está al mando de la flota británica después de la muerte de Nelson, escribiría al Almirantazgo: Nuestros oficiales y marineros que han naufragado con las presas, han sido tratados con la mayor bondad: la población entera acudía para socorrerlos; los sacerdotes y las mujeres les daban vino, pan y cuanta frutas había; los soldados dejaban sus camas para dárselas a nuestra gente…
El Castillo de Sancti Petri, las dunas, el ventorrillo del Chato, los restos del camino Real; todos ellos son hoy día: testigos mudos de aquella tragedia, y han venido guardando el secreto a través del tiempo. Yo prometo que si en un cálido día de verano tengo la oportunidad de caminar por la playa de Camposoto y llegar a la Punta del Boquerón: Detenerme en este lugar y recitar una oración por aquellos valerosos marinos que de una manera u otra, aquella trágica madrugada del 22 de octubre de 1805, entregaron sus vidas en el cumplimiento del Deber.
Que Dios tenga a todos en su Gloria.

BIBLIOGRAFÍA

 ADKINS, R. Trafalgar. Biografía de una batalla. Editorial Planeta. Barcelona, 2005
ALCALÁ GALIANO, A. Recuerdos de un anciano. Reedición. Biblioteca de autores andaluces. Barcelona, 2004
ARANDA Y ANTÓN, G. “La influencia de Duhamel du Monceau en la arquitectura naval del siglo XVIII". Revista de Historia Naval, nº 78, pp.7-31. 2002. Instituto de Historia y Cultura Naval
BETHENCOURT, M, et al. “Los restos de naufragios históricos como indicadores de paleolineas de costa. El caso del Fougueux (Bahía de Cádiz)”. Avances en Geomorfología Litoral. Actas de la VI Jornadas, pp. 47-50.  Tarragona. Septiembre, 2011
FERRER, D. Historia del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz. Servicio de Publicaciones de la  Universidad de Cádiz. Cádiz, 1983
GONZÁLEZ-ALLER HIERRO, J.I. La campaña de Trafalgar (1804-1805). Corpus Documental.  Ministerio de Defensa. Madrid, 2004
HISTORIA NAVAL DE ESPAÑA Y DE LOS PAISES DE HABLA ESPAÑOLA. “El Fougueux finalmente identificado…por un botón”.  foro.todoavante.es, 1/10/2010
LON ROMEO, E. Trafalgar (Papeles de la campaña de 1805). Institución Fernando El Católico, 1950. Reedición: Diputación de Zaragoza, 2005, books.google.com
MÁRQUEZ CARMONA, L. Trafalgar y el pescador de náufragos. Publicaciones del Sur Editores. Colección Historia DL. Cádiz, 2005
MONAQUE, R. Trafalgar. 21 Octobre 1805. Tallandier Editions. Bibliothéque Napoléonienne. Paris, 2005  
NATIONAL GEOGRAPHIC EN ESPAÑOL. “Historia de un navío”. www.nationalgeographic.com.es 10/04/2011
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RODRIGUEZ MARISCAL, N. RIETH, E. IZAGUIRRE, M. “Investigaciones en el pecio de Camposoto: hacia la identificación del navío francés Fougueux”. Proyectos PH 75-Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.  www.iaph.es
VETERANOS DE CABALLERIA DE FARNESIO, veteranosdefarnesio.blogspot.com, diciembre 2010
WIKIPEDIA. Historia

AYUNTAMIENTO DE CÁDIZ. Ventorrillo el Chato,  laciudad.cadiz.es
ARCHIVO GENERAL DE MARINA ÁLVARO DE BAZÁN. Legajo 3079
BIBLIOTECA NAVAL DE SAN FERNANDO. Corpus Documental
MUSEO MUNICIPAL DE SAN FERNANDO. Restos de naufragios

 


















martes, 17 de febrero de 2015

Odón Canals. Viejo cirujano y nuevo médico

Odón Canals. Viejo cirujano y nuevo médico

Se formó como cirujano latino en el Real Colegio de Cirugía de la Armada, en Cádiz. Pasó por numerosos buques y destinos de tierra, como podemos apreciar a continuación.
22 de abril de 1770. Embarca en el bergantín Santa Isabel con destino a Malvinas, regresando a Cádiz el 21 de junio del 71.
12 de abril de 1772. En el paquebote Jesús Mari y Josef, parte con destino a Buenos Aires y desembarca el 12 de mayo del 72.
13 de noviembre de 1774. Encontrándose en Montevideo, embarca en la fragata Soledad para regresar a Europa el 14 de abril del 75.
13 de junio de 1775. Embarca en la urca Santa Apolonia con destino a Argel, Cartagena de Levante y Alicante, regresando a Cádiz.
22 de enero de 1777. Sale en esta urca del puerto de Cádiz con destino a la Habana, transportando tropas.
23 de abril de 1778. Se encuentra en el navío Atlante, con patente de corzo, desembarcando en Cádiz el 24 de octubre de 1780.
26 de octubre de 1780. Embarca en el navío San Miguel, habilitado de primer cirujano. En este buque participa en una campaña frente a Inglaterra. Este navío fue a varar frente a Gibraltar, y en esta plaza permaneció prisionero durante 40 días, desembarcando en Cádiz el día 21 de octubre de 1781.
6 de diciembre de 1781. Embarca en la lancha bombarda Santa Eulalia, en una operación de corzo, hasta el 20 de enero de 1782.
28 de julio de 1782. Embarca en el navío Velasco con destino a Cartagena de Levante, donde desembarca el 24 de septiembre de este mismo año.
28 de octubre de 1783. En el navío San Pascual parte rumbo a Constantinopla. Allí se le comunica el ascenso a primer cirujano de número, el 13 de enero de 1784.
16 de septiembre de 1785. Parte en la urca Santa Bibiana para Cartagena de Indias, donde desembarca el 13 de diciembre de este año.
13 de enero de 1787. Parte en la fragata La Fortuna con destino a Europa, desembarcando en Cádiz el 29 de junio de este año.
21 de enero de 1788. Embarca en la urca Santa Rita con destino a la Habana, al llegar a puerto trasborda a la fragata Santa Lucia, llegando a Cádiz y desembarcando el 13 de agosto de este año.
13 de agosto de 1788. El mismo día en que desembarca de la fragata Santa Lucia va a embarcar en la fragata Santa Águeda con destino a Cartagena de Indias, en cuyo buque va a permanecer hasta el día 3 de agosto de 1792, fecha en la que desembarca en Cádiz.
6 de abril de 1793. Embarca en el navío Santiago la América, en una operación de corzo, de cuyo buque tiene que desembarcar el 28 de septiembre de este año por haber caído gravemente enfermo.
21 de marzo de 1794. Embarca en el navío Asia con destino a América, desembarcando en la Habana el 20 de septiembre de este año.
24 de octubre de 1795. Parte desde la Habana con destino a Europa en el navío Príncipe de Asturias, llegando el 13 de noviembre.
19 de noviembre de 1795. Pasa al navío San Carlos, desembarcando el 11 de febrero de 1796.
12 de febrero de 1796 embarca en el navío Gallardo con destino a Cartagena de Indias pero dicho buque va a sufrir un incendio el día 17 de este mes. Nuestro cirujano llega a la Isla Trinidad de barlovento y desde aquí es transportado en una fragata inglesa a Martinica para llegar posteriormente a Cádiz, enfermo, el 22 de mayo de 1797.
Como decíamos al principio, Odón Canals pasó también por numerosos destinos de tierra, muchos de ellos en hospitales.
12 de mayo de 1772. Es comisionado al Hospital del Río Grande de San Pedro de Buenos Aires, para atender a la tropa hospitalizada.
17 de diciembre de 1785. Fue enviado a atender a los enfermos del Real Hospital de Cartagena de Indias. Permaneció en él hasta el 17 de mayo de 1786.
19 de mayo de 1786. Por Orden del Excmo. Sr. Virrey de Santa Fe se encarga de la visita a los enfermos procedentes de los cuarteles de la Villa de Turbaco y a los convalecientes de los Regimientos Princesa y Auxiliar de Santa Fe, manteniéndose en este destino hasta el 12 de enero de 1787.
1 de octubre de 1787. Fue comisionado por el Capitán General del Departamento de Cádiz, a la asistencia de los enfermos y heridos del Caño del Trocadero, en cuyo destino permaneció hasta el 1 de noviembre.
21 de febrero de 1789. Es enviado al Real Hospital de la Plaza de Cartagena de Indias por Orden del Comandante de aquel Puerto, para visitar a los enfermos. Permanece hasta el 5 de diciembre de este año.
16 de marzo de 1790. Vuelve a visitar a los enfermos de este hospital y permanece hasta el 3 de abril.
25 de enero de 1794. Fue nombrado por el Capitán General del Departamento de Cádiz para el reconocimiento de inválidos y matriculados, terminando la comisión el 26 de febrero.
2 de julio de 1794. Fue nombrado por el Comandante General de la Habana: Profesor de Medicina en el Hospital Provisional de Nuestra Señora de Belén de esta Plaza, permaneciendo en esta comisión hasta el 19 de octubre de este año.
Esta relación es firmada por el interesado en Cádiz a 20 de junio de 1797.
Poco más sabemos de este facultativo del Cuerpo de médicos-cirujanos de la Armada. En el Estado General de la Armada, referente a 1804 y 1805, figura como Odons Canals, primer médico-cirujano, en el número cuatro de su empleo, y en el Departamento de Cádiz. No obstante, se firma en los escritos como Odón.  Sabemos que embarcado en el navío América, durante 1805, participó con la Escuadra combinada de Villeneuve y Gravina, en la expedición a Martinica y combate del Cabo Finisterre. Pero dicho navío y Odón Canals, no estuvieron presentes en el combate de Trafalgar del 21 de octubre de 1805. Posteriormente, en 1809, figura en la relación de médicos-cirujanos de la apertura del nuevo Hospital de la población de San Carlos, en la Isla de León, en el curso de la Guerra de la Independencia de España.
No podemos dejar de hacer una llamativa observación, motivo del título de este trabajo: Odón Canals cursó sus estudios en el Colegio de Cirujanos de la Armada, anterior a 1791, cuando aún dicho Colegio no había unido las carreras de Medicina y Cirugía, en una sola profesión. Por lo tanto, solo pudo obtener el Título de Cirujano. No obstante, figura en 1805 como médico-cirujano e igual ocurre con los demás facultativos que habían salido del Colegio con anterioridad a 1791. No cabe la menor duda de que se le extendieron este título, posteriormente. Con toda seguridad; el cirujano latino en sus estudios en el Real Colegio adquiría una formación bastante completa que le facultaba para salir al paso de los problemas médicos. Por este motivo nuestro cirujano Canals ejerció la profesión atendiendo no solo a heridos sino también a enfermos, sobre todo en aquellos hospitales de América latina, en una zona de terribles enfermedades tropicales, así también como cuando fue comisionado en Cádiz a una enfermería del Dique del Trocadero. Por último; diremos que Odón solicitó el ascenso a Ayudante Consultor, el 25 de julio de 1797. El empleo que ostentaba era el de primer médico-cirujano, equivalente a teniente de navío de la Armada o capitán en el Ejército y el empleo de ayudante consultor, ayudante de cirujano mayor, ayudante de embarco, ayudante director, o maestro consultor en el Colegio de Cirugía; era todo lo mismo, dependiendo del destino, y equivalía a capitán de fragata o teniente coronel. En esta época no había empleo de comandante. La solicitud no debió resolverse favorablemente porque hemos visto que años después continuaba como primer médico-cirujano. No sabemos si en fechas posteriores le fue concedido el merecido ascenso.

BIBLIOGRAFÍA

ROCA NÚÑEZ, J. B. “El Hospital Militar de San Carlos durante el asedio francés a la Villa de León en el contexto de la Guerra de la Independencia española”. Bicentenario del Hospital de San Carlos. San Fernando (Cádiz). 1809-2009, pp. 273-284. Ministerio de Defensa, 2009
ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Médicos y cirujanos, Boticarios, Sangradores, Enfermeros, Socorristas, Victimas y Hospitales. Publicaciones del Sur Editores. Sevilla, 2011
ROCA NÚÑEZ, J.B. “Médicos y cirujanos militares durante el asedio francés a la Isla de León”. Salud y enfermedad en los tiempos de las Cortes de Cádiz. BLANCO VILLERO, J. M. GARCÍA-CUBILLANA DE LA CRUZ, J. M. (Eds.), pp. 247-265. UCA. Sílex. Madrid, 2013
ARCHIVO GENERAL DE LA ARMADA ÁLVARO DE BAZÁN. Legajo nº 2898/28

lunes, 9 de febrero de 2015

Manuel Álvarez. Cirujano de la Armada y del Ejército


Manuel Álvarez González. Cirujano de la Armada y del Ejército

Si bien; los médicos y cirujanos que habían cursado sus estudios en el Real Colegio de Cirugía de la Armada, en la ciudad de Cádiz, una vez finalizada la carrera y habiendo acreditado su preparación mediante examen final, podrían ser nombrado segundos cirujanos de la Armada, o en su defecto: segundo cirujano provisional; no siempre se daba esta circunstancia y el facultativo podría optar por ejercer la profesión en la vida civil o ingresar en el Ejército. No obstante, el caso de Manuel Álvarez es diferente. Se trata de un cirujano que sale del Colegio de Cirugía de la Armada y es nombrado segundo cirujano; como tal es destinado a un buque de la Armada. Después de algo más de dos años lo encontramos en el Ejército, valiendo al parecer el tiempo de servicio en la Marina. Si bien; durante la Guerra de la Independencia se dio esta circunstancia, no es este el caso, pues este hecho ocurre bastantes años antes. Vamos a tratar de recomponer la trayectoria profesional de este curioso cirujano.
1777: Colegial en el Colegio de Cirugía de la Armada.
1782: Segundo Cirujano de la Armada
1785: Cirujano del Regimiento de Infantería Granada
1789: Cirujano del 3º Batallón del Regimiento de Infantería Burgos
1793: Continua en el mismo destino
Manuel Álvarez, nació en Écija. Hijo de Manuel Álvarez y de María González, vecinos de esta localidad sevillana. Permaneció cursando sus estudios en el Real Colegio de Cirujanos de la Armada, durante un periodo de 4 años, 3 meses y 21 días. Hemos de tener en cuenta que con anterioridad a 1791, las carreras de medicina y cirugía estaban separadas en la Armada. Cuando se unen, la duración es de 6 años en vez de tres. Por lo tanto; nos llama la atención esta duración de algo más de tres años. La cuestión es que el conocidísimo Cirujano Mayor de la Armada Francisco Canivel, a la sazón Director del Colegio, le entrega el título de Bachiller en Filosofía, el día 17 de noviembre de 1780. Debió continuar en el Colegio hasta el 9 de abril del 81, en que como segundo cirujano de la Armada embarca en la fragata Santa Rufina. Esta embarcación, construida en Cartagena y botada en 1777; en el mes de abril de 1781 formaba parte de una división, junto al navío San Miguel, fragata Asunción, urca Bizarra y balandra Grulla. En la segunda mitad del 81 participa en las operaciones navales de recuperación de Menorca y su puerto de Mahón, en poder de los ingleses. Forma parte de la escuadra del brigadier Buenaventura Moreno y está al mando del capitán de fragata Pedro de Cañaveral y Ponce. Manuel Álvarez permanece embarcado en este buque hasta el 18 de diciembre de 1782. Tenemos referencia de sus servicios prestados, de los que se dice: En cuyo barco desempeñó las funciones de su cargo con el máximo celo, actividad, y acierto, atendiendo con esmero a los heridos y enfermos, tanto en el sitio y toma de Mahón, como en las diferentes comisiones que se encargaron a la expresada fragata: Se halló en el bloqueo y sitio de Gibraltar, donde por su honradez, aplicación y singular actividad, fue destinado a uno de los Hospitales de Marina, en el que tuvo excesivo trabajo por los muchos heridos en las Baterías flotantes, a los que examinaba y curaba con la mayor caridad, agilidad, prontitud y acierto, y en ello acreditó un loable amor al Vº Servicio hasta que habiendo enfermado gravemente tuvo que retirarse para ponerse en cura y últimamente permaneció en la campaña en Francia desde el mes de octubre del 94 hasta que se verificó la Paz.
El Regimiento de Infantería Granada, durante los siglos XVII y XVIII había participado en dos guerras frente a Portugal y en otras dos frente a Francia, así como en guerras contra Inglaterra. Había estado en el asedio a Gibraltar y en una defensa de Ceuta, en la reconquista y defensa de Orán, y en guerra en Italia. Pero en 1785, cuando Manuel Álvarez estuvo destinado en él, no tuvo, al parecer, acciones de campaña dignas de mencionar. Fue más tarde, en la campaña del Rosellón de 1793 a 1795, cuando el Regimiento tomaría el sobrenombre del Arrojado.
En 1789; nuestro cirujano había pasado destinado al 3º Batallón del Regimiento de Infantería Burgos. Dicho Regimiento que tomaría más tarde el apodo de El Sol, fue creado en 1694, en la ciudad de Burgos, y en sus comienzos fue conocido como Tercio Provincial Nuevo de Burgos. En 1704 es cuando toma la estructura de regimiento. Durante los siglos XVII y XVIII había participado en numerosas campañas: guerras con Francia, defensa de Ceuta, Guerra de Sucesión, campaña de Italia, guerra  con Portugal, campaña de Argel, guerra con Inglaterra, participando en el Sitio de Gibraltar. De 1793 a 1795, cuando Manuel Álvarez está destinado en él, participa en la Campaña del Rosellón. Después de ser ejecutado Luis XVI de Francia, el 21 de enero de 1793, España firma con Gran Bretaña, la Primera Coalición contra Francia. La República francesa declarará la guerra a España, el 7 de marzo de este año. El capitán general del Ejército de Cataluña es Antonio Ricardos Castrillo, el cual con la ayuda de una escuadra anglo-española y un ejército portugués, obtiene algunos triunfos, pero van a surgir dificultades logísticas y determinados percances, incluida la muerte del general Ricardos, por neumonía. El ejército francés, reorganizado, al mando del general Jacques François Dugommier, el cual había sido nombrado Jefe del Ejército de los Pirineos Orientales; logra arrojar a los españoles del Rosellón para penetrar posteriormente en Cataluña, las Vascongadas y Navarra, llegando hasta Miranda del Ebro. Manuel Godoy, firma por separado, con Francia: La Paz de Basilea, el 22 de julio de 1795. Francia se retira de los territorios ocupados. España cederá a Francia la parte española de la isla: La Española, reconocerá a la República francesa y se normalizarán las relaciones comerciales. Por este hecho, a  Manuel Godoy se le conocerá como: Príncipe de la Paz.
En fechas posteriores; no tenemos datos de la actividad de nuestro cirujano militar. Sabemos que en marzo de 1798, fecha en la que se firma su Hoja de Servicios, cuenta con 44 años de edad. En el año de 1805, el Regimiento de Infantería Burgos figura embarcado en la escuadra de Federico Gravina, participando en los combates de Finisterre y Trafalgar. No tenemos noticias de que Manuel Álvarez siguiera destinado en dicho Regimiento. Por otra parte; aunque aparece el nombre de Manuel Álvarez en una relación de cirujanos del Ejército destinados en el recién abierto Hospital de San Carlos, en la Isla de León, durante 1809, tampoco tenemos datos acreditativos de que este cirujano estuviera en dicho centro.
Sabemos que contrajo matrimonio en la localidad de Ayamonte, provincia de Huelva, con Josefa Crespo Romero. La boda se celebró en la Iglesia Nuestra Señora de las Angustias, de esta localidad, el día 10 de mayo de 1801. El matrimonio tuvo cuatro hijos: Josefa, Manuel, Antonio y José. El día 12 de septiembre de 1810 fallece Manuel Álvarez, en la misma ciudad de Ayamonte, siendo sepultado en su cementerio, en un nicho de la Cofradía del Santísimo Sacramento, de la que era hermano. Su viuda reclamará la pensión, figurando Manuel Álvarez como cirujano del Ejército, retirado.



BIBLIOGRAFÍA

ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Médicos y cirujanos, Boticarios, Sangradores, Enfermeros, Socorristas, Victimas y Hospitales. Publicaciones del Sur Editores. Sevilla, 2011
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HISTORIA NAVAL DE ESPAÑA Y PAÍSES DE HABLA ESPAÑOLA, todoavante.es
WIKIPEDIA, wikipedia.org